Capítulo 22.- Acuerdo.

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Editado: 04/ 03/ 2021

Acuerdo.

[Imperio Hyuga]

Con nerviosismo los cuatro líderes esperaban en el vestíbulo del enorme palacio mientras intentaban tranquilizarse entre el dirigirse sonrisas pues el ambiente en aquel lugar era... tan tranquilo y correcto que les causaba un poco de miedo; hacia muy poco tiempo que habían llegado y los caballeros del lugar ya habían ido a informar al líder del lugar.

—Entonces... ¿Qué tal están? —cuestiona el Uchiha.

—Aunque nosotros los Hatake somos muy diciplinados y seguimos un orden cercano... la verdad no tenemos tal perfección como la que abunda por estas calles y pasillos... —ríe nervioso —admito mi nerviosismo, esto es un acuerdo demasiado grande y los Hyuga son poderosos.

Apretando la mandíbula, la joven se gira hacia los hombres a su lado con total temor en la mirada —Somos un desastre en verdad, imaginen mi miedo de faltarles al respeto de alguna manera que no puedo ni imaginarme... —pierde su mirada en sus pensamientos —solo... —ríe ansiosa —solo... —sujeta el brazo del pelirrojo —les dejaré toda la charla a ustedes tres.

Entre una risa divertida, el uchiha sujeta el hombro del Hatake —Amigo, pensé que yo era el único que moría de miedo... —riendo sujeta el hombro del pelirrojo — ¿Y tú como te encuentras?

—Estoy... —niega, tragando saliva con una sonrisa —muriendo de pánico.

Los guardias detrás de sus lideres se miran con diversión y ternura ante el nerviosismo del menor de los líderes, Lee sonríe por lo bajo admirando como su pareja comienza a charlar con los otros dirigentes, y al notar aquella mirada Guy empuja levemente el brazo de su antiguo pupilo.

— ¿Qué tal te va con el príncipe?

—Muy bien sensei, aunque... —su sonrisa disminuye —él de verdad está preocupado por este este tema, no quiere forzar a su hermana a tomar el control del reino y piensa que nuestra relación podría afectar seriamente el tratado con los Hyuga.

—Y tiene mucha razón, el emperador de los Hyuga es una persona muy cerrada de mente, aquí no esta permitido ni siquiera el concubinato... aquí solo hay una persona con la cual unir toda tu vida, y con la cual tener relaciones sexuales, y claramente deben ser del sexo opuesto.

—Oo... —inquieto lo mira —Eso no me ayuda a tranquilizarme sensei.

El hombre ríe divertido —Oh, Lee... —sujeta su hombro —No es para que te asustes, ese niño parecer ser alguien inteligente, ten fe en que podrá lograrlo, se que los convencerá... además, —poniéndose firme apunta con la mirada —si la convence a ella todo irá bien.

Por los pasillos reales la familia Hyuga hacía notar su fina entrada, el emperador avanzaba con sus dos hijas siguiéndole a pasos exactos de distancia, la mayor les dedica una sonrisa a los nuevos líderes y sus compañías, mientras que los cuatro líderes se ponían de pie sonriendo para enseguida dar una reverencia ante el gran y duro dirigente que los miraba con molestia; con paso tranquilo el hombre avanzo hacia su asiento en aquella enorme sala, mientras el hombre tomaba asiento con total clase podía observar cómo sus invitados seguían de pie con la cabeza gacha, sus hijas le siguen el ejemplo tomando asiento cada una en su asiento designado mientras protegiendo a la familia real solo un hombre monta guardia, un joven de cabello castaño largo y ojos perla que no aparta la mano del mango de su espada mientras mantiene la vista al frente.

—Por favor... —menciona la dulce voz de la hija mayor —tomen asiento donde gusten.

La chica sonríe al verlos asentir y muy tranquilamente hace un gesto con la mano que causa la entrada de la servidumbre en la sala, delante de ellos se comienza a colocar un festín lleno de los mas hermosos aperitivos; los cuatro dirigentes se miraron entre si tragando grueso, todos dudaban sobre el tomar cualquier cosa de esa mesa ante la dura mirada perla del líder Hyuga.

—Gracias por la hospitalidad, —sonríe el pelirrojo —y por su tiempo —da una leve reverencia.

—No es nada, —menciona apartando su dura mirada —tomen lo que guste, y... —toma una profunda respiración uniendo sus manos bajo las mangas de su fino traje —mi hija también ha pedido que preparen algunas provisiones para su camino de regreso.

—Oh, muchas gracias —vuelve a dar una reverencia hacia la chica —princ... ha... —duda sin subir la mirada.

— ¡Oh no te preocupes por favor! Llamarme princesa esta bien por el momento, —dirige la mirada a su padre — ¿Cierto, padre?

—Correcto Hinata, por el momento mi hija aún no es nombrada como emperatriz, así que... príncipe Subaku no se preocupe por el llamado.

Subiendo la mirada con una leve sonrisa, el príncipe tercero logra quitar los nervios de los hombros de todos los dirigentes que tragando grueso miraban como la conversación daba inicio con un aire calmado, y ahora uno de ellos debía seguir con ese buen ambiente.

—Bueno, he escuchado que una guerra se llevó acabo entre sus reinos —menciona con su fría cara.

—En efecto, —asiente el azabache —pero más bien fue una unión contra... mi ahora reino.

—Oh... —sube la mirada levemente interesado —sobre el tema de querer apropiarse de todos los reinos y crear un "Imperio Uchiha" mucho mayor al que poseían.

Los cuatro dirigentes se miran con suma sorpresa por la calma y veracidad de las palabras del dirigente Hyuga que solo ríe levemente cediendo la palabra a su hija mayor; la chica se muestra avergonzada y solo inclina levemente la cabeza en son de disculpa.

—El antiguo emperador Uchiha intento un movimiento sobre nosotros, pero mi padre evito que eso sucediera.

—Jamas supimos de... —menciona de pronto la pelirosa.

—En ese entonces, el reino de las mujeres ya estaba bajo su control —informa despectivo hacia la mujer.

Aunque molestos ante tal respuesta y el tono de su voz hacia su compañera, todos se abstienen de decir cualquier cosa y solo sonríen por lo bajo tratando de retener su odio; la princesa mayor traga grueso ante el pesado ambiente instaurado en la sala y sin poder decir nada por la presencia de su padre, solo baja la mirada arrepentida de las palabras dichas, al subir su mirada perla se encuentra con los ojos cian del pelirrojo frente a ella, sorpresivamente el chico parecía preocupado por ella.

—Amm... —informa el albino —nosotros firmamos un tratado que nos conecta a los cuatro reinos, el reino Haruno, Uchiha, Subaku y claramente el Hatake por igual, queremos unirnos —aclara con firmeza —y formar un gran imperio que se expanda al centro de los tres reinos...

—Es un gran plan... —Expresa sorprendido — ¿Y cuál es el problema?

—Principalmente... —Dice el pelirrojo —No queremos movernos sin informarles, queremos hacer este gran movimiento con su imperio informado para no tener conflictos entre nosotros.

Sonríe levemente dando un asentimiento —Es un buen pensamiento, muy precavido.

—Y de segunda mano, —añade la pelirosa algo temerosa —Queríamos establecer un tratado con ustedes, mis guerreras han hecho buenos tratos con mercaderes, pero con los cuatro reinos unidos la gente será demasiada como para alimentarlos a todo mientras nos establecemos... y ustedes son muy...

—Ordenados con respecto a su comida, la compra y venta de la misma, —salva la palabra el azabache —quisiéramos crear un acuerdo de intercambio con ustedes, lo que necesiten con tal de tener su ayuda.

—Desde trabajadores, guerreros, cultivadores, y también las guerreras Haruno son muy conocidas por sus confecciones, ellas podrías... —busca la aprobación de la pelirosa que asiente por lo bajo —Crear conjuntos especiales para sus hijas y gente.

—Se escucha bien, —asiente el emperador —Pero tenemos todo eso de los caballeros chinos con los cuales aun mantenemos un buen y próspero trato, así que... príncipe Subaku.

Los cuatro jóvenes bajaban la mirada con impotencia y tristeza; la mayor de las hijas se veía incomoda con tal situación y observa a su padre decidida a hablar, pero al dirigir la mirada atrás se encuentra con una dura mirada que le niega con firmeza, su primo parecía saber lo que ella pensaba hacer a continuación.

—Padre... —menciona la ojiperla.

—Dilo.

—Sinceramente, tener más es mucho mejor para nosotros, nuestro pueblo también ésta creciendo en número y necesitamos por igual tener más ingresos y salidas del producto, gente de china se está mudando a nuestro reino y gente del alrededor también lo hace, además... quisiera platicar contigo en privado sobre esta idea mía, pero a ellos les concierne por igual...

Los cuatro líderes se sorprendieron ante las palabras de la joven y el líder del reino frunció el ceño ante las palabras de su hija.

—Muy bien, pero primero háblalo conmigo, vamos fuera, Neji.

El joven ojiperla se acerco enseguida ayudando al hombre de mayor edad a ponerse de pie, la princesa por igual se levanto y con una reverencia pidió un momento a sus invitados; apenas la puerta se cerro todos dentro de la sala pudieron soltar una fuerte bocanada de aire, los hombros de los guardias bajan y los líderes exhaustos por toda la presión se miran aterrados entre sí.

—Debí dejar que Temari viniera por esta vez... —bromea con algo de verdadero arrepentimiento.

—No, que va —expresa agotada entre su risa —Lo estás haciendo mejor que nosotros.

—Me avergüenza, pero de verdad... —se acerca susurrando —tengo algo de miedo ante su dura mirada.

Los dos menores se miraron sorprendidos por tal confesión, pues aquel azabache también sabia poner una mirada dura cuando debía y ciertamente podía doblegar a quien quisiera; Kakashi comenzó a reír por lo bajo notando como en el trono aquella joven princesa se sujetaba el cuello totalmente agotada mientras perdía su pose recta y femenil, la joven Hyuga siente la mirada sobre sí y con una sonrisa juguetona se inclina mirándolos.

—No se preocupen ancianos, lo están haciendo muy bien.

— ¿¡Ancianos!? —Dice molesta la pelirosa.

— ¡Sakura!

Gritaron al unisonó los tres líderes aterrados que la sostenían por los brazos evitándole avanzar, los caballeros y las guerreras avanzaron aterrados listos para detenerla si se soltaba del agarre de sus compañeros, pero ella solo gruñía con enfado y se cruzaba de brazos dejándose caer mientras dirigía su molesto ceño hacia otro lado.

—Tengo más o menos la edad de tu hermana mayor...

—Ella es vieja, —expresa sin clase mostrándoles la lengua mientras estira las piernas en el suelo —como sea, lo están haciendo bien, el del reino Subaku está salvando el día con su temeroso respeto a mi padre, —ríe bruscamente —a él realmente le encanta que le teman y lo alaben.

Aunque extrañado, el albino sujeta el hombro del pelirrojo —Bueno, ya es algo —sonríe —ahora solo recemos porqué la princesa mayor nos ayude un poco.

Entre una leve risa Sakura es la primera en avanzar hacia los aperitivos probando un poco de la maravillosa variedad que les habían ofrecido, encantada le ofreció a su pareja quien por igual se aventuraba a probar, Gaara avanza por igual y le ofrece al hombre a su lado, el azabache agradece sonriente hablando maravillas de la textura y sabor de aquellos aperitivos, y mientras los dirigentes disfrutan de su comida el pelirrojo se atreve a avanzar hacia sus caballeros dándoles algo para comer.

—Aun no hemos comido y ya es tarde, así que por favor Naruto come un poco, —dirige la mirada a su pareja —tú también Lee —sonríe.

El joven asiente encantado tomando una frutilla mientras por lo bajo sujeta la mano de su pareja con cariño para darle fuerzas, Gaara sonríe sin apartar la vista de los ojos carbón que le apoyan mientras son vistos por una princesa que ríe sin ser notada por nadie.

—Mi padre y Hinata deben seguir peleando así que... —observa a los guerreros y guerreras —avancen a la mesa ahora que pueden y tomen algo para llenar sus estómagos, los Subaku no deben ser los únicos que no han comido.

—Claro, —asiente Kakashi —venga, Guy, Shino.

Aunque dudosos, todos los guardias y guerreras avanzaron con una sonrisa tomando algunos aperitivos para comerlos y volver enseguida a sus puestos; el pelirrojo se mantiene sonriendo a su caballero desde su asiento, pero se retiene apretando los labios para volver la mirada al trono delante suyo... unos ojos perla lo miraban con superioridad; tragando grueso, el joven sonríe levemente hacia ella que termina exhalando un suspiro entre el pedirle que se acerque, dudoso observa a sus compañeros percatándose de que la pelirosa esta al tanto de aquellas miradas, y aunque inquieta... con la cabeza le hace señales de ir mientras sujeta su mano por lo bajo en señal de apoyo.

—Solo... —susurra suavemente —se tu mismo, pareces no desagradarles tanto como nosotros.

— ¿Gracias...?

Entre su nerviosismo se levanto llamando la atención de todos, la princesa segunda mira de reojo a sus guardias como diciéndoles que permanecieran quietos, y una vez el chico estuvo de rodillas a su lado manteniendo la mirada baja, ella se enderezo sin recobrar su pose fina, solo para verlo mejor.

—Dígame...

—Ese guardia y tú tienen algo mas que solo contacto de trabajo ¿Cierto? —expresa con total tranquilidad — ¿No es así?

— ¿He? —nervioso mantiene la mirada baja —Yo... Mmm... si, así es... él es... —sube la mirada —él es mi pareja.

Con una sonrisa orgullosa lo mira —Lo sabía, soy genial para estas cosas, mira amigo —descansa su mano sobre le hombro contrarío —quizá te cueste un poco con mi padre, pero si tú plan es tratarlo con Hinata esto saldrá sin tantos problemas —sonríe —mi hermana va a cambiar muchas cosas de este aburrido y rígido reino cuando tome el control de todo... —exhala un suspiro lleno de alegría, y recarga sus manos del suelo para mirar mas de cerca al chico — ¡Por fin podré entrenar con los guerreros y dejar de usar estos odiosos vestidos pomposos!

El chico sonríe divertido y asiente con agradecimiento —Gracias por sus palabras, espero y su hermana pueda ayudarme.

Con una leve sonrisa desvía la mirada —Espero te vaya bien con eso.

— ¡Oh, y sobre... sobre lo otro!

—Amigo, Hinata se hará cargo de eso.

Ellos se sonríen con tranquilidad, pero de pronto todos entran en pánico cuando las puertas se abren; Hanabi tomo su pose de niña buena y refinada mientras le tercer príncipe se levantaba con la cabeza gacha pidiendo disculpas mientras volvía a su lugar, al tomar su debido asiento, tanto el rey como la primer princesa observan curiosos a la princesa menor quien tragando grueso solo mantiene la vista al frente totalmente nerviosa.

—Entonces... —se dirige al grupo.

Todos se mantenían con la cabeza semi gacha sin saber que decir mientras se mantenían en sumo silencio escuchando el arreglar de voz del mayor de los Hyuga mientras este los miraba.

—Mi padre no está muy convencido con la idea, pero... la verdad yo soy quien tomara el reino en poco tiempo, y a partir de ahora es mi decisión.

El hombre ojiperla sonríe con orgullo dirigido hacia su hija, mientras la joven se pone de pie y avanza hacia las guerreras Haruno haciéndolas mantener con rigidez su pose; Ino y Tenten se miran de reojo algo inseguras y temerosas.

—Ustedes, —sonríe tocando sus ropajes de guerra — ¿De verdad cumplirán cualquier pedido que hagamos señorita... —se gira hacia la pelirosa —Sakura?

Dudosa, asiente con prisa —Si, claro, —traga saliva mostrándose seria —lo que pida usted y su hermana lo haremos sin falta.

—Y dígame usted, nuevo emperador Uchiha, —se acerca con una mirada seria — ¿Tienen los planos del nuevo reino?

—Si... hemos, ya hemos marcado el área y no se sale de los límites, nuestros reinos rodean justo un gran punto de bosque, pero trataremos de talar la menor cantidad posible de arboles para elevar los muros del alrededor, y destruiremos solo una de las paredes de nuestros reinos... allí abriremos las puertas para que existan cuatro esquinas, como una... —nervioso se gira pensativo.

—Si, si... —recupera con prisa el albino —Los reinos de los cuatro estarán en pie aún, ya que tenemos cierto tema con el reino de las mujeres.

—No se si lo sepa primer princesa, —informa la pelirosa con firmeza —pero mi reino se estableció cono uno para únicamente mujeres, ahí nos sentimos libres y podemos hacer lo que nos plazca, así que...

—Lo entiendo, —asiente entre su avance a su lugar —para sus chicas debe ser difícil olvidar ese modo de vida tan libre de restricciones.

—Si, —sonríe mas tranquila —Por ello queríamos mantener cierta división.

—Pero de igual modo el lugar de reunión para los cuatro dirigentes será al centro de la ciudad, mientras alrededor de ese edificio se hará un gran mercado —acomodándose mantiene la vista en el emperador y su hija mayor —esa torre será nuestro punto de unión, vamos a vivir ahí y pensamos abrir las puertas para hacer festejos con la clase alta.

—Oh, —Dice sorprendida —realmente van por algo grande, es peligroso el pensar en abrir las puertas de su palacio...

—Lo sabemos, pero queremos total confianza y a nuestra gente, además —prosigue con una sonrisa la pelirosa —las puertas solo se abrirán para festejos especiales.

— ¿Alguno tiene un plano de la idea? —cuestiona el emperador.

Gaara sonríe —Si, claro... —da un asentimiento hacia sus guardias —Naruto, por favor entrega el plano.

Entre un asentimiento el rubio tomo el plano de las manos de su compañero y avanzó hacia el guerrero ojiperla que ahora se detenía delante de la familia real, con el documento en manos el de larga cabellera avanzo a su aun líder y poniéndose de rodillas entrego el papel a su majestad; la princesas y sus padres miraban impresionados aquel mapa, y entre su ansiosa seguridad Hinata miraba a su padre buscando su aprobación, con el simple asentimiento del ojiperla mayor, el caballero que los resguardaba se acerco teniendo en manos un tintero y un pincel que le cedió a la hija mayor; la princesa se aseguro de mantener limpias las magas de su ropaje mientras mojada el pincel en tinta y comenzaba a hacer cambio sobre el plano, nos dirigente de los cuatro reinos se miraban entre si con algo de inseguridad mientras esperaban.

—Muy bien, —deja el pincel de lado —les molestaré un poco pidiendo que lo arreglen, pero queremos esto... —pide que lleven el plano.

Al tenerlo en manos los cuatros miraban con sorpresa los arreglos hechos por la mayor, el reino Hyuga estaba alejado de los demás, pero en una posición perfecta para integrarse con los cuatro reinos; todos sonrieron por lo bajo mirándose, y al subir la mirada los cuatro líderes asintieron; ciertamente el reino Hyuga se iba a volver aun mas grande, y solo necesitaban un par de muros extra para sellar todo en un gran verdadero imperio.

— ¿Eso significa que accederán a nuestro trato? —cuestiona el peliplata.

—Si, efectivamente... pero ciertamente deberemos trabajar muy juntos en esto ya que es un gran proyecto lo que tienen en manos.

Entre su animada victoria los cuatro dirigentes perdieron el porte mientras se felicitaban entre sí, pero su atención fue llamada cuando la risa del mayor de los Hyuga lleno el lugar dejándolos completamente sorprendidos, todos agradecieron con una reverencia al hombre mientras sus caballeros chocaban los puños y se felicitaban muy por lo bajo tratando de no perder el porte; las copas de vino fueron entrando por orden del dirigente Hyuga que se unía a la celebración de los demás mayores burlándose del temor que poseían hacia él, y entre aquel festejo Gaara se percataba del susurro de la menor de los Hyuga hacia su hermana mayor que ahora lo veía con sorpresa en la mirada, Gaara se disculpo y se acerco a su caballero y pareja avisando de su salida.

Con las tres personalidades en una habitación distinta, Gaara se atrevió a tomar la mano de su pareja para darse valor ante la mirada de aquellos ojos perla que parecían examinarlos. El pelirrojo se sorprendió ante la sonrisa dirigida a ellos.

—La verdad me sorprendió, pero... no es un problema para mí —asiente con calma —de verdad no tienes de que preocuparte, yo me haré cargo de que esto no afecte en nada nuestro tratado, ya que definitivamente no debería hacer... —se acerca posando la mano en el hombro del pelirrojo —confío en ti Subaku Gaara, después de todo lo que escuche yo confío en tus decisiones así que... simplemente ahora mismo traten de no mostrarlo, solo manden los papeles con sus nombres sin miedo, y yo me haré cargo.

Lee se aproxima con una sonrisa en mano y toma la mano de la princesa para besarla con sumo agradecimiento y respeto, la chica se sonroja enseguida.

— ¡Muchas gracias!

—No es nada, —niega avergonzada —solo... de hecho, —sonriendo toma la mano del pelirrojo —agradezco tus ideas de una manera que no te imaginas, de verdad necesitaba algo como esto para que mi padre confiará en mi por completo, —da una leve reverencia —gracias a todos ustedes mi nombramiento será mucho más pronto de lo esperado —riendo por lo bajo aprieta los labios avergonzada —Y... sobre las Haruno, se que debería hablar de esto directamente con ellas, pero... cuando mi nombramiento ocurra, la gente de china vendrá a celebrarlo, y necesitamos tener un regalo especial para ellos que nos han ayudado tanto a lo largo de los años, y que nos seguirán ayudando en un futuro...

—Oh, claro, —sonríe —solo dígame que tiene en mente y yo se los haré saber.

—De hecho, no tengo nada en mente, nuestros regalos siempre serían simples, oro, joyas y ropas comunes aptas a su cultura.... Pero ahora con ustedes apoyándonos, con las Haruno apoyándonos.

El joven asiente sonriente muy dispuesto a cumplir con el pedimento de la princesa primera. Al llegar la hora de partir, todos los hombres y sus líderes suben a sus caballos y carruajes mirando por las ventanas de éstos, la enorme y hermosa ciudad Hyuga, la gente tan elegante y refinada que camina llena de tranquilidad, los niños que juegan o practican con entusiasmo el arte de la espada, estudiando, cantando, era irreal toda esa perfección. Una vez fuera de aquel reino tan perfecto, Gaara observa fuera de su carruaje a aquel chico de cabello color ébano, sorpresivamente el chico no sonreía como de costumbre y su mirada estaba perdida al alba del camino... pero, sobre todo, su ceño se fruncia con el avance.

—Lee... —se asoma preocupado — ¿Ocurre algo?

— ¿Ha? —observa algo perdido al pelirrojo — ¿Qué?... no, no —trata de sonreír —no es nada Gaara, todo esta bien... simplemente estoy pensativo sobre los nuevos arreglos al imperio.

—Es verdad que es un poco arriesgado unirnos los cinco, —se recarga de la ventana interviniendo en la plática de ambos chicos —Es decir, los Subaku, Hatake y Uchiha, además de mis guerreras... creo que hubiéramos podido salir bien sin tantos problemas —observa al pelirrojo —nos conocemos y apoyamos, confiamos en los otros, pero unir un nuevo pequeño reino y hacerlo casi... más importante que nosotros...

Aun que sonriente, el pelirrojo se inclina hacia la joven haciéndola acercarse, y entre un susurro la mira directo.

—No es eso lo que él tiene, estoy seguro.

Separándose mira de reojo al azabache —Oh, lo... lo entiendo, lo siento.

Y sin más la joven se aleja para acercarse a su pareja quien entre su leer la acepta a su lado volviendo la mirada a su libro. Gaara sonríe hacia ella, y sin más se gira a la ventana notando aún esa mirada perdida y baja de su caballero.

— ¿Seguro que todo está bien?

Admirando los ojos turquesa que le miraban preocupado, el caballero Lee parpadeo indeciso y apretando la mirada detuvo a su caballo, es Shino, el caballero de los Subaku quien hace detener a Naruto con el carruaje y a todos los demás caballeros; el pelirrojo preocupado por aquella reacción pide perdón a sus acompañantes y sale del carruaje pidiendo prestada una espada de las guerreras Haruno, cargando el arma avanza hacia su caballero mientras los demás siguen su camino. Lee baja del caballo completamente inquieto y triste, y con prisa las manos del pelirrojo sujetan a su pareja de los brazos mientras él se inclina buscando su mirada color carbón que se mostraba totalmente decaída.

—Lee... —acaricia su mejilla.

Sonriendo se encuentra con los ojos contrarios —No... no te preocupes Gaara, —lo abraza mientras exhala un profundo respiro —te lo conté, ¿No es así? Cuando Guy sensei me encontró.

—Mmm... si, ¿Qué ocurre con eso?

—Es que... tengo algo de miedo sobre llegada de los chinos a la sucesión de los Hyuga... yo... yo —sus ojos viajan indecisos —tenía ropa china cuando Guy me encontró, y me da miedo pensar que... que solo quizá... quizá... —su voz se desvanece mientras su abrazo es dado con más fuerza —quizá mi familia siga viva.

El cuerpo del azabache temblaba lleno de miedo por primera vez desde que lo había conocido, su voz temblorosa y vuelta un hilo hacia notar su frustración y miedo mientras se aferraba desesperadamente a su única base firme. Gaara solo se aferró a aquel abrazo con fuerza mientras acariciaba el cabello de su pareja y le permitía aferrarse a su cuerpo.

—Subamos al caballo, hablemos en casa Lee.

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