Capítulo 15

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Mis días en el campus se habían vuelto algo extraños.

Anteriormente hubiese llenado mi espacio en blanco hablando con Joy, y cómo ya la tenía a ella para companía, realmente no había tratado activamente de hacerme muchos amigos dentro de las materias que tenía más allá de algún que otro vínculo más casual. Es decir, números de teléfono en caso de necesitar notas, alguna que otra charla en la salida de clase, y qué otra cosa.
Se me hacía raro pensar que jamás me había puesto a considerar hablarle demasiado a nadie. Eran al fin y al cabo conocidos; gente que me caía bien, no gente con la que planeaba hablar todos los días. Personas como Juan, Ángela, o Lily, quién era tal vez con la que más hablaba de los tres, a quién conocí en mate cuando se le cayeron los lentes (y quién me pasó notas de muy buena calidad varias veces), eran excelentes personas, excelentes conocidos. Pero ahora que me encontraba sin una compañera constante, sentía demasiado pudor el ir a hablarles de la nada.

Es decir, ahora las cosas con joy estaban raras, por no decir otra cosa. No creía que me estuviera evitando, o algo por el estilo. De vez en cuando la cruzaba, y tan solo cruzábamos miradas, reconociendo al otro, pero nada más, y así cada uno seguía su camino.

Mi rutina entonces cambió. Quiero decir para mejor, pero estoy seguro que si Meg me escuchara, diría que eso sería faltarle el respeto a Joy. La cuestión es que ahora, pasaba mis tardes con Bonnie.
Salir de clase se volvía una carrera contra el tiempo mismo, contando los segundos para que mis profesores dejaran de hablar, con la mochila ya preparada en mi mano, listo para despegar camino a la casa de cierto vecino pelimorado.

Luego de esa escena, ahora tan rutinaria, el resto de mi tarde era una sesión completa de improvisación. No necesariamente hacíamos cosas juntos; solo nos juntabamos en su casa y hablábamos, hacíamos tonterías, quizá arreglabamos algo roto en su casa, o tal vez pedíamos pizza hawaiana entre los dos y hacíamos nuestros trabajos en calma. A lo mejor él trabajaba en el busto que debía entregar, y yo me ponía a hacer planos como un loco. A veces, si yo estaba milagrosamente libre, le ayudaba a entregar trabajos "Es arte abstracta, nadie se puede dar cuenta que no es MI arte abstracta.". Otras, yo estaba hasta el cuello y él estaba milagrosamente libre. "Son líneas de perspectiva Bonnie. Estudias arte, nadie se dará cuenta que no son MIS líneas"

Era una familiaridad que me encantaba.

Sin embargo, lo que más me encantaba, era que sin importar qué, siempre arreglábamos la mejor noche posible de la semana para ver las estrellas en su terraza.

Me hacía sentir bien.
Tal vez demasiado, si eso era posible.

Era complicado explicarlo, pero últimamente experimentaba... ciertos problemas. En primer lugar, había dejado de pensar en todas las cosas malas sobre las que no quería pensar, lo cuál sería ideal por si solo, por de ahí llegaba el problema, porque en segundo lugar, todas esas cosas malas habían sido reemplazadas por Bonnie. ¿Era posible hacer un 180° en tan poco tiempo? Es decir, ¿Es eso lo que pasa cuando tenes un gran, increíble, mejor amigo? Nunca había tenido mejores amigos antes. Es decir, Foxy y Spring eran familiares de Meg, nunca me había quedado una semana entera en sus casas, o había visto las estrellas con ellos. Eso era algo exclusivo a Bonnie y no me imaginaba haciéndolo con nadie sin sentir que había traicionado un pacto secreto.

Pensaba entonces que los únicos momentos en los que estaba alejado de él era cuando estaba dormido. O así sería si Dios no quisiera dejar de tirarme al piso, porque luego de un par de días, llegaron los sueños. Durante toda mi vida he tenido sueños raros, pero ninguno entre las líneas "No debería soñar esto con mi mejor amigo" nivel de raro. Es decir, antes ni siquiera recordaba mis sueños, y cuando lo hacía, estos eran más abstractos que las pinturas a último momento de Bonnie. Antes podía quejarme de esta falta de habilidad para recordar sueños, ahora desearía tenerla de nuevo... haría que mis sueños con Bonnie sean menos... peligrosos.

No podía estar soñando sobre tomar a mi único amigo de las mejillas, o encontrarlo entre mis brazos, o... o nada. No debería soñar con mi mejor amigo, punto final. Quería volver a soñar con perros en bicicletas y apocalipsis zombies payaso, o lo que sea que soñaba antes.

No sabía aún así porqué no debía... era tal vez que no quería hacerlo, no que no debía, pero aún tenía problemas diferenciando a esos dos conceptos, solo sabía que era más fácil verlo más tarde sin tener que sentirme terrible por invadir mi imagen mental de él de esa forma con sueños que ni siquiera significaban algo.

Por andar pensando, distraído en mi propio mundo, me doy una cachetada mental al ver mi cuadra pasar. Toco la campana, y después de unos segundos, el colectivo para, finalmente dejándome a unas 5 largas cuadras de mi parada usual.
Apuro mucho el paso y llego rápidamente a mi departamento. Subo sin ser consciente del ruido de mis pasos yendo a toda velocidad.
Hoy tenía planes. Cosas que quería hacer antes de que llegara Bonnie, y mis horarios estaban algo apretados.

Doy un paso y mi adrenalina baja frente a mi puerta. Saco las llaves y entro.
Hay una especie de atmósfera gris mientras dejo mi mochila y llaves colgadas en el pasillo de la entrada. Se me cae un poco la espalda mientras me muevo por el living

Se suponía que estaba más apurado, pero honestamente, la tarea me abrumaba, y cada vez que intentaba empezar se me cruzaba por la mente la maqueta que tenía que terminar, o tal vez probar si finalmente tendría una siesta sin Bonnie de por medio...

Me empezaba a distraer otra vez. Debía empezar ya. Respiro, y me voy rápidamente a poner una remera un poco más vieja. Sí... eso necesitaba para empezar, eso seguro me motivaría.

Paso por mi ventana y veo la luz que refleja por su balcón. La casa de Bonnie era más grande y acogedora, por eso siempre íbamos ahí a hacer cosas. A parte, Bonnie tenía hábitos mucho mejores que los míos, parecía mucho más maduro que yo hasta que recordabas que era la misma persona que se había quedado encerrado en su propia casa por tirar sus llaves al inodoro. Y a decir verdad, con la renovación, la casa estaba mejor. Cierto, todavía tenía humedad en algunos lugares, pero le daba vida más que otra cosa.

Otra vez divagaba. Pero ya sea destino, o suerte, me llega un mensaje que me quita de mi trance

"¡BOOON! 😄😄"
"Probablemente termine mi proyecto temprano!"

"Jajajaj ¡Genial! Jajajaj"

Mierda. Ahora si tenía que apurarme. ¡Seguramente no tenía más de 20 minutos antes de que llegara y mi casa seguía igual y ya no podía retrasarlo! Mis pies dejan el piso más rápido de lo que puedo pensar en cómo empezar.

Tenía que comenzar, ¡Yo podía! ¡Por mi gran amigo Bonnie!

Tenía que limpiar mi casa. YA.

- Entonces... - dijo.

Yo le miré algo asustado. Más bien confuso... No era costumbre que venga y notaba que se encontraba algo perdido. Por otro lado, yo estaba muy ansioso para llevar por mi cuenta una conversación normal

- Se me ocurre, - dijo con una sonrisa - ¿Quieres ver una nueva serie de la que me comentaron hoy?
- Eh - titubeo - yo no... no tengo cable...
- Bueno, podríamos hacer otra cosa - respondió, quitándose el abrigo ahora que estaba adentro

Bonnie seguía en el pequeño pasillo de entrada, ahora mirándome, tal vez esperando una sugerencia. Por mi parte, sus ojos clavados en mí me incomodaban y no podía dejar de hacer una directa comparación de sus palabras a aquellas bromas que hacían los amigos de mi padre en la mesa de poker, y tal como un nene de 12 años, me pongo rojo y me río.

-Em, no hay problema. Siempre podemos tocar la guitarra ¿O terminar alguna tarea tuya? eehh....
- Oh - soltó estupefacto, riendo un poco.

Yo me reí aún más, todavía con color en mis mejillas. Era un hábito suyo ser denso, las bromas de esa índole solían volar sobre su cabeza, pero no de la mía, y con mi obviedad, a veces se daba cuenta de las cosas que decía. En ese instante me relajo un poco.

- ¡Esta bien! - dijo con simpleza, queriendo restarle importancia - ¡Podríamos hacer una torta riquísima que amo! Hace mucho quiero comerla otra vez pero todavía no instale el horno. ¿Que dices?

"No." pensé "No lo hagas Bon; esto es una trampa que solo te hará tener que ordenar todo después, ¡no seas tonto no lo hagas!"
Pero sus ojos mostraban emoción, y sus mejillas tenían un vago color. Tal vez el frío, o tal vez su inocencia. Yo nunca fui el mejor cocinando y odiaba lavar platos con pasión. ¿Debería proponer algo más? ¿Insistir en lo usual? Pero Bonnie siempre se mostraba cautivado por ideas... ¿Entonces qué?

Me arme de valor. Debía contestarle. Explicarle que yo no soy muy bueno cocinando, entonces tal vez no deberíamos intentar esta receta.

Debería mirarle a los ojos... a aquellos ojos como rubíes y decirle - Eh... pues,podríamos... -Dile. -...¡Empezar cuando quieras!
- ¡Genial Bon!

En un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos cocinando quién sabe qué. Le paso un delantal, para no manchar su buzo verde claro, que tenía pinta de ser nuevo, y se prepara para ponerse serio.

Que Bonnie se ponga serio era... Algo conflictivo. Se ataba su largo pelo en una colita, se tiraba la lentes para atrás y la vista era algo diferente a a usual. La primera vez que lo vi hacer un proyecto en arcilla con las manos manchadas, y una colita algo suelta casi me caigo de la silla. ¡Por el shock, claramente! Fue como cuando Meg comenzó a pintarse el mechón rosado, totalmente igual, lo mismo. Siendo justos conmigo mismo, cuando Meg se hizo el mechón simplemente tomó un poquito más de confianza. Cuando Bonnie se hacía una colita, se volvía el bastardo con más confianza del universo. Hacerse una colita era tal vez ignorar todas sus dudas por unos momentos y concentrarse tanto en la tarea en sus manos, que cuestionarle cualquier cosa parecía un pecado.
Evidentemente, para él hacerlo era rutinario. Nada realmente menos cotidiano que cepillarse los dientes, y con la suficiente exposición, yo ya me había acostumbrado. En cuestión de nada ya Iba de aquí para allá, entre tenedor y cuchara, y cuchillo y otras 3 cucharas

-La sopera no, esas de café

Le doy una de las cucharas que suelo utilizar para mí café sin pensarlo mucho. Tamaño regular, mango negro.

- Nono, las que son para café de pocillo, las chiquititas
- Ah... - Me quedo un segundo parado, a pesar de trabajar sirviendo café con cucharitas, no había realmente asociado- perdón, no tengo de esas cucharitas.

Se ríe - Está bien, honestamente yo solo las compré por si algún día me visitaba mi mamá. Son medio inútiles para todo lo demás

Lanza una tierna sonrisa, y sus ojos se llenan de nostalgia. Se ajusta el delantal y su remera se infla. Un mechón se le sale de la colita, totalmente floja.

-Era de café y de girasol pero no tenemos y debe ser igual.
-Si tú lo dices - dije con una sonrisa.

Harina, leche, huevos, azúcar, y a su criterio, en vez de café, chocolate, porque, como explicaba "¿Quién querría ponerle tanto café a una receta dulce?" Durante el proceso se llevaba más de un ingrediente a la boca cada vez que se manchaba un dedo, solo para pasar su mano por su delantal más tarde.

Según "La receta" debíamos usar alguna forma de tazas medidoras, pero tampoco teníamos eso. Aún así seguimos adelante porque "Déjamelo a mí, y a mi inquebrantable voluntad" parecía ser el mantra de Bonnie. Así, sin parar apretaba el harina contra una taza y la tiraba en mi pequeño bowl, ojeando todos los ingredientes

- Bonnie, creo que esto va a salir- comencé a decir antes de ser interrumpido
- Bon. -dijo tomándome la cara dramáticamente - Bon, mírame -repitió seriamente- Esta va a ser la cosa más rica que hayas probado. va a ser tan deliciosa que querrás quitarte las papilas gustativas, ¡Porque sabes que jamás probarás algo tan rico otra vez! - su tono ominoso fue lo que le dió el toque.

Se me escapa una risa mientras él sigue con sus adorables tonterias y sus lindas caras escénicas. Entonces, siguió trabajando. Mezcló el aceite con el azúcar, en el proceso abriendo mal la bolsa y tirando un poco en el piso. Luego, puso la leche de un sopetón, tirando un poco en la mesada cuando intentó levantar la bolsita o "Sachet Bon. Sachet" de leche una vez se dió cuenta que puso mucha. Por suerte, le convencí de no intentar derretir el chocolate solo, y tras robarse unas barritas, sacamos el cacao en polvo, y así no vimos ninguna muerte por desangrarse intentando cortar chocolate en barra, o alguna quemadura de 3 grado.

Llegó entonces el momento de los huevos. La primera vez que trató de romperlos no logró ni un solo crack, así que cuando lo intentó por segunda vez tomó el pobre huevo y gritando "¡POR ESPARTA!" lo golpeó contra el borde dentro del bowl. El huevo sí que se rompió esta vez. También se dio vuelta el bowl, tirando parte de la masa. Se cayeron todos los cubiertos en cercanía, y por el impacto y en contra de nuestros esfuerzos, quedaron trozos de cáscara dentro de la mezcla.
pero nada de eso importó mucho realmente, porque cómo dijo Bonnie "Un soldado no puede rendirse en su primera batalla" y sobre todo porque al final, se quemó todo el exterior en el horno, dejando el interior aún crudo. Resulta que no: poner una receta en el horno a 360°C durante 15 minutos no era lo mismo que ponerla a 180°c durante media hora.

- Bonnie - dije mirando aquella cosa rara negra y carbonizada. - ¿Qué se supone que es esto?
- Se suponía que era budín de chocolate - dijo mirando aquella piedra carbonizada, ahora en la mesada.
- Bonnie - dije mirándolo - sabes como hacer este budín, ¿verdad?
- Sé como sabe. - respondió sonriente - Lo he comido mil veces, es delicioso.
- osea que no sabes. Nunca lo hiciste solo- afirme.
- nop, ni idea, nunca. - respondió

Entonces vi un pedazo de masa oscura sobresalir de su pálida mejilla, y como un acto estúpido de película lo tomé y lo quite de su lugar, probando la mezcla cruda. Evité pensar en mi acción, y me concentré en el hecho de que, de hecho la verdad estaba rica. No pensé en ver a Bonnie después de eso. No me daba la cara tras darme cuenta de lo raro que era hacer eso entre dos amigos varones. Solamente solté un "No está mal" mientras fingía concentrarme en lavar una cuchara. ¡Nada de qué avergonzarse si estás lavando cucharas!

Tras un par de utensilios lavados, Bonnie se quitó el delantal y habló - hey, disculpa si molesta que pregunte de la nada, pero... ¿Quién era la dueña del broche? - sus manos se quedaron tomando el delantal. Recordé entonces que no era su casa, y probablemente no sabía dónde dejarlo

Okey, inesperado. ¿Por qué preguntaba esto ahora?Abrí el tercer cajón, donde dejaba los repasadores y delantales, indicando que ese era el lugar donde pertenecía. Me daba un poco de miedo responder. Pero estaba bien. Eramos amigos al fin y al cabo, y era normal que Bonnie fuera curioso. Recolecté mis pensamientos sobre el tema junto al delantal en sus manos.

- Era la chica que había ido a ver. Una de las chicas que te comenté que no le gustaba la pizza con piña... se llama Joy- dije, sin saber qué responder
- No me refiero a eso - dijo con una pequeña y calurosa sonrisa - ¿Era tu amiga? ¿Mejor amiga?... - preguntó, dejando una pausa al final. Eran como opciones en un examen, pero sin la tensión de uno.
- Mejor amiga. Nos conocimos en la secundaria - Respondí con sinceridad - Es decir... Meg también era mi mejor amiga, de hecho ella me presentó a Joy. Las quiero muchísimo a ambas... pero...

- ¿Pero...?

- No lo sé.

Me mira por un segundo, respiro, y siento que debo decir algo más

-Se supone que era mi crush de secundaria, pero... no sé, es todo tan confuso ahora mismo. Solo quiero lo mejor para ella, pero tiene este novio tarado que no deja...

- ¿Celos? - cuestiona

- ¿Tú también? Meg me dijo lo mismo pero ya no me gusta, ni siquiera sé si "La amaba" mucho menos sé porque tendría celos.

- Ah - suspiró entendiendo la situación - a ver... no necesariamente necesitas amar románticamente a alguien para desearle lo mejor o tener celos. El amor en sí es jodidamente confuso.

Parecía decir esas palabras con cierta experiencia detrás. Yo asentí, estando de acuerdo con ellas.

- Mi tema es que no sé bien cómo... "decidir" si la amo, amaba, ¡No lo sé!
- No creo que decidas, solo amas. - dijo - En un momento dado, conoces a la persona y aceptas sus fallas, y ¡BUM! Es amor. Y aún así sólo cubrimos lo principal, ¿no? Hay muchos tipos de amor, no solo el romántico... es decir, sino jamás podría decirle a mi mamá que la amo - soltó una risa
- Es que... aaagh... ahora que puedo pensarlo... no lo tengo del todo claro.
- Siempre puedo ayudarte a aclararlo - dijo tratando de animarme, quitando unos chocolates del bolsillo del delantal, aun en mis manos, ofreciéndome un par. - Podemos pensarlo juntos.

Yo tomé unas tazas, puse leche a hervir y puse los chocolates en ella.
Cuando termine, revolví bien con esas cucharas limpias hasta tener dos chocolates calientes
- Lo sé. - respondí tendiendole una taza.

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