10.-Ataque a pequeña escala.

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Editado: 05/ 12/ 2020

Ataque a pequeña escala.

La mañana iniciaba con los ánimos más elevados que últimamente, ahora la gente se miraba mucho más rebosante que antes; y luego de toda una tarde de convencer al gran consejo sobre su plan, el emperador Subaku reunió a todos sus caballeros y los alisto informándoles sobre lo que seguía en su plan, causando así, que antes de que el sol saliera el segundo príncipe ya hubiera armado sus grupos junto a la ayuda del estratega principal que terminaba por informales más detalladamente el plan. Existían tres grupos del imperio Uchiha que permanecían en los alrededores del reino observándolos; el plan constaba de tres líderes guiando a sus grupos al campo de batalla para derrotar a los enemigos.

—Temari —pronuncio el azabache elevando la mirada a su princesa mientras guardaba el pergamino con el plan — ¿Tu grupo está listo?

La joven asintió —Como nunca —sonriendo ajusta su armadura y se sorprende al sentir una mano caer sobre su hombro —Sikamaru... —suspira sujetando por los hombros al chico delante suyo —Estaré bien, idiota.

Acariciando la mejora de la joven solo suspiró — ¿No puedes dejar que alguien más vaya?

Con una sonrisa beso la palma de la mano que le sostenía —Pronto los dirigiré... ¿Cómo quieres que no vaya con ellos? —lo sujeta por las mejillas —necesito su confianza para que en un futuro confíen en mí como su líder, te prometo que matare a todos esos malditos Uchiha —sonríe ampliamente —no tienes que preocuparte, soy la mejor —se señala con confianza — ¿No lo crees?

Con una sonrisa bajó la mirada que había sido elevada por su pareja, Temari suspiró y se acercó a los labios de su pareja propinándole un largo beso, se separaron suavemente del rostro contrarío y miraron como el rostro ajeno se pintaba de tristeza, confiaban en el otro, pero aun así estaban asustados.

—Vuelve bien.

—Lo mismo te pido.

Entre un suspiro miraron atentamente los ojos ajenos, en tan poco tiempo su lazo se había fortalecido demasiado y la idea de perder al otro ante una guerra que se avecinaba... Estrechando sus manos ambos regresaron la mirada con dirección al camino del pueblo donde su emperador, la emperatriz y el tercer hijo llegaban para desear suerte a sus guerreros. Con todos firmes tomando a sus caballos, el emperador se aproximó a sus guerreros, pero principalmente a su hija mayor y a su segundo hijo tocando sus hombros.

—Confió en ustedes, hagan lo mejor posible haya afuera —Decía entre el mirarlos a ambos.

Con el asentimiento de ambos llego un abrazo por parte de su madre y hermano menor, ambos jóvenes dirigieron la mirada hacia su padre que solo bajaba la mirada en un intento de no ver esa escena en la cual no sabía cómo integrarse, Temari exhalo un suspiro y alejándose de su hermano y madre le dedicó una sonrisa a su padre; Yashamaru sonrío ampliamente al notar aquello y se aproximó despeinando a la rubia a su lado.

— ¡Pero bueno, no se preocupen tanto! —pronunciaba animado — ¡Yo me haré cargo de que esta bravucona vuelva sana y salva! —despeinaba el cabello rubio de su sobrina.

Entre una sonrisa se volvieron a abrazar, el segundo príncipe los miraba —Pero bueno, ya es hora, Temari estará bien —besa el cabello de su madre —no los quiero preocupados... volveremos.

Con esas palabras ambos jóvenes montaron sus caballos al lado de los caballeros que formarían parte de su grupo; una vez fuera del imperio los grupos se miraron entre sí, y con un asentimiento partieron separándose por los caminos marcados para cada grupo. Apretando los labios, el pelirrojo tomo la mano de su madre entre su sonrisa.

—Temari estará bien.

—Lo se cariño, debes hablar con el joven Uchiha y tu padre —sonriente toma las manos de su hijo —confío en lo que hacen, sé que... lograran unirnos.

—Gaara... —pronunciaba su padre —puedes descansar por hoy, hablemos más tarde sobre todo el plan... esta vez no puedo con todo solo.

El pelirrojo sonrío asintiendo y comprendiendo que su padre se encontraba igual o más preocupado por todo el movimiento que estaban haciendo, por sus hijos, por la guerra, pero aun así aquel hombre le dedicaba una leve sonrisa.

— ¿No sería bueno presentar a tu caballero con tu madre? Ya sabes... tomar una taza de té por algún lugar.

La mujer se vio sorprendida ante aquella proposición, pero una vez su hijo la tomo por la mano ella lo siguió, Lee avanzó detrás de ellos habiendo escuchado toda aquella conversación, y por primera vez saludo a la emperatriz. Al llegar a una casa de té tomaron asiento juntos entre una amena y divertida platica.

— ¿Descendencia china? —preguntaba muy interesada.

—Podría ser —expresa entre una leve risa —mi padre (Refiriéndose a Guy) dice que cuando me encontró llevaba ropas de china, por la forma de la tela y los bordados él piensa que posiblemente mi madre huyo de china, pero no pudo mantenerme una vez estuvo aquí, o quizá... ella definitivamente pensaba entregarme con alguien, pero no lo logro y algo salió mal en el proceso.

—Oh... —Decía con un ceño triste —eso... no es una historia muy feliz —pronunciaba con una leve sonrisa sosteniendo la mano del caballero.

Con una sonrisa el joven sostuvo la mano de la mujer —Pero ha mejorado con el tiempo, ahora tengo una casa, una familia.

— ¿Lo dices por tu padre?

—Si... por mi padre, por un amigo y... —sonríe por lo bajo —por una persona más.

Algo sonrojado, el joven de cabellos rojos sonrío dejando su taza de té al lado, secando sus labios miró de reojo al chico que platicaba animadamente con su madre y tomando la mano del azabache sonreía hacia su madre que parecía muy interesada en saber quién era la persona especial de aquel caballero.

—Amm... Madre —pronunciaba avergonzado.

Dudosa, la mujer asintió volviendo la mirada hacia su hijo — ¿Sí? —miraba de reojo las manos unidas de los chicos —dime...

—Es que mamá... yo soy —sonríe —la siguiente persona en la lista de Lee... —mirando al azabache sonrío —Él y yo encajamos desde el primer momento, y teniendo la oportunidad comenzamos a salir...

La mujer borro brevemente su sonrisa, pero asintió — ¿No piensas tener hijos?

—Bueno... —dirige la mirada a su caballero —podríamos adoptar un niño, ¿No?

El azabache sonrío algo sonrojado y solo asintió; ambos volvieron la mirada al frente observando a la mujer frente a ellos que dudosa bajaba la mirada, pero ella solo asintió al instante sujetando las manos de ambos chicos con sumo cariño. Fuera del reino los equipos ya llegaban a la base de los enemigos; dejando los caballos en la lejanía del pequeño bosque, la primer princesa hizo señas de acercamiento a sus caballeros quienes asintieron enseguida obedeciendo su señal, los miró, entre ellos a un joven de gran tamaño, pelirrojo, un amigo cercano de su pareja; el joven pelirrojo asintió hacia ella mientras todos se reunían alrededor.

—Bien, haremos esto bien, y juntos, el plan es rodearlos... los tres arqueros listos para tirar —Decía apuntando hacia bases en los árboles —a las tres bases, el tiempo esta medido así que ataquen, ninguno debe huir... caballero Chouji,

Una vez la joven asintió se dio la orden con la mano, en equipos de cuatro se dividieron para rodear el bosque, avanzaban en un caminar rápido y silencioso siguiendo a sus líderes de equipo. Con la espada en mano, la joven princesa apretó el agarre a su arma soltando un leve suspiro por lo bajo; el grupo estaba a la vista, solo debían esperar a que los vigías cayeran; por suerte, tal cual había dicho el Uchiha solo era un quipo pequeño de hombres, cinco en el pequeño campamento y los dos vigías en alto que apenas se alistaban para mantener sus rondas de vigilancia. La mirada esmeralda de la joven, regreso hacia el joven pelirrojo que de un asentimiento daba a entender que el arquero estaba listo; con una sonrisa y la adrenalina en el pecho, la joven miró a los vigías que ya se percataban de la presencia de las tropas Subaku; con un cerrar del puño del caballero pelirrojo, las flechas fueron lanzadas en seguimiento al primer equipo.

— ¡Nos atacan!

Sorprendida, la rubia regreso la mirada arriba, una flecha había fallado, el joven se encontraba herido del hombro, pero... seguía vivo.

— ¡Es hora! —ordeno con voz recia.

Todos salieron detrás de ella mirando como la pandilla enemiga ya se encontraba lista para recibir el ataque y responder, un choque de espadas comenzó a darse entre caballeros y Uchihas; la primer princesa luchaba de manera esplendida contra un solo hombre y otro que llegaba de pronto a tratar de matarla por la espalda, entre patadas y cruces de espadas la joven corto el cuello de su oponente dejándolo morir desangrado, miró a sus compañeros que por igual comenzaban a derribar a los contrincantes y simplemente sonrío mirando el alrededor por si algún ataque sorpresa se aproximaba, si algún Uchiha hubiera quedado con vida, el último fue derribado y apenas la princesa le daba la señal de victoria a sus arqueros... una flecha rozo su brazo.

— ¡Princesa! —gritaron al unisonó.

Todos se acercaron a ella, pero a Temari le importaba poco su herida, su mirada subió para asegurarse que una flecha se clavara en el pecho del enemigo que había logrado sobrevivir, y así fue; suspirando sentía como trataban su herida mientras le cuestionaban si se encontraba bien, ella sonreía aguantando el dolor de la curación mientras comenzaba a ver rostros de orgullo por la lucha ganada.

—Bien, bien, estuvo bien, casi lo tuvimos limpio... al menos los acabamos, el Uchiha no nos mintió, pero no bajen la guardia en el regreso...—los miraba con seriedad —acabamos de iniciar una guerra, la traición puede venir de cualquier lado.

Los guerreros asintieron victoriosos y avanzaron hacia los caballos procurando a su princesa que muy animada felicitaba a todo su escuadrón alabando la lucha que habían llevado. Por los alrededores de las afueras del reino los demás grupos dejaban sus caballos a una distancia considerable, sin chistar todos comenzaban a atacar ganando a su paso. Con un poco de preocupación en el pecho, un azabache salía del campo de lucha con dirección a su caballo, los guerreros eran altos y fuertes así que la duda le carcomía sobre el estado de su pareja.

— ¡Vamos, debemos ir al punto de encuentro —sube a su caballo —no los quiero ver bajando la guardia, hasta entonces la información del príncipe Uchiha a sido cierta, pero no queremos tener baja!

Con un leve golpe al muslo del animal todos los caballeros avanzaron hacia el punto de reunión. La madrugada ya se veía llegar, en el reino la mayoría ya tomaba su almuerzo, y con una sonrisa en cara el caballero de azabache cabello corría las cortinas del lugar para que su majestad entrara; la emperatriz le seguía tranquilamente tomada del brazo de su hijo con dirección hacia una mesa cualquiera del lugar, pero aun así los atendieron con rapidez, todo el lugar estaba animado y ellos reían por igual escuchando diversas historias; aunque por lo bajo en algunas mesas se escuchaba una plática entre susurros sobre la salida de los caballeros por la mañana, ante su preocupación los comensales de una mesa completa se ponían de pie hacia la mesa de la emperatriz, al notarlo, el guardia de la mesa tomaba su arma por el mango dispuesto a desenfundar su arma apenas ese grupo algo grande intentara algo, el pelirrojo dudó y se puso de pie pidiéndoles que se detuvieran.

— ¿Qué ocurre? —cuestionaba con una sonrisa.

—Nosotros... —Decía la joven del grupo saliendo detrás de sus compañeros —queríamos saber sobre los grupos de caballeros que salieron por la mañana.

—Es preocupante ver salir grupos tan grandes al mismo tiempo —mencionaba su compañero.

—Estamos enterados de la unión de usted con el príncipe Uchiha —se acerca más curioso —Pero... ¿Guardias saliendo a los días de su llegada?

—Solo... queremos saber que está ocurriendo.

El joven trago grueso dudoso de las palabras que debía decir, no sabía si se podía hablar del tema o no, pero de pronto sintió la mano de su madre sostener la suya, la mujer negó como respuesta, causando la molestia de los campesinos que se ofendieron un poco e intentaron acercarse, pero antes de poder decir más todos los clientes se habían levantado de sus asientos, las miradas de sorpresa y el silencio se hizo del lugar mientras el emperador, con sus ropas galantes, entraba por la puerta principal.

—Pa... padre... —pronunciaba sorprendido dando una reverencia.

— ¿Rasa? —se levantaba a prisa tragando saliva.

El emperador de pronto sonrío y avanzó abriéndose paso para estar al lado de su mujer, por primera vez ella notaba como esa sonrisa era distinta, mas tranquila, mas del antiguo Rasa. Tomando la mano de su amada, el emperador le dedico una sonrisa dejando un beso en aquella delicada mano mientras la emperatriz solo se ruborizaba sin saber que estaba ocurriendo, pero el hombre solo sonrío dirigiéndose a sus súbditos.

—No quería alarmarlos con ello... —pronunció hacia toda la gente —Además saben que hay cosas que siempre se mantienen sin que ustedes se enteren —la gente no dudo de su palabra y solo subió un poco la mirada al emperador que les hablaba —Si... llegara a pasar cualquier cosa que los pusiera en peligro yo me encargaría bajo todos los medios de evitar daño a mi gente... así tuviera que dar mi cabeza —pronunciaba dirigiendo la mirada a su esposa en un intento de disculpa —los protegería... —regresa la mirada a su gente —Dentro de poco hablare a todo el pueblo, los pondré al tanto de lo que está ocurriendo, pero por el momento no quiero que se alerten, estamos bien, estamos en paz y podríamos estar mucho mejor dentro de poco.

Con esas palabras la gente bajo la cabeza en son de agradecimiento hacia su soberano, el emperador hablaba con razón, desde hacía mucho que ellos no tenían que preocuparse por nada, a pesar de la cara dura de aquel hombre y la historia detrás del como llego a ser emperador, él los había cuidado muy bien y les había brindado todo lo que necesitaban. Tomando el brazo de su mujer la invito a tomar asiento nuevamente, y con una señal de mano hizo lo mismo hacia su hijo el caballero en la mesa quienes se sentaron al lado del otro algo dudosos de la situación, los chicos se miraban de reojo sosteniendo la mano del contrario bajo la mesa mientras la mujer al lado del emperador se mantenía en silencio mirando como su esposo pedía el almuerzo para él.

—Pensé... —los observa a todos —que no estaría mal tomar el almuerzo con ustedes.

Algo avergonzado, el hombre se inclinó sobre el hombro de su esposa sorprendiendo a todos en la mesa, Kakura miraba con sorpresa a su marido, y pintando la sonrisa que hace tiempo no estaba en su rostro acaricio su mejilla como en el pasado, el hombre sonreía por lo bajo complacido con aquella unión.

—Suena bien Rasa.

Él sonrío acercando a aquella mujer por la mejilla, y con un dulce beso se miraron como hacía tiempo no lo hacían; Gaara sonreía ante aquella unión y por su parte se sujetaba con ambas manos del brazo de su caballero con el deseo de besarlo por igual.

En el punto de encuentro, un grupo de doce hombres se encontraba alerta y esperando por los suyo manteniéndose escondidos entre grandes rocas, el líder de equipo suspiro pidiendo a los tres arqueros estar atentos mientras un chico castaño se acercaba a él en su caballo.

— ¿Qué cree usted comandante? No parece que sea una trampa.

—Nunca será bueno najar la guardia —Decía con la vista viajando de norte a sur en busca de cualquier movimiento extraño —en especial cuando se trata de Uchihas.

—No la estoy bajando, también se me hizo raro... pero todos estamos enterados de la historia Uchiha, la muerte de ese príncipe... —exhala un suspiro —sin tener gran información creó tener una idea más o menos clara de la traición a su pueblo, además no quiere desposar al tercer príncipe, ¿Y qué le podría esperar al regreso a su reino luego de rechazar una orden del emperador? Además de la muerte claro está.

El castaño regreso su mirada sorprendida al arquero a su lado, lo miraba de arriba abajo y simplemente sonreía asintiendo a sus palabras.

—Eres amigo de Shikamaru y Lee, ¿No es así?

— ¿Ha? —cuestionaba dudoso —... si, nos conocemos hace algún tiempo, ¿Por qué?

—Se nota que Shikamaru te ha pegado un poco de su inteligencia —bromea dirigiéndole una sonrisa —notas las cosas muy bien, Inuzuka Kiba ¿cierto? —el chico asiente a su cuestión —bien, bueno... si no salimos vivos de esto debo confesarte que eras uno de los caballeros que subiría de rango dentro de poco —vuelve a sonreír hacia él —podrías subir de rango apenas todo esto acabe.

Aunque sorprendido, el joven sonrío entre su asentir y al subir la mirada pudo notar a la lejanía como un grupo de doce caballeros avanzaban hacia ellos, los apunto con entusiasmo atrayendo la vista del comandante Subaku, Kankuro miró llegar al prometido de su hermana y pidió rápidamente que las armas descansaran un segundo mientras Shikamaru detenía su caballo al lado del segundo príncipe.

— ¿Todo bien? —cuestiono dudoso inspeccionando a los caballeros con la mirada.

—Nos costó un poco, eran grandes, fuertes... edad adulta y sobre todo experimentados en guerra.

—Por igual —informaba entre un suspiro —Temari no ha regresado, estoy... —bajaba la mirada.

—Yo también —pronunciaba inquieto.

Entre un suspiro ambos jóvenes se miraron, era estúpido, ambos sabían que esa chica era fuerte y había vencido a buenos guerreros de su reino... pero aun así no podían evitar el preocuparse, el miedo seguía ahí, esos hombres eran despiadados y lo habían mostrado al enfrentarse con ambos grupos, atacaban sin piedad a cada uno y se apoyaban entre sí para matar al atacante a toda costa.

— ¡Hey! —elevaba el brazo manteniendo el dolor a lo bajo.

Ambos grupos regresaron la mirada, el azabache de coleta avanzo con prisa entre una sonrisa aliviada hasta llegar al lado de su prometida, la chica sonreía y al tenerlo a su lado empujo el hombro de su amado, con una sonrisa en cara la chica se recargo de su yegua acariciando su pelaje.

—Venga, —eleva la ceja con curiosidad hacia su pareja —No dudarías de mi fuerza ¿O sí?

El joven azabache sonrío negando con algo de vergüenza, pero su sonrisa se borró cuando noto la señal de su buen amigo que se sujetaba el brazo con un ceño culposo, el joven se apresuró a tomar el brazo de su pareja y admirar el brazo contrario descubriendo los vendajes bajo su ropa rasgada, enfadado y preocupado veía la mancha de sangre sobre esos vendajes, y negando apretó los labios.

—Temari...

—Ha... no ha sido nada —aparta el brazo —simplemente es un pequeño raspón, ni siquiera se manchó mi ropa.

—No puedo creer que trataras de ocultarlo —sujetaba nuevamente la mano de su pareja.

Con paso tranquilo el caballo del segundo príncipe se acercó —Escuchen, no tenemos tiempo para esta pelea de enamorados, y tú —reprende con la mirada a su hermana —más te vale no tratar de ocultarnos cosas, ¿Qué demonios ocurrió?

Exhalando un suspiro baja la mirada —Una flecha no término su trabajo con un vigía, solo ha sido un rozón —dirige una mirada molesta al pelirrojo que la traiciono —no estoy herida de gravedad... —vuelve la mirada a su pareja y hermano —Nuestros oponentes estaban mezclados, los arqueros eran jóvenes mientras los otros podían variar entre adultos y un poco menos.

Con esa leve explicación los líderes de escuadrón se vieron reuniendo información y por fin confiando en la palabra del príncipe azabache un poco más, aunque aún cabía la posibilidad de que el reino Uchiha los enviara a morir como señuelo para iniciar una guerra y la conquista de los demás reinos de los alrededores.

Una vez el sol comenzaba a caer sobre el horizonte, el emperador y su emperatriz se encontraban nuevamente en la entrada del reino junto a sus caballeros reales, su hijo menor y el caballero especial de este; Gaara miraba de reojo a sus padres con total enternecimiento, él aún no había nacido como para poder mirarlos sonreírse de aquella forma, pero su hermana siempre había afirmado que en el pasado ellos siempre se habían comportado así, tomando sus manos y confiando en el otro. La corte del reino miraba desde lejos esperando el anuncio para atacar al emperador ante la perdida de tantos miembros, pero antes de poder decir y hacer algo todos los escuadrones llegaron sin falta, los líderes de escuadrón bajaron de sus caballos e inclinándose se propusieron a hablar.

—La información ha sido cierta, los matamos a todos —pronuncio el segundo príncipe con suma seriedad —No hubo bajas de nuestro lado, pero como dijo el Uchiha parecían experimentados, uno que otro chiquillo, pero debemos recordar padre, que el hermano mayor del príncipe Uchiha no era tan mayor y por lo bajo fue uno de los que más derramo sangre.

El emperador asintió, el debate eterno de creero no la palabra de aquel príncipe comenzaría en breve. Soltando la mano de sumujer como no queriendo, el hombre se apartó siendo seguido por sus caballerosdel palacio; la emperatriz Karura lo observo alejarse con algo de tristeza,pero lo dejo ir luego de toda aquella tarde mágica a su lado y solo se aproximóa sus hijos.

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