Capítulo 24.- boda

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Escrito: 25/ 05/ 2021

Boda

[Reino Subaku]

Todo era una locura, los planes iban atrasados, los arreglos estaban a medias, y para el atardecer una boda se debía llevar acabo.

— ¡Sakura, por aquí!

El pelirrojo elevaba la mano haciéndose notar junto a aquel rostro algo desesperado que desarmaba su reciente casual sonrisa logrando el nerviosismo de las Haruno, al verlas dudar el chico avanzaba a paso rápido hasta tomar el brazo de su reciente amiga pelirosa quién aunque sorprendida solo hacia señas a las otras dos jóvenes guerreras ya conocidas para el príncipe, indicando que debían seguirlos, los saludos fueron un par de sonrisas e inclinaciones rápidas para luego seguirle a paso veloz.

Al entrar en la enorme habitación los pasos del príncipe y las tres guerreras mermaban con asombro y terror por la escena desastrosa que se mostraba delante suyo. En aquella habitación con sirvientas nerviosas y algunos arreglos tirados por el suelo, se encontraba la princesa del reino Subaku, sujetándose el rostro con maquillaje corrido mientras daba vueltas por la habitación como una fiera enjaulada, dando maldiciones y largos pasos llenos de inquietud.

—Dios... —musitaba aturdida, y con paso calmo avanzaba hacia la princesa mostrando las palmas vacías —Temari Pero... ¿Qué pasó?

— ¡Lo sé, me veo horrible! —se quejaba desesperada.

Los llantos de la joven ponían altamente incomodas a las visitantes de rango bajo y a todas las sirvientas de aquella habitación, incluso a su hermano quién se debatía sobre ir a su lado y darle un fuerte abrazo, aunque finalmente solo mordía su labio inferior analizando las horas y el ruido de los pasillos llenos de caos.

—No, no es eso Temari, —menciona con una dulce voz —no estás perfecta —se acerca con sigilo —pero no estas tan mal —suavemente la sujeta por los hombros —vamos a arreglar tu maquillaje y te arreglaremos el vestido —sonríe con tranquilidad —y quedarás hermosa. Te lo aseguro.

—Pero primero —sonriente se acerca sujetando su brazo —Necesitamos que dejes de llorar.

—Y que te quites el vestido para que lo arregle —informa la guerrera rubia.

Aunque aún inquieta y dudosa, la primer princesa asentía repetidamente ante las frases de apoyo. Al ver la situación controlada, Gaara salía con prisa de la habitación para admirar el desastre de los pasillos, había telas siendo arrastradas de un lugar a otro entre disputas de los sirvientes, su madre y hermano gritando por todos lados, más sirvientes inquietos moviendo todo y dudando de su posición; el lugar estaba hecho un desastre, platos se rompían y todos hablaban al mismo tiempo. Había un caos total, y todo aquel ruido lo hacía llegar a su límite.

— ¡Detengan todo ahora mismo!

Los pasos y las voces se detuvieron al momento, les tomo un minuto comprender de quién era aquella voz, y entonces todas las miradas regresaban poniendo completa atención al tercer príncipe que inhalaba profundamente destensando los puños que habían sido contraídos por tal grito. Tragando grueso, Gaara comenzaba a avanzar por el pasillo admirando a los sirvientes y los trabajos que cada cual se suponía debían estar haciendo.

—Telas, —señala con la mirada —los quiero con dos escaleras colocando el tono rosa desde cada columna, —señala con ambas manos —las sillas blancas van al banquete y las sillas con adorno verde al altar, —señala con el pulgar hacía la salida —se van a acomodar detrás de las bancas de madera ¡Ahora! —gira hacia los cocineros — ¡Banquete! Quiero los platos ilesos, lleven pocos, pero lleguen a las mesas, por favor. —choca las palmas — ¡Ya! ¡Los quiero trabajando! —vuelve la mirada a los restantes de la habitación —Los de limpieza los quiero en todos lados limpiando lo que quede de basura, tienen tiempo para limpiar la recepción, los quiero centrados en el lugar de la ceremonia —avanza hacia su madre y hermano —Kankuro quiero que vayas a ayudar a Shikamaru con el traje.

— ¡Si señor! —sonríe con orgullo llevando la mano a la frente.

—Mamá —toma las manos de la mujer entre las suyas —por favor ve a ver qué mi padre esté listo.

Ella sonríe admirando a su hijo para después asentir a su orden y, primeramente, avanzar sobre él brindándole un abrazo para luego atender a sus palabras encaminándose por los pasillos hacia la habitación de su esposo. Al verse solo, el tercer príncipe exhala un suspiro exhausto frotándose las palmas entre el buscar cualquier otra cosa que necesitara un arreglo, sin ser consciente de un joven azabache que lo miraba con orgullo desde el pasillo tras su espalda, al dar la vuelta sus miradas se encontraban irradiando una sorprendente calma que lograba la relajación del príncipe junto a una suave sonrisa. Sus brazos se elevaron hacia el caballero quién únicamente sonreía.

—Ven, de verdad lo necesito.

Manteniendo su sonrisa, Lee avanzaba hacía su príncipe logrando que los pocos presentes vuelvan la mirada sobre ellos con una expresión de ternura. La hermosa escena de dos amantes fundidos en un abrazo reconciliador, termino en un tranquilo suspiro por parte del tercer príncipe, sus ojos se abrían elevándose para admirar a su compañero quién se encontraba encantado con el sonrojo en las mejillas de aquel muchacho, y al segundo aquel caballero tendía su mano en espera del agarre contrario que llegaba sin dudas. Entre un andar tranquilo ambos hombres se mantenían sujetos a la mano contraría.

—El traje que tú madre mando a confeccionar para mí se encuentra en tu habitación.

—Si, creo que también han preparado ya mis ropas, —sonríe tranquilo —Temari las escogió especialmente para mí.

—Te verás hermoso eso es seguro, —ríe levemente —sin importar lo que te pongas.

Con una sonrisa ambos amantes entran en la habitación del tercer príncipe; aunque ahora la habitación cuenta con cosas de ambos individuos, el armario se encuentra dividido con ropajes de Lee y Gaara por la mitad, mientras sus ropajes especiales están al frente de la cama en un perchero que los espera. Ambos vuelven la mirada al otro y con una sonrisa cómplice avanzan a sus ropas tradicionales para sacar las prendas del contrario y probarlas por encima, entre una risa ambos comienzan a cambiarse.

La hora de la ceremonia se encontraba próxima a llegar, pero en los pasillos se encontraba un rubio algo decaído que se mantenía suspirando con pesar ante una festividad que debía ser todo lo opuesto a la tristeza. Entre risas animadas el tercer príncipe y su pareja avanzaban por los pasillos  percatándose de la presencia de aquel buen amigo.

— ¡Ey, Naruto! —sonreía animado el de mayor estatura.

—Ey... —respondía sin ganas.

Entre una radiante sonrisa, el tercer príncipe sujetaba el brazo de aquel joven preocupado para comenzar a guiarlo hacia el lugar del festejo.

—Tengo una sorpresa para ti Naruto.

— ¿He? —cuestionaba sorprendido.

—Convencí A Shishui San —sonríe animado entre su explicación —De traer consigo a Sasuke.

El brillo se hace sobre el rostro del caballero rubio que animado se detiene cuestionando con el rostro la veracidad de las palabras dichas, sin ser capaz de creerlo.

— ¿De qué hablas?

—Bueno, hablé un poco con Shisui a través de correspondencia, —explica con tranquilidad —él me dijo que Sasuke estaba muy empeñado en arreglar todo lo que su padre causo, pero de igual modo, si yo lo pedida aquel favor, él intentaría hacerlo venir. —sonríe —No te prometo nada, pero puede ser que venga —posa su mano sobre el brazo del chico dando un asentimiento —Y si no viene debo informarte que vas a partir con los Uchiha's apenas el festejo termine.

— ¿¡Es enserio!?

La sorpresa lo lleva a posar las palmas sobre los hombros del príncipe buscando en su mirada la verdad, y apenas es capaz de creer aquello emite una risa vigorosa que lo lleva a sujetar las caderas del príncipe tercero has poder elevarlo con entusiasmo girando sobre si mismo, aunque las risas se detienen cuando el caballero siente la mano de su superior cayendo duramente contra su hombro... y al volver la mirada puede ver como una sonrisa molesta se pinta en el rostro del caballero principal. Naruto ríe levemente incomodo, y dando un arreglo de voz baja al príncipe para luego retroceder unos pasos entre el sobar su nuca con nerviosismo.

—Muchas gracias, —da una reverencia —iré a ver si lo encuentro...

Con un asentimiento del príncipe, el caballero sale con entusiasmo buscando con la mirada entre toda la gente hasta poder notar aquella cabellera negra tan conocida. Al salir del palacio Gaara da una mirada divertida sobre su pareja quién aun contrae las mejillas mostrándose algo enfadado.

— ¿Se ha puesto algo celoso mi caballero? —insinúa juguetón.

Borrando su sonrisa molesta da una negativa —No, no... Solo... Me sorprendió.

—No creo que haya Sido eso —menciona animado.

—De verdad Gaara, yo no... —replica apenado.

— ¡Oye Gaara!

Al regresar la mirada atrás pueden notar a las guerreras Haruno saliendo del palacio, ellas sonríen animadas hasta llegar a su lado sujetándose en ambos brazos del príncipe mientras la guerrera rubia se acerca al caballero azabache comenzando con una presentación.

— ¿Qué tal salieron las cosas con mi hermana?

—Fue bien —menciona tranquila la guerrera castaña —Nervios normales antes de una boda.

—Hemos presenciado muchos —ríe animada la emperatriz —Pero lo supo llevar bien.

—Aunque si hizo un desastre con todos los arreglos —menciona la rubia inclinándose hacia ellos —Escuche que quiso cambiar todo a último momento, tuvieron que buscar telas y demás cosas.

—Y debieron verla en la mañana —ríe apenado —Ella estuvo despierta desde antes de que el sol saliera, comenzó a gritar desde temprano sobre las ropas y demás cosas...

Entre sus risas siguen su camino, pero antes de llegar al lugar para la boda el caballero Lee sujeta a su príncipe por el brazo atrayéndolo hacia él, las chicas ríen por lo bajo después de su sorpresa por tal acción, y solo se marchan muy animadas a sus lugares, es entonces cuando el tercer príncipe por fin puede ver a su caballero con el ceño fruncido, y se puede preocupar ante tal dura mirada.

— ¿Que... Que ocurre? —dirige la mirada a dónde él.

Tragando grueso sus ojos se engrandecen ante esa vista tan... Sorpresiva. En la entrada del palacio se muestra una joven de cabello castaño al largo de la cintura, con una capucha negra qué para ese entonces descansa sobre sus hombros. La princesa Hanabi atrae toda la atención al mostrar aquellos ojos aperlados sobre toda la escena, la gente está detenida en la sorpresa de aquella presencia, y aunque dudoso, Gaara avanza con paso rápido y mirada dura hacia su gente.

— ¡La boda inicia en pocos minutos, los quiero trabajando con precisión!

Al llegar frente a ella solo puede tragar grueso notando la sonrisa orgullosa que muestra la chiquilla, nervioso da una mirada detrás de ella notando únicamente a sus caballeros qué normalmente custodian la entrada al palacio y, que ahora se encuentran atendiendo al caballo de la chica, pero... no había guardias Hyuga, ni carruajes elegantes y llamativos, simplemente... Un caballo pura sangre y una princesa con nulo equipaje.

— ¿Qué hiciste? —cuestiona a la menor.

—Me escapé —sonríe orgullosa — ¿Las Haruno están por aquí? —observa de reojo el lugar —Necesito un peinado y un vestido para el momento.

Dudoso y preocupado, el joven solo unía sus manos entre si apretando sus nervios para no entrar en pánico; y con un pensar rápido deja escapar un suspiro de su boca para dirigir la mirada sobre las Haruno haciéndoles unas señas con la mano en busca de atraer su presencia, las mujeres asienten al llamado mostrándose algo dudosas por la presencia de aquella princesa, y solo llegan a inclinarse frente a ambos personajes de alto rango.

— ¡Oh, no, no! Olviden esas aburridas formalidades —ríe, rodeando los hombros de la emperatriz con algo de dificultad por su diferente altura —Necesito un vestido y un peinado para la ocasión ¿Me harían el favor?

La duda de la Haruno es dirigida a aquel chico a su lado que algo trastornado por aquella visita imprevista solo asiente sin más dejándolas avanzar con la joven al interior del palacio. Lee se acerca a su pareja apenas aquellas mujeres avanzan al interior del palacio, y al tocar la mano del príncipe logra atraerlo de vuelta a la realidad del momento.

— ¿Esto podría... —busca respuestas en los ojos negros frente a él —Significar un problema? —cuestiona aterrado.

—No, no —sujeta su mejilla —no creo que lo sea... —sube la mirada al panorama —Pero viene sin carruaje, sin guardias, si se ha escapado... Será mejor enviar un mensaje cuanto antes, o los Hyuga podrían malinterpretar el tema.

El príncipe asentía entre su nerviosismo, y con paso rápido tomaba la mano de su pareja para dirigirse a escribir una carta junto con los dirigentes varones detrás suyo que ya se habían percatado de tal situación. Al llegar a la sala de mensajería tomo rápidamente una pluma y papel para comenzar a escribir sobre lo sucedido.

—No puedo creer que ella se escapara de su reino —pronuncia indignado el Uchiha— ¿Y si nos metemos en problemas por esto?

—No creo que nos vayamos a meter en problemas Shisui, nosotros ni siquiera fuimos por ella... —observa al Subaku que escribe con prisa — ¿Enviaste información sobre la boda de tu hermana?

—Si, pero la respuesta fue rápida, ellos tenían cosas que hacer y les era imposible asistir... —pone su sello pasando la carta al siguiente dirigente mientras él busca un sobre —parecía que el emperador de los Hyuga había pedido escribir la carta pues era muy formal.

—Si se ponen a pensar —menciona el caballero de la sala—La princesa menor de los Hyuga parece alguien muy liberal, no sigue reglas... Quizá sea normal este comportamiento suyo.

— ¡Pero aún así! —expresa totalmente preocupado poniendo su sello — ¡Toma al rededor de dos días llegar desde el palacio Hyuga! ¡Vino sola todo el camino en ese caballo pura sangre y sin una arma a la mano! —suspira pasando la carta — ¡Definitivamente si algo le hubiera pasado sería por completo culpa nuestra!

—Estas muy nervioso Shisui —sujeta levemente el hombro de su compañero para después poner su sello —Es una niña, y el caballo al menos no tiene telas reales... —cierra la carta —Por suerte nada le pasó, llegó con bien y ahora Gaara a explicado lo pasado.

— ¡ha, cierto! —entrega el papel a su pareja junto con un sobre —por favor haz que lo lleven cuanto antes... Quizá con un halcón sería más rápido.

El joven asentía saliendo con prisa de la habitación y dejando a aquellos monarcas discutir aún más sobre el tema, pero las campanas hacían detener aquella charla. Con paso rápido todos salían en busca de su lugar; al llegar al patio delantero Gaara podía notar como aquella joven ojiperla estaba en busca de un lugar disponible, y con rapidez avanzaba a ella llevándola a su lado hasta el frente mientras pedía por lo bajo una silla extra a un sirviente. Con un suspiro observaba a Shikamaru ya en el altar terminando de arreglar su traje tradicional con ayuda de Kankuro.

— ¿Te das cuenta que pudiste meternos en problemas si algo te hubiera pasado en el camino?

—Si... No lo creo —ríe animada —desde pequeña me he escapado y jamás se dan cuenta.

—Son dos días de viaje en caballo.

—Fue... —inclina la cabeza entre el encoger de sus hombros —más rápido de lo que me esperaba...

La chica observa la incomodidad en el rostro del joven príncipe y algo arrepentida solo suspira, sonríe y empuja levemente el brazo del príncipe.

—Le deje una nota, quizá no soy muy responsable... —ajusta su vestido —pero sé lo que podría ocurrir entre los reinos, y al igual que ustedes no deseo eso.

El joven príncipe suspira algo culpable por el tono de la pequeña chica, era verdad que esa pequeña princesa era muy... Liberal, pero... Cómo cualquier miembro de la realeza desea ser considerado responsable y confiable.

—Bueno, por cualquier cosa he enviado una carta extra al reino Hyuga... —sonríe levemente —ya estás aquí, por favor disfruta la fiesta.

Su mirada se dirige a su hermano que al lado del altar le hace señas por lo bajo; Gaara da un asentimiento y Sujetando el hombro de la chica se pone de pie.

—Al termino de la velada te indicaré el camino a tu habitación.

—Si,—sonríe —gracias... Y de verdad lamento preocuparlos, mi padre jamás me dejaría venir y yo...

—No te preocupes, disfruta.

Dejando una sonrisa en el rostro de la chica, el tercer príncipe avanza hacia su hermano que comienza a comentarle entre susurros el tema que ahora preocupaba a su hermana mayor.

Llegando a la entrada del palacio podían mirar a su hermana mayor junto con sus padres, ambos jóvenes llegaron ante ellos.

—Bueno... No es algo que te moleste, y no me molesta a mí —expresa sonriente el ex líder  —vamos, ustedes dos llevarán a su hermana al altar.

Con eso ambos chicos buscaron la aprobación en el rostro de su hermana que solo sonreía entre su nerviosismo normal.

El caballero Lee se apresuró a avanzar hacia su asiento, la música iniciaba y al llegar se encontraba con una sonrisa amplia y un saludo muy tranquilo por parte de la Hyuga, con una leve reverencia el hombre tomaba asiento al lado de la chica.

—El príncipe Subaku fue llamado por su hermano, —le informa en un susurro —oye... Mi caballo, ¿Sabes a dónde lo llevaron? Es un poco miedoso y quisiera ir a verlo más tarde.

—Uh... Si, —sonríe —debieron llevarlo al establo del lado norte, ahí le darán los cuidados necesarios... Nuestros cuidadores son muy buenos con los animales, pero si eso la hace sentir mejor, puedo acompañarla más tarde.

—Oh, no, no es necesario, ya iré luego, gracias.

El hombre da un asentimiento y al segundo el camino comienza a llenarse de flores por parte del antiguo líder de los Subaku y su esposa. Los espectadores presentes emiten un claro ruido de ternura al ver a los tres hermanos entrar en el escenario, Kankuro y Gaara observan con orgullo la radiante sonrisa que su hermana dirige a su futuro esposo.

La ceremonia termina con un fuerte beso dirigido por la primer princesa de los Subaku, al segundo la chica eleva los brazos con entusiasmo invitando a todos sus súbditos para dar inició con la fiesta.

En el centro del pueblo los platillos viajan alrededor de las mesas, las charlas iban desde la pareja principal de la fiesta hasta los sucesos a lo largo del día en su vida cotidiana; entre enormes risas llenas de gozo la primer princesa elevaba el tarro de cerveza con entusiasmos y brindaba por todos su súbditos que reían y disfrutaban la celebración.

—Oye Gaara...

Con su traje tradicional, el caballero Lee se abría paso entre la gente hasta poder tocar el hombro de su amado que le prestaba atención con una sonrisa más tranquila.

— ¿Qué ocurre?

— ¿Me permites un baile?

Entre una leve risa el hombre da un asentimiento y se adentra a la pista de baile; la primer princesa se acerca entusiasta bailando al lado de su hermano entre risas.

En una mesa cercana a la pista de baile la mayoría de guardias se mantienen entre risas estridentes, brindis y grandes bocados de comida; pero la fiesta disminuye su volumen al mirar entrar a su líder. Kankuro analiza la escena y al segundo toma asiento al lado del caballero castaño, de marcas rojas en sus mejillas, qué bebe hasta la última gota de su tarro de cerveza.

Un estridente eructo es emitido por el castaño que recibe empujones en la pierna por parte de su can.

— ¿Qué pasa Akamaru? —ríe acariciando al can — ¿Y todos ustedes? —prosigue su risa algo ebrio — ¡Vamos! —abraza al hombre sentado a su lado — ¡La fiesta apenas inicia! ¡Seguro la princesa Temari nos acompaña hasta la última copa!

Los rostros consternados lo sorprenden un poco, a lo que dudoso dirige la mirada a su Can buscando una respuesta.

—Si.

Aquella voz logra bajar la ebriedad del caballero qué algo pálido regresa la mirada poco a poco hacía aquel rostro sonriente.

—Temari es de beber hasta el último trago en una fiesta, por eso padre le prohibió el alcohol.

—Oh... Capitán, —frota su rostro tratando de espabilar —yo... No estoy en turno.

Entre una risa da un asentimiento —Lo sé... —se acerca a su oído —idiota.

La sorpresa llena al castaño que sin poder creerlo observa directamente aquellos ojos juguetones dirigidos a él.

Con un suspiro, la menor de los Hyuga se despedía fingiendo una sonrisa hacia los aldeanos que se encontraban maravillados con su apariencia. Entre un tarareó la chica daba algunas zancadas con la vista en el cielo mientras avanzaba hacia los establos, y al llegar podía mirar las luces encendidas del sitio, pero su mayor sorpresa llegaba sobre sus oídos ante un canturreo acompañado con diversas alabanzas dirigidas a su caballo.

—Oh vaya, de verdad te encuentras muy bien cuidado, tienes suerte de tener dueños adinerados... —ríe —ya quisiera yo tener así de sedoso el cabello... ¡Y mira este peinado en tu cola!

La chica cubría su boca evitando reír mientras se escabullía admirando al joven chico que conquistaba a su caballo. Un joven de amplia sonrisa, ojos azules y largo cabello castaño atado tras su nuca. La joven Hyuga sonrío de manera más cálida y tranquilamente salió de su escondite.

—Se llama caramelo, y si... Verdaderamente tuvo suerte de nacer bajo el techo de una familia rica.

—Se... Señorita Hyuga —da una reverencia.

La chica sonríe divertida, y luego de una leve aceptación ante el saludo solo avanza acariciando el lomo de su caballo.

—Le caes bien, sabes... Aunque se llama caramelo, es un caballo muy difícil de tratar... Estaba en mal estado cuando lo miré, pero fue mi favorito... El menor, más débil, con pocas posibilidades de sobrevivir.

—Pero lo hizo —menciona más tranquilo admirando al fino animal.

—Y de una forma increíble, confiando solo en mí logro levantar la cabeza y ponerse en pie, ha ganado varias carreras... Es fuerte.

—Y duro de tratar —ríe entre un par de asentimientos —la verdad me tomo algo de tiempo poder acercarme, primero tuve que darle de comer... Luego acerque mi mano a su hocico, —acaricia el pelaje del animal —y finalmente lo dejé decidir.

— ¿Lo dejaste decidir?

Entre sus palabras ambos chicos avanzaban hasta llegar al rostro del cabello, sus miradas estaban atentas a la contraría y con una leve sonrisa se detenían frente al otro tendiendo sus manos.

—Soy Sarutobi Konohamaru, el... —tiende la mano mostrando el lugar —cuidador de los caballos.

—Hyuga Hanabi —sonríe —princesa fugada del reino Hyuga.

— ¿Fugada? —expresa divertido.

—Fugada —ríe entre un asentimiento.

Entre su leve risa el joven le muestra un lugar en el cuál tomar asiento para continuar con aquella charla que apenas daba inicio.
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No, aún no vuelvo por completo de mi pausa para editar, es simplemente qué...

No puedo estar sin escribir por tanto tiempo 😟

Me he acabado mi libro que me traje a mis "vacaciones" con mi abue, y no tengo casi nada que hacer así que me puse a terminar este capítulo que ya estaba a la mitad.

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