Capítulo 11

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Ya estoy en la puerta. tengo el rodillo, y hace frío. ábreme

Sobé mis brazos con insistencia, rogando para no morir de hipotermia.
Estúpido Fred y su tonta altura.

Entonces escuché pasos rápidos, y alguien por fin llega a abrirme la puerta.

- ¡Bon! - dijo alegre. - Pasa, trae el rodillo y ayúdame a pintar.
Traía un overol de plástico manchado con pintura que lo cubría casi de pies a cabeza. Tenía una colita alta, y unas alpargatas que supuse que eran de mujer por el particular diseño de gatitos en ellas. - Te dejé un overol y el dinero del rodillo en mi cama arriba. - dijo tras cerrar la puerta.
Yo solo subí y me quite la mochila, preparándome para empezar; Me puse el overol y me quité los zapatos, quedándome en medias y rogando no haber dejado ningún clavo la última vez que vine. Haber sacado las cosas grandes que iban en el estudio había sido un trabajo en sí mismo, y Bonnie se había sentido ciertamente culpable cuando el segundo día tomó más trabajo que el primero, pero si era honesto, me gustaba esto de mudarse, era en cierta forma divertido, y creía que en era en parte gracias a cierto vecino.

Cuando Baje allí estaba “el rey de Roma”, pintando con la lengua afuera, subido a una escalera tratando de llegar a lugares demasiado altos con su gran brocha de pintor.
Yo solo tomé mi gran brocha y le até un palo de escoba al mango con dos banditas elásticas rosadas que encuentro en la barra de la cocina.

- Déjame ayudarte - me acerco a él, subiendome a la escalera
- Pinta más arriba que no llegas a los extremos
- si lo hago pintaré el techo
- Pues déjame que lo hago con la brocha. - bajó y tomó una brocha del piso. La empapó con pintura, y sin delicadeza alguna, la levantó hacia arriba.
Mierda.
- Perdón - dijo muriendose de risa.
Sentía como toda mi cara estaba color huevo.
- ¡Perdóname por esto! - y le rodille la cara de pintura.
- Oh, señor Smith, ha declarado la guerra.

- Oye Bonnie - digo y me paso la toalla por el cabello, haciendo una breve pausa para después continuar - ¿cómo sabías mi apellido?
- ¿Dije tu apellido? - dice haciéndose el desentendido
- Estoy bastante seguro que dijiste Smith
-¿Tengo mis contactos...? - dijo; sus gafas empañadas pero sobre sus ojos y el cabello aún a chorros.
- Ajá, claro. - dije pasándole la toalla.
- Bueno, admito que busqué tu número en la guía telefónica vecinal - dijo sacudiéndose el cabello en la toalla.
- ¿Para qué? - pregunté sentándome en la cama
- Por si… - dudó, sacándose los lentes por un segundo, limpiándolos con la remera - Por si era de mentira. -

Lo miré, pensando en que tenía sentido. Quizá podría parecerle raro a alguien como Joy, que no tiene miedo de pedirle el número de teléfono a nadie, y jamás dudaba de la legitimidad de una persona (actitud que me parecía infantil) pero sin duda era algo que podía ver a alguien haciendo; aunque mentiría si dijese que ese alguien tomaba la imagen de Bonnie. Pero en ese momento, mientras lo miraba intentar quitar una mancha de sus lentes con tanta insistencia que no parecía normal, solté una risa y decidí no preguntar nada más. Fue entonces que tomé mi celular y vi la hora; 8:56

- Mierda tenía que comprar la comida.- pensé en voz alta. - ¿crees que el chino esté abierto?
- Come aquí, iba a pedir pizza de todos modos. - dejó la toalla, y fue directo a buscar su celular descartado en la barra
- ¿Te gusta con piña? - pregunto sin siquiera percatarme que lo hago sino hasta después de que las palabras salen de mi boca
me miró fijamente por un segundo - ¿te gusta la pizza con piña?
Ni Meg ni Joy la toleraban, decían que era horrible y luego procedían a comer una con anchoas como si fuese algo normal. A mi padre Tampoco le gustaba, en mi familia los único a los que le gustaba la pizza con piña éramos yo y…

Bonnie me miraba, expectante, ya habían pasado unos sólidos 2 segundos demasiado largos para ser normales y solo me sale balbucear
- Yo... - arrastre mis palabras según miraba sus ojos curiosos - algo. ¡Es decir me gusta pero no tanto! ¡Sé que es horrible así que no tienes que pedir... - digo moviendo mis manos como un tarado hasta que Bonnie decide que es mejor interrumpirme
- Yo la encuentro especial, sin duda muy poco valorada - dice mientras deja su anterior pausa en el olvido y toma el celular entre sus manos
- Tienes razón, no podría contar cuantas veces mi… p- pauso por medio segundo, un pequeño tropiezo mientras camino hacia la barra- Mis amigas dijeron que la odian.
- Pues yo agradezco no ser esas amigas con mal gusto, si quieres pido una con piña para nosotros los cultos - dijo en modo de broma, alegre, exagerando las palabras. - En esta casa jamás entrará una hawaiiana y saldrá con vida para contarlo

Yo solté una risa, y recordando que era nuevo en el vecindario (Por lo que no sabía que era “La pizza de T&E”) le paso el número que andaba cómodamente guardado en mi teléfono. Al rato la pizza llega y al abrir la caja se siente un inconfundible aroma a faina, queso, y un toque agridulce

-Probablemente fue Town el que estaba a cargo hoy, se nota en la piña. - cierro la tapa y me concentro en el calor que la caja irradia. Es cómodo e incluso reconfortante

Bonnie va hacia una mochila roja en la esquina cerca de la puerta y la deja en la mesada. Una vez ahí toma un paquete de moritas y unas papas, y de repente soy el  soltero más feliz del mundo
- ¿Te gustan las papas sin aderezo? - pregunta meneando la bolsa- Ni siquiera tengo una feta de Cheddar porque necesita heladera, pero si te convencen las moritas como postre entonces servite. - toma el paquete de gomitas y lo deja junto a mi a modo de invitación
- Amo las papas, esto es mejor que diez cafés - un puñado lleno de papas va directo a mi boca, y no puedo evitar una sonrisa

Por un buen momento Bonnie no dice nada. Solo se queda pensativo mirando a un punto en el espacio hasta que finalmente logró decir

-Okey: Tengo una idea, pero tienes que seguirme
- ¿Okey...? - respondí confundido.
Bonnie me guía con impaciencia hasta el balcón, me abandona por unos segundos para entrar al estudio y vuelve con una relativamente pequeña escalera; Coloca la escalera en el otro extremo del balcón y la apoya justo sobre el marco de la puerta, la traba con un pequeño fierro que la misma escalera posee, y dándole un zarandeado de prueba se da por hecho. Tras un rápido contacto visual que solo  me llena de aún más dudas, él solo sube al primer escalón, sin dejarme tiempo para pensar mucho

- ¿Que haces Bonnie?
-¿Qué parece que hago? - responde sarcásticamente- Subo la escalera.

Una vez llega al final deja la comida en el borde y la empuja hacia dentro, se alza de puntas de pie y se agarra directamente del borde del edificio. Una flexión y ya puede poner una pierna encima, y antes de que pueda parpadear ya está en el techo, expectante, mirándome con curiosidad

- Ven, sube -dijo tendiendome una mano
- ¿Estas loco? ¡No puedo hacerlo! ¡Los ataúdes son caros!
- Probablemente mueras si sigues con esa actitud, ¡Así que vamos, sube!

Puse un pie en el primer escalón y probé subir. La escalera se tambalea un poco ante mis inseguros pies, pero doy otro, y otro y otro paso hasta que llego al final.

- Bonnie… No creo poder...
- Dios mío Bon: te he visto levantar muebles, estoy seguro que puedes con tu propio peso

Doy un suspiro y decido confiar en Bonnie, viendo que llego fácilmente al borde si tan solo alzo bien los brazos.
Una flexión y logró apoyar mi cuerpo entero en el sólido y encantador suelo de concreto

- ¿Ves? Si eres alto como tú es pan comido.
- Me ayudo a levantarme y una vez ya estaba sobre mis pies, él se movió hasta el centro, y se detuvo al lado de un mástil.
levanté la vista y vi una canasta algo grande que estaba colgada cual bandera, y arriba de ella, se encontraba una pintoresca soga para ropa, similar a la que usaba en la escuela para saltar la soga cuando no estaba obligado a jugar fútbol con los varones.

Él tomó la gran canasta y la abrió. Sacó una gran lona y la puso de forma algo brusca en el piso. Se acercó a cada uno de los extremos y con paciencia los ató a unos ganchos con arandela que sobresalían tímidamente del suelo.

- No sabes lo que me costó pedir estos cositos! - terminó de atar la cuarta punta  de la lona, y señaló al gancho- Pero valió la pena
- ¿Dónde estamos?
- ¡Estamos en mi terraza! mi abuelo me traía aquí siempre; me alegró notar que no la tocaron - dijo con una sonrisa - pero quitaron la escalera.- finalizó con un puchero- Muchas veces comíamos aquí y mirábamos estrellas con el telescopio.
- ¿Era astrónomo o algo así?
- Astrólogo en realidad - corrigió, sentándose en la lona e invitándome a acercarme, pausando su charla hasta que me acerqué- No me has contado nada de ti
- Pues… no soy de hablar mucho de mí - divagué
- No importa si no cuentas tus más oscuros secretos y anhelos - hace una dramática pose y por un momento se me escapa una sonrisa- Con saber tu color yo me sentiré a gusto. - terminó tranquilo, tomando una porción de pizza. - Además yo te conté sobre lo del balcón la otra vez, tienes con qué amenazarme - me da unos codazos juguetones y se me escapa una media risa
- Me gusta el turquesa - respondí- el celeste también es lindo... Pero no tengo ningún color favorito
- Él mío es el violeta - dice y tira una sonrisa a través de la pizza - me haces sentir infantil de que tengo uno.
-Nah, es solo cuestión de gustos

Digo, y pienso que la conversación va a llegar a un silencio algo extraño hasta que Bonnie habla, probandome lo contrario

- Hablando de gustos, ¿Estudias? - preguntó y dio un gran bocado de  su pizza, un poco de queso se derrama y su cara me causa gracia
- Arquitectura. - digo y me llevo una porción a la boca
- Debe gustarte porque dicen que seguir arquitectura es no dormir.
- No me gusta demasiado, pero no tengo tantos proyectos, estoy recién salido del CBC* y todavía soy nuevo a la carrera. - digo y ahora soy yo el que lidia con una tira de queso- Aún así hay días que no duermo
- Ya veo, Ya veo- repite pensativo - para eso el café del otro día, ¿no?¿Tomas mucho de eso?
- no diría mucho, tomo como dos al día no sé.
Larga una risa, viendo como estoy luchando con el queso de mi pizza y atónito, continúa- ¿Eso es poco? ¿Te encanta el café o me dirás que es adicción? - dice bromeando
- De hecho - digo y termino mi porción - no me gusta el café.
- ¿Y porque haces tantas cosas que no te gustan?
- Te pasaste de preguntas - lo detuve para no contestar - además, si esto es como uno de esos juegos de 20 preguntas esa no vale porque es como tres en una. - finalizo mirándolo, agarrando una nueva porción, y apuntandole con ella. - ahora te toca a ti ¿Que estudias?
- Voy por el primer año de artes plásticas. También estudió música en un instituto los viernes por la noche y los sábados por la madrugada. - dijo terminando de masticar. - Voy yo; ¿Que te hace estudiar arquitectura si no te gusta?
- ¿Oye no se supone que me sigue tocando a mí?
- Nop, tu eres el que inició el juego de 20 preguntas esta es mi primera.
doy un soplido pero aún así respondo- Mi padre decía que lo que quería estudiar era... - dudé - tonto. Por eso estudié arquitectura que supongo que es parecido.
- ¿Qué querías estudiar?
- Artes plásticas, u otra cosa - dije variando - Esas fueron la segunda y la tercera, me tocan dos.
- No respondiste bien mi pregunta. - dijo con la boca llena, y continúo con un pucherito - no vale.
- bueno está bien solo una pregunta. - dije, y se me escapa una sonrisa. - Nunca te escucho irte, ¿Cómo le haces para vivir?
- Vendo algunas de mis prácticas a quienes no terminan sus proyectos y necesitan algo que presentar como tarea y mi mamá me ayuda con las facturas. - terminó tomando otra porción - ¿Por qué tomas taanto café?
- El olor me gusta, y una amiga es fanática. Lo malo es que me enteré que le pone azúcar cuando le dije que lo tomaba negro.
Una piña se le cae de la porción y se me escapa una sonrisa ante su cara de total decepción- Pero eso tiene sentido. - termina diciendo, totalmente ofendido por mi risa
- ¿Que cosa?
- No tomarías café solo porque una amiga lo toma.
- ¿Por qué no? - cuestiono
- Porque no tiene sentido.
- Es mi amiga y a ella le gustaba - respondí - Era más fácil decirle que me  gustaba y salir tomar café con ella que decirle que no y quedar mal
Pausa por un momento y termina de tragar - Ahora me debes dos preguntas. - se le escapa una sonrisa ladina totalmente cruel y se lleva lo que le queda de su porción a la boca
Largo una sonrisa y ahora es mi turno de darle un codazo - No vale, aprendes rápido.
- ¿Por qué te importaba tanto la opinión de ellos dos?
- Supongo que es porque eran importantes. Si pensaban algo de mí no quería que fuese algo malo, ¿Sabes? - dije mirando a mi cuarta o quinta porción, dándome cuenta que solo quedaba solo una faina en la caja.¿Habíamos comido tanto? ¿Que hora era?

- Bueno okey la que me queda - da unos pequeños saltitos- ¿Qué era la otra carrera que querías estudiar?
-No sé… Diseño o producción de música quiza.. - digo bajito, mirando para otro lado
- Te escuché. - dijo terminando su porción, soltando otra risa - ¡Eres uno de los raritos del departamento de diseño como yo! - suelta cantando
- Ya, Basta.. - digo mientras intento evitar que siga cantando- ¿Donde vive tu abuelo?

Eso parece funcionar porque de un momento a otro Bonnie deja de saltar y se sienta tranquilamente

- Mi abuelo ya no vive en ninguna parte. - Dice mirando al cielo, evitando un poco mi mirada
- ¿Cómo? - pregunto en un momento de estupidez- Tiene que vivir en algún lado
- Si lo pones así, digamos que vive en las estrellas o en el cielo si crees en eso.
- Mierda perdón, yo...
- No importa tranquilo! - me interrumpiste - Pasó hace mucho y ya me siento mejor. Lo importante es que hoy la pasé bien aquí, esto le hubiese gustado más que cualquier flor en una tumba. Me gusta creer que su espiritu se quedó como por el cielo y no en el cementerio.

Lo que dijiste, o tal vez cómo lo dijiste de alguna u otra forma me pareció refrescante y melancólico a la vez, y no pude evitar mirarte por un momento; rodeado de una oscuridad que no era plena, con la luz de las lámparas de la vía pública llegando a alumbrarnos levemente.

- La noche esta hermosa hoy. - dijiste cortando el silencio, y noté que tus ojos estaban llenos de emociones
- si, lo está. - respondí, volteando a mirar la luna, tratando de tomar esa fainá con cautela, encontrándome con tu mano que tenía las mismas intenciones.
Tú apartaste la mano y te reiste, partiendo la porción con total naturalidad. De repente tenía media porción en la mano y mi cara algo caliente

- Veamosla juntos mañana también - dijiste con una sonrisa en tu cara y la fainá en tu mano
- Me encantaría hacerlo - respondí con una sonrisa de vuelta.

Y a pesar de que estábamos en pleno invierno, sentí que era la noche más cálida que había tenido en mucho tiempo.

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Mushas gracias por el apoyo ♡♡


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