18;; Ideando un nuevo plan después de un ColaCao

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◤Ideando un nuevo plan después de un ColaCao◢


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—¡Arriiiiiiba! ¡Venga, venga, despertad ya, cacho vagos!

Elle empezó a dar palmadas mientras gritaba, haciendo a sus compañeros gruñir y quejarse. Gem, que también estaba ya despierta y levantada, sonrió y le pasó un brazo por los hombros a Elle.

—Por estas cosas eres mi mejor amiga —dijo con orgullo.

Elle hizo un gesto que quería decir "Oh baia, vas a hacer que me sonroje, jijiji" y continuó con las palmadas y los gritos, hasta que los demás presentes lograron incorporarse.

—¿Qué hora es? —bostezó Hamu.

—Siete y media —respondió Gem, agachándose para recoger las mantas del suelo.

—¿No hemos dormido ni dos horas? —gimoteó Jay.

—Vosotros fuisteis los que quisisteis dormiros tan tarde.

—Vaaaamos, dejad de quejaros y poneos ya en pie —continuó gritando Elle, con expresión alegre y tranquila.

—Menuda energía... —murmuró Hamu, obedeciendo y levantándose.

Una vez todos estaban de pie, bostezando, pudieron ver que sobre la mesa del salón se encontraban ocho humeantes tazas que desprendían un delicioso olor, junto a la misma cantidad de platos llenos de bollitos y pan tostado.

—Venga, a desayunar —dijo Gem, sentándose a la mesa.

—¿Habéis preparado todo esto...? —preguntó Sully, notando como las tripas empezaban a rugirle.

Las dos chicas chocaron los puños y asintieron. Cada cual tomó asiento, con la boca hecha agua, y todos desayunaron rápidamente, muertos de hambre.

Llevaban sin tener una comida decente desde hacía como dos días. Eran muy tiquismiquis, sí. Niños ricos de pueblo.

—Madre de Dios... Tenía un hambre... —dijo Pok, poniendo los ojos en blanco mientras masticaba.

—Saaaah.

—Joder, deja de decir eso. Me recorre un escalofrío cada vez que oigo esa palabra... —pidió Sully a Muto, apoyando la cabeza en la palma de su mano— Es casi tan odiosa como los "miaus" de Gem.

—¡Hey! ¡No lo he dicho en días!

—Porque estás muy ocupada tratando de sobrevivir. Muto es imbécil y no se da cuenta de la situación, por eso aún lo dice.

—Sah.

—Miau.

—Joder...

Los demás estallaron en una leve carcajada que interrumpieron enseguida para poder seguir devorando.

—La verdad es que sí es molesto... —dijo de pronto Marso— La palabra esa que dice Muto. Me hace sentir... malestar.

Muto frunció el ceño y se rascó la barbilla.

—Pues no lo entiendo. Es una palabra muy interesante.

—Termina resultando cansina si es lo único que sale de tu boca —replicó Jay, limpiándose las boqueras con una servilleta.

Los allí presentes le dieron la razón al mayor, haciendo a Muto encogerse de hombros.

—Sah.

—Puto Muto —dijo Gem, para luego resoplar y darle un sorbo a su café.

—¿Por qué tú tienes café y yo Nesquik? —preguntó Sully, alzando una ceja y acercándose a la taza de la chica para ver mejor su contenido— No tienes edad de beber cosas tan fuertes.

—Tú tampoco. Y eso es un ColaCao —respondió ella, dándole otro sorbo a su bebida.

—Tengo tres años más que tú.

—Yo soy más madura.

—¿Qué? Eso no es verdad.

—Al menos yo no me dejo atrapar por una niña de 10 años zombie.

Parte de la mañana transcurrió así. En verdad, nuestros protagonistas necesitaban un descanso de tanto apocalipsis, y nada mejor que desayunar todos juntos, hablando de tonterías y discutiendo tal y como siempre hacían.

Pasaron los minutos, que casi llegaron a la hora. En el exterior ya empezaba a asomar el sol, aunque el jardín continuaba algo sumido en las sombras. Los miembros de La Madriguera (y Marso) recogieron la mesa y ordenador algo el salón. Elle fue al cuarto de Gem a cambiarse de ropa, mientras que los demás preparaban el equipaje.

—Okey, tenemos dos mochilas rellenas de chocolate que nos dificultan movernos —empezó a repasar Pok—, no tenemos las armaduras, el rastreador de Sully se ha perdido y ni él ni yo llevamos armas.

—Así vamos —suspiró Sully, cruzándose de brazos—. Ni siquiera tuve oportunidad de probas mi hacha-escopeta con Red...

—Espera, ¿qué? —Gem se giró a él, con los labios y el ceño fruncidos.

—Venga ya. ¡Casi me mata!

—¡No es conscientes de sus actos! ¡No es la Red verdadera!

—Por favor. —Sully rodó los ojos—. Si antes también era así, sólo que no tenía un ejército de mil zombies en su poder.

—No le vas a tocar ni un pelo a mi hermana, ¿me oyes?

Él la repitió por lo bajo en tono de burla, pero no se quejó de nuevo. En realidad, Gem tenía razón. Red no tenía culpa de haberse vuelto una sádica zombie...

—Está bien, ¿cuál es el plan? —Elle apareció por la puerta, subiendo la cremallera de su chaqueta de lana negra.

Hamu carraspeó.

—Pues, algo me da que no tenemos —recordó a los demás.

—Miau.

Elle le dio una colleja a Gem.

—Oye, deja ya los miaus. Se suponía que se habían acabado.

—Sí, perdona.

Jay se colocó una de las mochilas a los hombros, con el semblante serio.

—Vale, hagamos lo siguiente: —dijo— empezamos a caminar por el pueblo y que sea lo que el sah quiera.

—Saaaah.

El resto de personas presentes se encogió de hombros, dándose cuenta de que no tenían ningún mejor plan que seguir. Total, lo que Jay había sugerido era básicamente lo que habían hecho desde que todo aquello había comenzado.

—Podemos salir de Zorcala. Gem dijo que podíamos ir todos a vivir a una ciudad, apañárnoslas solos —recordó Marso, sonriendo levemente.

—¿Y dejar a todos estos zombies aquí? —replicó la mencionada— Sé que dije eso, pero... ¿y si esas cosas salen del pueblo? Que seguro que, si a Red le da por ordenarlo, lo harán. Y entonces, probablemente el mundo entero estaría perdido...

—¿Y qué propones? —dijo Jay, mirándola como si estuviera loca— ¿Curar a todos los zombies? ¿A los mil y pico o más? Porque ahí podía estar la mitad del pueblo, por lo menos.

Gem reflexionó unos instantes, dándose cuenta de que su amigo tenía toda la razón.

—Es verdad... ¿qué vamos a hacer? —preguntó Pok— No podremos sobrevivir eternamente, Gem.

Ella cerró los ojos.

—Sí, es verdad... —De pronto, separó los párpados. Quedó unos instantes en silencio, rascándose la barbilla, cuando su boca se torció en una pequeña sonrisa— O, bueno, tal vez si podamos, no sólo sobrevivir, sino también curar a todos los zombies...

—¿De qué hablas? —Sully entornó los ojos, sin entender del todo a la menor.

—Vamos a necesitar mucho más chocolate —fue su única respuesta.

—¿Eres consciente de que es casi imposible lograr que todos los zombies se reúnan y coman chocolate? Además, se morderían entre ellos al instante y no habría servido de nada.

La sonrisa de Gem se hizo más grande y visible. Tomó la otra mochila y se la cargó.

—No es imposible —dijo—. Y para lograrlo debemos —miró a Sully con malicia— encontrar a Red. 

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