Capítulo 13

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Entré a mi casa y cerré la puerta de un portazo. No cerré con llave, no me preocupé por las quejas futuras de mis vecinos, y no me preocupe de que alguien entrara y me matara. Morir me vendría bien en esos momentos.

- ¿Que mierda hice? - dije con lágrimas cayendo por mis mejillas
Golpeé la pared, le di una patada con furia y pena, y ya sin fuerzas para seguir, con la garganta tapada y mi vista nublada, me lamenté.- La cagué muy fuerte...

la única luz en mi departamento salía de mi ventanal y todo se sentía muy frío. Mi teléfono brilla y vibra con mensajes de Joy, y algún que otro de Meg; mensajes que había notado en mi ida a casa, y que había ignorado.
Entré a mi cuarto, sin importarme absolutamente nada. Sin darme cuenta si aquella camisa que me había puesto se arrugaba, o si mis zapatos anteriormente lustrados y ahora llenos de zanja y pena, estaban manchando mucho la alfombra.
Las cortinas estaban cerradas, pero aún así pude ver la luz del departamento vecino, y cada vez que daba un respiro profundo y se me cortaban las lágrimas llegaba otro mensaje. No necesito tantos mensajes, pero siempre llega otro mensaje. Inhalo: mensaje. Exhalo: mensaje. Mensaje, Mensaje, Mensaje, Mensaje.

Abrí la ventana, cansado de todo.

- ¿¡Qué Mierda Quieren!? - dije saliendo por mi ventana casi en totalidad, sintiendo el vértigo de caerme en cualquier momento. Le tiro esas palabras a nadie en particular, quizá cualquiera que quiera oírlas. Y para mi suerte o desgracia, alguien escucha.
- Bon, ven por favor - llega un viento y escucho su voz
- Yo... - tartamudeé - Yo no puedo -dije. Mis ojos ardían, y se me hacía un nudo en la garganta cada vez que sentía como lágrimas amenazaban con caerse
Vi cómo me miraba, con una dura expresión llena de pena.
- Vamos, no estamos tan lejos y no quiero que estés solo ahora. Si no vienes, yo entraré allí. - dijo seguro, haciendo señas con la mano
- No te abriré. - dije dando respingos, sin mucho aire que malgastar. -La puerta está cerrada con llave- Mentí. Esquivé su mirada, dándome la vuelta, hasta que escuché su voz por mi espalda
- ¿Quién dijo algo de entrar por la puerta? - sentí un ruido en mi marco, me di la vuelta y lo vi, moviéndose por una tabla de madera sobre el abrumante vacío: aire puro y total que corría desde mi ventana hasta el piso.

- ¿¡BONNIE QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO?!- Grité en un estado de pánico total, recomponiendo mi compostura un segundo demasiado tarde.

- Voy a tu casa

- ¡TE VAS A CAER ESTÚPIDO!

- Si me caigo me lanzas tu escalera de emergencia, ¿okey? - dijo- Todavía no me puedo morir, por ahora tengo que ir contigo.

En unos momentos lo tenía en mi ventana, sentado como si no pasara nada, tan sereno como cuando estaba en su propia casa.

Retrocedí unos pasos y mi respiración se cortó. La luz de mi ventana iluminó su espalda, y me miró a los ojos con un orgullo no muy secreto por su hazaña.

Me alejé lo más que pude de la situación, y me hice un recordatorio: "No decirle mentiras tontas a Bonnie: puede que salte de su ventana"

- Ya estoy aquí. - dijo como en un susurro, y su voz se sintió tranquila en medio de la oscuridad de mi habitación. - ¿Qué pasó?

No tenía ánimo de contarle, no quería indagar en todo lo que había pasado.
Me mantenía compuesto a duras penas y sabía que si abría demasiado el tema me pondría a largar cataratas otra vez. Además, para mi suerte, no sabía si lo quería a él cerca de mí en estos momentos.

Me mira directamente a los ojos, aún esperando una respuesta y sé dos cosas: 1)Que cada vez que lo miro, siento que no sé absolutamente nada y 2) Que en estos momentos, desearía saberlo todo.

- Nada. - dije mientras inevitablemente esquivaba su mirada.
- Parezco tonto -dijo mirándome serio. Se acercó y mi corazón se llevó a mí presión sanguínea a una Montaña rusa.- pero no lo soy. - terminó, sentándose junto a mí, con cuidado y cautela - ¿Necesitas hablar?
- ¿No? - dije tartamudeando, mirándolo, y eventualmente esquivando su mirada otra vez.

Se rió - No te noto muy convencido... ¿Seguro que no necesitas hablar?

A pesar de que no lo veía, sabía perfectamente que tenía su mirada casi acusatoria clavada en el cuello. Otra vez me sentía como un yo de 3 años que había tenido una pesadilla.

¿Que necesitaba? Quería quedarme en cama y respirar. Quería poder dejar de pensar por un rato en todo y sentirme miserable hasta volver a poder llegar a ese estado de normalidad por el que tanto había esperado.

Y mientras pienso en todo lo que quiero, mi mirada va al cajón

Bonnie se abrumaba a mi lado. Trataba de permanecer quieto pero no lo lograba, y movía su pie suavemente contra la alfombra. Intentaba concentrarme en el sonido mientras evitaba pensar en el cajón.

Pero era inevitable, y casi poético que justo en momentos como este, tras pelearme con Joy, viera el bendito cajón. Se sentía irónicamente absurdo, estúpido e infantil.

Bonnie siguió mi mirada y se levantó. Yo entré brevemente en pánico. Honestamente, no quería volver a abrir el cajón. No me ponía cómodo, no me alegraba, era solo basura emocional que no quería visitar.

Creo que todo eso más descubrió ese bastardo con tan solo una mirada. Sentía que él ya sabía que ese cajón no era solo un cajón: Era algo personal.

Contenía emociones que yo debía mantener bajo cerrojo por siempre, para no ser visitadas jamás. Porque así era la vida: Dura, y si no era lo suficientemente fuerte para afrontarla entonces ¿Que hacía?

Las lágrimas seguían pausadas, pero el solo saber que estaba en mi límite me hacía sentir aún más vulnerable. Aún así a Bonnie parecía no importarle.

- No voy a obligarte a hablar... Puedo quedarme aquí el tiempo que necesites pero... creo que en algún momento vas a tener que abrir el cajón, ¿No lo crees?

Sí bien no quería, entendía que tal vez lo necesitaba. Asentí, y mis ojos se cristalizaron.

- Vamos, ¿Te hago un chocolate caliente y vemos la tele un rato?

- Bueno.

Trajo un chocolate caliente, pero decliné su oferta de la tele, sobretodo porque ni siquiera sabía si mi tele funcionaba correctamente, y no tenía demasiadas ganas de comprobarlo

Una vez di mi primer sorbo de chocolate, ya me sentía mejor. Bonnie había estado dando una charla suave. Cosas sencillas y vagas, algo sobre mi departamento, cumplidos a mi cocina o muebles, historias ligeras, nada demasiado abrumante. Fue por ese ambiente hogareño que en algún momento me quebré, y decidí dejarle abrir el cajón.

Dentro de ese cajón guardaba varias cosas. Era como una de esas cajas de recuerdos que los adolescentes ponían en sus armarios, pero el mío era un cajón, y no tenía recuerdos muy lindos. O por lo menos no eran lindos ahora.

Tras ojear un par de objetos supongo que Bonnie lo descifró por sí mismo. Miró algunas fotos que yo ni quería ver, pequeñas medias, flores secas... dejo de mirar.

- ¿Cuál es el de ahora? -pregunta

Dudoso me acerque. Sabía Qué preguntaba.

Lo levanto un poco, y cuando él lo coloca sobre sus manos hago una mueca.

Estaba rendido y probablemente me veía patético, pero a pesar de que no conocía mucho a Bonnie (es decir, ni siquiera habían pasado dos meses desde que hablábamos de forma casual por primera vez) había algo en él que me daba cierto confort. Quizá era el hecho de que no le entendía del todo, o de que era casi un desconocido, pero algo en él era tan cálido y dulce como el chocolate caliente que seguía dejando un agradable gusto en mi boca

- Es una horquilla... - corregí, casi en un susurro, esquivando su profunda mirada que se sentía como un escáner infrarrojo.
- ¿Puedo preguntar? - preguntó
- No sé. - respondí con sinceridad

Él miró la horquilla con pena, analizando aquel pobre objeto. Una pequeña abejita amarilla, pegada de un hilo de pegamento a la estructura de metal a la que solo le quedaban pequeños pedazos de pintura amarilla adherida al metal. La pobre abejita, alguna vez capaz de volar, estaba ahora sin un ala y un antena, vistiendo una media sonrisa que antes solía estar completa.

Bonnie parecía alguien observador cuando quería, porque como si se tratara de los futbolistas profesionales en un partido de fútbol de los que estaban en la tele cuando comía sopa de letras, esquivó todas mis defensas y fue directo al gol (O como sea que se diga).

-¿Tuyo?- Técnicamente.- pausé- De una amiga, y me la dió

- Es de la misma chica que viste hoy, ¿no?

- Eeh... - titubee

- No pediré explicaciones si no quieres... - dijo suavemente.

Bonnie se sentía como un pequeño oasis, y su mano en mi hombro me traía de vuelta a la tierra. Su especial confort volvía en ráfagas. Era un apoyo que no recordaba haber tenido y compañía en la que no tenía que ocultar nada. Ni siquiera debía ocultar de mi propia mirada lo que estaba en ese cajón

- Era de ella... - ni siquiera había terminado mi oración y la tristeza volvía- cuando estaba en la secundaria tenía el pelo más largo y se me metía en la cara así que Joy me lo dio... Yo Realmente la quiero mucho... pero la estoy perdiendo. Hace mucho no es lo mismo y lo detesto y ahora ella me detesta y no sé qué se supone que haga-

- Está bien, tranquilo, respira

Mis lágrimas habían brotado antes de que me diera cuenta, pero siguiendo sus órdenes traté de respirar y me calme un poco.

- Hey, ¿Y si la dejamos volar?- preguntaste

Yo solo asentí con la cabeza.

La luna y las estrellas me miraban desde el manto de la noche, y la farola de la esquina iluminaba levemente mis alrededores. Debían ser las 3 de la mañana; ese horario en que las luces de las casas se apagan casi por completo y se instalaba un frío nocturno que requería que tenga una gran manta sobre mi camisa; sin embargo el cansancio que tenía no parecía querer tirarme abajo esos momentos

Un viento leve pero frío nos tocaba de vez en cuando si veía como Bonnie, evidentemente friolento, se contenía cada que el viento tocaba sus brazos. Yo no tenía tanto frío, realmente no necesitaba la manta tanto el. O por lo menos esa fue mi justificación para darle mi manta. Me miró por un momento y la tomó.

Yo agarré la horquilla, la miré con recelo y por un segundo me acobarde. Quizás ante cualquier mirada común no había nada de especial con esta cosa, pero para mí tras cada línea negra había cierta nostalgia.
No quería olvidarme de eso, realmente no quería. Deseaba seguir sintiéndome el protagonista de aquellos simples días donde no tenía tantos conflictos.

Cerré mis ojos, imponiendo una leve insistencia casi de forma inconsciente. Sentí una mano en la mía y di un respiro. El frío en mis mejillas se apaciguo

Abrí los ojos, te mire. tú me mirabas de vuelta.

- ¿Listo?
- Listo
- uno,-contaste -dos, -seguiste - y... ¡ESPERA! - Gritaste de repente casi directamente en mi oído

- ¡¿Qué?! - pregunté algo alterado (por el brusco sonido) y seriamente confundido

- ¡Hay que gritar algo cuándo lo tiramos! así es más como... ¡más cómo dramático!

En el momento, no se me pasó por la mente ni la hora, ni la razón, ni la falta madurez que esa simple acción representaba. Solo tenía una duda en mente

- Y... ¿Qué gritamos entonces?

Un suave acuerdo luego y la cuenta regresiva ya había sido reiniciada.

- uno... - comenzó mirándome

- dos... - seguí

- ¡Tres! ¡Toma eso sentimientos! - gritamos a la par.

La abeja se soltó de mí mano. Por un breve segundo la vi volar, y luego la perdí de vista. Vi entonces tu cara risueña; Te volteaste a verme, y no pude evitar sonreír. El momento era tan absurdo que se me escapa una risa y tu me copias casi por instinto
Supuse en ese momento, que ya no tenía demasiadas dudas. Tomé mis angustias y las tiré con esa vieja abeja, las lancé para que volaran, para que se fueran lejos. Decidí dejar el pasado de una vez, decidí continuar por una maldita vez en toda mi vida. ¿Cuándo había podido ver las estrellas por última vez sin pensar en nada? No lo sabía y quería empezar hoy.

Quería olvidar. Quería dejar todo atrás y no volver a visitarlo. Quería tal vez, algún día, hacer el resto con todo lo que estaba en ese tonto cajón. Finalmente me sentía más libre. Era intoxicante hasta cierto punto

Por qué... ¿Qué importaba Joy? ¿Qué me importaban mis miedos si estaba de forma tan tranquila viendo las estrellas junto a Bonnie? Y ahí decidí, Bonnie, que no me importaba nada si sabía que tendría otra noche como esta.

- Gracias - dije
- A ti. - respondiste con una sonrisa

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Hola, ¡Jazzy del futuro al habla!
Estoy tan feliz de poder finalmente subir este capítulo! Odiaba el original y creo que este tiene más sentido y proyecta mejor mis intenciones al escribir esta historia, y citando a mi yo pasado "Recuerden: olvidar a alguien es complicado, ya sea un amigo o un amante, siempre duele, así que no esperen milagros" y no solo eso, aceptar a alguien nuevo es complicado de igual forma xd

En fin! Díganme qué opinan y como siempre gracias por su apoyo! Los amo!!

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