Capítulo 16 Viejas Leyendas (Elbeth, Sophie y Lucía)

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Academia Luna Roja 11:00 am

-¡Señor director, señor director!- gritó alarmado un miembro del consejo escolar antes de interceptar al susodicho.

-Respira hijo, ¿qué pasa?- dijo adoptando un semblante serio.

-Hay un hombre que dice ser el padre de Marie- le informó inquieto.

-¿El padre de quien?- preguntó confuso.

-De la chica del pantano ya sabe, la de... - el director palideció antes de ordenarle que le trajera a Elbeth.

Despacho del director minutos después.

-¿Por qué tengo que estar aquí? Ni que fuera mi problema- dijo indignado

-Elbeth,la idea del examen es tuya - le gritó alarmado a la vez que la puerta se abría dejando entrever a un hombre alto de cabello cano que se los quedó mirando antes de entrar en la habitación. La pareja respondió a esto brindándole una cálida sonrisa que a decir verdad trasmitía muchas cosas pero confianza no era una de ellas.

-¿Cómo puede dejar a ese hijo de la gran puta sin un castigo? Si tanto miedo les da traédmelo y yo me ocuparé de despedazarlo y echárselo a los perros - bramó el caballero antes de estrellar el puño contra la mesa.

-¿Nos disculpa un momento?- le rogó antes de agarrar a Elbeth y salir al pasillo.

-¿Pasa algo?- le preguntó arqueando una ceja.

-¿Cómo coño no me dijiste que tenia familia... ?Es más ¿por qué coño tienes la tutela de alguien con familia? - le gritó agarrándolo del cuello de la camisa y zamarreándolo.

-¿Cómo querías que lo supiera? La gran mayoría son huérfanos o niños no deseados, es más, ¿qué padre con dos dedos de frente mandaría a su hijo a una academia para cazar bestias?- le explicó alzando la voz.

-¿Cómo?¿La mayoría? ¿Qué hay más?- le preguntó al borde de un ataque de ansiedad.

-No hace falta que te pongas así yo me encargo- le informó entrando en la habitación tomando el asiento del director- Mire, el padre de ese cabrón, es una persona que podría matarlo a usted, a su hija, a mi,al director y a toda esta maldita institución, ... ¿Usted tiene perro?

-Sí,Sí.

-¡Pues también lo matará!¡y se lo comerá!

-Pero...

-¡Cállese!- le grito estrellando su puño contra la mesa haciendo que el hombre se sobresaltara- Como se le ocurra tocarle un solo pelo a Piero, yo mismo le mataré y me lo comeré- le gritó relamiéndose antes de empezar una cuenta regresiva con los dedos. Esto hizo que el sujeto agachara la cabeza y abandonara la sala a toda velocidad.

-¿Qué ha pasado?- le preguntó el director asomándose levemente por el borde de la puerta.

-Na...ya esta solucionado. ¿Un café?¿ Un cigarro?

-Café

-Pues no tengo, es puro formalismo- le explicó recostándose en su asiento a la vez que sacaba dos cigarros de su pitillera y comenzaba a fumar. No le dio tiempo a terminar de exhalar la primera nube de humo cuando una voz chillona procedente de este hizo que se sobresaltara.

-¿No habías dejado esa mierda?- le preguntó Golondrina antes de que el humo comenzara a clarear dejando entrever el comedor donde se encontraba la pequeña detective.

-Elbeth ¿estás seguro qué esto es solo tabaco?- preguntó el director inquieto.

-No,tranquilo, es real solo un poco tacaña por algo emplea la magia de ceniza- el profesor le explicó que se trataba de un técnica ancestral que empleaba humo o vapor como medio de comunicación. Para finalizar le comentó que esta habilidad había pasado de generación en generación de ávaros paranoicos que no tenían intención de compartirla.

-Bueno, cambiando de tema ¿no sientes qué te falta algo?- le preguntó cruzándose de brazos mientras trataba de intimidarlo con la mirada. Elbeth comenzó a palparse la chaqueta con cierto neurotismo mientras se repetía una y otra vez que no era posible que esa mocosa le hubiera arrebatado lo que más amaba.

-Por un momento creí que te había perdido, mi pequeña- gritó ilusionado antes de extraer una petaca de plata de su chaqueta restregándosela por la cara mientras sujetaba el cigarro entre los dedos para evitar que se apagara.

-Nunca se si estas de coña o realmente solo eres un viejo loco- le comentó antes de suspirar y agarrar a Eric por el cuello de la camisa colocándolo entre ella y Elbeth

-Hola Eric ¿estas disfrutando de tu nueva niñera?- le preguntó despreocupado

-¿Niñera...?¿realmente crees que podría dedicarme a eso?- le preguntó ilusionada mientras sus ojos desprendían un leve brillo.

-Si,claro, los críos disfrutan más jugando con alguien de su edad

-Puto viejo borracho más te vale venir cagando ostias y llevarte a esos tres despojos,... Sin ofender ehhh- se excusó mirando a los chicos antes de clavar su mirada en Elbeth.

-¿Acaso hay un terremoto?

-No

-¿Tsunami?-

-No

-¿Posible impacto de meteorito?

-No

-Entonces,ni de coña.

-Hay un puto asesino suelto- le espetó con los ojos inyectados en sangre.

-¿Y? Según tu historial no debería resultar difícil eliminarlo ahhh, y,otra cosa, si Eric se niega a cenar, castígalo sin postre, siempre funciona- le aconsejó con una sonrisa.

-No tengo tiempo para tus mariconadas- le gritó histérica

-No te oigo, lo siento, alguien ha abierto una ventana se corta,...-dijo apagando enérgicamente el cigarro antes de disipar el poco humo que quedaba con la otra mano.

-¡Elbeth,Elbeth!- gritó antes de tirar el cuenco de sopa y apoyar la mano en su mejilla- Algún día lo mataré o mejor, lo abandonaré en una isla desierta sin su amada petaca- masculló maliciosamente.

-¿Tan terrible es quedarse aquí?- le preguntó Lucía mientras una gota de sudor frío surcaba su frente.

-No,hasta el momento solo han asesinado a prostitutas...

-¡Prostitutas!¡Mi mejor capítulo! núnca me había sentido tan feliz de ser un libro - resonó una voz desde el interior de la chaqueta vaquera de Sophie.

-Cállate,a nadie le importan tus corridas mentales- dijó la joven bruja con dureza cerrando su chaqueta.

-¡A mi si!- gritó Eric indignado porque no se tomó en cuenta su opinión

-Me estoy empezando a plantear muy seriamente si realmente no eres un perro.

-¿Y esa voz?- preguntó Golondrina extrañada.

-Ahh se trata de un viejo diario inútil y prepotente, nada importante-dijo con tono iracundo abriéndose la chaqueta y mostrándole el libro.

-¡No puedo creérmelo! ha pasado tanto tiempo,...¿me recuerdas?- le preguntó la muchacha con cierta esperanza de que David la reconociera.

-¿Cómo voy a olvidar a la zorra traidora que me entregó a ese puto mocoso?- le gritó de manera desquiciante causando que decenas de letras se despegaran de sus páginas y chocaran contra la cara de Golondrina.

-Una cosa ¿por qué eres un libro?- preguntó arqueando una ceja.

-Sin recipientes no hay invocaciones y sin invocaciones estoy preso. No sabes lo desesperante que es ser un libro al que nadie lee. ¡Es que únicamente me abren para destrozar mis páginas!- le explicó angustiado

-Pero eso es tan fácil como encontrar a otro recipiente ¿no?

-Sí,que tonto soy... Realmente crees que no los he buscado- le gritó con todas sus fuerzas antes de que Sophie lo agarrara y ocultara nuevamente en su gabardina mientras se disculpaba con la muchacha por los modales del diario.

-Tranquila, tiene todo el derecho a estar enfadado, llevar dos mil años atrapado dentro de esa cosa no tiene que ser muy agradable- le comentó antes de preguntarles por donde se había quedado.

-Por lo de las prostitutas- dijo Eric

-Ahh,sí, bueno la cosa es que solo esta matando escoria, nada indica que vaya a cambiar su patrón o que le interesen las Colibrís- les explicó bostezando levemente antes de dar un trago a su bebida escupiéndola a los pocos segundos- ¡Que asco, está aguado!- grito arrugando la cara y sacando la lengua

-Sí, es tradición aguar el vino y cualquier cosa que lleve alcohol- le explicó su compañero antes de que Golondrina lo golpeara dejándolo por los suelos mientras le espetaba que podría habérselo dicho antes.

-¿Colibrís?¿Donde he escuchado eso antes?- se preguntó Lucía alejando la pata de cordero de su boca.

Tras la cena los guardias los guiaron hasta el otro extremo del comedor donde se encontraba una angosta escalera de caracol, que se hundía en la más absoluta oscuridad, esta era mermada levemente por los mortecinos brillos de las antorchas. Durante el descenso Sophie se percató de que había pequeñas ventanas desde las que se podía ver el fondo del lago.

-Es hermoso- pensó antes de sonreír levemente mientras contemplaba cientos de peces brillantes y decenas de plantas acuáticas de colores que salpicaban el fondo rocoso creando un hermoso contraste entre luz y oscuridad.

-Sí, los que han dormido aquí lo asemejan con hacerlo bajo las estrellas en verano- le comentó Golondrina apoyando la barbilla en su hombro para observar la belleza sobrenatural del lugar.

Tras andar unos minutos llegaron al pie de la escalera, se trataba de una enorme plataforma circular repleta de puertas.

-Pueden escoger el cuarto que deseen, todos cuentan con dos camas, un baño acondicionado y unas vistas de ensueño aunque si quieren relajarse les sugiero las aguas termales, que se encuentran en la tercera puerta a la derecha nada más salir de la escalera.

-Vaya diita- masculló André dejándose caer en la cama bajo la atenta mirada de la detective que carraspeó enseñándole el colgante-Cierto- murmuró antes de incorporarse y abandonar la habitación mascullando maldiciones.

-Vamos allá- pensó quitándose el medallón. Llenó sus pulmones de aire antes de soplar con todas sus fuerzas el ala de la golondrina provocando que el ave comenzara a hincharse hasta convertirse en una pompa gigante en cuyo centro se podía entrever una figura humanoide que se precipitó sobre la cama nada más romperse. - Sus heridas sanan deprisa- pensó mientras le cambiaba las vendas a la bruja. Esto hizo que la chica abriera los ojos de par en par y le asestara una patada en la cara a Golondrina causando que esta cayera de espaldas y se golpeara la cabeza con la puerta.

-¡Uffff eso dolió!- masculló acariciándose la zona dolorida antes de dirigirse hacia la esquina donde se encontraba la bruja hecha un ovillo- No deberías moverte- le aconsejó.

-¿Y si lo hago?¿qué?¿Me azotarás? ¿Me molerás a palos?¿ Me meterás la cabeza bajo el agua? ¿O piensas matarme de hambre?- le gritó angustiada a la vez que en su rostro se dibujaba una mueca de dolor

-Los puntos- le aclaró la detective antes de acercarse un poco más y extender la mano- ¿Me dejas echar un vistazo?- le pidió señalando las vendas ya que solo le había dado tiempo a examinar la más cercana al hombro.

-¿Por qué?- susurró la muchacha mirando al suelo ya que había reconocido a Golondrina al verla más de cerca.

-Si se han abierto hay que cerrarlos enseguida para evitar la perdida desangre

-¿Por qué me ayudas?- le preguntó extrañada sin dejar de mirar las marcas de sus manos.

-Se lo que es ser rechazada por tus diferencias o que por el contrario se te acerquen solo por eso. No se que es peor la verdad además no es la primera vez que hago esto llevo cambiando vendas desde hace cinco años- le comentó examinando sus heridas- Por cierto¿ que hace alguien como tu en un sitio como este?- pregunto ciñendole la venda del vientre causando que la chica se retorciera de dolor

-Vine a defender nuestra libertad como todas en el cuervo negro- este comentario derivo en una mueca de astió por parte de Golondrina

-La juventud no debería preocuparse por la locura del mundo.

Aguas termales 3:00 am

-Realmente necesitaba esto- susurró Sophie antes de reír nuevamente y correr hacia la siguiente ducha termal con forma de cigarra. Lucía la observo con cierta nostalgia mientras apoyaba los brazos en el filo de la imponente piscina termal. Esa joven bruja le recordaba demasiado a ella un alma inocente pero valiente que no teme mostrar su lado más dulce o hacer cosas infantiles y absurdas por diversión.

-¿Puedo hacerte una pregunta?- le dijo Lucía. La joven abandonó la humeante cascada y se tumbo boca abajo frente a la cazadora aguantando su mentón con la mano izquierda.

-Claro,siempre y cuando me des la oportunidad de hacer lo mismo- le comentó con una leve sonrisa.

-Conocías a Elbeth de antes ¿no es así?- la joven adoptó un semblante más serio antes de suspirar.

-No,¿qué te hace pensar qué lo he visto antes?, yo no me relaciono con cazadores bueno, supongo que es normal en una bruja y sobretodo en nuestra familia

-Y aun así aquí estas... Ah,... y mientes muy mal. Si no lo conocieras hubieras puesto el grito en el cielo al verlo reaccionar de una forma tan pasiva a una situación adversa- le explicó Lucía clavando sus ojos en la pequeña bruja

-Bueno,digamos que él es la razón de que este aquí, ese viejo siempre ha tenido un extraño fetiche con la paz y todo eso. Cuando le pregunte el por qué me respondió con una frase bastante peculiar si hay guerra...

-No crece la maría por lo tanto hay que preservar la paz y la armonía-completó la cazadora- Es su frase favorita, un mal chiste del que nunca te aburres, a veces me planteo si será cierto que solo tiene plantas y alcohol en la cabeza, bueno de todas formas has cumplido,te toca preguntar.

-No he podido evitar fijarme en ese tatuaje de tu espalda ¿quién te lo hizo?- le preguntó intrigada con la esperanza de que esa pobre muchacha no estuviera ligada a ese grupo, ya que de ser así tendría un serio problema si algún aventurero lo descubría.

-Bueno,es complicado, la verdad preferiría no hablar de ello- esto último lo dijo en un susurro, su voz se había quebrado de repente lo que llevo a Sophie a la conclusión de que no había sido buena idea indagar sobre el tatuaje con forma de urraca agarrando una moneda que la joven portaba en la espalda- Por cierto por qué llevas la toalla alrededor del vientre no te esta tapando nada y...

-¡Lucía,Lucía!- un grito horripilante resonó por toda la sala.

-¡No jodas!- masculló antes de que la puerta se abriera de par en par. Una figura difusa entró a toda velocidad y se lanzó a la piscina precipitándose sobre la cabeza de la joven cazadora que simplemente lo golpeo en el estómago alejándolo un poco del filo para que no se abriera la cabeza. Sophie por su parte extendió  la toalla a toda prisa y se la coloco como si fuera una bata para evitar que la viera desnuda

-¡Lucía!-le gritó entre chapoteos

-Eric,eres un pervertido ¿qué crees que haces entrando así en una fuente termal?- le gritó furiosa.

-¡Lucía ayuda!- susurró agónico antes de sumergirse.

-No, Eric reflexiona sobre tu conducta antes de nada- le reprochó frunciendo el ceño.

-Parece que no sale- murmuró Sophie

-Mierda,es verdad, no sabe nadar- masculló horrorizada antes de ir en su busca

-Uhmmm qué blandito- susurró Eric antes de abrir los ojos y toparse con una Lucía ruborizada que se le quedó mirando antes de que se le inflara la vena de la frente y lo golpeara mandándolo al otro extremo de la sala mientras le gritaba que era un pervertido.

-Nunca cambiará- pensó con una leve sonrisa antes de preguntarle a que había venido ese alboroto. El cazador respondió que había tenido una pesadilla horrible y después había visto a una chica de ojos y piel blanca golpeando su ventana. Lucía lo interrumpió tratando de explicarle que seguramente estaba soñando despierto para que se tranquilizara.

-Pesadillas je je je las leyendas no hablan de pesadillas sino de almas en pena.¿Nunca has escuchado sobre este lugar y la historia que encierra?-le preguntó el libro soltando una risa desquiciante

-¿Qué sucedió?- le preguntó Lucía mientras una gota de sudor resbalaba por su frente para finalmente unirse al pequeño torrente que se precipitaba desde su mentón inundando el suelo.

-Hace muchos eones llego a estas tierras un enigmático cazador rubio  proveniente del norte uno de los últimos  Gilagit... buscaba el auténtico significado de la vida, ya que así podría dominar una magia extraña que le permitiría recuperar el alma de su amada y traerla de vuelta. Este misterioso poder solo era conocido por un ente aun más enigmático, que según cuentan ,habitaba en el fondo del lago. Tras meses de fatigosa búsqueda logró dar con él. La criatura le impuso tres pruebas que debía superar para conseguir lo que tanto ansiaba.

En primer lugar le pidió siete vírgenes que velaran el lugar día y noche, que le erigiera un santuario en su honor capaz de conectar el cielo con el infierno, por ultimo, debía escalar el pilar más alto para encontrar la verdad sobre la vida.

Nunca regresó, algunos especulan que era parte del trato, otros sostienen que todo era una alucinación por el consumo de setas, la versión más tenebrosa plantea que debido a lo que descubrió decidió quedarse guardando el secreto en las entrañas del lago.

Despacho de Cenrix

-¿Así que no habéis encontrado nada? Te di a mis mejores hombres, te saqué de ese puto agujero infestado de ratas brindándoles la primera conquista a esas hijas de puta con sombreros puntiagudos  y ahora no eres capaz de cazar a un puto loco- le gritó antes de golpear la mesa con todas sus fuerzas

-Pero señor, Golondrina tampoco...

-¿Qué no? Esa mocosa ha logrado más en un día que tu en toda la guerra... Admítelo eres un puto inútil que no ha sido capaz de avanzar ni un jodido milímetro en todo este tiempo causando que los demás burgueses me tengan como el jefe del matado que no es capaz de capturar a una bruja que va de aquí para aya celebrando botellones con nuestros desertores y alcohol. ¿Dame una buena razón para no destriparte  y secarte al sol mientras ves como a tu muñequita se rompe una y otra vez, te imaginas el sonido de sus huesos al quebrarse y esos gritos?- comento mientras se echaba hacia delante blandiendo un abrecartas 

- ¡Hijo de puta como te atrevas a tocarla...!- lo amenazó estrellando sus manos contra la mesa antes de incorporarse y plantarle cara

-¿Qué? Vamos sabes lo que pasará si me tocas ¿verdad?- preguntó con una sonrisa burlona, esto causo que Axel retrocediera. - Buen chico, ahora largo.

- Te aseguro que terminaras pagandolo- masculló abriendo la puerta dejando entrever a Golondrina

-Hombre, mi chica favorita ¡pasa, pasa!- le insistió amigable- ¿Alguna novedad?- preguntó en cuanto tomo asiento.

- No, la verdad es que esperaba que usted pudiera aclararme una cosa sobre Oswald y su estancia en el Páramo

- Claro, aunque tampoco se demasiado. Solo que durante su estancia se hizo amigo de un fanático religioso- le comentó sacando de un cajón un extraño dibujo sepia donde se podían ver a ambos individuos

-Y Oswald es el de...- murmuró tratando de adivinar cual de los hombres era el cazador

- El de la izquierda, tranquila, cualquiera los confundiría aunque sus compañeros de cacería tenían un método infalible a parte de los ojos claro, ese tipo sufría de Alzheimer y Parkinson.

- Y no existiría alguna manera de cambiar el color con magia o...- el burgués la interrumpió explicándole que era imposible ya que seria descubierto de inmediato por cualquier mago

- ¿ Y tiene alguna mascota?

-No, su perro Toby murió la semana pasada.

-Una última cosa ¿cómo es ese sitio? Es simple curiosidad

- Cientos de edificios descomunales y una extraña estatua que sostiene una antorcha en medio de un pequeña isla.











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