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En el cuarto de Harper, decorado con fotos suyas desde que fue un pequeño, estaba él/ella. Acostado en su cama durmiendo dando ronquidos con la boca chorreando saliva, no tenía sábanas que cubrieran su cuerpo, así que estaba descubierto al aire frío. Su diario estaba guardado en un cajón cerrado, no lo había agarrado hace mucho, por lo que lo dejo para continuar después.

Sus orejas se movían por tics, y su pecho se hacía más grande por respirar por la boca. Era de noche, había mucho silencio. De vez en cuando, soltaba unas frases raras.

—No, Foster, deja de estar chingando—dijo dormido, dándose la vuelta.

Sus sueños eran raros, y no recordaba mucho cada vez que dormía. Pero esta noche sí, y mucho.  No dormía que estaba desnudo en la escuela frente a un público y cosas extrañas con otras personas, pero algunas veces eran algo... Raras.

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—Jeje... Pescadito—dijo para dormir todavía profundo.

Del otro lado de su cuarto, por el pasillo en donde estaban todas las puertas que daban con diferentes habitaciones, estaba su hermano. Foster. Estaba tirado en su cama todavía despierto siendo ya altas horas de la noche, no tenía sueño y estaba incómodo. Era muy extraño de él que le pasara eso pero en estos días ha estado ido, como si algo le perturba cada vez más. A veces le dan ataques de ira para él mismo, no estaba enojado, estaba debatiendo con la ignorancia de la gente y con su propio ser, que era lo más difícil de controlar.

Trataba de no recordarlo, pero volvía y volvía a su mente. Al principio no le dio importancia, que era solo el momento que pasaba, la noche y sus experiencias combinadas era la peor cosa que le podría pasar. En su despertador marcaba las dos con catorce minutos, y se estaba desesperando algo, mas se quedaba acostado sin hacer algo siguiendo sin mover un músculo. En un momento dado, su corazón dio un pequeño momento en el que dejó de latir, no lo sintió, pero también un ligero calor pasó por sus mejillas, inmutado.

—¿Qué me pasa?—Fue muy leve lo que sacó de su boca, tanto que solo se entendería si supieran leer labios—.

Pasaban pocas cosas en su mente. Su respiración era lenta y suave, era él acostado sin hacer nada, solo en la comodidad de su cuarto.

Harper estaba soñando, pero no había nada que entendiera. Estaba en una escuela desconocida para él, nunca la había visto y los Pokémon no se le hacían familiar. Caminaba sin rumbo en los pasillos y en el campo que había. Pasando entre los demás, no creía que él existiera puesto que nadie le prestaba atención. Mientras comía unos Cheetos flaming hot, se sentó en una banca a ver a los demás haciendo sus actividades, justo en medio donde está un campo para caminar, en el que había un cuadro dividido por caminos para andar. Él los veía en su recreo justamente.

—¿Por qué nadie me topa? O sea, nadie me topa pero ahora literalmente parece que no existo ._. —dijo comiendo su bolsa de chucherías, haciendo ruido con la boca—. ¿Si o no pibe?

Le habló a un tipo de ahí que flotaba por el aire. Lo que le sorprendió es que parecía que hablaba en latín... Estaba piola 👍

—Tú sí me entiendes—metió unos Cheetos en su boca volviendo su vista de nuevo al patio.

Tragándose lo restante de su bolsa mientras lo sostenía arriba de su boca se marchó a lo que para su mente de maní tostado eran salones. No había nada interesante, solo varios Pokémon en una sala con capuchas negras que hacían una especie de ritual en la que invocan algo. Lo NoRmAl PaRa HaRpEr.

Podía sentirse libre de su aspecto afeminado sin que nadie lo vea, pero en el fondo siempre quiso que alguien lo distinguiera de género, lo cual espera algún día. Pasando de largo las indicaciones de lo que no podía hacer, su figura femenina no le importó, siguió sin nada más que su propia seguridad.

Entre aquellos Pokémon que caminaban y pasaban a través de él sin que se quite del camino hizo que piense que realmente fuera un sueño (no se daba cuenta de eso aún). Pasaba su pata entre ellos y le causaba gracia, hasta que se aburrió de creerse Danny phantom y siguió su camino. Pasó por los pasillos y se encontró a unos jóvenes que se estaban besando, llegando al punto en el que estaba pasando a otra cosa más que un beso. Esto le dio asco y se fue de allí. Todo en un salón, mientras estaba de chismoso en el marco de la puerta.

—Fua, muchas gracias por recordarme porqué no quiero tener novia 😌 chale banda, las morras de mi grupo se andan besando mientras yo juego al FIFA 😔✊

Siguió en sus pensamientos mirando al suelo mientras se ocupaba en porqué nadie lo quería, sin prestar mucha atención a su camino. Entrando casi en DePrEsIoN por sus propias boludeces. Caminó por varias vueltas al mismo lugar hasta que se decidió ir al lugar donde comía sus Cheetos, eso le gustó así que tomó esa idea.

Su cola le pesaba un poco, por lo que la tenía más levantada de lo usual. Estaba de punta, y eso le cansaba aún más, pero tenía que quedar bonita y sin tierra o sino no era HaRpEr 👠

Caminó por el puesto donde consiguió su botana anterior, se quedó ahí parado al ver que el propietario estaba wey así que no le prestó atención. Pero por si las moscas se decidió ser educado.

—Disculpa—dijo, con una expresión medio confusa. Obviamente el tipo no le hizo caso, así que agarró la bolsa y se fue—. Viejo conchesumadre, quiero ser amable y nadie me topa 😤👎

Nadie le topaba por ser un sueño.

Con su premio en su boca, se fue caminando donde quedó por primera vez.

—¿Pom qé nadiem me acem cajso?

Vio su objetivo la banca para sentarse por segunda ocasión, lo iba a hacer cuando de repente algo había chocado contra él de espaldas. Se cayó y sus Cheetos salieron volando al suelo cayendo a la fregada.

—Ahg, hijo de la concha ¿¡No VES que estoy pasando mamaguevo!? ¿¡Anta baka!?

Se talló la cabeza mientras lo insultaba de mil formas diferentes, pero se percató de algo. Pegó con alguien que estaba en una mesa blanca de plástico. Le parecía curioso, antes lo había visto, su figura. Se quedó ahí con la pata en su pelo, tratando de recordar dónde lo había visto. No le vino nada a la mente. Se paró, escuchando algunas palabras provenientes de él, con pasos lentos acercándose, luego delante de su semi conocido se reveló alguien más. Su mandíbula caía, y su corazón se aceleraba. Para ser un sueño era bastante realista. El Pokémon con quien había chocado era su hermano Foster.

No pudo pronunciar su nombre, por alguna razón no se le ocurre hacer eso. Estaba de espaldas dando su diamante en la retaguardia, cuando se dio cuenta había aplastado un Cheeto con su pata delantera derecha, como un respingo. No lograba hacer mucho, solo lo que el sueño planeaba. Ver que su hermano y un desconocido conversaban, esa era la primera vez observando a Foster sonreír al hablar con alguien. Estupefacto, se acercó como si de una reacción tratase, no se lo podía creer, los dos en un mismo sueño.

—No, tú no eres Foster.

Con los restos pisados del contenido de la bolsa en su pata, le entró curiosidad. ¿Cómo podía chocar cuando nadie lo podía tocar? Tocó su espalda baja, en medio de su rombo y el nacimiento de su cola, era un poco suave al tacto, sentía su espina dorsal. No fue tan delicado ni tan duro. Se le fue un poco la pata, bajaba poco a poco hasta llegar a la punta azul rey, la sostenía de las dos extremidades. Luego optó por un semi masaje corto, para estar seguro. En un momento su cabeza le cuestionó porqué le había tocado de esa manera, no supo dar respuesta. De todo el toqueteo, el cuerpo azul no se movía, solo era la sensación del tacto. Si no hubiera sido así, Foster reaccionaría y tuviera que darle una explicación.

Un poco incrédulo aún, dejó de serlo cuando la atención del Eevee fue llamada por el otro sujeto al otro lado de la mesa.

—Foster—dijo el extraño.

—¿Mhm?—inmediatamente sus pensamientos se disiparon, soltando su cola de repente culpa de la reacción—. ¿Cómo sabe...?

Al fin cayó en cuenta que su hermano estaba con un Umbreon, de la misma estatura en orejas y un poco de diferencia en sus anatomías. Foster apoyado en su pata derecha como aburrido, o irritado. Se fijó en el otro chico, probablemente misma edad. Ambos viéndose fijamente.

—¿Entonces qué te dicen?—habló el Glaceon.

El chico jugó con sus dedos rodando por la mesa.

—Estás muy concentrado en ese tema.

—¿Y por qué no? Si se trata de mí, literalmente casi todos se involucran, y tengo sospechas de alguien.

Blair se quedó callado, pero tenía dudas de qué sucedía, quién sospechaba y lo primordial, de qué hablan. En silencio, se puso en dos patas en la punta de la mesa sin que su cola toque el suelo.

—Solo porque nadie te lo hace no te importa, y debería, contigo se involucran igual ¿Y cómo quedas al igual que yo? Todos me odian, literalmente 16 años de sufrimiento, puede que lo veas ridículo, pero no lo has sentido.

El desconocido miró la mesa, con un suspiro.

—No me acuerdo mucho, pero de lo que me dicen es por qué me junto mucho contigo. A ellos les caes mal, o eso he escuchado.

—¿No te dicen por qué?

—Se supone que ellos me lo preguntan a mí, yo les tengo que dar una razón.

—Ya sé que dicen y piensan eso—bajó sus orejas algo apenado—. Pero quiero saber lo que les dices.

—¿Pues qué les voy a decir? Mira, si es por el problema que sucedió, a mí no me afecta. No creo que sea tan importante y no te voy a juzgar.

—Se acercan contigo porque no hiciste nada, incluso hay maestros que piensan mal de mí. No les importa lo académico, no les importa lo que haga. Creo que hay una maestra que dice cosas en contra mía.

—¿Y las veces en las que actuaste?—sus orejas puntiagudas estaban arriba, a diferencia de Foster, que creía su "conocido" estaba enojado con él—. ¿Crees que no influiste un poco?

Quien iba a dar la respuesta solo se limitó a morderse el labio al interior de su boca, sin que se viera.

—Un poco, nada grave realmente, pero...

—Foster—interrumpió el Umbreon, acercándose moviendo la parte superior de su cadera. Suavemente agarró los pendientes del chico, uno para cada pata. Esto hizo que el hermano de Harper luche en su interior por qué realizó esa acción, que no le desagradó del todo... Casi nada. Se vieron a los ojos, el de los pendientes creía que sus ojos eran muy profundos, tan negros, que resultaba difícil escucharle—. Entiendo por lo que pasas, conozco que al no sentir una buena reacción de los demás duele, y que veas todo el mundo divirtiéndose sin que nada les importe de la realidad. Y tú, sentado solo, pensando sobre todo lo que hacen al final sería ridículo, siendo tontos por no dar atención a lo realmente importante.

Era casi justo a sus pensamientos. En el fondo, muy en el fondo, se sintió conmovido, muy a punto de soltar lágrimas. Alguien que no le juzga, alguien que no le hiere y le entiende se hizo presente, después de dieciséis largos años. Sus preocupaciones internas decían que solo quería terminar la conversación con un "te entiendo", para ser rápido. 

Con suaves caricias en los pendientes, Foster obtuvo un nudo en la garganta y no quiso hablar. No demostrar sus sentimientos de tristeza. Bajó su mirada apenado, sus ojos iban a lagrimear. Nada de lo que sucedía lo demostraba, le pasaba seguido pero jamás lo decía, puede ser que por eso sea agresivo.

A pesar de sus esfuerzos de ocultar todo, nada pasaba desapercibido por el Eevee callado. Tenía muchas dudas, mucho más comparando la otra vez.

—Ya Foster—trató de ser dulce—. Todo estará bien, si los sigues escuchando te harán todavía daño. Sabes cómo son, en la escuela son unos idiotas, la inteligente del curso se fue con un estúpido. ¿Crees eso ser inteligente? Todos te hacen pequeño, tus notas son excelentes.

No quería revelar más de su pasado, no había dicho nada de otras experiencias, ya estaba muy dañado. Burlas, rechazos, pensamientos, humillaciones, demasiada presión por varios años sin tomar en cuenta...

—Oye—Silencio. Los anillos del Umbreon se iluminaron tenuemente.

Harper escuchaba atentamente, quería intervenir, pero nada podía hacer literalmente con ellos. Se escuchó un suspiro.

—Probablemente pienses que no quieras estar aquí. Conozco que has dicho que te desagrada la ignorancia. No saben lo que sientes y no quieres demostrarlo, y cuando hay momentos crees que es ridículo, siguiendo con tus pensamientos. No me desagradas, ni creo que merezcas todo esto.

<<Nadie creía en mí, todos se burlaron y lo peor no es eso, se acabó los años de primaria, y se fueron con esa idea de que no iba a ser nadie. No puedo hacer nada para remediarlo, no vale la pena. Quiero hacer todo para demostrarles que se equivocan y no era yo en ese entonces, no tenía conciencia, era solo yo. Los maestros no ayudaban, nada me ayudaba. Yo era inocente, y me da cáncer pensar eso>>

Eso era lo último que pensar para soltar sus lágrimas. Rendido, no aguantó más su nudo, ni sus ojos. No le importaba que lo viera así, tampoco lloraría exageradamente. Se tapó los ojos evitando rápidamente que lo vean.

—Y-yo...—quiso explicase, mas no pudo. Llorar enfrente de un desconocido para Harper. El menor estaba estupefacto, esa escena del mayor llorando, lo que presenciaba nunca se le olvidaría.

—Foster—chilló Eevee, sin caso. Sentía lástima, de todo sus sentimientos inesperados, era un éxtasis de saber qué sucedía.

El Umbreon se quedó callado, escuchando los gemidos llorosos de Foster. Al principio no supo qué hacer ni cómo reaccionar, pero al ver sus lágrimas cayendo por sus mejillas, no quiso que todos lo vean en ese estado. Se paró de su asiento y andando la mitad de mesa se juntó con el chico azul aún llorando.

—Oye, tranquilo—dijo esta vez sereno, dulce. Quitó los pendientes de su rostro que lo ocultaba e hizo que los muslos y piernas de Foster estuvieran en su dirección. Al final la pose era el hermano con sus muslos abiertos al Umbreon cerca de su entrepierna. El de pelaje negro tomó con delicadeza sus mejillas y se fijó que los ojos blancos de Foster evitaban contacto visual. Pasó la almohadilla de su pata abajo de ellas—. Está bien, está bien. Relájate.

Terminado eso se acercó casi rozando su cabeza para acomodarse a su cuello, cruzó sus patas para hacer una reacción inesperada... Foster recibiendo un abrazo.

De reacción, el contrarió igual pasó sus patas debajo de sus hombros acomodando su cabeza ligeramente hacia abajo, dejando sus pendientes atrás de su cabeza. En su espalda siendo tocado el rombo azul.

—Todo estará bien.

Harper juraba que Foster nunca, NUNCA, dejaría abrasarse ni mucho menos llorar. Un vacío en su pecho se presentó, quería cerrarlo, se retorcía queriendo saber qué diablos estaba sucediendo entre ellos dos. Muchas cosas pasaban por su cabeza, no podía pensar bien. Pasaron varios minutos, al final, era como si el sueño se hubiera contado, cuando se dio cuenta ya estaban separados, uno parecía irse. Foster sentado aún, con las patas delanteras en sus muslos, como típico fumador.

—Bueno, las clases empezarán, parece que me piro de aquí dejándote solo, pero no es así. Por más que quisiera demostrarlo.

—E-está bien—al paso del tiempo parecía poco calmado.

Al final de todo, ese pensamiento puede hacer que se arrepiente Foster después de un tiempo. Con un suspiro, el Umbreon se acercó nuevamente, pero parecía que ya tenía que irse.

—Y Foster, no me gusta verte así. Es más, creí que nunca te vería así en mi vida. No veo muchos llorar en la escuela—rió en broma.

—Cállate—dijo sin afán de ofender, pero cierto aire ofendido traía consigo mismo.

—Antes de irme—se juntó por unos segundos—. Gracias por abrirte conmigo, pudiste hacerlo con alguien más con quien tuvieras confianza pero fue a mí. Eso no me pasa seguido. No me dijiste exactamente todo, pero solo al verte así puedo comprender, no es un simple problema que se solucione con veinte pokés.

El de azul lo vio casi sorprendido, con simpatía pues nadie se abre así con otro seguido sino es un familiar. Sin aviso previo, las mejillas se dilataron dando a la vista un sonrojo, el Umbreon no lo tomó a mal, Harper estaba muriendo de curiosidad. En la cabeza de Foster fue un <<mierda>>, antes de bajar la cabeza fuera de la visión del otro para no avergonzarse.

Una risa no burlesca sonó.

—Me voy, ya se me hizo tarde—y así sin más el tipo se fue.

Foster quería decirle que se espere, aún tenía que darle las gracias por su tiempo y no burlarse. No hubo oportunidad.

Harper fue al acecho de su hermano lentamente, curioso y con la boca un poquito abierta sin decir nada. Lo último que vio fue a Foster levantar la mirada al chico alejándose, escuchó un nombre y supuso era su compañía. Parecía intangible ahora.

—¿Quién era al final?—se dijo Blair a sí mismo.

Pero la única respuesta que recibió fue la de su alrededor distorsionado sin previo aviso. Junto al lugar él también. Todo perdía su forma.  Estaba despertando.

—¡Espera, no...!

Oscuridad. Silencio. Sin sensación.

Abrió los ojos poco a poco, su visión era borrosa, creía en su cerebro de maíz un lugar reconocido. Su cuarto. Se levantó de reflejo, apoyado de patas, las cortinas levantándose por el viento. Su pelaje despeinado al igual que su mechón. No había ruido. Nada.

Vio su celular:

9:52 AM, sábado.

Su diario estaba ahí desde la última vez que lo usó, se dedicó a abrirlo y escribir en él, sin hacer nada más que eso, con la única incógnita de esa noche. Dio todo lo que recordaba, la escuela, el grupo encapuchado, el tipo latín, el sujeto... Foster llorando.

Las últimas palabras que escribió fueron:

¿Quién era ese tipo?

Martes 12 del 2023

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