Capitulo 8.- Uchiha

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Editado: 05/12/2020

Uchiha.

La mañana no iniciaba tan tranquila como en los últimos meses, el sol apenas se elevaba en el cielo y ya toda la gente del reino se encontraba en la entrada del mismo en espera de un carruaje real que debía llegar dentro de poco. El reino Subaku esperaba a alguien especial, alguien que impartía tal miedo que los mantenía de pie en ese lugar solo para ser recibidos y ni siquiera saludarlos o al menos mirarlos. Entre la gente la familia real se vio llegar, y sin tardanza los pueblerinos llevaron sillas especiales para ellos, sillas adornadas y limpias que sus altezas tomaron sin problemas. Entre el emperador y la emperatriz se encontraban los tres príncipes quienes entre susurros se acercaban al otro molestos por la tardanza.

—Esto está siendo muy tardado, ese tipo debió haber partido cuanto antes... nuestra gente parece estar cansada de esperar —pronunciaba enfadada manteniendo la mirada sobre la entrada.

—Es un reino de Sádicos que solo buscan derramar sangre, ¿Tú que esperabas? —susurraba al otro extremo de la fila familiar —su historia está llena de castigos y traiciones.

El menor de los hermanos miró con dirección a su padre quien algo enfadado pedía con la mirada que detuviera las palabras de sus dos hermanos mayores; soltando un leve suspiro dirigió la mirada en dirección a sus hermanos y luego sobre su madre que miraba sin nada de entusiasmo hacia la entrada del pueblo siendo reconfortada por la mano de su hermano que le daba algo de fuerza para mantenerse ahí.

—Sea como sea —menciona con calma atrayendo la vista de sus hermanos —Es peligroso faltarles al respeto, manténganse como los príncipes que son, no podemos —les dirige una mirada severa —hacer temer a nuestra gente, ¿Quiénes somos sino podemos protegerlos? —vuelve la mirada al frente —estamos seguros de nuestro ejercitó, ¿O no es así? Y, aun así, sea como sea vamos a protegerlos si esa gente intenta algo, ¿no?

Ambos jóvenes adultos bajaron la mirada al suelo sintiendo aquella reprimenda hasta lo profundo de sus ideas, ambos suspiraron y subieron la mirada hacia el camino notando a lo lejos un carruaje lujoso aparecer.

—Si —decían sin dudar al unisonó.

La familia real se puso de píe, y todo el pueblo bajaba la cabeza en son de respeto dejando el camino libre para que el carruaje pasara; de reojo, el pelirrojo subía la mirada observando que su gente estuviera presente con un buen aspecto y forma, viajo por sobre su familia, su tío y algunos guardias más notando entre ellos a su amado caballero Lee quien completamente abatido miraba al suelo suspirando; con el corazón hecho tiras el joven bajo la mirada apretando los ojos pues sabía que una vez ese carruaje llegará todo se iría abajo en segundos. El fino carruaje se detuvo y la mirada de la familia real cambiaba a una sonrisa llena de serenidad junto a un porte algo autoritario; del carruaje se vio bajando un joven con un fino traje largo, su cabello era obscuro como la noche, y su mirada era fría y feroz con un relleno de superioridad dirigida a quien estuviera en su camino hasta llegar frente a la familia real, el chico sonrío y dio una leve reverencia, agacho nuevamente la cabeza ante el emperador del reino y entonces se dirigió hacia su prometido. Tomó la mano del chico para besar sus nudillos y sonreír de manera atrevida.

—Gaara.

El pueblo comenzó a susurrar ante aquella falta de respeto de solo llamarlo por su nombre mientras toda la familia real le observaba en furia por tal ofensa, pero apenas aquellos ojos carbón giraron sobre el reino todo el mundo guardo silencio, y entonces el azabache sonrío divertido y de un jalón atrajo al príncipe a su lado mientras se dirigía con la mirada al emperador, el hombre de cenizo cabello rojo observo la presión de aquel príncipe sobre su hijo para hacerlo sostenerse de su brazo y solo frunció el ceño con enfado.

—Agradezco la cálida bienvenida rey Subaku, pero... —observa hacia el interior del reino — ¿Hay algún lugar en el cual si hijo y yo podamos conocernos mejor?... fuera del palacio sería totalmente de mi agrado.

El hombre dudó ante el trato que aquel joven proporcionaba a su hijo, pero notando la mirada entregada a la misión por su hijo solo pudo asentir al chico azabache.

—Mi hijo lo conducirá al mejor establecimiento de la ciudad...

La emperatriz sujetó con fuerza la mano de su hermano en un intento de no iniciar una guerra en ese preciso momento, y entre las miradas bajas que intentaban ignorar el abuso hacia su príncipe, el caballero azabache apretaba la dentadura manteniendo la mirada sobre aquel joven pelirrojo que se mantenía cabizbajo. Con firmeza la joven princesa se aproximó a su padre acercándose a su oído mientras el príncipe de los Uchiha y su hermano se alejaban entre la gente, y solo el azabache se despedía de la familia real.

— ¡Quiero que un caballero vaya con él! ¿¡Has visto como le ha tratado!? —Decía con enfado apuntando en dirección a su hermano.

—Lo sé... pero no dejaré que él vaya —hace señas al caballero personal de su hijo que se acerca.

—Si —Decía con la mirada baja haciendo una leve reverencia —mi emperador.

—Escoge a alguien que sea de confianza para ti —lo observa con seriedad —necesitó que alguien verifique que mi hijo se encuentre a salvo.

— ¿Me permitiría... —sube la mirada hacia el mentón del emperador —ir a mí?

Sorprendido por la forma de rechazar un mandato real, la mirada del emperador se dirigió sobre su hija quien entre un suspiro se cruzaba de brazos con algo de duda y preocupación por esa idea.

—No, no necesitamos el inicio de una guerra por una simple escena de celos... —niega con molestia —no creas que no me he retenido, nadie toca a mis hijos de ese modo...

—Pues, disculpe usted, pero... —mira directo a sus ojos —no miré que hiciera nada contra ese trato mi emperador... si usted quisiera podría haberlo detenido... —toma una rápida respiración —podemos atacar ya mismo, preparar a los soldados, y alistarnos para la... —es detenido por la mano del emperador.

—No necesitamos comenzar una guerra, —niega algo exasperado —ahora mismo Gaara esta cumpliendo con mi mandamiento, y tú deberías estarlo por igual, —se acerca retador —podría desterrarte por traición.

Con rapidez la joven rubia se interpone para detener aquel fuerte enfrentamiento de miradas, abrumada por todo aquello sujeta el hombro de aquel caballero para llamar su atención por completo, la preocupación se pintaba en su rostro antes enfadado.

—Por favor... —suspira —solo, solo elige a alguien.

—... —dudoso dirige la mirada hacia la princesa —Naruto Uzumaki, me he entrenado con él codo a codo, estoy seguro de que podrá cuidarlo y... confío en él.

Ambas miradas se dirigieron hacia el emperador que asentía aprobando al caballero elegido, Lee exhalo un suspiro y simplemente dio media vuelta con dirección a sus compañeros mientras buscaba con la mirada al rubio que se haría cargo de aquella dura misión. En el local más presentable del poblado se podía apreciar a dos personajes únicos que hacían acto de presencia en aquel sitio; el siempre atractivo príncipe menor de su reino y aquel príncipe de mirada prepotente, la mejor mesa había sido elegida para ellos mientras rápidamente se encargaban de tomar su orden; con la mirada aun baja, el tercer príncipe negó y elevo la mirada hacia el chico delante suyo, amenazándolo con solo la vista, el chico sonrío.

— ¿Qué es lo que quiere tú familia? ¿Unirnos para luego matar a uno de mis familiares en la boda? —cuestiona con enfado.

—Mas o menos —sonríe divertido —esa era la idea, ¿Ya nos volvimos tan predecibles?

—Un poco... —exhala un suspiro —todo el mundo sabe que son tan... despiadados que han matado a muchos de los suyos solo por cambiar el trono de mando... —sonríe vencedor —como tu familia... con tu propio hermano.

Aquellas palabras le habían tomado desprevenido y con su sonrisa algo borrada el chico fruncia el ceño acercándose sobre la mesa para ver mejor a aquel pelirrojo, el tercer príncipe le había parecido totalmente dócil en la entrada, pero en ese preciso momento le dirigía una dura mirada de odio.

—Lo de mi hermano fue una tragedia... —menciona sin más desviando la mirada.

—No lo fue, —asegura —según todos los reinos se enteraron.... Lo mataron por no querer contraer matrimonio con una princesa de un reino bastante fuerte, ¿realmente quieres casarte conmigo? No creas que mi familia se rendirá a ustedes tan fácil.... —sonríe amenazador —los mataremos apenas veamos algo extraño.

—Bueno... —sonríe divertido —es verdad que los subaku también subieron al trono derramando sangre...

—Mi padre fue el único que derramo sangre —sonríe dirigiendo la mirada a otro lado —nosotros podemos hacerlo en el futuro.

—Aun cuando parecías tan dócil en la entrada —ríe levemente animado —solo... hagamos esto más fácil y hablemos un poco de nuestros gustos e intereses, para evitar tanto problema entre el conocernos.

— ¿Aunque no quieras casarte conmigo? —arqueando la ceja se recarga del asiento con los brazos cruzados.

—Si, aunque no quiera...

— ¡Tercer príncipe Subaku!

Chilló una fuerte voz en la entrada del local, ambos príncipes volvieron la mirada sobre aquel chico rubio de radiante sonrisa que elevaba la mano al cielo entre su saludo, sus ojos azules se abrieron con entusiasmo mientras se detenía en la espera de la palabra de su príncipe, y aunque sorprendido, el pelirrojo le hizo una señal de mano permitiéndole avanzar; el rubio sonreía radiante haciendo sonar toda su armadura entre su andar mientras con una sonrisa inmensa admiraba al chico que tendría que servir por el día.

— ¡Príncipe! —expresaba firmemente con la sonrisa en sus labios.

—Vaya... —Decía con disgusto cubriendo sus oídos —que ruidoso...

Ante aquella mirada de desprecio en los ojos del Uchiha, Gaara buscaba alguna respuesta en los ojos sonrientes del caballero que había llegado, el chico no parecía molesto por las palabras del uchiha y solo permanecía con la vista atenta y sonriente sobre su príncipe.

—Bien... —busca por los alrededores con la mirada — ¿Y el caballero Lee?

— ¡El comandante Lee me ha escogido especialmente para procurar su seguridad! —pronunciaba con orgullo —además me ha dicho que tenía algunos pendientes así que... —se acerca entre un susurro —por el momento no podrá venir.

—Pero bueno... —se cruzaba de brazos con diversión en el rostro — ¿Enserio dejaras que te hable de ese modo?

—No me molesta —pronuncia fríamente — ¿Tu nombre?

— ¡Uzumaki Naruto!

—Parece que es tu primera vez como guardia de la realeza —sonríe con comprensión causando el sonrojo de su nuevo caballero —bueno... puedes tomar asiento en una mesa de no muy lejos, siempre debes dejarnos un poco de espacio para hablar...

— ¿A... a cuantas mesas de distancia? —pronunciaba perdido en la belleza de su alteza.

—Unas... tres o...

— ¡Diez seria buenos! —pronunciaba con enfado fulminando su radiante sonrisa.

— ¡Tres! —lleva la mano a la frente — ¡Esta bien! ¡Lo hago enseguida, y cualquier cosa...!

El príncipe elevo la mano pidiendo calma obteniendo así el asentimiento de aquel rubio que sonreía mas tranquilo tomando su lugar a unas cuantas mesas de distancias para luego pedir una bebida y mantener la vista fija en aquella reunión, algo sorprendido, Gaara volvía la mirada hacia su invitado.

— ¿Cuánto tiempo planeas quedarte?

—Que directo, —sonríe —me gusta... —su mirada se eleva y baja hacia el pelirrojo —unas semanas así que... si quieren intentar algo solo tienen unas semanas para hacerlo.

— ¿Cuánto es "unas semanas"?

—Unas dos o tres... así que... Gaara, ¿Qué te gusta?

—Te puedo asegurar que tú no.

Todo el día fue un interminable intento de iniciar una charla entre palabras frías y cortantes con un bonus de interrupciones por parte del caballero Uzumaki; ahora el día había acabo y la noche caía como un manto sobre la ciudad, el príncipe tercero ya se había asegurado de mostrarle su correspondiente habitación al príncipe Uchiha, y ahora, con pasos lentos y desanimado seguidos por algunos suspiros, el príncipe tercero se dirigía a su habitación completamente agotado.

—Um... príncipe —pronunciaba dudoso deteniéndose detrás suyo.

—Oh, lo lamento —avergonzado da media vuelta para mirarlo —sí, ya puedes retirarte Naruto, y agradezco mucho tu servicio —pronunciaba con una sonrisa inclinándose un poco.

—Gracias a usted —daba una reverencia — ¡Lee tenía razón, es muy amable!

— ¿Lee?... —volvía la mirada al caballero — ¿Se conocen hace mucho?

—Mas o menos —expresa más calmado entre su pensar —Él y yo... somos un par de huérfanos, —sonríe a lo bajo —Nos encontramos tiempo después, cuando él ya estaba establecido con el sensei Guy, al igual que él, por circunstancias de la guerra termine quedándome sin hogar y sin familia, la gente que cuidaba de mí, me abandono a mi suerte apenas crecí un poco más —suspira abatido —Lee es muy buena persona, y cuando me encontró le rogó a Guy sensei cuidar también de mí, él pareció negarse, pero era una simple mentira porque al parecer pensaba aceptarme desde el inicio... —ríe animado — ¡Pero, Cierto! La respuesta a su pregunta, si —asiente —hace mucho que nos conocemos —sonreía avergonzado por tardar tanto en contestar.

El joven príncipe sonrío —Bueno, es bueno saber más del pasado de él... gracias por todo, puedes retirarte.

El joven rubio asintió y solo espero a perder a aquel príncipe de vista para girarse por el pasillo, pegando un brinco subió las manos hacia el techo con total alegría, era su primera misión con respecto a la familia imperial y se sentía genial de haber cumplido su meta y hacer enojar al joven azabache durante todo el día.

— ¿Muy divertido? —pronuncio una voz en los pasillos.

El rubio regreso la vista al pasillo anterior donde podía notar a aquel azabache recargado de la pared, y una sonrisa se expandió por el rostro del rubio que se ponía en marcha hasta detenerse a unos pasos de distancia de él.

—Un poco —Dijo firme y con voz calmada.

— ¿Qué has hecho desde tu última misión en mi palacio? —pronunciaba fríamente mirándolo con brevedad.

—Básicamente nada... —sonreía —conocí a algunas chicas por aquí y por allá —le mira de reojo — ¿Qué tal las cosas con tú familia?

—Pues estoy aquí para casarme —se cruza de brazos —así que... —suspirando se separa de la pared —ya te imaginarás.

—Deberías de huir —pronuncia seriamente —antes de que te ocurra lo que le ocurrió a tu hermano.

Naruto acorto su distancia deteniéndose delante del príncipe, y sonriente poso la mano contra la pared detrás del azabache, lo aprisionó, pero logro atraer su atención; el azabache subió la mirada apenas unos centímetros ante la corta distancia de sus alturas, apenas y eran unos cuantos centímetros, pero aquel rubio se tomaba de eso para burlarse del príncipe Uchiha la última vez que lo miró; ambos sonrieron de lado.

—Deja de ser un idiota.

—Deja de ser lo... tú.

Nuevamente se clavaron las miradas, y con una sonrisa en cara, el azabache llevo la mano hasta la puerta detrás suyo abriéndola mientras mostraba su dentadura contenta y tomaba al rubio por el traje halándolo dentro, Naruto lo seguía sin lucha manteniendo la mirada sobre sus ojos, ambos avanzaban ferozmente en retroceso, y apenas el caballero sostuvo aquellas caderas en mano... se inclinó contra los labios ajenos iniciando un fuerte beso mientras ambos caían sobre la cama.

—Imbécil... —expresaba molesto sintiendo los labios ajenos bajar por su cuello —la puerta Naruto.

— ¿Qué importa? Vamos —pronunciaba inquieto liberando la ropa real —quiero entrar, quiero entrar ahora mismo.

—Maldito idiota... quita tu armadura.

Expresaba igual de desesperado sacando sus ropajes por completo mientras admiraba la sonrisa triunfante de aquel chico. En una de las habitaciones al fondo, por fin Gaara llegaba a su habitación notando una sombra recargada de su puerta, dudoso tomó una vela del pasillo para alumbrar a la persona que esperaba por él.

— ¿Lee? —expresaba dudoso ante la sombra.

Los ojos molestos del azabache subieron de pronto, y aquel chico sonrío aliviado avanzando con prisa hasta poder tocar la mano de su caballero, sin poder contenerse se abrazó del cuello de su pareja que lo recibía aliviado.

—Lee... —pronunciaba mas relajado.

Con un suspiro el joven palpaba aquella espalda entregada a sus manos y aferrándose al cuerpo de su príncipe abría la puerta de la habitación, una vez dentro se encaminaron juntos a la cama del lugar sin poner atención a la poca luz del lugar, se recostaron frente al otro y nuevamente se unieron en un intenso abrazo mientras ambos suspiraban contra la piel contraía.

— ¿Qué te dijo ese idiota?... te juro que en la mañana yo... —dudó, apretando con más fuerza el cuerpo de su pareja —estaba por golpearlo, ¿Cómo si quiera se atreve a tocarte de ese modo?

El menor sonrío contra su pecho —No te preocupes, no dolió... solo me sorprendió... solo se... que él no quiere la boda, y yo mucho menos, pero... ¿Qué haremos ahora Lee?

Dijo preocupado dirigiendo la mirada al mayor, y con un poco de dolor en la mirada el azabache acaricio la mejilla de su pareja dedicándole una leve sonrisa que le brindaba una tranquilidad inmensa al joven que se escondía contra su pecho suspirando de alivio, la sonrisa desapareció como un suspiro al aire, y Lee solo se aferró a aquel cuerpo entre sus manos.

—No lo sé Gaara, pero ya idearemos algo... hoy... no solo Temari se preocupó por ti, quería decirte que tu padre —frota sus labios contra los cabellos rojos de su pareja —el emperador también se molestó con el agarre del Uchiha.

—Si, Lee... —sonríe besando el cuello de su caballero —lo tengo claro, mi padre siempre se preocupa por nosotros, aunque no lo demuestra de la mejor forma —ríe levemente —él ya sabe de nosotros, de... nuestra relación y... a él no le molesta.

Pronunciaba con tranquilidad al borde del cansancio, el mayor ni se inmuto ante aquella confesión, eso era lo menos importante en ese momento, había dos opciones en el aire: ceder a una boda o... tomar a su amor y huir. Con tristeza el joven suspiro sobre los rojos cabellos de su pareja aferrándose a su cuerpo, se creía capaz, se creía muy capaz de abandonar todo he iniciar una guerra solo por proteger a su amado.

En una habitación lejana a las de la realeza, un joven azabache suspiraba al momento de levantarse de la cama y pasar la mano entre sus cabellos; en la cama un rubio sonreía abrazando la almohada a su lado mientras lo miraba cerrar la puerta, observando aquellas finas facciones del cuerpo de su pareja solo podía suspirar extasiado en su alegría.

—Sigues... tan hermoso como de costumbre.

—Tch... —hizo tronar su lengua mientras avanzaba a la cama al lado de aquel hombre —eres molesto.

El rubio sonrío al verlo entrar bajo las sabanas recostándose a su lado, su emoción fue mas cuando notó aquella invitación para poner su brazo bajo aquel cabello negro haciéndolo pasar como almohada para el azabache, sin más se pegó al cuerpo del príncipe besando su hombro y rodeando su cintura.

— ¿Cuándo admitirá que se ha enamorado de mí? Mi príncipe... —susurraba en su oído.

Con un leve sonrojo en las mejillas el joven suspiraba —Nunca, estúpido guerrero de clase media.

—Algún día lo aceptaras —se acurruca contra su cuello —entonces... —besa su hombro y cuello para luego suspirar sobre su piel —tendremos que huir juntos, no te preocupes... soy experto en huir, y puedo seguir siendo tu humilde vasallo sin dudar.

La mirada fría y molesta se borró de aquellos ojos negros que tranquilamente se cerraban, se sentía... calmado al lado de esa persona tan... "Molesta" el azabache sonrío ante esa idea y aferrándose al cuerpo que lo sostenía se dispuso a descansar.

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