Capítulo 22

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Me levanté en mi cama con los ojos perezosos y un gran dolor de cabeza; una resaca que me llegaba desde mi dignidad, abajo en el piso, hasta mi mala suerte, allá arriba. Sentía la incómoda sensación en mi cuello de no haber dormido con una almohada bien posicionada, si es que había dormido en una almohada. Los botones de mi pijama rayado se sentían mal acomodados, segura obra de mi yo inconsciente.

Me quedé paralizado unos segundos, solo viendo el techo, sin saber específicamente que hacer, tratando de recordar cómo había llegado a mi departamento, sin poder recordar nada, dándome cuenta que era imposible pensar en algo lúcido cuando estaba recién levantado.

Me gire hasta mi escritorio y tomé mi celular para tratar de revisar la hora, aún dormido. Quizá podía mandarle un mensaje a Joy, o a Meg, quien de hecho se había mantenido sobria y seguro recordaba la noche, para ver qué pasó y arreglar para volver a hablar.
Me detuve justo cuando aquel espejo negro me reveló a una figura detrás mío: Específicamente a Bonnie, detrás mio, acostado en mi cama, durmiendo pacíficamente con las sabanas encima.

De repente todo hizo un "click"
No recordaba mucho. Era más como un repentino tsunami de recuerdos. Como una memoria no vivida por tí, pero tal vez por alguien en otra vida. Como un sueño al despertar: No tan sólido, no con tanto sentido, mas bien borroso. Me pasaba incluso si solo estaba un poco borracho, eso de tener pequeñas lagunas mentales, o momentos en los que no recordaba exactamente qué había pasado, pero tenía un idea clara de lo sucedido.

Si me dieran un examen sobre lo que hice anoche, probablemente me sacaría un 5.
La última vez que había estado tan borracho fue cuando estaba en el sexto año de la high school, en la fiesta de egresados, y claro que no me había gustado el resultado de aquella noche. Sobre todo porque tenía los 18 recién cumplidos, y todavía no había tenido mucha experiencia con el alcohol, y terminar tu año en el inodoro de una estación de servicio no es muy agradable.

Odiaba el hecho de tomar tanto porque luego cosas como estas pasaban, y mi estúpido cerebro no podía darme ninguna explicación lógica de porque Bonnie estaba en la cama conmigo y que carajo había pasado para que todo resultase así.

Entre mis pensamientos, no me había movido un pelo. Estaba aún shockeado por todo lo que estaba pasando, y lo que había pasado anoche. Aún me dolía la cabeza

Decidí hacer una recapitulación de lo que sabía.

1.Había tomado con Meg y Joy, y puede que me haya pasado un par de copas.
2.Insistí en irme solo a casa, y caminé mientras comía chocolates.
3.Llegué a mi departamento, pero por algún motivo Bonnie estaba conmigo, y no quería darle mis llaves.
4.Entramos, me dejo en mi cama, y yo le dije… ¿Que le había dicho?
5. Me puse un pijama, porque tenía frío.
6. Me desperté.
Era un viernes verdaderamente raro para mi.

No podía imaginarme que clase de cosas había hecho y dicho la noche anterior, y Bonnie, a quién no le hablaba desde "El trágico" era él único con las respuestas.

No quería preguntarle, porque sabía que sería incómodo, pero sabía perfectamente que no estaba en condiciones de pensar en nada más. Estaba desorientado, y con una cabeza que no cooperaría.

Entonces se movió.

Me sobresalte, conteniendo un grito a medida que el se despertaba, muy somnoliento, como esos días de vuelta en la secundaria cuando, según él me contó, no dormía nada, y dormía en clases.

No se me ocurrió ninguna idea mejor que hacer lo que mejor sabía hacer este gran cobarde en una situación así; evadir el problema haciéndose el dormido.
Con la fuerza de un rayo me acosté en la cama como pude antes de que mi compañero de colchón se despertase completamente, cerrando mis ojos y respirando pesadamente, llamando con desesperación a las habilidades que había adquirido trad todas esas noches de insomnio cuando mi padre llegaba a mi habitación repentinamente por la noche, para ver que no me había escapado, y yo debía fingir estar dormido.

Sentí que a mi costado Bonnie se movía. Se sentó. Conociéndolo, probablemente se llevó una mano a los ojos, según dictaba su extraño hábito mañanero que se cumplía al pie de la letra. Le escuchaba estirarse un poco, tomando sus lentes.
El siguiente paso era el final, y era entonces donde se pararía y seguiría con el día.
Pero un tiempo largo pasó y no se paró.
En vez de eso, se quedó sentado, ahora al borde de la cama, donde ya no sentía demasiado su presencia.

Definitivamente estaba ahí; mirándome. Lo podía sentir, era esa inconfundible sensación en el cuello.

Entonces algunos pensamientos me noquearon. ¿Me despertaría para hablar? No, probablemente hablamos ayer.
¿Habré sido un cretino anoche? No, sino probablemente no estaría aquí aún.
¿Acaso él piensa que yo recuerdo lo que pasó ayer? No lo sé, conociéndolo seguro sabe que estaba borracho

Pero ante todo.... ¿Qué pasó ayer?
Era una pregunta a la que no tenía una respuesta en lo absoluto.
Mi problema es que si quería obtener una y parar mis dudas… debía "despertarme" y confrontarlo.

Por fin, sentí que se paró.
Escuché que levantó unas cosas de mi escritorio, y a los pocos segundos ya había cruzado la puerta de mi habitación, y ahora estaba en mi living, en el pasillo de salida.
En la entrada a mi casa y la salida de mi vida.

Si lo dejaba tan solo dar un paso a través de esa puerta, era consciente que solo se iría. No obtendría respuestas, y todo volvería a como era antes; cuando solo éramos vecinos.
El simple pensamiento doblo mi corazón.
¿Qué haría si actuaba y lo perdía para siempre? ¿Qué haría si no actuaba y gracias a mí cobardía no lo volvía a ver? ¿Acaso se desmoronaba mi vida mientras lo único que puedo lograr hacer es tirarme en la cama y fingir estar dormido?

Ambos dudamos.

Yo tenía miedo. Él seguro estaba enojado.

Yo quería respuestas. Él las tenía.

Pero ante todo, quería arreglar las cosas, y así finalmente terminar con las semanas más miserables de mi existencia.
¡Quería no ser tan cobarde y dejar de temer tanto a esa posible consecuencia que me retenía!

Entonces la puerta se cerró.

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