Capítulo 16

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- Esto me recuerda a la primera noche - dijo sentado en mi sillón, envuelto en la misma cobija de la última vez que nos quedamos hasta tarde y refrescó. Evidentemente, no era mía, pero Bonnie me había permitido robarla.
- A mi igual - reí por lo bajo, tomando un poco de mi chocolate. - pero esta vez no tengo ganas de contar cada vez que preguntamos

Se ríe por un momento

-¿21 preguntas tiene más matemática de la que le prefiere el arquitecto?
-Toda matemática debería irse por un caño excepto la regla de tres simple. Esa se puede quedar - Nos reímos, y tras una pausa retomamos la conversación
- Hablando en serio...Ya no me molestaría contestarte todo lo que quieras preguntar
- En ese caso me emociona más no tener que hacer solo 21 preguntas - sonrió. Sonreí en respuesta. - ¿Familia?
- Mi padre. Pero no me llevo bien con él... ¿Tú?
- Mi mamá y su novia.
- Novia...
- Pues, sí... Mi mamá siempre me ayuda con los impuestos y su novia suele llamarme seguido para pasarme las noticias. - respondió - ¿Que hay de malo con tu padre?
- Pues él... - divagué - no le gustaban ciertas cosas de mi. Por ejemplo, nunca le gustó el cómo me vestía, y me criticaba que no tenía... o podía tener barba. Decía que así me veía más como un nene. No le agradaba que no jugara al football, o mi desempeño en deportes en general... la guitarra si le gustaba... Le gustaba el rock, no las baladas, creo que le recordaban a mi madre. - terminé. - ¿Como es lo de tu madre y su novia? - Pregunté, desviando el tema. Un destello en su mirada me dice que esto no pasó desapercibido.
- Mi mamá estuvo con mi padre, y cuando él la engañó y huyó con la amante, ella se quedó conmigo cuando tenía tres años. Me crió prácticamente sola. Era chiquito todavía cuando empezó a salir con Teresa. - pauso un segundo- Teresa es su novia por cierto... y bueno...ahora ella es mi segunda mamá. - dijo - Aún así es raro llamarla "mamá 2" así que le digo Teresa. - agregó dándole un sorbo a su taza.
- Ah, ya entendí. Por un momento pensé que eras adoptado o algo por eso de las dos mamás. - dije, solo para darme cuenta que sonaba mal.- ¡No que haya algo malo con ser adoptado obviamente!
- ¡Está bien entiendo! - se río -Bueno, ciertamente muchos pensarían así... eh... no tienes problema con eso... ¿Verdad?
- ¿Con qué?
- ¿Con que tengo dos mamás...?
- ¡No! ¡Claro que no! Se escuchan como personas increíble, es decir te criaron a ti, así que no pueden ser malas

Bonnie se ríe de forma corta, toma un trago de su chocolate y vuelve a la conversación.- Tuve una buena infancia gracias a ellas... no puedo quejarme. Peo bueno, en el colegio habían algunos chicos que pensaban que era raro que tenga dos mamás. Inclusive algunos padres las miraban mal en las reuniones - al decir esto, noto que se le forma una mueca. Era extraño verlo molesto. - No eran muy amables con nosotros que digamos

- Ah, unos hijos de puta.
- Como todos lo somos. - una sonrisa pícara, y la forma dulce en la que sus ojos acompañan totalmente su expresión- Después se balanceo un poco la cosa cuando conocí a algunos amigos... ¡y resulta que uno de los que se burlaban era gay! ¡Al parecer el mito de que si eres homófobo eres gay a veces es cierto!
- ¿De verdad? - me río, contagiado de su risa - ¿Cómo te enteraste?
- Bueno pues, me lo confesó más tarde. Estaba enamorado de uno de sus mejores amigos... La madre era una de las que miraba mal a mis mamás así que me imagino que no lo tuvo fácil.
- Es decir, fue un tonto error de adolescente.
- Todo el mundo comete estupideces de adolescentes. - dijo moviendo uno se sus cabellos morados
- Y de "adultos" no te cuento - dije con una cara que quizá, no fue la que tenía planeada.
- Qué raro se me hace aceptarlo...
- ¿Qué cosa?
- ¡Que somos adultos! ¡Hace poco seguía en secundaria! Creo que mis errores todavía deberían calificar como error de adolescente. - dijo con una sonrisa, dramático como siempre
- No No, creo que cumples 18 y ya estas en las ligas adultas. Es como en las olimpiadas.

Suelta una linda risita que se me contagia

-¿Olimpiadas? ¿A eso lo comparas?
- ¡Bueno se parecen!
- Sisi, te lo dejo pasar. ¿Qué tal tu infancia?
- Eh... pues...- me corté. Su rostro me dijo que su lamparita se había prendido, y como si estuviera jugando al buscaminas, le salió un numerito que indicaba que había una mina cerca.
- Si no quieres no tienes que contestar. - Clarificó.
- Siempre que llegaba de la escuela mi padre estaba mirando la tele. Yo hacía la comida. Todos los viernes venían amigos suyos a tomar cerveza y jugar poker, a veces con el dinero para la despensa. Algunos de sus compañeros fumaban, eso era molesto...- dije y solté un suspiro - Pero tenía a Joy y a Meg. Ellas estaban ahí para mí y se volvieron familia...

Hubo un silencio. Continúe

-Creo que por eso me dolió tanto lo de Joy... era como mi hermana y jamás nos habíamos peleado tan fuertemente.
- Dijiste que ya "Las cosas no eran como antes" esa noche de la abeja... ¿Qué pasó?
- Me confesé.
- Oh.
- Sep... Es decir, no me confesé ese día que te ví, lo hice en secundaria. Era la primera vez que me "gustaba" alguien. Joy era amable...y mi padre en ese tiempo estaba peor que nunca y no sé. Joy se veía como la chica perfecta de las películas de la tele que se suponía que iba a arreglar todo, y no me lo cuestioné demasiado. Pero no sé porqué lo pensé así si jamás me gustó ninguna de las chicas de la tele. - reí nerviosamente, solo para seguir. - Estoy cansado de no saber nada, ¿Pero es algo normal? ¿Se entiende? Creo que tal vez estoy diciendo ridiculeces - suelto una risa nerviosa
- No son ridiculeces.- dice y me mira a los ojos. Me calmo un momento y vuelvo a sentirme a gusto en el sillón, aún así permanezco quieto, en un figurativo borde de la figurativa silla. - Yo no me enamoré durante mi adolescencia, aunque sí puedo decir que tuve alguna vez una atracción, y más de diez veces un pensamiento de que me podría gustar alguien. Pero...siempre resultaba ser un tema propio.
- ¿Tema propio? Si no quieres no-
- ¿Eh? ¡No No es una expresión! ¡No me voy a retractar cuando yo fui el que insistió en esta charla! - dijo con su típico aire teatrico que hacía todo más divertido.
- Pero ya sabes lo que dicen "soldado que huye sirve para otra batalla"
- Un cobarde enorme ese soldado, ¡yo voy a pelear con honor! - hizo un gesto de espada, como si la empuñara contra el viento. Largo una risa y el me sigue - ¿En que estaba? Ah sí. Una vez tienes a alguien, es difícil perderlo. Mis amigos empezaron a tener relaciones y no sé, creo que sentí que me estaba quedando atrás. Siempre me daba cuenta que la verdad era que no estaba enamorado de todas esas personas, las estaba usando. -sus ojos brillan en la noche y la luz de la ventana se refleja en ellos- La verdad era que no quería que mi grupo se separe, o se olvide de mí, y yo esté solo otra vez.

Se ve tan triste que me muero de ganas de abrazarlo, tomarlo en mis brazos y nunca soltarlo.
En vez de eso tomo su mano en la mía y la aprieto, tratando de compensar por lo que no puedo hacer, tragándome mis deseos.

-Si te hace sentir mejor, creo que algo parecido pasó conmigo.
- ¿Parecido...?
- Es decir, quería enamorarme, realmente lo necesitaba. Todo estaba mal y Joy siempre me ayudaba. Además mi papá quería que tenga novia, y fue muy lejos para darme una... habló con uno de sus amigos del póker porque además faltaba dinero...Todo un desastre. En el momento, tenía sentido "amar" a Joy, pero ahora no tengo idea qué estaba pensando. Todo era incierto aunque quisiera estar seguro... y... supongo que tampoco quería estar solo.

Su mano me agarra fuerte, una respuesta sin palabras. El chocolate caliente deja rojizos su nariz y sus labios.

- Podría decirse que fue... Un tonto error de adolescente.

Otra vez esa pícara sonrisa. Otra vez esas mil dudas. Había dicho que iba a dejar de dudar, pero seguía aquí, igual de inamovible. Había dicho que quería más noches con una cierta persona cuyos ojos rubíes hacían que ponga todo en riesgo, pero aún así rogaba que desapareciera de mis sueños, y me molestaba no poder sostener su mirada en momentos como estos sin sentir que se me cortaba la respiración

- Bonnie... ¿Cómo confirmaste cuando era amor y cuando no?
- Pues... Nunca llegué a necesitar demasiada confirmación, en el interior, sabía que era algo superficial. Bueno, en realidad hubo una vez, pero solo una vez, que lo tuve que confirmar y créeme que con solo una pequeña cosita ya lo sabes todo - aclaró
-¿Con qué? - pregunte
- Con un beso basta.

No había más chocolate en mi taza, y el calor de la cerámica se había fundido en mi piel. Ahora solo quitaba mi ansiedad aferrandome a la taza

- ¿Solo eso?
- Solo eso - dijo mirándome enrojecer, con una sonrisa pequeña clavada en sus labios, llenos del chocolate caliente, cálidos con el vapor se lo poco que quedaba en su taza. Otra vez con esa sonrisa pícara.
- Entonces si no sé cómo me siento sobre alguien... ¿Solo tengo que... darle un beso? - pregunte. No podía dejar de mirar mi taza, pero necesitaba mirarlo a él.
- Te acabo de decir que sí - dijo dulcemente, riendo un poco.

Esa sonrisa, esos ojos... solo me acerqué. Fue tan sencillo como eso.
Sus labios rozaron los míos, solo por un instante. Se sintió cálido, y dulce, como el chocolate que habíamos estado bebiendo.
Me separé, dándome cuenta de mi estupidez, con el corazón latiendo a mil, probablemente rojo, mirando a Bonnie con sus ojos abiertos como platos, aun sosteniendo su taza que ahora que me ponía a prestar atención, ya no tenía nada.

- Ahí va una estupidez adulta - dije llenando de rojo mi cara. Risa nerviosa plantada en mi cara

Bonnie se quedó quieto, tocó sus labios, se tiró un mechón de pelo para atrás y jugó con sus pulseras, todo antes de preguntar:

- ¿Seguro de lo que sientes ahora? - comenzó la frase mirándome de frente, pero la terminó evitando mi mirada.
- Bastante - dije evitando su mirada por igual.

Silencio

Entonces, una ráfaga de esas que son obra del destino me recordó que yo mismo me dije que no podía dudar más, y necesitaba actuar. Entonces como todo un adulto estúpido, pensé "Pues sabes Bon, ya no la puedes cagar mucho mas, Anímate!"

- Bonnie... - Lo miro y se me corta la respiración- Ahora estoy súper seguro que te amo.
- Entonces... - murmuró, cerrando sus ojos - ¡ahí va otra estupidez adulta! -

Si tiró para adelante sin gracia, y nuestros labios chocaron de forma inexperta. Me quedé quieto por un segundo hasta que sus manos se posaron en las mías y me trajeron otra vez al mundo. El mundo era esto. Era ese beso que nos dimos en ese instante que se sintió como una eternidad

Sentí su aliento mezclarse con el mio.
Todo fue muy dulce, todo muy cálido, y como sospechaba, sabía exactamente al chocolate que habíamos estado bebiendo. Todo fue muy nuestro.

Nos separamos y sus labios tenían un lindo tono rosado. Sus ojos brillaban bajo la suave luz de mí lámpara. Mi mano se fue a la suya, y mientras él, aún tan atónito como yo, se recostaba en el sillón, casi vencido por la gravedad, yo me acomodaba para estar más cerca suyo, envolviendo su cintura con mis brazos, él tomándome por el cuello, dejando la manta reposando en mi sillón. Una pausa y me di cuenta que ninguno entendía bien qué estaba pasando.

Pero no me importaba.

Me acerqué, pidiendo permiso, y así llegó otro beso. Lento, suave, y con toda la tranquilidad que una noche puede darte.

No nos peleábamos por el dominio como muchos lo proyectan en las pelis. Lo nuestro era una danza de prueba: suave y tranquila, sin preocuparse por el tiempo, saboreando al otro con tranquilidad. Eran unos bellos primeros beso, llenos de imperfecciones, tal como nosotros, pero a ninguno le importaba.

No me importaba porque él quizá recorría un poco mi cabello, y yo tal vez hacía un pequeño círculo en su cintura, decidiendo que esa era la mejor forma de mantener mis manos ocupadas. Porque santa María del Carmen sí esto era un sueño, dios sabe que no quería despertar.

Estábamos viviendo nuestros 20's, sabiendo que esta estupidez, era una que si bien no estaba llena de caídas en pasillos, nieve en navidad o siquiera seguridad sobre lo que estábamos haciendo o cualquier cosa de películas. Porque a pesar de estar en nuestros 20's, aún estábamos igual de confundidos y estúpidos que como estábamos hace dos años.

Pero no me importaba.

El mundo se detuvo y lo único que importaba era que Bonnie y yo nos estábamos besando. Y yo estaba decidido a contar las estrellas junto a él en una de las tantas y tan largas noches que tenía el invierno. Porque si estaba él, soñar y hacerlo no se sentía imposible.




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Hola! Aquí está la Jazzy del futuro innecesariamente metiéndose a comentar.

¡Estos últimos 2 capítulos literal cambiaron tanto! (Tanto que los edite dos veces)
La jazzy del futuro pt2 les desea una buena cuarentena wachos cuídense

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