Capítulo 9

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El día era soleado, no había nubes en el cielo y el clima era caluroso. Segundo día de clases, estación verano.

Keith arrastraba los pies sobre la grava encorvado. Notablemente había sido obligado a ir ese día, porque claro, ¿qué mejor forma de escapar que faltar a la escuela? Shiro, como buen hermano ejemplar le obligó ir solo por el hecho de que tenía que rendirle cuentas a Lance; y a rendir cuentas se refería a que debía pedirle perdón por lo que hizo.
"¿Cómo rayos le voy a pedir perdón?" Pensó, mientras pasaba sus delgados dedos por su cabello y despeinaba unos mechones.
—"Hey, atarantado."

La voz chillona de Pidge se asomó por los pensamientos del azabache, Keith soltó un gruñido y dio media vuelta para ver a la de cabellos castaños.
—"Qué quieres, Katie."
—"¡Que no me llames así!"

Sabía que lo hacía nada más para molestarla, y muy a propósito. La de anteojos redondos se colocó a lado de su compañero, a la vez que este comenzaba a caminar a su lado.
—"¿Cómo te fue ayer?" —Inquirió la fémina.
—"Ugh, no me lo recuerdes." —Dijo Keith.
—"¿Uh? ¿Acaso descubriste quién era el espía?"
—"... Sí, y hay problemas."

Pidge, al escuchar aquello anterior enarcó ambas cejas; ¿problemas?, ¿ellos? ¿No se suponía que el supuesto espía debía tenerlos? Las preguntas le carcomían la cabeza, pero, si Keith decía que tenían problemas era seguramente porque él había hecho algo.
—"Te contaré todo en el salón." —Dijo Keith, acelerando el paso y dejando atrás a la de menor estatura.
—"... Uh, claro." —A esa distancia el de ojos violetas ya ni le podía escuchar. Por lo menos ya divisaba la puerta principal del colegio.
Lo que más le sorprendió fue que Keith no entró, sino que fue al baldío que se encontraba a un lado.

Al fin y al cabo, le contaría todo en el salón.

...


¿Una margarita? no... ¿Hierba? no...

El azabache se arrastraba sobre la tierra en busca de aquella pequeña planta. Recordando las palabras de su hermano mayor sobre pedir disculpas.

—"Y lo tendrás que hacer a tu modo."

—"Ugh, odio esto." —Dijo este, realmente se estaba hartando de arrastrarse como gusano por la tierra. Y cuando vio todas sus esperanzas perdidas, fue el justo momento en el que sus ojos se posaron sobre aquella planta.
Justo la que buscaba.

...

El timbre sonó, no había ni una sola alma en los pasillos. Lo que asimilaba a que las clases habían empezado ya, y él, claro: vagando por los pasillos.
Estaba nervioso, ¿la razón? No lo sabía, pero pensar en el plan que realizaría lo estaba provocando náuseas.
Al llegar a la puerta, escondió en un bolsillo la pequeña planta, y mientras recuperaba el aliento; llamó a la puerta dos veces.

Al cabo de un rato, una mujer bastante delgada abría la puerta. A la par que lo invitaba a pasar; Keith, sin dudarlo entró al aula.
Rápidamente divisó su asiento, y la coincidencia de encontrarse con los orbes azules de su compañero de banca, que al instante apartó la vista.
Sí, estaba ocultando el gran moretón que le había dejado el día de ayer.

Aquello sólo hizo que se sintiera más culpable que antes.

—"¿Qué onda contigo?" —Dijo Pidge, cuando Keith se dejó caer con pesadez sobre su asiento.
—"Silencio." — Mencionó la profesora, que volteaba a ver a todos los alumnos para saber de quién se trataba.
—"... Te contaré más tarde."

Y con eso, Pidge se concentró el resto de la clase y otorgando de vez en cuando datos a la profesora sobre el tema del que hablaban.
Por primera vez, Keith prestó atención en clases, no sin antes de ver al moreno; el cual solo hacía garabatos sobre su cuaderno.

"Ojalá no se marchite para la hora de la salida."

...

—"Ahora sí" — Pidge, que enarcaba una ceja y se cruzaba de brazos, miraba expectante al adverso. "¿Qué rayos pasó contigo? Llegaste tarde incluso cuando los dos veníamos caminando al colegio."
Cuando sacó la planta del bolsillo, aún se encontraba intacta. Un suspiro de alivio salió de su boca, para luego tomarla con ambas manos y mostrársela a la de menor estatura.
—"Creo que es hora de que pida perdón."
—"¿Qué? Keith, qué diablos." — La fémina observó con asco la planta; sí, no eran fan de las plantas. Keith rodó los ojos ante la reacción de la contraria, proseguido de un rezongo.
—"¿Sabes hacer cartas pidiendo disculpas?" —Keith dejó el diente de león sobre su banca, mientras sacaba de su mochila una pequeña hoja de papel, y un curioso dibujo.
—"¿Que si sé? Por supuesto." — Contestó ella.
—"Necesito tu ayuda, entonces."
La mencionada quedó en silencio por un par de segundos, para después colocar sus manos sobre las caderas. Keith se levantó y observó de la misma forma a su compañera.
—"... Está bien, hagámoslo."

Y con eso, los dos se pusieron manos a la obra.

...




El timbre sonó, y con ello, todos salieron de la sala de tecnología hacia el aula de clases. Pidge y Keith eran los que iba en frente, mientras que el resto del grupo iba atrás platicando.
—"Hey Keith, ¿sabes qué significa?" — Dijo Pidge, mientras le daba un codazo al azabache y este soltaba un quejido de dolor.
—"Tch, deja de molestar." — Contestó, ante el intento de querer molestarle. Keith podía estar de lo más normal, pero por dentro estaba muriéndose de nervios.
Adelante de él, Lance iba hablando con uno de sus compañeros; parecía estar tranquilo.
¿Qué habrá pensado de él? Sí, sabía que la mayor parte de las cosas que dijo no eran adecuadas y que sí se había pasado un poco con su compañero. Pero, ¿acaso era difícil decir que te cambiabas de escuela?

Al llegar al salón, Keith entró corriendo por su mochila para después salir junto con Pidge. Ahora los dos estaban esperando a que Lance viera lo que estaba en su banca.
Sí, lo más discretos que se podía, observaban detrás de la ventana al moreno.

En la banca del moreno se encontraba una pequeña carta y el dibujo a crayola que hicieron en jardín niños, junto con el pequeño diente de león.
—"Mira, alguien se acerca a ver lo que hay también." — Apuntó con el dedo índice hacia una chica; pelirroja, alta y de piel pálida. Muy guapa, y que ya llevaba arrastrando a un montón de chicos; pero Keith no se sentía atraído por ella.
La chica se acercó a Lance, e inmediatamente cuando notó su presencia, ambos se pusieron a platicar. Keith aguardaba en silencio, de vez en cuando caminaba por el pasillo para no quedar como raro detrás de la ventana. E incluso llegó a ponerse su gorra y unos lentes para el sol que tenía guardados en su mochila.

Pidge estudiaba el comportamiento de ambos; la chica, que a cada segundo se enrollaba un mechón en el dedo (un estilo de coqueteo, bastante conocido) y Lance se llevaba la mano a la nuca y reía nerviosamente.
—"Que asco." — Dijo en conclusión.
—"¿Qué?"
—"Eso, le está dando una carta."

Keith, al oír eso, se acercó a la fémina y mantuvo una posición como si estuvieran charlando. Justo lo que vio, era la pelirroja dándole una carta a Lance; y este la aceptaba.
En un momento, la chica de cabellos rojizos observó su carta, y volvió a dirigirse hacia el chico. Quién sabe que le habría dicho, pero el moreno también dirigió la vista hacia la carta con el diente de león.
—"¿Por qué no la toma y la lee?" —Dijo Keith.
—"Déjame ver."
—"No" — Respondió él, mientras se cruzaba de brazos. "Tengo que ver qué hace."

Lance, se volvió a dirigir a la chica, mientras se encogía de hombros y soltaba una pequeña risita. La chica tomó el diente de león y lo sopló; haciendo volar los pequeños pétalos.
—"Esa maldita..." — Dijo Keith.
—"Lo sabía, era un estorbo." — Contestó Pidge. Keith volteó a verla, y resultaba que los dos tenían la misma expresión en aquel momento.

Lance tomó su mochila y acompañó a la fémina por la suya, aún quedaban 2 personas dentro del aula aparte de ellos. Por lo que parecía que estaban esperando a alguien.
Keith no se fijó si este había tomado la carta, así que prefirió esperar a que todos se fueran para entrar y revisar su asiento.
—"Awh, ¿pero quién te ha hecho eso?" — Se escuchó la voz de una chica, exactamente la de la pelirroja. Estaba saliendo del aula con Lance a su lado; Keith sintió algo... no sabía cómo describirlo, pero detestaba el tono que utilizaba la fémina con Lance. Le daba ganas de separarla de lado del moreno.
—"Sí, es una historia larga." — Esta vez, la voz era de Lance. Que sin darse cuenta había pasado en frente de Keith. Seguramente, terminaría contándole la verdad a la chica.

Cuando no quedó nadie dentro, Keith y Pidge entraron al aula y se dirigieron al asiento de Lance. En donde vieron pequeños pedazos de papel tirados en el suelo.
Ni una carta.
—"¿Acaso se la ha llevado?" —Dijo esta, mientras buscaba bajo el asiento el sobre por si se le había caído.

Pero Keith supo que Lance no había tomado su carta, ni que la había leído.
Porque, entre esos pedazos de papel, se divisaba un "Ke" y "Ce" hecho por un niño con mala caligrafía, hace mucho tiempo: con una crayola.

No era nada más ni nada menos que un recuerdo hecho trizas.
—"... Me largo."
—"Espera, Kei-"

No, no quería escuchar más. Esto era lo que ganaba siendo honesto y buena persona con alguien...

hecho pedazos.

Ahora sólo quería borrar aquella imagen de su cabeza, y que mejor forma de huir corriendo de él.







| ¡CHICOS, sólo vengo a decir que gracias por los 4k! AAAAAAAA ESTOY SÚPER ALEGRE DLDLDÑDÑÑDÑDÑDÑD.

HE HECHO MÁS LARGO EL CAP, VALE. EN SERIO QUE ME GUSTA QUE LES GUSTE.¿?¿?

EN FIN, DEJO DE GRITAR. BYE. |

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