17;; Eye of the tiger

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—¡Oh, Esperanza de Guadalupe! ¡Te amo!

—¡Gustavo Alfredo Martínez de Castilla...! —Esperanza se llevó la mano a la frente, apartando su mirada plaga de lágrimas de Gustavo— ¡No podemos estar juntos! ¡Yo amo a mi hermano, Pepito Manuel de Guadalupe!

—¡Nooooo!

Se escuchó un sollozo, proveniente de la pobre Elle, que lloraba mientras se metía un puñado de palomitas en la boca.

—Pobre Gustavo. Merece que Esperancita le ame —gimió, sonándose la nariz con la bufanda.

—Ya pasó —respondió Jay, dándole un par de palmaditas en el hombro.

La pantalla del televisor era, junto a una lamparita de pie, lo único que alumbraba los cansados rostros de nuestros protagonistas, que observaban la telenovela desde el suelo, comiendo palomitas.

—¿Qué sucederá con Marta Teresa? —dijo la voz en OFF del narrador de la historia— ¿Logrará Pepito Manuel escapar de las garras del amor de Esperanza? Descúbranlo todo en el próximo episodio de "El corazón tiene forma de esponja".

—¡Nooo, quiero más! —exclamó Muto, poniéndose en pie con lágrimas en el rostro— ¡Debo saber si María Conchita sobrevive a la operación!

Gem rodó los ojos y tomó el mando a distancia para apagar la televisión.

—Bueno, ya es suficiente —dijo, levantándose—. Son las cinco y nos espera un día muy largo. Venga, a la cama.

Los demás miembros de La Madriguera (y Marso) se quejaron casi a gritos, mirando a la chica con el ceño fruncido e incluso levantando los puños.

—No tenemos sueño, Gem —dijo Hamu, aguantando un bostezo—. Vamos a hacer algo todos juntos.

—Deberíamos planear lo que vamos a hacer cuando amanezca —sugirió Sully—. No sería muy gracioso que alguien más fuera secuestrado.

Gem puso los ojos en blanco y volvió a sentarse en el suelo, rascándose la mejilla en la tenía la fea herida que su madre le había hecho horas antes, arrancándose la sangre seca acumulada.

—Está bien —accedió, a regañadientes—. Pero a las seis yo me voy a dormir.

Todos se vieron de acuerdo con esa idea.

Aun así, no hablaron sobre nada relacionado con el apocalipsis. Simplemente comieron palomitas mientras intercambiaban conversaciones diversas, riendo de cuando e cuando, olvidando el hecho de que en cualquier momento podía aparecer un zombie sediento de sangre y matarlos a todos.

—Yo creo que logrará sobrevivir —dijo Sully, cruzándose de brazos—. Conchita es una mujer fuerte.

—¿Tú crees...? —preguntó Elle con ojos brillantes— ¿Y Gustavo y Esperanza?

—Esperanza ama a su hermano. No hay nada que se pueda hacer.

—Sah.

Gem asintió antes esta respuesta se metió un par de palomitas en la boca.

—Pues yo creo que Gustavo y Marta Teresa acaban juntos, sí —opinó.

Hamu rodó los ojos.

—¿Gustavo y Marta? Por favor...

Gem fue a dar varios argumentos que obviaban que esta pareja acabaría siendo canon, cuando un sollozo la interrumpió. Todos se giraron a Marso, que se encontraba con la cara entre las manos, llorando.

—¿Marso? —Hamu se acercó a ella, poniéndole una mano en el hombro— ¿Qué te pasa?

Ella negó con la cabeza y se apartó.

Los demás se miraron entre ellos, preocupados, y se aproximaron hacia la chica.

—Marso, ¿es por lo que he dicho de Gustavo y Marta? Que a lo mejor me equivoco, tranquila...

Ella volvió a negar y levantó la mirada.

—Tengo mucho miedo —murmuró, sorbiéndose los mocos, para volver a esconder el rostro.

Todos permanecieron en silencio, sin saber qué decir. ¿Cómo no habían pensado en lo que podía suponer para la más pequeña del grupo el vivir un apocalipsis?

—Quiero que todo vuelva a la normalidad... —dijo, hipando.

La Madriguera bajó la mirada. Todos querían que las cosas volvieran a la normalidad, por supuesto, pero no sabían qué podían hacer para lograr solucionar esto...

Gem suspiró y se puso en pie, mirando a Marso desde arriba.

—Hey, ya dije que arreglaríamos las cosas —intentó consolarla—. Y, en el caso de que no pueda ser, nos tenemos los unos a los otros. Podríamos irnos a otra ciudad, vivir todos juntos...

—Yo no quiero eso.

La castaña tomó mucho aire y frunció el ceño. Se hizo de nuevo el silencio entre los allí presentes, que sólo miraban a Marso y le acariciaban la espalda. Gem apretó los puños y tragó saliva.

Rising up, back on the street
Did my time, took my
chances

Los chicos levantaron las miradas, con ambas cejas alzadas. Gem se ruborizó hasta las orejas, pero frunció más el ceño y tragó de nuevo saliva para continuar:

Went the distance, now I'm back on my feet
Just a man and his will to survive

Elle sonrió levemente y le siguió la canción por lo bajo.

—So many times it happens too fast
You trade your passion for glory

Pok se levantó de un salto, y moviéndose cual estrella del rock también empezó a cantar.

—Don't lose your grip on the dreams of the past
You must fight just to keep them alive

Los restantes se miraron con expresiones confusas, como si sus amigos se trataran de locos. Entonces vieron a Marso, que tenía los ojos muy abiertos y la boca algo curvada en una sonrisa. Suspiraron, y sin levantarse, cantaron a voces el estribillo de la canción junto a los otros tres:

—It's the eye of the tiger
It's the thrill of the fight
Rising up to the challenge of our rival
And the last known survivor
Stalks his prey in the night

Marso rio mientras sus compañeros recitaban esto, e hizo un gesto para que mantuvieran el silencio.

And he's watching us now in the eyeeee... —dijeron estos, para luego callarte y señalarla con las manos.

Of the tiger —terminó la menor, poniéndose en pie de pronto.

Todos comenzaron a reír, sentándose de nuevo.

—Es la cosa más estúpida que he hecho a lo largo del día —admitió Gem, secándose las lágrimas provocadas por la risa.

A los pocos minutos, todos se encontraban tumbados en el suelo del ahora oscuro salón, algo apretados para conservar el calor y con varias mantas por encima, durmiendo.

gin.spo;~fm

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