Capítulo 29.- Coronación Real.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Coronación real.

El día había llegado y las preparaciones de un increíble banquete se llevaban a cabo por todo el reino. El emisario Hyuga viajaba por las calles junto a su primer princesa quién alegremente regalaba sonrisas y saludos.

—Deja de ser tan amable. —musitaba con desden.

—Deja de ser tan amargado. —respondía con enfado.

Ante tal respuesta el hombre volvió la mirada a su princesa con duda y mayormente sorpresa. Ella por su parte únicamente elevaba el mentón dando un último saludo a la servidumbre que andaba por las calles.

— ¿Qué ocurre Neji? ¿Ahora te arrepientes de haberme pedido que tomará carácter? —sonríe divertida manteniendo la vista sobre el camino—pensé que te gustaría que siguiera tus palabras, pero... —ríe levemente —Te disgusta si lo hago contra ti.

—No lo... Hace —sonríe levemente.

— ¿Has dejado en paz al guerrero Subaku?

—Si, no soy tan... —agacha la cara con vergüenza —Idiota. Sé que tiene algo con él Uchiha, simplemente... —sonríe levemente —Es interesante y atractivo, pensé que quizá podría interesarse en mí.

—Bueno, siempre habrá personas que no caigan del todo.

— ¿Has visto a Hanabi Últimamente?

—Algo así, se la ha pasado gran parte del tiempo en los establos, con aquel chico de su edad.

—Nada puede ocurrir ahí ¿Lo sabes?

—Y nada está ocurriendo Neji, eres como un padre viejo... —regresa la mirada de reoio — Hanabi es solo una niña, tiene quince años, besos, tomarse las manos, son cosas normales en una relación a esa edad.

—Es extraño que lo sepas ya que no tienes experiencía alguna en esos temas.

—Puedes decir lo mismo por tu parte.

Sin un dejo de burla aquella chica hablaba con total normalidad causando la vergüenza del joven a su lado. El camino prosiguió con tranquilidad y en un momento dado, cuando Hinata se detuvo para ayudar a algunos niños, la mirada de Neji se volvió sobre ella analizando con total admiración cada gesto de su rostro. La menor de las Hyuga observaba la escena sonriendo con levedad.

—Jamás entenderé —de un paso largo se acerca a su lado —tu negativa a decirle.

—Hanabi... —exhala un suspiro apartando la mirada.

—Si, sé que te da mucha alegría ver a quién siempre te causa problemas. —sonríe ampliamente admirando a su hermana —Sabes Neji, debes dejar de hacer está tontería... Hinata no está en contra del casamiento, ella quiere seguir las leyes lo más posible...

Volviendo la mirada sobre el chico nota ese leve fruncir de su entrecejo; la joven Hyuga sonríe con más calma y posando la mano en el costado del chico decide caminar a su alrededor analizando la molestia y vergüenza que invade el rostro de su primo.

—Ella de verdad te gusta, y sea como sea siempre has intentado protegerla... —se inclina delante suyo —Las ideas de tu padre, y las de nuestro padre, ese breve odio entre ellos... Sé qué eso no te quita el enamoramiento que tienes sobre mi hermana.

—No hay tal cosa. —expresa con firmeza —Odio, enamoramiento, no tengo idea de qué hablas.

—Sigue negando la verdad Neji, al final igual terminarán casados.

Sin más la chica se acerca a espaldas de su hermana dándole un enorme abrazo sorpresa que hace gritar levemente a la mayor, aunque al verla se tranquila comenzando a reír con calma. Con una pequeña plática en boca Hinata comienza a reír y al dirigir levemente la mirada a su caballero se puede percata de la mirada sobre ella.

—Neji, —expresa con calma — ¿Vamos por un poco de té?

—Um... Si, supongo que está bien.

— ¡Yo los acompañó!

Los tres Hyuga continúan su camino mientras los arreglos de la enorme fiesta avanzan entre risas y emoción.

En el palacio principal se pueden ver dos jóvenes siendo enviados bruscamente a su habitación por manos de los dos príncipes mayores. Gaara regresa la mirada con enfado y Lee solo ríe Sujetando su nuca con nerviosismo.

—Queremos salir a montar a caballo —expresa el menor.

— ¡Y ya te dije que no! —setencia duramente la mayor.

—Solo quédate en tu habitación con Lee... —suspira Sujetando su rostro con frustración —pudiste salir cualquier otro día a montar a caballo ¿Por qué tiene que ser hoy?

— ¡Por qué padre mantuvo ocupado a Lee la mayoría del tiempo! —cruza sus brazos con enfado —luego mamá, luego el tío Yashamaru... Su sensei, tú Kankuro.

— ¡Bueno! —desvía la mirada con vergüenza ante la declaración del menor—Kiba enfermó y necesitaba un suplente de rango elevado...

—Para evadir tú responsabilidad e ir tras tu primer enamorado. —señala sin tanta importancia la mayor —Pero en fin. Solo quédate aquí Gaara, —suspira posando sus manos sobre su cintura —vamos... —eleva la palma apuntando al chico —Es el día de tú coronación, no deberías mover ni un dedo y mucho menos mirar lo que la gente está organizando para tí... —sonríe más relajada.

El caballero a su lado posa su mano tras la nuca del príncipe tercero y suavemente le brinda un masaje junto a una sonrisa tranquila. Gaara suspira y niega levemente para luego sujetar su frente entre un masaje a su sien.

—Bien, lo comprendo...

—No, no pareces comprenderlo del todo. —avanza sonriente rodeando su hombro —Lo que Temari está diciendo es totalmente lo que está ocurriendo allá afuera Gaara, ésto no es una simple coronación cualquiera... La gente está confiada y agradecida contigo a tal grado que se han ofrecido desde las familias más pobres hasta las más ricas para organizar la fiesta allá afuera.

—Unión total para su siguiente voz al mando, —sonríe orgullosa despeinando a su hermano —ellos están dando todo para arreglar tu fiesta.

—Sabes que las fiestas no son algo que me interese mucho Temari.

—Lo sé, pero ésto es distinto... Especial, solo... —eleva las palmas alejándolas entre si para señalar la habitación —Quédate aquí dentro, intenta distraer tu mente en algo.

Entre un suspiro el chico da un asentimiento y sin dudarlo se gira tomando a su caballero por el cuello de la prenda para acercarlo; los príncipes mayores se alejan ante tal acto de intimidad, y al segundo se ven detenidos por las palabras de su hermano menor que logran helar sus pieles en un escalofrío.

—Yo sé de algo muy bueno que puede lograr distraer mi mente... ¿Piensa lo mismo caballero Lee?

— ¿Estás nervioso mi príncipe? —rie para cargarlo en brazos —vamos, nada me complacería más que escuchar tu dulce voz embelesada entre pedimentos indecorosos.

La vergüenza tiñe los rostros de los mayores mientras las puertas detrás suyo se cierran. Al segundo los mayores avanzan algo disgustados con aquellas palabras y sin ser capaces de dirigirse las miradas solo siguen sus caminos.

— ¡Temari, Kankuro!

Ambos se detienen ante el llamado de su madre, la mujer sonríe ampliamente manteniendo una prenda sobre su antebrazo con mucho cuidado.

—Madre —Dicen al únisono dando una reverencia.

— ¿Ya han ido a ver a su hermano? ¿Se encuentra nervioso? —estira el cuello para ver el pasillo y luego rie —Aunque no creo que eso sea posible, Gaara es muy templado en su actitud. —observa la prenda — ¡oh dios...! —extiende la prenda con entusiasmo —él se verá tan lindo con este traje, aunque claro, —sonríe hacia sus hijos mientras dobla la prenda sobre su antebrazo —él se ve lindo con todo.

—Um, venimos de allá... —explica Kankuro —Gaara no parecía para nada nervioso.

—Si, creó qué para más tarde... —observa en dirección del pasillo dando una leve mirada sobre su hermano —estará más relajado que nunca.

Ambos hermanos observan en direcciones opuesta con la vergüenza clara en sus rostros mientras su madre los analiza con duda.

— ¿Ocurre algo? —cuestiona desentendida de tal actitud.

—No, no —contesta rápidamente la joven.

—No es nada —sigue desviando aún más la mirada.

—Bueno... —avanza de frente —voy a dejar el traje a su hermano.

— ¡No! —gritan al únisono.

La mujer se mira sorprendida al ser sujetada por ambos chicos con tanta prisa, pero la duda de su rostro solo es contestada por el pánico de los jóvenes que se preguntaban en silencio qué hacer.

— ¿Qué... Qué pasa?

—La verdad es qué... —busca una excusa en el rostro de su hermano.

— ¡Gaara y Lee están preparándose mentalmente para el gran honor de la coronación! —explica con ademanes exagerados —Si, es qué... —abraza por el hombro a su madre —Lee está más nervioso que Gaara, así que nuestro hermano le está explicando que nada va a cambiar en su relación y cosas así...

Con una charla más alargada sobre el tema, Kankuro logra hacer que su madre no vaya a aquella habitación por el momento, logrando así causar el alivio de su hermana.

En la salida del palacio los arreglos en tela son especialmente tratados por las Haruno, las chicas van de una viga a otra ajustando cada nudo y alisando las telas con mucho cuidado mientras sus charlas y risas no se detienen. Sobre las guerreras Haruno se detienen las miradas sorprendidas de pequeños que observan con asombro el columpiar de aquellas chicas en sus arneses improvisados, y cerca de la zona Kakashi dirige a sus guerreros para cargar las cosas de más peso.

— ¡Ey!

Su mirada se eleva sobre su pareja que desciende entre brincos para quitarse el arnés a base de telas y tomar su dirección —Kakashi, ¿Qué tal van en la ciudad? Desde aquí no puedo ver la plaza central, nosotras ya terminamos con los arreglos interiores.

—Me parece que van muy bien. —sujeta la mejilla de la chica para inclinarse y robarle un beso —Todos están muy emocionados.

Ella sonríe con vergüenza —Deja de jugar Hatake.

—Y... —observa los alrededores, las guerreras se encontraban alejadas y sus compañeros ya habían seguido adelante —Sabes... Lo he estado pensando demasiado últimamente, pero de verdad me encantaría que... —toma cuidadosamente la mano de su pareja —después de esto, si pudieras inventar una mentira pequeña para que nos vayamos de viaje juntos. Guy me habló de un lugar increíble con aguas termales, es solitario y dice que desconocido, así que no seremos atrapados por nadie.

Sonríe con incomodidad alejando la mano —Sabes que no puedo dejar el reino y a mis chicas solas, obviamente ellas son muy independientes y fuertes. —cruza los brazos bajando la mirada sobre el pasto —Pero soy una líder mujer, —vuelve la vista sobre los ojos de su pareja —llevó desventaja con respecto a ustedes los hombres, y ser irresponsable con mi poblado no me dará la ventaja que quiero.

Él inhala profundamente recobrando su postura recta, luego suspira de forma sútil para mirar a las mujeres que reían y ayudaban a la servidumbre del palacio con su animosidad normal. Era tan fácil que ellas fueran bien recibidas en donde fueran.

—Lo comprendo.

Pero definitivamente existía esa línea que las seguía posicionando, para muchos, cómo algo menor a lo que eran. Seres humanos.

—De verdad lo siento cariño. —suspira tocando el brazo del hombre —Tal vez podamos tener una cita luego, ya sea en tú reino o en el mío. Buscaré una excusa.

Un sentimiento y el hombre informaba que había llegado el momento de marcharse. En el centro del pueblo Neji se detenía para dirigirse a un puesto de plantas medicinales dando un aviso a las mujeres que estaban avanzando a su lado, tanto Hanabi como Hinata detenían su andar para esperar a aquel caballero, y durante la espera Hinata dirigía su vista sobre su hermana.

—Pareces interesada en ese chico, Sarutobi Konohamaru.

— ¿He? —vuelve la vista hacia la mayor — ¿Qué dices?

—Te gusta ¿No es así?

—Es lindo —encoge los hombros respondiendo sin más — ¿Y qué? No te hagas ideas Hinata, sé que no puedo salir con él y mucho menos pensar en casarme... —suspira recorriendo el mercado con la mirada —solo sé que ahora estamos aquí, y que nunca más lo estaremos por demasiado tiempo... —cruza los brazos con desgana — ¿Al menos me está permitido enamorarme?

—No te estoy atacando Hanabi, sabes que para mí no es un problema que te quieras desposar con un guerrero o un pueblerino, simplemente quiero saber lo que sientes.

—Siento... —observa al caballero volver hacia ellas —Hambre, regresaré al palacio para buscar algo que comer.

Al ver al chico de largo cabello que llegaba a su lado, la mayor de las hyuga daba un asentimiento y despedía a su hermana para volver sobre su andar.

— ¿Has pensado en casarte con alguien más? —la cuestión sorprendía al joven —Yo no necesito un esposo, puedo gobernar sin la necesidad de...

—Te atacarán. —declara firmemente —Los chinos son más apegados a sus ideales que nosotros, tú y muchos de los líderes presentes en este pueblo van a cambiar sus normas dentro de poco, pero en China y entre nuestra gente, te verán como una loca demente sin control.

—Y el control siempre tiene que ser un hombre —expresa con gracia incrédula — ¿Qué es lo tan malo que piensan que podría hacer una mujer al mando? —gira hacia el hombre — ¿Mandar a matarlos a todos? ¿Cortarles su tan preciada posesión entre las piernas?

—Yo... —expresa sorprendido —no lo sé. —exhala un suspiro frotándose el rostro —Pero los chinos no lo permitirán, y si es así, van a dejar de mandarnos telas y el mercado se detendrá.

Ella vuelve sobre el camino — ¿De verdad no has pensado en casarte con alguien más?

—Además del caballero rubio que ya tiene pareja, no me interesa nadie más. —observa de reojo a la joven — ¿Tal es el horror de casarte conmigo?

—Eres engreído y molesto, pero jamás dije que fuese un horror, simplemente qué... Podrías tener a alguien en mente para construir tú vida, y no quisiera arrebatarte eso.

El resto del día paso con un aburrimiento insoportable, Lee y Gaara habían pasado dos horas envueltos en un apasionado encuentro sexual con sus respectivos descansos, se habían quedado acostados juntos y luego habían tomado un baño para volver a acurrucarse bajo las sábanas.

—El exterior se escucha muy animado, mis amigos me dijeron que la gente del pueblo estaba preparando algo grande para ti.

—Y claro que agradezco el esfuerzo —declara calmadamente —pero tenerme aquí encerrado... —suspira descanso la mejilla sobre el pecho de su pareja —me encanta estar contigo, pero no podemos tener relaciones íntimas todo el día... —vuelve la vista sobre los ojos carbón —quizá más tarde podamos.

Una risa escapa de los labios ajenos —Sería un placer para mí. —Ambos ríen volviendo la mirada sobre las ventas a su lado — ¿Has pensado en las cosas que harás?

— ¿Sobre el reino? El funcionamiento es bueno, no hay mucho que cambiar, quizá quite un par de reglas, pero... No hay mucho. Creo que simplemente me sentaré detrás de una mesa a aprobar o denegar peticiones.

—Un sueño —bromea.

— ¿Y tú? ¿Has pensado en las cosas que harás? Cuándo la gente de china venga...

Había algo dentro de aquello que le causaba inquietud, sabía que su caballero tenía miedo de haber sido olvidado por sus padres si era acaso que ellos seguían con vida, pero no podía evitar preguntarse cómo reaccionaria su pareja si aquellas personas hubiesen muerto o si quisieran llevarlo con él a su pueblo natal. Ni siquiera quería pensar cómo sería estar alejado de él. Una larga respiración logra llevarlo a la realidad y dirige su mirada sobre el rostro de su pareja.

—Te amo Lee, sabes que siempre tendrás mi apoyo, yo buscaré la manera en que puedas preguntarles sobre tus padres.

Sonríe levemente —A veces pienso que son unos desconocidos para mí, no tengo idea de su apariencia... Claro que quisiera verlos, pero... No me imagino una vida con ellos. —vuelve la vista sobre su pareja acariciando suavemente la mejilla blanca de su alteza —Pero puedo imaginarme una vida contigo.

Durante la puesta de sol Kankuro tocó la puerta de los aposentos de su hermano y entró con su traje blanco de gala para la ceremonia que se llevaría acabo, el chico de melena fuego se vistió y salió tomado del brazo de su pareja para encontrarse con sus hermanos esperando su presencia en el pasillo.

—Mamá y papá estarán esperando frente a todos, nosotros tenemos que escoltarte.

—Y Lee. —palmea el hombro de su colega caballero —Madre quiere que permanezcas a su lado durante la ceremonia, para dejar en claro que eres la pareja de nuestro hermano.

—Te acompañará mi esposo, así que estarás con alguien conocido.

El hombre duda un poco mientras su pareja le suelta el brazo para sostenerse de sus hermanos, pero al ver la confianza en los ojos ajenos simplemente da un asentimiento y se marcha primero.

—Es lindo cuando se pone todo nervios —comenta con gracia la mayor.

—Es gracioso en todo sentido, cómo que pide tu permiso para todo —ríe dirigiendo el camino —un pequeño cachorro leal.

—Cierren la boca —codea los costados de ambos.

Al subir al balcón los hermanos pudieron apreciar a todo su pueblo reunido en los jardines reales en espera de la coronación, las alabanzas emergieron de todos lados para dar la bienvenida al príncipe quién daba un leve asentimiento para recibir el cariño del pueblo. Kankuro y Temari soltaron a su hermano para posicionarse de lado derecho junto a su madre, Shikamaru y Lee. Y el padre de los chicos sonreía de forma sútil para su hijo menor. Un arreglo de voz por parte del hombre y todo el pueblo guardó silencio, sus pasos eran firmes en dirección a su hijo.

—Estoy orgulloso de ti. —había musitado para después girarse en dirección al poblado — ¡Hoy la corona pasará a mi tercer hijo por decisión de mi familia, de los soberanos de otros reinos, y por la valía de su mente y corazón! ¡Es mi decisión pasar el mando de nuestro reino a mi querido hijo menor, Subaku Gaara, quién espero y cumpla su propósito al dirigir sabiamente a nuestro reino para hacerlo crecer y prosperar!

Con la mano derecha tendida a su lado, llamaba a su fiel sirviente quién se acercaba agachando el rostro y elevando el cojín rojo con bordes dorados que mantenía la corona de oro y un pequeño centro del mismo material con incrustaciones de piedras preciosa. El rey tomó la corona y su hijo bajo la cabeza permitiendo que colocarán tal artefacto sobre su cabello de fuego, luego, en sus manos fue entregado el cetro dorado y su padre le dirigió una sonrisa para proceder a agachar el rostro mostrando sus respetos. El chico avanzó de frente balcón posando una palma en el alféizar.

— ¡Prometo dirigir mi pueblo como corresponde, escuchando a mi gente y solucionando los problemas venideros! ¡Y haciendo de este reino, —sonríe —junto a los líderes de los reinos vecinos, un imperio en el que la gente pueda vivir en paz y armonía! ¡Pondré mi corazón en ello, pondré todo mi esfuerzo para hacer de nuestro pueblo... Un lugar mejor!

Las ovaciones incrementan entre la multitud, gente levanta los brazos lanzando pétalos de flores y hasta flores completas en ramos y solas, muchos se abrazan con emoción, y es que ese chico no era conocido únicamente por su belleza, era amable y bondadoso, sabían que podían confiar en sus palabras. Entre el festejo y antes de que Gaara pudiera dar por finalizada la coronación, los líderes de los otros reinos llegaron a su lado entregando el tratado de paz entre reinos a las manos del nuevo líder. Él los miró con sorpresa y los mayores le cedieron el control sin dudarlo. El pueblo guardó silencio.

— ¡Mi sello en este papel nos permitirá unirnos a los reinos vecinos, así podremos hacer crecer un imperio! ¡Colaboremos juntos! ¡Confíen en mí como yo confío en ustedes!

Su nombre fue repetido con solemnidad a lo largo de las filas de sus súbditos, su sello fue entregado por manos de su pareja y finalmente, mirando el papel, lo colocó. La ovación creció y burbujeo mientras la familia real se veía con complicidad y cariño. Terminada la ceremonia de coronación, el nuevo rey permitió el inicio del festejo. A su lado marchaban un par de guardias por cada cabeza de la familia real, los súbitos los guiaron con respetuosa distancia hacia los asientos que habían colocado para ellos, los miembro del reino estaban unos al lado de otros mientras los líderes de los reinos vecinos tenían una mesa especial al lado de ellos.

Ese día los pobladores habían creado toda una lista de entretenimiento donde participaban tanto adultos como niños, y dónde también pasaban a darles regalos a la familia real. Lee reía al lado de su pareja mientras sus manos se encontraban entrelazadas sobre la mesa de madera, la gente había entregado regalos hasta al caballero Lee quién agradecía con vergüenza apenas siendo capaz de aceptarlos. Cuando la noche cayó los líderes estaban entrados en la bebida, muchos bailaban y otros platicaban con los pobladores del pueblo Subaku. Las princesas Hyuga bailaban juntas y en cierto momento la princesa menor se apartó con sutileza al ver cómo su hermana era pedida para bailar por caballeros y pueblerinos mientras su caballero Neji buscaba apartarlos a todos.

— ¡Oye! —sonríe tomándola por la mano —Hanabi, vayamos a los establos, hoy es tu último día aquí...

El chico no le dijo nada más, y aún así la princesa le siguió entre el gentío hasta que pudieron apartarse y adentrarse a la soledad de los establos, ahí donde solo un par de farolas en las afueras de cada cuadra se encontraban encendidas alumbrando las cercanías. Konohamaru la guío hasta la pequeña banca maltrecha que se encontraba al lado de la cuadra final, en ese lugar no se podía escuchar más ruido que el provocado por los animales. La chica Hyuga se sentía nerviosa por primera vez en toda su vida, verdaderamente nerviosa, no sabía que decir ni como actuar, solo... Quería verlo de frente y olvidarlo todo.

—Cuándo me vaya... —iniciaba con un tono bajo — ¿Qué harás?

—Planeo iniciar mi entrenamiento como guerrero, le pediré a mi abuelo y mi tío que me permitan aprender de ellos y practicare mucho más con Naruto. —vuelve la mirada sobre los ojos perla a su lado —Planeo convertirme en el mejor hasta ser reconocido por los reinos, y entonces... —baja la mirada sobre la mano ajena hasta que puede tocar los dedos de la princesa con su mano —iré a buscarte a tu reino, pediré un puesto en tu corte...

— ¿Y después? —atrae la mirada del chico con su mano — ¿Qué harás después?

Traga grueso entre el acercarse —Planeo... Pedir tú mano.

Ella sonríe y es en ese preciso momento que sus labios de unen en un pequeño beso, luego se alejan y ríen, con la pureza de una relación entre dos chicos. En la obscuridad de los establos dónde se guardaba el heno Kankuro miraba entre las puertas semicerradas.

—Sé están besando.

—Deja de espiarlos —exigía con vergüenza —mejor dime cómo demonios vamos a salir de aquí sin que nos vean.

—Podríamos quedarnos aquí hasta mañana. —susurra juguetón —Podemos usar mi ropa para que no te pique el Heno.

— ¿Estás de broma? —replica enojado empujándolo por el pecho —No voy a dejar que ese par de niños nos vean.

—Bueno... —encoge los hombros mirando entre la abertura de la puerta —Ellos se irán dentro de poco, siguen charlando así que no creo que piensen usar nuestro lugar.

— ¿Nuestro lugar? —ríe tratando de contenerse para no ser oído —deja de bromear Kankuro, lo digo enserio, —toma el cuello de la camisa ajena hasta atraer el rostro del segundo príncipe —Deberíamos irnos, creo que será mejor estar en tú habitación para hacer lo que vamos a hacer.

—Entonces... —expone con incredulidad — ¿Lo haremos hasta el final? —ríe emocionado —y yo que pensé que hoy solamente nos besariamos.

— ¡Tch! Tonto.

Kankuro rie contra el cuello de su pareja acurrucándose contra el chico avergonzado que lo recibe en sus brazos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

¡Hola!  (⁠๑⁠´⁠•⁠.̫⁠ ⁠•⁠ ⁠'⁠๑⁠)

No estoy diciendo que volveré de golpe y comenzaré a actualizar cada semana, pero hoy por hoy me dió por escribir en esta historia.

Espero les guste el capítulo y ojalá pronto vuelva a escribir con más normalidad.

(⁠;⁠ŏ⁠﹏⁠ŏ⁠)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro