Capitulo 1.- Destinado a casarte.

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Editado: 05/12/ 2020

Destinado a casarte.

Por los enormes pasillos del gran palacio, un joven de piel cera con ojos trigueños de color cian, avanzaba con la mirada al suelo y las manos entrelazadas por delante bajo la gran túnica roja con decorados dorados, a su lado viajaba una chica rubia de ojos verdes azulados que fruncía el ceño con enfado; apretando los dientes paso delante del chico y lo detuvo por el brazo posándose frente a él.

—Gaara, te digo que me haré cargo —Dice con seguridad —no necesitar ir a ese lugar, yo le diré a nuestro Gran padre que eres demasiado —acaricia su piel de cera —joven para contraer matrimonio, además —sonríe tranquila —Kankuro ni siquiera ha asistido a una de esas juntas ceremoniales así que es ilógico el que tú vayas, ¿Por qué si quiera deberías de hacerlo?

—No —aparta la mano que lo sujeta —no puedes negarte a la petición de nuestra majestad, debo hacerlo —Dice decaído —debo hacerlo Temari.

— ¡Pues... me opongo! —repone furiosa.

Con paso rápido la joven levanto su larga y fina vestimenta mientras comenzaba a avanzar por el pasillo siendo seguida por el pelirrojo que aterrado la trataba de detener para evitar que fuera contra tan suprema Ley. Al llegar la joven ignoro a los hombres que resguardaban la entrada y entro posando ambas palmas sobre ambas puertas de madera abriéndolas de golpe y haciendo estremecer toda la habitación, pero al entrar se encontró con una mirada fría y sin sorpresa, su piel se helo y su mirada bajo junto a un poco de su decisión; las concubinas del emperador de fría mirada, se alejaron dejando la "Diversión" de lado, la emperatriz se levanto de su asiento aterrada de su esposo y la actitud de su hija, con paso rápido sostuvo el brazo de su primer hija mirándola con todo el terror en su mirada.

— ¿¡Qué estas haciendo!? —amenazaba con la mirada — ¡Debes pedir la presentación de los guardias —reprendía entre un susurro —te lo he dicho muchas veces ya Temari! —gritaba enfurecida y preocupada.

—Karura —pronunciaba con voz ronca y una leve sonrisa en labios mientras se levantaba —Mi primer hija —tendía los brazos a la rubia.

La chica trago grueso entre su asentir, y al mirar aquella sonrisa desvanecer y aquellos brazos bajar, Temari avanzo con la mirada gacha hasta llegar frente a su padre.

—Mi emperador —daba una reverencia con la cabeza.

El hombre sonrío y soltando un suspiro dirigió la mirada a su consorte cerca de la puerta de entrada, la mujer de cabello almendra bajo la mirada avergonzada y temerosa por el comportamiento de su hija, ella se puso de rodillas siendo seguida por el chico de pelirojo cabello que al igual que ella pedía perdón con la frente pegada al suelo.

—Gaara, mi tercer hijo —sonreía avanzando a su asiento —pasa por favor.

El menor elevo levemente la mirada y asintió sin poder mirar los ojos de su padre y emperador, se puso de pie con un suspiro y siguió el paso de su líder junto a su madre; al estar en su trono el hombre poso la mirada sobre su familia, la joven rubia se había puesto de rodillas con la mirada al suelo y el rostro directo a aquel hombre, sus manos se posaban sobre sus piernas aferradas a su vestido, enfurecida he impotente, mientras su hermano y madre rogaban a los dioses porque esa chica no se comportara aun mas insolente con su emperador. Rasa sonrío mirándola con total orgullo.

—Siempre me he sentido orgulloso de tu insolencia, es increíble... como no le tienes miedo a tu emperador —niega tomando un pergamino de entre el montón —por ello... —tendió el papel a una concubina que asintiendo lo entrego a la primer hija —he conseguido por fin un hombre adecuado para ti, tres de hecho, te permitiré elegir.

La joven observo el papel en sus manos y su mirada perdida subió hacia su rey, parpadeo, incrédula dirigiendo la mirada a su madre que suspiraba bajando la vista con incertidumbre; el menor observo a su hermana y le arrebato aquel papel de las manos abriéndolo a la mitad, pero solo se detuvo, ambos sabian lo que significaba aquel rollo de papel. Tomando una profunda respiración asintió para sí misma y subió la mirada hacia su padre.

—Me casaré con quien le parezca merecedor mi emperador, pero...

La tensión incendio el lugar y todas las miradas fueron sobre esa chica mientras Rasa dejaba ver su sonrisa, el hombre asintió sujetando su barbilla y dirigió la mirada a su primogénita permitiéndole hablar.

—Mi tercer hermano es muy joven, solo tiene dieciséis años —expresa entre el bajar de su mirada, el hombre toco su blanca mejilla permitiéndole seguir —le pido retrase su matrimonio, al menos hasta su mayoría de edad.

El hombre la miró y sonrió de nueva cuenta; en todo el reino su primogénita era la única que se atrevía a darle guerra, la joven no solo era una bella princesa, ella era guerrera excepcional y casi podría llegar a convertirse en erudito, si tan solo no fuera una dama, si fuera fácil él la pondría en el trono de inmediato, pero había toda una corte que se trataría de interponer y poner en peligro a su primogénita, no era necesario iniciar una guerra dentro del palacio.

—Así que era eso —Decía sin mas atrayendo la mirada sorprendida de su hija, con una señal de manos una concubina acerco el pergamino que su primogénita tenía en manos abriéndolo por completo —Shikamaru Nara, es un general con algo mas que solo fuerza, es inteligente, tan inteligente que mueve ejércitos sin dudar y los hace caminar a la victoria con las menores perdidas posibles... su familia se niega a participar en baños de sangre "innecesarios" pero eso ya no importa —cierra el pergamino —quiero que te despose ese hombre, ese tipo puede ganar la confianza de hasta el mas testarudo, y tienes a hombres leales a su lado.

—Sobre mi tercer hermano... —mencionaba dudosa sabiendo que no había mas que hacer sobre ella.

—Te daré tiempo para conocerlo —prosigue sin tomar en cuenta su duda —porque tengo algo mas destinado para ti y para él, quizá mi primogénita no pueda tomar el mando directamente, pero su voz resonará a través de ese hombre —sonríe orgulloso —Conócelo y tráelo a casa, quiero que lo enamores a tal punto que no se niegue a tu palabra así sea la más grande locura del mundo, someterlo es tu misión mi querida primogénita.

El hombre se levanto de su asiento avanzando frente a ella y tendiendo la mano para pedirle ponerse de pie, extendiendo su mano a la derecha recibió en su mano una peineta dorada dejada por una de sus concubinas; con delicadeza acomodó la peineta sobre el peinado de su hija, entonces sonrío extasiado en su idea para sujetarla por los hombros hundido en su excelente idea.

—Eres la mas apta para tomar el control de nuestro imperio —expresaba con aires de grandeza.

La mirada de la joven subió rendida su destino —Agradezco que se fije en mí su majestad, haré lo posible, —sube la mirada decidida —lo haré todo por someter a ese hombre... mi hermano —sentencio al final.

La risa animada del hombre lleno el lugar mientras pedía a su hijo ponerse de pie, poso la mano sobre el hombro de aquel chico haciéndolo estar a su lado con la mirada cabizbaja, suavemente lo hizo subir la mirada para encontrarse con sus ojos, lo miró directo apreciando su rostro de porcelana mas blanco que el de su hija, las facciones tan finas y delineadas de su rostro, sus labios rojos y bien proporcionados, retrocedió un paso para admirar su cuerpo que a pesar de mantenerse en entrenamiento como el de cualquier otro varón del reino, se veía tan delicado.

— ¿Has estado entrenando debidamente mi tercer hijo?

—Si, padre, mi segundo hermano se ha hecho cargo de mi entrenamiento —Decía con tono tranquilo y sumiso.

El hombre sonrío, y aun manteniendo la mano sobre el hombro de su hijo su mirada se topó con la de su hija, la chica permanecía con la mirada arriba, firme y decidida a retar a su emperador, decidida por lo que fuera a buscar; el emperador sonrío y asintió pidiendo a todos salir de la sala con excepción de su principal familia, sus hijos estaban quietos al lado del otro, y su esposa en la esquina de la habitación solo mantenía la mirada baja en espera de las siguientes palabras.

—Mi tercer hijo, Gaara de la Arena —tomo camino hacia uno de los gabinetes de la sala —es considerado como el hombre mas hermoso de nuestro imperio, miles de pergamino han llegado de las familias más poderosas pidiendo por él, hombres y mujeres desean... ruegan, conocerlo.

El menor bajo la mirada avergonzado con tales palabras mientras su hermana entrecerraba los ojos entre un suspiro inconforme con aquellas palabras que no parecían ser lo que ella quería.

—Debes aceptarlo Temari —niega encogiéndose de hombros —hasta que tú no tomes el control del reino... soy yo quien sigue tomando las decisiones, estoy al mando, y tú debes seguir mis ordenes al igual que todos en este lugar... —la chica bajo la mirada furiosa —no venderé a tu hermano, no por el momento —se dirige a su trono —te daré lo que pides, pero si no simples lo que pido podría pensar seriamente en no solo vender a tu hermano... una vez —los mira a los ojos —pueden retirarse, Karura... quiero un té.

La chica lo miró con furia por ultima vez, y enseguida fue arrastrada a la parte de afuera por manos de su hermano, cuando la puerta se cerro el rostro de ella se hundió en desesperanza y frustración, él tocó su brazo con una leve mirada de tristeza aun sobre esos labios sonrientes, la mayor suspiró y acaricio la mejilla de su hermano para luego besar su mejilla con cariño.

—Vamos, estaré bien —niega sonriente —busquemos la ficha de ese tal Shikamaru Nara —rasca su rostro —tengo que hacerlo mi esclavo cuanto antes —expresa en son de broma hacia su hermano.

—Temari.

El tono del chico había sido apagado, pero aun así seguia a su hermana por los pasillos apoyándola mientras los susurros se daban con cada paso que ellos avanzaban; definitivamente ese chico llamaba mucho la atención, más que nadie en el reino, ni siquiera su hermana se podía comparar a la cara angelical de ese chico que vestía con ropas de ceda esa piel blanquecina y delicada. Luego de dar unos pasos más se miraron llegando al despacho real donde apenas la joven dio acto de presencia todos bajaron la mirada con respeto, el consejero real pregunto rápidamente por lo que buscaban y enseguida comenzaron a buscar la información pedida, pronto les entregaron los archivos y el par de hermanos tomo camino a la habitación de la joven.

— ¿Aun no has podido salir? —Decía entre el ojear el pergamino en sus manos.

—No, la última vez todos me rodearon, por suerte nadie me robo nada, pero... no quisiera herirlos, los guardias podían atacarlos cuanto antes.

—Jum —sonríe levemente —eres un completo Ángel, te he dicho que necesitas ser un poco mas duro, si no —lo observa de reojo —no podrás salir del pueblo nunca, al menos —baja la mirada a su lectura —que Kankuro y yo te acompañemos claro está.

—Ya lo sé Temari, pero ellos no intentan hacer nada malo, soy el menos conocido de los hijos del emperador, principalmente por mi enfermedad de pequeño —suspira afligido —pero ahora que he mejorado y puedo salir ellos quieren saber de mí, solo se preocupan, —ríe enternecido —la última vez una señora me regalo un ungüento y algunas otras personas me dieron prendas realmente hermosas.

—Gaara —se detiene tomándolo por el hombro con seriedad —Eres un Ángel, pero te conseguiré una escolta, al mejor de los guardias del reino, —dudando muestra el pergamino en sus manos — ¿Me ayudas con mi investigación de este hombre?

—Claro.

Con una sonrisa ambos se adentraban en la habitación de la joven y tomaban asiento comenzando a reír divertidos por las cosas que la chica rubia le platicaba sobre aquel chico; llegada la hora los sirvientes llegaron a la puerta de aquel lugar avisando que había llegado la hora de su entrenamiento diario, la joven comenzó a sacarse sus pomposas ropas apenas los guardias se fueron mientras su hermano solo sonreía avergonzado hacia la mujer que limpiaba la habitación.

— ¡ha! Antes de que lo olvide, el guardia del reino —se dirige a la mujer de la limpieza —Rock Lee, necesito su presencia en breve en el campo de entrenamiento.

—Enseguida mandaremos a avisar —inclina el cuerpo —primer hija.

—Odio esas formalidades —expresa exasperada colocándose un pantalón.

—Sabes que es parte del ser hijos del emperador Temari, al menos entre nosotros podemos hablarnos por nuestros nombres —sonríe.

—Ya es algo, pero sigue siendo molesto.

Una vez lista y con el cabello bien atado, la joven tomó la espada de su habitación y salió con dirección al campo de entrenamiento junto a su hermano; una vez ambos hijos llegaron al campo todos dejaron lo que hacían ignorando al joven al mando por dar una reverencia a sus líderes.

— ¡Temari! ¿De nuevo? —eleva la ceja con molestia.

—Cállate y prosigue —pasa de largo —tenemos un entrenamiento que hacer.

—Lo lamento Kakuro —expresaba apenado.

—Joven tercer hijo... —pronunciaba con la mirada baja tendiéndole una espada que el joven tomaba con un asentimiento agradecido.

—No importa —suspira vencido —es la favorita así que hará lo que le venga en gana, —suspira sujetando la espalda de su hermano —ve a tu lugar Gaara.

El chico asintió y avanzó a su lugar de practica al lado de su hermana. Entre la practica al aire y golpes contra la espada amiga, lucha cuerpo a cuerpo y con dagas, la practica finalizo; el hermano del medio avanzo hacia sus dos hermanos abrazándolos por los hombros entre su recuperación del ejercicio.

— ¿Y bueno? ¿Vamos por un té o algo?

— ¡Si!

Expresaba con los ánimos por los cielos golpeando el estomago de su hermano del medio y tomando la mano del menor para llevarlo entre pasos rápidos por los pasillos del palacio, ellos recorrían los enormes pasillos entre una risa algo estruendosa y frente a ellos unas puertas se abrían de par en par dejándolos entrar en la sala de descanso donde cayeron sobre los cojines del lugar, Temari y Gaara se miraron entre su risa mientras sus hermano mayor entraba por igual cayendo sobre ambos entre su risa; Gaara se levantó empujando a su hermano entre su risa, siempre habían sido así de unidos, pero antes no podían divertirse de esa manera por la enfermedad del menor de ellos, una vez el té fue dejado frente a ellos en la pequeña mesa de centro todos se acercaron sin detener su risa tomando asiento al lado de los otros.

—Por cierto, Kankuro —sonríe ampliamente —tu hermana mayor esta por casarse, así que... ¡Espero tu gran regalo de bodas!

— ¿Qué? —desconcertado borro la sonrisa de su rostro volviendo la mirada sobre el menor —Gaara, ¿eso es cierto?

El menor bajo la mirada apretando los labios —Es mi culpa.

— ¡Claro que no es tú culpa! —insiste divertida abrazándolo por los hombros — ¡Lo he decidido yo! ¡yo y solo yo! —sonríe tranquila.

— ¿Qué ocurrió? —cuestiona preocupado hacia ambos.

—Padr... el emperador —se corrige apenado llevando la mano al pendiente de su oreja —me llamó por la mañana, me dijo que habían muchos pretendientes para mí, que había encontrado al indicado —inquieta sujeta su brazo —pero daría una segunda vista por si era que estaba equivocado, me hizo regresar por la tarde, pero para ese entonces Temari ya estaba enterada y lo confronto.

— ¡Tonta! —Decía molesto pegándole un golpe en la cabeza a su hermana — ¡Pondrás a nuestra madre en riesgo si sigues confrontando a ese hombre!

— ¡Ese hombre esta demente por ponerme en el trono! —soba el lugar afectado —él nunca se atrevería a tocarla, y si la tocara... de verdad se arrepentiría.

—Seguro —negaba con gracia — ¿Eres tonta Temari? —frunce el ceño con enfado — ¿Qué podrían hacer tres huérfanos contra todo un reino? ¡Un maldito reino Temari!

—Mira Kankuro —exhala un suspiro con enfado —eres quien entrena a todos los guerreros de este lugar, Gaara tiene una técnica reluciente con el arco y la lucha cuerpo a cuerpo, mientras que yo... ¿Necesitas que lo diga? Soy la mejor guerrera y he derrotado a todos tus subordinados, así que en el remoto caso de que algo así ocurriera tenemos conocimientos sobre todos los caminos del reino, sabemos dónde están los caballos, todo.

—No es tan fácil como eso —expresa decepcionado —Lo siento Gaara, no es que no me preocupe por ti, me preocupa que te quieran casar con cualquier chica o... y sabes, pero...

—Te comprendo Kankuro, nuestra madre está en riesgo.

—Que buen momento para que Yashamaru no esté aquí —baja la mirada frustrado —justo cuando lo necesitamos.

Los tres hermanos suspiraron por lo bajo completamente decaídos, pero sus rostros cambiaron cuando una sirvienta hizo acto de presencia en la sala para presentar a un guardia real. Él joven se quito el gorro designado por el emperador, se arrodillo sobre su pierna derecha mientras bajaba la cabeza en señal de respeto hacia los dos príncipes y la princesa.

— ¿Me ha mandado a llamar primer princesa? —expresaba con total lealtad.

—Si, —asentía sentándose debidamente frente a la mesa de centro —me han informado que el grupo de cinco soldados liderado por ti cuenta con los mejores guerreros del reino, pero sobre todo me has llamado la atención tú, capitán Rock Lee.

—Antes de que sigas —interviene el castaño — ¿Me puedes explicar que es lo que estas haciendo aquí?

—Necesito un guardia para Gaara —explica sin ponerle atención —para que salga del pueblo, ya vez que últimamente...

La mirada del guardia subió con prisa lleno de sorpresa, estaba curioso por ese príncipe que solo había logrado admirar de lejos, el chico mas apuesto de todo el reino; la voz de la princesa iba disminuyendo paso a paso que esas dos miradas se encontraban, aunque se sorprendieron, ambos mantuvieron la mirada sobre los ojos contrarios tomando una profunda respiración ante la fuerza de la mirada contraria, <Es hermoso> había sido el pensamiento de ambos jóvenes mientras su pieles se erizaban ante la fuerza de tal pensamiento, pero al final la mirada del príncipe pelirrojo fue la primera en ceder a tal tensión, el guardia sonrío y por igual bajo la mirada con la pena en sus mejillas, dudoso, y aun con las ganas de verlo mas tiempo.

—Es por eso Kankuro —Dirige la mirada al guardia — ¿Estás de acuerdo con cuidar al príncipe tercero?

— ¡Ha!... —elevaba la mirada entusiasmado —si... si es un decreto real, un pedimento de usted mi princesa —baja el rostro con respeto —yo aceptare gustos —eleva la mirada sonriente, su mirada viaja hacia el pelirrojo que asiente sonriente, Lee contesta de la misma forma —entonces... ¡cuidaré de usted su majestad!

El pelirojo sonrío animado a lo que su hermana solo sonrío complacida sin mirarlo de cuestionar nada, dirigió la mirada al azabache que se mantenía firme aun de rodillas.

—Me gusta tu entusiasmo, te lo estaré encargando entonces, además quisiera que salga al menos dos veces al día a dar una vuelta por el reino, de ahí para allá — observa a su hermano quien recobraba la compostura mirándola —tú mandas Gaara.

Con un asentimiento del pelirrojo el guardia se puso de píe dispuesto a cumplir su trabajo, el tercer príncipe trago grueso al mirarlo mantenerle la mirada tan directamente.

—Por ahora... puedes retirarte.

El azabache asintió con una sonrisa y dio unareverencia ante los tres príncipes como despedida para luego abandonar lahabitación con el corazón hecho un lío, el tercer príncipe era hermoso, eralocamente hermoso.

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¡Bien! Primeramente Hola.

Si son nuevos en mis historias bienvenidos, no soy la mejor pero comparado con el inició he mejorado, espero les guste esta historia, espero dejen su estrellita y algún comentario.

Esta historia inicio a base de una imagen, la de portada, primeramente, no tenia muy bien ubicada la época, luego de ver y ver la imagen me di cuenta que fue mucho después de los imperios mas o menos época de Hiroshima y Nagasaki pero bueno, ya lo hice así y creo que no salió tan mal, pero a falta de mi conocimiento de la época posiblemente haya algunas faltas o palabras que no sean, igual tratare de hacer lo mejor posible, espero les guste y próximamente subiré el siguiente capitulo... Ya acordaremos días.

Besos.

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