Volumen 3: Fuera de cuadro Acto 3

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En el exterior de la habitación el joven Milfiore encontró al decano, quien en su rostro se podía evidenciar su preocupación, no obstante, Iván solo le pudo dirigir un gesto de desprecio.

—Oye, ¿Qué paso ahí dentro? — Pregunta el anciano, pero el joven se niega a responder mientras sigue su camino.

Con un leve movimiento de sus manos el cuerpo del joven empieza a ser azotado por una corriente de Aura que lo separa del suelo suspendiéndolo en el aire.

—Te dije que te detuvieses —reclama el anciano —¿Qué paso ahí dentro?

—¿Acaso importa?, tu brillante plan fallo, ellos no moverán un dedo en tu ayuda, de hecho, es probable que todo empeore a partir de ahora...

—¿Eso que significa?

—Antes de responderte esa pregunta, déjame preguntarte algo a ti, ¿Qué demonios creíste que pasaría al apuñalarme por la espalda de esa forma?, ¿creíste que milagrosamente los Elfos te escucharían y te apoyarían?, eres demasiado ingenuo.

—No tuve otra opción... —espeta el anciano —Para lidiar con la invasión de los demonios se requieren tropas, equipamiento y una investigación apropiada del enemigo al que estamos enfrentando, pese a saber que los demonios son reales muchos nobles se niegan a ayudar, del mismo modo los héroes y santas de otras regiones tampoco están dispuestos a dejar sus territorios, pero, con una orden de los Elfos eso cambiaria. Tome la decisión que creía pertinente para salvar nuestro mundo.

—No te diré que no tienes razón, la gente siempre buscara naturalmente el curso de acción más conveniente para sus intereses, incluso los héroes y las 12 santas no pueden actuar libremente porque son propiedad de la iglesia —Expone el joven —Pero, debiste prever que los elfos no te ayudarían, con tus ojos debiste darte cuenta de cómo son ellos en realidad, no atentaran contra el estatus quo solo por algunas miles de muertes; si los nobles no querían colaborar debiste presionarlos, si la iglesia no desea enviar héroes para enfrentar la amenaza, debiste obligarlos, usted posee más poder y contactos que ningún otro gran cardenal, ¿Por qué no los uso?

—Porque por muy desesperada que sea la situación, no puedo explotar a otros con mi influencia y poder, esas no son las enseñanzas en las que creo...

—Aun así, estuviste dispuesto a explotarme a mí.

—Aquello no fue un intento de explotarte...

—No me refiero a eso, antes me llamaste tu protegido y Feral lo valido como verdadero, ¿usted que planeaba realmente con eso?

Ante esas palabras el anciano cambia su tono a uno mas tranquilo, con el fin de no provocar mas al joven Milfiore.

—Es tal como lo oíste, viniste a este mundo como un gitano sin poder, dinero o influencia, pero en unos pocos meses, obtuviste todo eso y más, posees ambición y talento, si lo enfocases en la causa correcta, podrías hacer tanto bien para la gente de nuestra nación.

—Y me convertiría en otro de los títeres sin mente ni orgullo de los Elfos, agradezco la oportunidad, pero no gracias...

—¿Tienes idea de la oportunidad que estas desperdiciando?

—La tengo, pero si la invasión de los demonios se concreta, noble, plebeyo gitano o esclavo, nada de eso importara...

Antes de ser capaz de terminar su oración el joven Milfiore rápidamente se arrodilla en el suelo bajando la cabeza, al tiempo que el anciano nota como tras de él se encuentra Oran con una expresión sombría.

—Humano, tenemos que hablar...

Arrodillados en el suelo, tanto Iván como el decano no pudieron evitar sentir temor ante esta presencia hostil que se impone ante ellos.

Paralelamente...

Ya sea a las afueras o en el interior de la propia ciudad de Ruranthel, el palacio de los Elfos es visible en todo momento y desde cualquier lugar...

Un imponente obelisco de 8 kilómetros de alto y 2 de diámetro interno, acompañado de 5 torres distribuidas a su alrededor, las cuales funcionan como entradas y soportes a la torre principal donde los elfos habitan.

En uno de los puentes que conectan la torre principal con las de soporte un gran número de lanceros y espíritus armados hacen acto de presencia, apuntando sus armas a 3 intrusos encapuchados que atentan con ingresar en la torre principal.

—Esto se terminó, no podrán pasar de este punto — Espeta uno de los lanceros —Mientras más se resistan solo agravarán la naturaleza de su inminente ejecución.

—Había escuchado que los guardias del palacio de los elfos rara vez hablan, pero estos tipos han sido más parlanchines de lo que pensaba —Clama uno de los intrusos.

En un rápido movimiento los espíritus armados atacan a los intrusos, abrumándolos con sus números y poder, no obstante, en el instante en que estos entraron en su rango de ataque, aquel intruso en un parpadeo corta sus cuerpos ocasionando que desaparezcan.

—¿Ustedes son los responsables de defender a los elfos de Sol? — Clama el intruso —Esto, esta muy lejos de ser suficiente.

En un rápido movimiento el intruso envaina su espada y ataca a los lanceros, golpeándolos a todos con su arma envainada, incapacitándolos sin matarlos.

—Esto es realmente agotador, ¿no puedes ni siquiera tomar un respiro porque ya hay una docena de soldados a tu alrededor? — reclama el intruso espadachín.

—Es una clara estrategia de desgaste, tengo entendido que entre los guardias del palacio hay guerreros de gran poder e inclusive héroes veteranos que protegen la torre principal —Expone otro de los intrusos —Por ahora hemos tenido la suerte de que Rory es capaz de luchar contra mil soldados menores sin sudar, pero subir la torre principal será más difícil, y con el alboroto que causamos no me sorprendería nos encontráramos a un guerrero de Elite apenas entrar.

—¿Qué es lo que propones, Gregory? — pegunta una intrusa quien porta un velo negro sobre su cabeza.

—Rory, necesito que seas la distracción...

—No se que planees, pero te encargare su seguridad —Clama el intruso de la espada.

—Entendido...

Tras esas palabras el hombre de la capucha posa una de sus manos en la pared junto a él, para posteriormente imbuir su aura a través de esta, ocasionando que el acero y concreto que conforman la pared, se disuelvan como papel mojado.

—Su excelencia, solicito permiso para tocar su cuerpo... —Clama el hombre ocasionado que la joven del velo asienta.

En un rápido movimiento el hombre encapuchado toma a la joven entre sus brazos y sin pensarlo un segundo salta a través del agujero hacia el vacío, al tiempo que en sus manos dos piedras de invocación se hacen presentes.

—"Manifiéstate Noure", "Manifiéstate Lycoris" ...

Al espetar aquellas palabras una intensa luz se deja ver al tiempo que una sombra empieza a elevarse por los cielos, una polilla gigante de alas oscuras que carga un saco de seda entre sus patas.

Al ver a esta entidad elevarse una mirada sombría empieza a dibujarse en los ojos de los guardias quien dé un momento a otro ven como el espíritu empieza a quemarse y cae al vacío.

—Parece que te has quedado solo — Clama uno de los guardias.

—Tiene razón... —espeta con una expresión decaída — Mis camaradas ya no están y ya no me queda nadie...

Antes de poder decir otra palabra los lanceros arremeten nuevamente con sus espíritus ante su desmoralizado oponente, quien una vez más logra destruirlos con su espada.

—aun así..., no planeo irme sin haber generado bastante ruido primero.

Tras esas palabras el joven arroja la vaina de su espada al rostro de uno de los lanceros y antes de que esta vuelva a caer al suelo, envaina su espada y reanuda su combate.

Centrando su atención en el espadachín, los soldados empiezan a atacar desde ambos frentes, intentando abrumarlo con sus números, aun así, todos sus esfuerzos fueron en vano, mientras el número de heridos poco a poco empieza a aumentar.

No obstante, el intruso no sentía pena ni mucho menos preocupación, pues sabía que solamente estaba cumpliendo con su trabajo, ser la distracción.

Bajo el puente que conecta con la torre principal un espíritu con la forma de una planta empieza a desplazarse en silencio mientras carga consigo a los dos intrusos restantes.

Ejerciendo nuevamente su habilidad, el encapuchado genera un agujero un piso abajo del puente, para posteriormente cerrarlo con la misma habilidad, ocultando todo rastro de su presencia.

Mas tarde esa noche...

En los pisos superiores de la torre, el decano Merlín y el joven Milfiore eran encaminados por Oran a su piso.

Dentro del palacio, cada uno de los Elfos poseía un piso el cual convertían en su morada, mientras algunos eran extravagantes y ostentosos como el caso del piso de Feral, el piso de Oran compartía similitudes con un bosque lleno de animales e insectos, con una mansión rudimentaria en su centro.

—A partir de este punto podemos hablar sin preocuparnos —Espeta Oran.

—Gracias a dios, me sentía bastante incomodo bajo la mirada de esos guardias —Clama el joven Milfiore con un tono despreocupado.

—Muchacho, será mejor que cuides tus palabras o si no...

—Está bien, no me molesta la manera en la que se expresen aquí —Clama con un tono tranquilo.

Iván lo supo inmediatamente al verla, pese a actuar de manera arrogante y ostentosa en presencia de otros elfos, no parecía disfrutarlo realmente; mientras bebían la mirada de la elfa siempre estuvo mirando a otra parte, como si se forzase a estar ahí.

**

[La habilidad "botánica" se ha activado]

**

—Es un bosque hermoso, puedo notar por las raíces en el suelo que estos árboles han estado aquí por bastante tiempo, pero también puedo ver que no son originarios de aquí — Clama el joven.

—Tienes buenos ojos, estos árboles fueron traídos directamente desde Alfheim...

—¡Alfheim! — Clama el decano arrodillándose en el suelo...

Dentro del mundo del héroe de la fe, Alfheim es como se le conoce al bosque de los elfos, la tierra milenaria donde se presume que la diosa creo este mundo y hogar de los Elfos hasta hace mil años, antes de mudarse a aquel palacio.

Para los creyentes más fieles de la diosa, la presencia de Alfheim es tan sagrada como la de los propios elfos...

—Probablemente este es el único piso en todo el palacio donde puedes encontrar estas plantas, los animales también son espéciales, mientras posean un suministro constante de poder sagrado estos pueden vivir para siempre, algunos de ellos incluso estuvieron presentes cuando la diosa creo este mundo.

—Es un lugar hermoso, no entiendo porque los Elfos abandonarían voluntariamente un lugar así —Clama el joven Milfiore.

—Sinceramente... yo tampoco.

—Aunque es bastante placentero, se que no nos trajiste hasta aquí solamente para mostrarnos esto —Señala el joven sentándose sobre una roca —¿Qué es lo que deseas realmente?

—Hay cosas que deseo preguntarte...

—En este mundo la información es dinero, y suelo cobrar un precio bastante alto... —Clama el joven.

—Insensato como te atreves... — reclama el decano.

—¿Cuál es tu precio?

Ante esas palabras el anciano no pudo evitar sentir asombro, a sus ojos las acciones del joven se habían vuelto claras, si la situación los favorece, entonces podrán obtener el apoyo que desesperadamente necesitan.

—Eso dependerá de la pregunta —Responde el joven Milfiore.

—Antes dijiste que la bestia negra está viva aun, ¿Cómo es posible? — pregunta.

—No lo sé... —Responde —"Incluso al llegar al final del libro, el origen de la inmortalidad de la bestia negra nunca se explica, dejando solamente indicios sin sentido..."

—¿Sabes dónde se encuentra ahora?

—Lo sé — responde ocasionando que la mirada de Oran se exalte.

—¿Dónde está?

—¿Porque quieres saberlo?, ¿Trataras de ir a matarla? — Señala el joven — hace 500 años mil invocadores, 500 héroes y 12 elfos fueron a encarar a la bestia, solo docena y media de ellos regresaron. En aquella época el poder de los invocadores superaba al de los actuales, los héroes podían partir el cielo con una estocada y los elfos rebosaban con el poder de la diosa, ahora no son ni la sombra de lo que fueron entonces.

—Pero...

—Tu mejor que nadie deberías saberlo, fuiste la única que presencio esa batalla, y no murió posteriormente por sus heridas, desde entonces no has podido tomar una espada, ¿o me equivoco?

Al escuchar esas palabras Oran bajo la mirada al tiempo que nota como sus manos tiemblan.

En su mente una imagen vivida se hizo presente, una figura gigantesca con la forma de un lobo, mas fuerte que cualquier héroe o espíritu, quien en segundos podía hacer desaparecer a cientos de hombres entre sus corrosivas fauces.

Cuando la Bestia empezó a mostrar su cuello entre todo el caos los elfos intervinieron; con su poder, estos fueron capaces de igualar momentáneamente a la bestia.

De haberse enfrentado a una criatura sin conciencia guiada solo por su hambre e instintos, la victoria de los elfos hubiese estado decidida, desafortunadamente, ese no sería el caso.

Conforme el tiempo paso la bestia negra empezó a aprender los movimientos y patrones de los elfos, rompiendo su formación como si de un juego se tratase, devorándolos uno a uno antes de que siquiera pudiesen reaccionar.

Tras un par de minutos de los doce elfos que habían llegado al campo de batalla, solamente 6 permanecieron con vida tras encarar a la bestia por tan solo 3 minutos.

—¡No rompan la formación!, sin importar como debemos sobrevivir hasta que lleguen los refuerzos — Clama uno de los Elfos.

Al tiempo que los Elfos organizan su resistencia, un inquietante sonido se hace presente, una risa grave y llena de malicia, La bestia los estaba viendo directamente y se reía de estos.

—Maldito... —Exclama una de los elfos.

—No pierdas la compostura, eso es lo que este monstruo quiere, si mantiene la distancia es porque sabe que no puede atacarnos de esta forma.

Tras esas palabras una niebla densa se hace presente oscureciendo la visibilidad de los elfos quienes, a pesar de todo, se niegan a romper su formación.

Pero eso es lo que la bestia esperaba...

Entre las piernas de uno de los elfos una figura similar a una cola empieza a enrollarse alrededor de su pierna tratando de arrastrarlo hacia la niebla; en el ultimo segundo uno de los Elfos logra sujetarlo, mientras otro procedía cortar aquella diabólica cola, pero la fuerza y velocidad de la bestia los superaría nuevamente.

—¡Raid! — Clama la elfa que la había sujetado con un tono lleno de pánico.

—Oran tranquilízate, no podemos romper la formación ahora...

—Pero...

Antes de poder decir algo un imponente grito se hace escuchar entre la niebla, el cual grita desesperadamente por ayuda ante los impotentes Elfos...

Durante unos minutos los gritos empezaron a jugar con la moral y la cordura de aquellos guerreros, mientras poco a poco la niebla empieza a disiparse y ante los ojos de los Elfos se dibuja el horror.

Bajo una de las patas de la bestia aquel joven Elfo empezó a ser devorado poco a poco, en bocados deliberadamente pequeños, mientras la saliva corrosiva de la bestia hace burbujear su piel.

—...Ayuda... —Espeta el impotente elfo.

La expresión de los Elfos en un segundo palideció, pues en sus vidas nunca habían visto tal muestra de brutalidad de un ser vivo a otro.

Con una risa saliendo de entre sus fauces, la bestia aplasta el cuerpo de aquel elfo bajo su pata y poco a poco empieza a acercarse a la formación...

—No rompan la formación, todavía...Todavía podemos encarar a este monstruo...

Tras esas palabras la risa de la bestia se volvió mas intensa, y cuando por fin entro en el rango de ataque de los elfos, estos arremetieron en su contra; sus espadas imbuidas en los elementos primarios destrozan el suelo y los árboles de los alrededores.

Llamas azules empiezan a cubrir el cuerpo de la voraz criatura mientras esta cae al suelo inerte.

Las miradas de los 5 supervivientes se llenaron de alivio por un instante, mientras ven quemarse a aquel demonio, algunos estallaron en risas, otros estallaron en llanto, pero todos cometieron un error fatal, al darle la espalda a su enemigo sin cerciorarse de si estaba muerto.

Las fauces de la bestia se extendieron en su dirección, atrapando entre sus colmillos a 3 de los elfos, quienes en un ataque de pánico atacan con sus armas a la bestia, pero dada la reducida distancia, estos también resultan gravemente heridos.

Imbuida en llamas blancas la bestia salta sobre los dos últimos elfos en pie, devorando a Oran de un solo bocado; pese a no haber rosado sus colmillos, la armadura de la Elfa empezó a corroerse y su cuerpo empezó a disolverse.

A sus ojos todo parecía ser el fin, pero en el último segundo las fauces de la bestia volvieron a abrirse, mientras el ultimo de sus camaradas la ayuda a salir, y con una mirada dominada por el miedo es aplastado entre sus colmillos.

La mirada de la Elfa fue inundada de un intenso terror, pero, en el último segundo una luz intensa empieza a brillar dentro de la boca de la bestia, la espada de su camarada que había cargado con un último encantamiento vuela en pedazos el hocico de la bestia.

Tras el estruendo de la explosión el silencio cae mientras el cuerpo de la bestia es consumido por las llamas, ellos habían ganado, aun pese a los incontables sacrificios lo habían logrado, o al menos, eso es lo que deseaban.

Ante los ojos de los Elfos el cuerpo de la bestia empieza a encogerse, reduciéndose al tamaño de un hombre adulto, quien tranquilamente se pone de pie y camina fuera de las llamas. De aspecto maduro y tez mestiza, un cuerpo fornido y ojos carmesíes.

Ninguno de los elfos fue capaz de moverse por lo que impotentes solo son capaces de ver a aquel hombre alejarse con una expresión tranquila, no obstante, todos lo reconocieron con tan solo in vistazo.

Un hombre que 100 años atrás había sido enjuiciado y ejecutado por el asesinato del rey del país del sol, una ejecución en la que todos estuvieron presentes.

—Como... Como demonios estas vivo... ¡Wilhelm Helmgrove! —Clama uno de los Elfos.

—¿Porque un moribundo, necesita saberlo? — responde con una sádica sonrisa.

Aquel día los elfos declararían haber derrotado a la bestia cobrando incontables sacrificios, todo lo necesario para mantener el orden, aun así, Wilhelm nunca volvería a ser visto nuevamente, y conforme los siglos pasaron Oran pudo refugiarse en la idea de que aquel monstruo pereció con el paso del tiempo.

Aunque muy en el fondo sabía que no era así...

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