Volumen 1: Luna de invierno Acto 1

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Criptidos...

Según los libros es una palabra que hace referente a las criaturas cuyo comportamiento, locación y en muchos casos su fisionomía es desconocida.

Dentro de los 6 continentes y más allá, es un nombre dado a las criaturas ocultas en los bosques, montañas y mares que conforman este mundo.

El nombre criptidos se les es dado precisamente porque salvo su aspecto nadie sabe que es lo que son, como se alimentan o como se reproducen. Pues pese a poseer fisionomías basadas en plantas, animales y personas, nunca han seguido las mismas reglas.

Estos seres erráticos no comen, ni tampoco descansa, también se desconoce si poseen órganos sexuales o si se reproducen asexualmente; de su carne y hueso no se puede extraer nada útil, ni mucho menos se pueden domar.

Lo único que se sabe con certeza de estos seres es que son violentos hacia cualquier especie, incluyendo ellos mismos y que por donde sea que pasan, la vida prolifera.

En ese sentido es imposible saber si son demonios del infierno o ángeles del mismísimo elisión...

Año imperial 1102, 26 de diciembre, ciudad de Greenless...

La noche estaba por caer, al tiempo que la oficina postal del pueblo procedía a recibir su último grupo.

Simultáneamente en los límites de la ciudad una presencia ingresa a gran velocidad, evadiendo elegantemente las carretas y a las personas mientras recorre las calles.

Poco a poco su velocidad empezó a decrecer, hasta finalmente detenerse a unos metros de la oficina.

—Eso realmente me sorprendió —Aclamo el joven Milfiore.

Iván estaba realmente impresionado y satisfecho con la fuerza y velocidad de Réquiem, aunque no tanto como lo estaba con la reacción de Erse, quien desde el principio del viaje se había sujetado con firmeza a su pecho.

—¿Ya puedes soltarme?, me cuesta respirar —Señala el joven.

—¿Ya... llegamos...? —Pregunta la joven quien a la primera oportunidad se baja del corcel.

Mientras Erse recupera el equilibrio el joven Milfiore procede a amarrar las riendas del caballo a un punto cercano de la oficina postal, notando así de inmediato la forma en como los habitantes del pueblo lo observaban.

Iván se había emocionado y en el proceso realizo una acción que pudo haber generado daños a la ciudad y a sus habitantes, no había excusa en lo que hizo y debía presentar una disculpa cuando la oportunidad lo ameritase.

No obstante, unos segundos después la atención que se cernió sobre él y su irresponsable acción de inmediato desapareció y se centró en la pobre joven que se esforzaba por ocultar sus nauseas.

En cuestión de minutos todos los presentes empezaron a socorrer a Erse, hombres que nunca habían mostrado un destello de caballerosidad en su vida o mujeres celosas y paranoicas al punto de odiar a otras mujeres, todos habían sucumbido a la habilidad "Bella" de Erse.

Por un instante Iván considero ir a socorrerla también, pero este rápidamente recupero la compostura, al tiempo que aprovechaba la confusión para salir de la escena y completar su objetivo en la oficina postal.

Con una maleta en sus manos el joven ingreso al local, donde todo mundo salvo 3 personas se habían ido; un hombre de edad bastante avanzada, una mujer de alrededor de 25 años y un hombre alto y fornido de la misma edad.

Al analizarlos Iván pudo notar algunos puntos importantes, por un lado, el hombre de edad avanzada necesitaba ayuda para completar los formularios, por lo que poseía una vista y audición pobres.

La mujer veinteañera constantemente sonreía sola, al tiempo que se ruborizaba y movía inquietamente los dedos y el hombre fornido en cambio poseía una fuerte peste a sudor además de los cayos y complexión de un caballero del ducado.

Ante estos hechos Iván pudo formular una hipótesis, determinando los límites de la habilidad de Erse, en primer lugar, para que surta efecto es necesario ver u escuchar a la joven, en segunda esta habilidad no funciona en gente que ya está enamorada o con una voluntad fuerte.

Y por último y más importante, dicha habilidad pierde efecto con el tiempo, evidenciándose del hecho de que tras unos minutos la gente que rodeaba a la joven empezó a disminuir.

"Bella" genuinamente era una habilidad peligrosa, pero usándose apropiadamente puede ser una herramienta bastante útil; la pregunta en cuestión es si Erse es consciente de eso.

Tras unos minutos dentro de la oficina el joven pudo completar la encomienda correctamente, cuando salió la noche finalmente había caído y la luna de invierno se hizo nuevamente visible en el cielo.

Al verla las personas no pudieron evitar sentir nostalgia y melancolía, recordando los buenos momentos que vivieron bajo esa luna, y recordando con cariño a quienes ya no están para verla, inclusive Erse fue víctima de esta sensación, pero no el joven Milfiore.

—Ya terminé —Aclama el joven a su sirvienta.

—Lo entiendo Joven amo, ¿regresaremos a la casa de inmediato? —Pregunta la joven.

—No hay prisa, ya que vinimos aquí ¿porque no pasamos un momento por el festival del que mi tío esta tan emocionado? —Espeta.

—¡¿De verdad?! —Aclama la joven llena de optimismo.

Iván no podía saber si la mirada de emoción de aquella joven era genuina o un producto de su habilidad, aun así, independiente de cual fuese el caso no cambiaba sus planes.

**

[El nivel de simpatía ha aumentado...]

[Simpatía: -11.981%]

**

Con esas palabras los jóvenes procedieron a adentrarse dentro de la ciudad donde un escenario bastante particular se podía ver, Runas de luz habían sido talladas en los techos de las viviendas, así como en el suelo iluminando la noche con bastante intensidad.

—Pero que bello... —Espeto la joven.

—Pero que desperdicio —Reclamo Iván —Aunque admito que es un uso ingenioso de las runas de luz, consumir diariamente tanto mana solo para iluminar los techos me parece poco práctico.

Iván no podía notar la belleza en la iluminación de la noche, puesto a que a sus ojos aquello que más brillaba eran las ventanas de durabilidad sobre las cabezas de las personas.

Normalmente al joven no le gusta ir a lugares públicos debido a este hecho, pero el día de hoy debía hacer una excepción...

—Dime, ¿hay algo que quieras hacer primero? —Pregunta el joven.

Erse estaba asombrada por la pregunta, al tiempo que observaba a su alrededor...

Ante ella se presentaron múltiples oportunidades, una taberna, un restaurante, una tienda de instrumentos musicales; todas cosas que la joven quería hacer, pero no el suficiente tiempo para hacerlas todas.

Así mismo Iván nota como las personas empezaban a movilizarse en una misma dirección.

—Oye, ¿y si vamos a ver? — pregunta el joven.

Siguiendo a la multitud los jóvenes avanzaron por un par de avenidas, hasta finalmente llegar a lo que parecía una feria ambulante; quioscos con juegos, música y comida, básicamente todo lo que Erse quería ver reunido en un mismo lugar.

La joven estaba emocionada y una parte de ella deseaba salir corriendo para explorar el área, siendo Iván lo único que la retiene.

—No te detengas por mí, ve y diviértete —Espeta el joven con una sonrisa bastante falsa.

—Joven amo, ¿Por qué hace todo esto? —pregunta la joven, tranquilizándose y en un tono más serio —Genuinamente estoy agradecida por todo pero no entiendo porque hace todo esto...

Ante esa pregunta Iván no pudo evitar tragar saliva, Afortunadamente preparado para esta situación ya había preparado una respuesta.

—¿Debo tener una razón? — Señala el joven —Hasta hace unas semanas cada minuto de mi día estaba lleno de obligaciones y tareas, pero llegar a la casa de las flores fue algo tan repentino que tuve que suspender todas mis obligaciones, y no soy una persona a quien le guste pasar todo el día sin hacer nada. Si hago esto por ti es porque estoy aburrido, aun así, genuinamente quiero que te diviertas.

Tras efectuar estas palabras el corazón de Iván se detuvo durante un segundo, esperando una notificación del sistema referente al nivel de simpatía de la joven sirvienta.

—Ahora lo entiendo —Espeta la joven con una sonrisa —En ese caso muchas gracias joven amo.

Con esas palabras la joven se alejó de Iván, al tiempo que este liberaba un suspiro de alivio al ver que su simpatía no había cambiado...

El joven sabia que la sirvienta no era incrédula, por lo que sabía que hay muchos nobles que en su posición harán uso de sus estatus para tratar de aprovecharse de ella, e Iván no era la excepción.

Después de todo había 3 motivos por los que era conveniente ganarse poco a poco el favor de Erse; y no dudaría un segundo en aprovechar cualquier oportunidad para hacerlo.

Por su lado Erse sabía que Iván estaba buscando algo de ella, algo más allá de su fuerza o su cuerpo, ella también había trazado su propio mapa de Iván Milfiore por lo que esta no tenía dudas que una vez que lo consiga se deshará de ella.

—Señorita —Aclama uno de los dueños de los quioscos —Le gustaría participar en el sorteo, la inscripción cuesta 11 monedas de cobre.

—¿Monedas?, ¿Cuántas entradas me puede dar por esto? — pregunta la joven mostrando al hombre una placa de plata.

—¡Una placa de plata! —Exclama exaltado.

—¿Es poco?, aquí tengo varias —Espeta mostrando un pequeño monedero lleno de placas de cobre y plata.

Monedero que Iván recién acababa de notar que le faltaba...

—Señorita no es necesario con una placa de plata basta y sobra —Afirma el hombre —¿A nombre de quien pongo el sorteo?

—"Iván Milfiore..."

Al escuchar el apellido Milfiore la expresión del vendedor cambia por un segundo al tiempo que este recibe gustoso su pago.

—Así que ahí estabas —Exclama Iván localizando a la sirvienta quien en sus manos cargaba el monedero del joven.

Al ver esta escena el joven empezó a sentir una fuerte rabia, pero en lugar de exteriorizarla, se dominó como pudo liberando solamente una mirada sombría que mostraba mucho más enojo del que el joven trataba de contener.

Erse se paralizo ante la mirada de Iván al tiempo que este recupera su monedero, notando inmediatamente que la joven ya se había gastado una placa de plata.

Internamente el joven empezó a halarse los cabellos, puesto a que una placa de plata es suficiente para alimentar a una familia grande por un mes; mientras en el exterior solo libera un suspiro.

—Al menos no gastaste tanto...

Con esas palabras, tanto la joven como las personas presentes de inmediato interpretaron algo distinto a lo que el joven en realidad pensaba, asumiendo que para alguien como él una o dos placas de plata no tienen ningún valor.

Asegurando correctamente su monedero en el interior de su abrigo, el joven procede a caminar en la feria junto con Erse.

Al principio la gran cantidad de personas y atracciones visuales emocionaron a la joven al tiempo que disgustaban a Iván, desde juegos de habilidad, hasta una pequeña granja de animales, la joven sirvienta poco a poco dejaba de actuar como alguien de su edad.

Así en el festival las horas pasaron en un instante, al tiempo que la mirada de euforia de Erse se dejaba percibir, al igual que una mirada de cansancio en el rostro de Iván, quien en este punto no se sentía diferente a estar con otra noble frívola y sin autocontrol.

En ese punto algo llama la atención del joven, un aroma particular que se manifiesta en el ambiente y desaparece casi instantáneamente.

—Joven amo, le compre algo... —Aclama la sirvienta con un par de bolsas de nueces horneadas, así como el monedero del joven nuevamente.

—Gracias... —Reclama quitándole el monedero al que le faltaba una cantidad considerable nuevamente —Genuinamente no eres como ninguna mujer a quien haya conocido; se nota que la relación entre hombres y mujeres es muy distinta para las dríadas.

—¿No lo comprendo joven amo? —Señala la sirvienta quien con dicha comía de la bolsa de nueces.

—Pues te gastas mi dinero, te ríes a costa mía y me arrastras de un extremo a otro de la feria —Expone el joven —Si fueses humana, podrías pensar que esto es una cita...

Ante esas palabras las nueces en la boca de Erse caen al suelo, mientras esta rememora todo lo que ha pasado hasta ahora, relacionando su manera de actuar a los estándares establecidos de una pareja, los cuales son los mismos entre humanos y dríadas.

—¡Joven amo he cometido un pecado mortal! —Exclama en voz alta arrodillándose contra el suelo.

—Por favor levántate, estas atrayendo las miradas —Señala el joven.

—Actúe fuera de lugar todo este tiempo y se me olvido mi posición, merezco un castigo ejemplar por haberlo tratado de manera tan descortés —Aclama en voz alta.

Ante la exclamación de la joven más miradas empezaron a centrarse en ambos, sacando de contexto la relación que había entre ellos dos, la vergüenza que inundaba al joven lo llevo a cubrir momentáneamente su rostro para ocultar un tenue rubor.

—¿Qué demonios crees que haces maldita idiota? —Reclama el joven levantándola desde la solapa —Obviamente no voy a castigarte por algo tan insignificante, pero humillarme públicamente y arruinar mi imagen, podría crucificarte por eso.

Lamentablemente Iván no podía hacer eso o por lo menos no públicamente, por lo que solo se limitó a calmar su respiración y dijo.

—Tranquilízate, recuerda que fui yo quien te dijo que hoy haríamos lo que quisieses —Espeta el joven —Realmente no soy alguien muy sociable y me abruman las multitudes, por lo que me sentía más cómodo siguiéndote; aun así, eso no te excusa de tomar mi monedero sin permiso, o realizar una escena así en público, no te voy a castigar, pero si te reprenderé adecuadamente luego.

Con esas palabras la mirada de la joven se tranquiliza y con la ayuda de Iván esta se pone en pie, una escena que dibuja una expresión de tranquilidad en muchos de los presentes, a excepción de los dos jóvenes.

Por su lado Erse esperaba ver a su vanidoso joven Amo perder la compostura frente a una multitud, y por el contrario Iván viendo como el nivel de simpatía no se inmuto en lo absoluto, fácilmente pudo deducir que el objetivo de la sirvienta era humillarlo.

En ese momento un extraño aroma llama la atención de Iván, diferente al aroma que había sentido por instantes no hace mucho, pero igualmente llamativo.

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