𝐢𝐱. 𝐧𝐞𝐟𝐞𝐫𝐞𝐭 𝐚𝐯𝐞𝐫𝐲

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━━━━━CAPÍTULO 9━━━━━
neferet avery

CHARLIE WEASLEY DEBÍA ADMITIR QUE, desde el momento en que su mirada se posó sobre aquella curiosa muchacha de ojos grises, se vio completamente envuelto en un huracán de emociones que nunca antes había experimentado y, sin embargo, ahí estaba él intentando sobrevivir a ese extraño dolor en el pecho que le molestaba con solo pensar en los bonitos ojos de Neferet Avery.

Probablemente su madre estaría muy contenta de saber que su hijo estaba interesado en algo más que no fueran los dragones, o no, eso ya depende de Molly Weasley, pues en cuanto se diera cuenta de quien era hija lo más probable es que le diera un ataque al corazón. Charlie había estado investigando sobre la familia de Neferet, no le avergonzaba admitirlo, le ganó la curiosidad y averiguó un par de cosas, también llegaron a sus oídos unos cuantos rumores que ciertamente no le sorprendieron tanto; estaba seguro de que había escuchado aquel apellido en algún otro momento y sabía cuánto peso tenía en la sociedad y lo importante había sido la familia Avery entre los seguidores del señor Tenebroso. Él no juzga, no se ve con el derecho de hacerlo, es decir, Voldemort hizo mucho daño tanto al mundo mágico como al muggle y sabe que existe la posibilidad de que ella siga los pasos de sus padres, pero cree que hay algo en Neferet Avery que la hace diferente. Sí, suena cliché, pero Charlie Weasley estaba siguiendo su instinto al confiar en alguien que apenas conocía.

Hace un par de semanas que habían vuelto al Santuario y el trabajo volvía a ser el mismo de siempre, la rutina que todos estaban acostumbrados a seguir se veía constantemente interrumpida por algún inconveniente provocados por los dragones, era algo a lo que ya estaban acostumbrados, sin embargo, a lo que los amigos de Charlie parecían no estar acostumbrados era a verlo actuar tan extraño. Y es que los últimos días había estado muy distraído, algo que no era propio del pelirrojo y que les estaba causando ciertos problemas a la hora de realizar sus trabajos.

—¿Qué demonios le hicieron a Charlie en Hogwarts?

Eleanor Jones, la rubia de ojos azules que compartía cabaña con el pelirrojo y Bastian, hizo su aparición cuando los dos chicos también acababan de llegar de realizar sus respectivos trabajos. Bastian, que sentía que no tenía el humor ni la paciencia suficiente como para soportar otro interrogatorio, caminó fuera de la habitación con la intención de evitarla lo más posible.

—¿De qué hablas? —preguntó el pelirrojo yendo a la cocina, en donde segundos antes el moreno había entrado, los pasos de la rubia se escucharon a su espalda siguiendo el mismo camino de sus amigos.

Había estado evitando ese tema todos esos días, sin embargo, especialmente hoy su amiga estaba muy insistente y no parecía querer dejar el tema de lado.

—No te hagas el tonto conmigo—se rió la chica echandole una significativa mirada a Bastian, para ella era más que obvio que él estaba al tanto de lo ocurrido a Charlie pero no quería abrir la boca, se acomodó en uno de los taburetes de la cocina observando atentamente a los dos chicos. Los estaba estudiando y eso a ninguno de ellos le gustaba—. Últimamente estás muy raro y por sus actitudes parece ser cierto que algo ocurrió contigo, Weasley.

Los chicos hicieron oídos sordos ante lo dicho por Eleonor, pues no era la primera vez que insistía, pero al moreno comenzaba a irritarle lo molesta que se estaba volviendo la rubia, no iba a abrir su boca aunque ella rogara para saber lo ocurrido, no iba a hablar de algo que no le concierne por más que aquella insolente estudiante de Beauxbatons fuese su persona menos favorita. Él era consciente que su amiga tenía sentimientos por Charlie, probablemente todo el mundo lo sabía menos el pelirrojo (o eso les hace creer a ellos), nunca tuvo problema con aquella situación pues la amistad entre ellos tres no cambió y en ningún momento se volvió incómodo, sin embargo, últimamente lo estaba poniendo de los nervios y lo agobiaba con su actitud. Entendía que como amiga quería saber en lo que se había visto envuelto el pelirrojo, pero tanta obstinación por obtener algo de información era culpa de los celos de una chica enamorada que presentía que detrás de aquello estaba una chica que se había robado la atención de Charlie.

Digamos que Eleonor debería ganarse la vida como adivina.

—No ha pasado nada que merezca la pena ser mencionado—habló Bastian con un tono de voz que le hizo saber a la rubia que lo mejor era no seguir insistiendo—. ¿Verdad, Charlie?

El mencionado rodó los ojos mirándole de reojo antes de volver a centrarse en lo que estaba haciendo, comenzó a buscar en el armario algo que pudiese cocinar para los tres—. No ocurrió nada más que ver a niños jugándose la vida con nuestros dragones.

Eleonor bufó. Ellos evitaban el tema otra vez.

—Estás siendo muy exagerado, esos niños estaban a salvo porque los tenían a ustedes—ella se levantó dispuesta a ayudar al muchacho al ver como este se ocupaba con más de una cosa—. Y Dumbledore no podría haber permitido que cualquiera de los estudiantes, de su colegio o no, muriera.

—Yo no le tendría mucha fé a Dumbledore—se metió Bastian—. Es uno de los magos más poderosos, sí, pero él no puede controlar todo lo que ocurre y ya lo ha demostrado los años anteriores.

—Batian tiene razón—asintió el pelirrojo estando de acuerdo—. Tener a Sirius Black merodeando en los pasillos de su propio colegio debería decirte algo.

Si bien Charlie sabía que Sirius era inocente, utilizarlo para dar un claro ejemplo del mal trabajo (en cuanto a protección) que hacía el director de Hogwarts era una buena excusa. 

—Son unos exagerados—rodó los ojos—. Sirius Black no parece un hombre tan peligroso como lo hacen ver, no creo que realmente fuese capaz de matar a ningún estudiante.

—Ya sabemos que te gustan los chicos malos, Eleonor, no tienes que ser tan obvia—se burló el moreno, mirándola de forma significativa antes de sonreír con cierta maldad—. Aunque sabemos que te van los pelirrojos más que todo.

La chica, que estaba cortando algunas verduras, se giró a verlo con cara de pocos amigos mientras sostenía el cuchillo con su mano pareciendo más amenazante de lo que era, el chico elevó sus manos con inocencia pero manteniendo una sonrisa burlona. ¡Oh, como adoraba hacerla rabiar!

Charlie, que se mantiene dándoles la espalda a ambos, pareció tensarse ligeramente por el comentario de su amigo pero no se inmutó, simplemente soltó una risa.

—Charlie tiene un par de hermanos para presentarte—señaló Bastian con malicia—. Podríamos organizar una cita.

Eleonor le lanzó los trozos de zanahorias cortados a la cabeza, los cuales él intentó esquivar con poco éxito mientras se reía.

—Los expertos en organizar citas son los gemelos—el Weasley se giró hacia ellos mirándolos divertidos, intentando ocultar cualquier rastro de incomodidad que pudiera delatarle—. Podríamos presentarte a Bill, seguro que te llevarías bien con él y llegarían a congeniar perfectamente.

Las carcajadas de su amigo no se hicieron esperar y pronto los trozos de zanahoria también fueron dirigidos al pelirrojo que acompañó al moreno con sus risas.

—¡Son un par de idiotas! —exclamó ella ligeramente molesta con Bastian por burlarse de sus sentimientos y con Charlie por no captar las indirectas—. ¡No se toman nada en serio!

Dejó las cosas bruscamente sobre la encimera de la cocina y se fue de ahí insultando a ambos por lo bajo. Bastian era consciente de que se había pasado al molestarla con su enamoramiento, pero era la única forma de callarla y que dejase de insistir tanto. Era obvio que en cualquier momento se daría cuenta, pues por el rumbo que iba la cosa con Charlie, en cualquier momento tendrían a aquella castaña insoportable pululando por la cabaña y en sus vidas, llamenlo adivino, pero Bastian lo sabía. Aunque tampoco estaba del todo convencido que la familia de esa chica rica le dejara estar con alguien de su estatus, lo más probable es que fueran supremacistas y odiaran a los mestizos, y, si bien Charlie proviene de una familia con uno de los linajes más puros, eran considerados traidores a la sangre.  Pero el no descartaba que fueran a terminar juntos.

—Está vez te has pasado.

El pelirrojo miró al moreno con incredulidad:—. ¿Yo? Pero si has empezado tú—bufó rodando los ojos mientras se disponía a seguir cocinando.

—No es mi culpa que ella no aguante nada—se rió—. Por lo menos así deja de ser tan intensa, no creo que le haga mucha gracia que esa francesita te tenga tan ido.

—No es francesa—le corrigió—. Y no me tiene ido.

—Sí, eso díselo a Francis—se levantó para ayudarle a terminar de cocinar, colocandose en el puesto que antes la rubia estaba ocupando—, el pobre casi se queda sin mano hoy porque quien se suponía que debería de estar pendiente del cuidado de Norberta se estaba escribiendo cartitas de amor con su noviecita francesa.

Había olvidado mencionarlo, pero desde el momento en que volvieron a Rumania, Charlie estuvo intercambiando cartas casi diariamente con Neferet. Al principio le sorprendió, pues fue ella quien dió el primer paso cuando, el mismo día en que volvieron, una lechuza desconocida irrumpió en su cabaña para entregarle una carta de su parte; después de eso, aquella situación se repitió casi todos los días.

Era maravilloso como en sus peores días, en esos en los que se replanteaba el peligro que corría constantemente, Neferet Avery lo hacía sonreír con simples palabras. Le parecía sorprendente como el hecho de simplemente recibir una carta le podía cambiar tanto el humor.

Últimamente tenía la cabeza en otro lugar y en eso sí que Bastian tenía razón, porque por su descuido uno de sus compañeros casi sufre un accidente, ya que, cuando iba de camino a darle de comer a Norberta vio a Ghost, la ya conocida lechuza de la castaña, volando en dirección a la cabaña donde Eleonor se encontraba en su hora de descanso y la verdad es que no quería que viese a una lechuza que no era de su familia entregándole una carta, porque no quería alimentar más su curiosidad. Así que fue rápidamente de regreso, olvidándose completamente de que tenía trabajo que hacer y dejando a Francis solo provocando que Norberta no se sintiera cómoda ante su presencia y se pusiera a la defensiva, el pobre chico casi se queda sin mano por su culpa. No se hizo un gran problema de lo ocurrido pues esas eran cosas a las que están expuestos a diario, sin embargo, Charlie se disculpó un montón de veces y sustituyó toda la tarde al chico en sus quehaceres como parte de su disculpa.

—Fue un descuido mío, lo sé, no tienes que repetírmelo. Ya me mortifico yo solo, no necesito de tu ayuda para eso—gruñó el pelirrojo por lo bajo—. Me disculpé con Francis y está todo bien.

—No quiero mortificarte, solo quiero que dejes de actuar como un tonto enamorado o harás que nuestros dragones nos coman a todos.

—Estas exagerando—gruñó por lo bajo— y no estoy enamorado de Neferet.

—Pero ella te gusta—se rió Bastian—. Mucho.

Y la verdad es que Charlie no podía negar eso porque Neferet Avery le gustaba demasiado.

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