Capítulo 42| ¡Lo quiero!

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D I A N A
🔮🔮🔮

Apolión, Ylenia y Aileen se pararon frente a un enorme portón donde vemos unas gruesas cadenas que no permiten entrar a nadie ajeno a los tres grandes. Caminando detrás de los primos ingresamos en el jardín que se veía algo oscuro, cientos de gruñidos se escuchaban de todos lados y por miedo las embarazadas nos abalanzamos encima de Apolión. Aileen lo tenía agarrado de su brazo derecho, Ylenia de su brazo izquierdo y yo me colgué a su espalda pasando mis brazos por encima de sus hombros y aferrándome a él como una garrapata.

– Chicas por favor no puedo caminar si todas me sofocan – logramos escuchar la voz de mi novio apenas en un susurro y todas lo soltamos estando algo avergonzadas. – Gracias – murmuro el descendiente de Hades rebuscando algo dentro de su mochila y de la nada saco un par de collares que nos entregó exceptuando a Gemma y Styx.

– ¿Qué se supone que deba hacer con esto? – pregunte con el artilugio entre mis manos, sentía cierta desconfianza a todos los aparatos de procedencia divina la diosa del rió Estigia me había dado un anillo que impedía que usara mi magia. Según ella es para proteger al bebé, pero Gemma dice que es para controlarme y que de seguro algo trama. La rubia se había negado en rotundo a manifestarse delante de la diosa por lo que cada que Styx nos veía hablando con la fantasma pensaba que se nos había saltado un tornillo.

– Te volverá una gigante para igualar el tamaño de los titanes – contesto Aileen activando su collar para cambiar su tamaño como ella había dicho volviéndose tan alta como cuando vi a Atlas en el jardín de las Hespérides. Su prima la siguió en tamaño al igual que mi novio dejándome a mí y Styx en un tamaño pequeño.

Colocando el collar en mi cuello lo active como ellos y para mi sorpresa Styx podía crecer sin necesidad de ningún collar mágico. Todos emprendimos el camino siendo seguidos muy de cerca por Gemma que sobrevolaba a nuestro lado sin ser detectada por nadie al ser un espectro. La caminata fue de minutos debido a nuestro enorme tamaño y llegamos hasta donde estaban reunidos todos los titanes aliados de Cronos. Después de todo pasar tiempo con Gemma me hizo aprender muchísimo acerca de la historia griega y por ende del pasado de mi novio.

Nuestra presencia llamo la atención de todos haciendo que la charla que tenían se detuviera de forma abrupta y girando a vernos de manera hostil abrieron un camino hasta el trono del titán del tiempo. Ambos bandos parecíamos estar en alerta algunos titanes y titánides se mantenían al margen viéndonos sin ninguna expresión mientras que otros dejaban al descubierto su descontento con nuestra llegada.

– ¿Quién dejo entrar a los engendros? – nos señaló una mujer de cabellos platinados tan blancos como la nieve y con una media luna en la frente. Esta miraba a Cronos con un gesto de enfado algo notable, Styx a nuestro lado saludo coqueta a uno de los titanes que le giño el ojo.

– Silencio Febe – grito el titan del tiempo generando que la titánide quede roja de la furia mientras nos observaba. Sin dejar que me intimide la mire de la misma forma sin demostrar que estaba aterrada ya que no tenía como defenderme más que el collar que me regalo Apolión.

– Traigan a mi hijo – haciendo ademanes con las manos Cronos no despego la mirada de nosotros los titanes sin rechistar desaparecieron para luego aparecer con un Hades amordazado y demasiado demacrado para ser el rey del inframundo.

Sus ojos azules no demostraban ese brillo peculiar cuando miraba a su esposa, su cuerpo se veía más delgado y sin dudas se podía ver que no había sido bien tratado en días. Aileen cubrió su boca escondiéndose detrás de Apolión para no llorar delante de los titanes. Por mi parte me contenía por no verme débil tenía un nudo en mi garganta y si escuchaba hablar a Hades creo que rompería en llanto. Desviando la mirada hacia la princesa de los mares note como ella mordía su labio inferior para que las lágrimas no se caigan de sus ojos. Gemma tan solo desviaba su mirada por todas las divinidades que estaba más que segura ella estaba maravillada comprobando que todo lo que ella creía ser fantasía era la más pura verdad. Y Styx... bueno ella continuaba mirando de forma coqueta a un titán que en estos momentos es lo que menos me importa.

– Vez hijo te dije que mi nieto lo lograría no dude ni un segundo de su capacidad – el rey del inframundo observo cansado a su padre que chasqueando los dedos hizo que los titanes pusieran de rodillas a Hades.

– Déjalo ir ahora... abuelo ni siquiera sé cómo pretendías que te llamara así cuando sabias de sobra que me traicionarías – grito Apolión apretando los puños hasta que tomaron un color casi blanquecino. Mi mano rodeo su muñeca intentando calmarlo de cierto modo somos cuatro jóvenes inmaduros contra titanes poderosos y encima de todo vengativos.

– Vamos muchacho no exageres sigo queriendo mucho a mis lindos nietos, pero les advertí que odio a mis hijos – exclamo Cronos mientras algunos reían de su comentario hiriente – Ahora dame los artefactos y yo te entregare a tu padre como lo prometí – extendió su mano esperando que mi novio caminara hacia él y le entregara lo que esperaba, pero mi Apolión es un chico listo.

– Primero entrégame a mi padre – gruño entre dientes Apolión sin despegar la mirada de su progenitor que parecía sonreír al ver a su hijo siendo tan decidido y confiado. Sentí como mi corazón se aceleró dentro de mi pecho retumbando en mi caja torácica con violencia. Quería atrapar sus labios fundiéndolos con los míos, pero este no era el momento para demostraciones de cariño. Estábamos metidos en el ojo de la tormenta que a pesar de estar tranquilo en cualquier momento esto puede empeorar.

– Hagamos esto tú le entregas a Febe los artefactos y Ceo¹ le entregara a Styx a Hades – mire a la pelinegra que seguía observando al titán que al parecer era el tal Ceo. Styx mordió su labio para luego cruzar sus brazos debajo de su pecho resaltando sus atributos.

Qué bueno que solo venía a ayudar.

A P O L I Ó N
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Desconfiado le entregue a la titánide lo que me exigua viendo de reojo como Ceo empujaba a mi padre hacia Styx que usando su poder evito que este caiga al suelo. sin dejar su coquetería se giró meneando sus caderas haciendo que el titán Ceo pierda un poco la cordura siguiendo con la mirada las posaderas de la diosa. Rascando su prominente barba negra desvió la mirada cuando Febe lo miro de forma desaprobatoria y su cara estaba roja por la furia.

– ¡Ya deja de mirarle el culo a cuanta coqueta te lo ofrezca! – grito la platinada inflando sus cachetes por la furia y caminado sin dejar de ver al que supongo es su esposo le entrego las cosas a Cronos. La diosa a nuestro lado soltó una suave risa coqueta que llamo la atención de más de un titán.

¿Qué estará tramando?

– Pueden irse ya tengo lo que quiero – moviendo su mano indicándonos que nos fuéramos mi abuelo sonrió viendo la copa, luego el néctar y por último el anillo que costó bastante que Styx entregara. Todo esto resulto muy fácil. Demasiado se podría agregar viniendo de un titán el cual desconfiaba de todos y se comió a sus propios hijos ni bien nacían. – Pero tú no hechicera – la sangre se me congelo, todo fue demasiado rápido y cuando quise reaccionar Diana ya estaba en brazos de Crío². Siendo apresada por este note la mirada de horror en mi novia y como no podía defenderse ni usar su collar para liberarse.

Lo sabía todo estaba resultando tan fácil... nunca nada es fácil si de dioses se trata sus egoístas intereses arruinan al mundo. Cronos y toda esta banda de idiotas sin cerebro no se saldrán con la suya.

– Deja ir a mi novia – llamas recorrieron mi cuerpo que comenzó a llenarse de ira y mucho odio siendo potenciado por Styx que veía con furia a Crío.

– No ella tiene en su vientre al heredero que tantos años llevo esperando – la paz que se estaba desquebrajando finalmente se rompió. Todo mi cuerpo se apagó mientras que humo salía de mi cuerpo donde antes habían estado las llamas. El oráculo de Delfos propinado la profecía del heredero del inframundo se repitió en mi cabeza y las piezas del rompe cabezas comenzaron a unirse.

Los portales que cruce cuando era niño debieron llevarme al olimpo no al mundo mortal.

Aquel perro que me ataco no era del tamaño de uno normal de los humanos, sino que tenía tamaños descomunales que para un niño pequeño hacían que fuera imposible de creer.

Esa extraña conexión que siempre me terminaba guiando hacia Diana con mi corazón roto.

Nuestro hijo...

Yo no era la profecía que destruiría a los olímpicos ni mucho menos lo es mi hermana, todo ese caos lo hará mi hijo...

– Cronos ya hablamos de esto tu no lastimarías a Diana – hablo entre dientes Styx que ahora traía su ropa de batalla y no el provocador vestido que traía a los titanes embobados. Saliendo de mi trance miro de manera furiosa a Crío que comienza a apretar un poco a Diana que chilla cerrando sus ojos.

El tiempo pareció correr más lento cuando vi caer de su dedo el anillo que la diosa del rió Estigia le había dado. Vientos fuertes comenzaron a soplar y finalmente mi novia abrió los ojos dejándolos ver completamente blancos. Con la fuerza de una ventisca logro zafarse de Crío y sobrevolando todo señalo a mi abuelo.

– Pagaras por dañar a mi hijo – Diana no parecía ser ella misma ahora sus cabellos tenían mechas blancas y violetas resaltando en esa masa castaña que se movía sin control. Recitando hechizos logro retener a los poderosos titanes en jaulas especiales mientras se guardaba a Cronos lo peor.

Mi abuelo no sabía lo que hacer sus habilidades del tiempo parecían ser inútiles ante los poderes de Diana que con mi ayuda y el de mis primas comenzaba a ser potenciado.

– Me canse – chasqueando sus dedos mi abuelo detiene el tiempo haciendo que el viento y todo lo que provocaba Diana se congele.

– Lo sabía es ella... Es ella – grita sin control Styx revoleando su espada por los aires mientras que Gemma intenta acercarse a Diana, pero algo no se lo permite.

– Ahora con más razón ¡lo quiero! – lo que detenía el tiempo dejo de funcionar Diana cerro sus ojos y cayo en caída libre estando desmayada. Mi padre corrió atrapándola en sus brazos, pero ahora estábamos rodeados porque los titanes ya no estaban presos en sus jaulas.

– Creo que es momento de decirme ¿Por qué me entero recién ahora que soy abuelo? Y segundo ¿tienen un plan? – argumento mi padre con mi novia en sus brazos que estaba cada vez más pálida. Sin estar muy orientados fuimos cubiertos por estrellas y desaparecimos del círculo.

Caímos todos dentro de un lago que no parecía ser nada seguro, nadando logre subir a la superficie donde fui a ayudar a mi padre con mi novia. Gemma se encargó de mis primas y la diosa del rio salió completamente seca del lago, pero con una enorme sonrisa en su rostro.

– Es ella... sabía que eras tú Diana – con su mano acaricio la mejilla de mi novia que comenzó a toser para sacar un poco de agua de sus pulmones. Abriendo sus ojos note como tenia uno de color blanco y el otro de un violeta oscuro pero que a simple vista era impresionante. Al tomar una bocanada de aire el color café de sus ojos apareció y junto con ellos el terror en su mirada.

– ¿Qué sabes Styx? – interrogo mi padre encendiendo su cabeza en llamas azules que lograron intimidar un poco a la diosa que no parecía temerle a nada... bueno nada acepto a mi padre. Ella simplemente negó sin dejar de acariciar la cabeza de mi novia que la veía desconcertada y comenzaba a temblar.

– Todavía no puedo decir nada o él se enfadará conmigo – comento está poniéndose en pie mientras iba hacia donde mis primas estaban revisando los rasguños que tenían en los brazos.

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#FelizJuevesEnLlamas
Quedan tres capítulos para terminar

Hoy fue un día con mucho trabajo espero ver sus votos y comentarios dándole amor a Apolión y Diana.

Capítulo dedicado a cruznicol324x lectora destacada

1 Ceo era conocido en la mitología como el titan de la inteligencia hijo de Gea (la tierra) y Urano (el cielo), casado con su hermana Febe.

2 Crío fue el titan de los rebaños y las manadas, también posiblemente de los saqueos. hijo de Gea y Urano, a diferencia de sus hermanos que se casaron entre ellos Crío se casó con Euribia con la que tuvo a Astreo, Palas y Perses.

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