Capítulo 8

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"Saber perdonar y ser perdonado"
Aprender a decir perdón es algo que a algunos les cuesta. Claramente, Keith era uno de ellos.
¿Por qué decía que solo algunos? Bueno, Shiro es un buen ejemplo. Siempre ofrecía sus disculpas hacia Keith cuando cometía hasta el más mínimo error. En cambio, Keith se esforzaba en no fallar para no estarse disculpando todo el tiempo (no, no malinterpreten: Shiro es muy bueno en lo que hace), y sí, era algo rencoroso.

Shiro caminaba de un lado a otro de la sala mientras que el menor se encontraba sentado sobre el sofá, apoyando sus codos sobre las rodillas y las manos a ambos costados de su cabeza. En cuestión de segundos, Shiro se detuvo en seco y permaneció inmóvil. Keith, mientras se remordía la conciencia, desvío la mirada y vio a su hermano. Este inmediatamente le visualizó por un rato, para finalmente encontrar la salida al problema de la forma más adecuada.
—"Vas a tener que disculparte."



...


—"¿Pero quién ha sido?"

Todo ser en la casa tenía puesto su interés en Lance, entre que sostenía una bolsa con hielos sobre su ojo para reducir la hinchazón y, de vez en cuando, soltar algún quejido de dolor. Sus hermanos mayores se burlaban de él, y este les vociferaba sobre lo tanto que los odiaba; no obstante, siguieron con las risas. Lo que hizo enfadarlo más.

Una señora de mediana edad se interpuso entre el que se encontrara alrededor de Lance, interrumpiendo el show de chistes que disfrutaban, únicamente sus hermanos.

—"Ay, mijo. ¡Mira na' más como traes eso!" Se quejó inmediatamente, cuando retiró de forma delicada y amorosa la bolsa de hielo que sujetaba el moreno.

—"No te preocupes, mi niño. Sigues estando igual de guapo." Dijo la abuela con voz áspera y débil, sentada en otra silla de la cocina. Lance sonrió de manera dulce ante aquel comentario tan agradable.

—"Gracias, bita."

—"Parece que se ha pintado con el delineador de Elena." Ha dicho el hermano mayor de Lance, mientras se cubría la mitad del rostro para ocultar la gran sonrisa de burla que tenía. Lance soltó un gruñido, recordando que tenía todavía aquellos dos encima.

—"Eh, hermanito" La fémina anterior mencionada se acercó a un lado en donde se encontraba Lance, mientras reposaba el antebrazo sobre su hombro. "Si tanto querías aprender a maquillarte, me hubieras dicho."

Y así, ambos mayores estallaron en carcajadas.

—"¡Mamá! Diles que paren." Chilló el moreno, mientras les dirigía una mirada de muerte hacia estos dos.

—"Oh, es cierto" La mujer hizo una pausa, mientras colocaba una especie de crema sobre la parte del ojo izquierdo de Lance. "Me he encontrado unas hojas sobre el piso de la sala, pensé que era basura así que las tiré."

—"¿Qué? ¡Mamá!" Instantáneamente, aquellas palabras lograron alterar a la fémina, tornando su rostro lleno de pánico. "¡Eso era mi proyecto!"

—"Oh, ¿en serio?" Respondió, dejando en claro que sabía lo que eran aquellas hojas.

—"¡Argh! ¡Voy a tener que ir otra vez al centro de impresiones!"

La chica se alejó de donde estaban para ir directamente a tomar su sudadera y llaves, luego salir del hogar cerrando la puerta de un portazo. El hermano mayor se carcajeó aún más, pero no tenía idea de que era el siguiente en pagar.

—"Oh, Rafael" Para esto, la mujer había acabado de poner la crema en el ojo hinchado. Por lo que se dirigió hacia al mencionado mientras se acomodaba la ropa. "Sacudí ya tu violonchelo, pero olvidé decirle a tu padre que estaba en el patio-..."

—"¡NIEBLA, NO!"

Su madre, la abuela y Lance dirigieron la vista hacia donde provenían ladridos de perro. Y eran justamente del patio.

Su padre solía sacar a Niebla, un San bernardo del tamaño promedio de un potro al patio para que se refrescara. Y también, era el lugar en donde solía tocar Rafael el violonchelo. Rafael abrió la puerta hacia el patio, encontrándose con el lindo perro que le esperaba sentado. Lance, era ahora el que se carcajeaba de tal hecho.

La madre de Lance, al ver a su hijo menor tan divertido, sonrió de lado a lado satisfecha. Este, poco a poco fue calmándose y de igual forma dirigió la mirada a su madre.

—"A veces no entiendo como lo haces, mamá." Lance, mientras se limpiaba una pequeña lágrima que había salido por la risa.

—"Hm, eso es un secreto." Respondió, tomando a su hijo por el rostro con ambas manos, con el cuidado de no lastimarlo; casi como si estuviera hecho de porcelana y se fuese a romper en cualquier momento. "Además, se lo tenían merecido." Agregó finalmente, con un pequeño beso sobre la frente de su hijo, comenzando a reír. Lance hizo lo mismo después.

Aquello era la rutina de día a día de Lance, tener que soportar las bromas pesadas de sus hermanos mayores, pero venga: que él no es tonto y sabe como jugar. Su madre, tan dulce y paciente como siempre, salía de vez en cuando en defensa suya, mientras que su abuela quedaba expectante de todo lo que sucedía dentro de la casa. Su padre casi nunca estaba debido al trabajo que tenía y, el mismo que causó la mudanza y el cambio de escuela tan repentino.

Ni siquiera tuvo tiempo para despedirse de Keith.

Keith, ¿qué había pasado con él? Entendía el concepto de cambiar, de que la gente con el tiempo lo hace junto con su visión del mundo. Pero, ¿en serio estaba tan enojado con él? En cierta forma se sentía mal por dejar atrás a su amigo... ¿o ni siquiera podía llamarle así ahora? Lo más seguro es que no, después de todo el daño que ha causado y lo inservible que es para Keith ahora.

Lance se encontraba mal, pero no; en la cocina, en frente de su madre y abuela no era el mejor momento. Detestaba hacer preocupar a su madre, ella ya tenía suficiente con lidiar con las peleas que hacía con sus hermanos, y sobre todo, los problemas que empezaban a brotar en la familia.

Ahora la única forma de ayudarle era con guardar silencio y tratar de evitar pelear frecuentemente con sus hermanos.





...





| ¡Hey! Por fin la actualización, sorry. Los que habrán leído el mensaje que publiqué en el tablero estarán enterados de que no pude actualizar el domingo ni el lunes. Básicamente, no escribí nada en la semana y como mala escritora y confianzuda me dije "Lo terminaré todo el domingo". Pero no, salió un asunto familiar, y luego el lunes también... so, mis disculpas más sinceras.

Ahora, si estás leyendo esto, te habrás dado cuenta de que me he enfocado más en la familia de Lance. Y sí, van a volver a aparecer en el fanfic (aunque no tan seguido).

Si te has confundido con los nombres, aquí abajo los dejo (incluyendo también el de los padres de Lance y edad de cada uno de los integrantes de la familia).

Sin más que decir, me despido~|








Elena: Hermana del medio (mayor que Lance, menor que Rafael), 20 años.

Rafael: Hermano mayor (mayor que Elena y Lance), 22 años.

María: Madre de Lance, Rafael y Elena, 44 años.

Adam: Padre de Lance, Rafael y Elena, 47 años.

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