Capitulo 0 V1 (Rey Vs. Diosa)

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Narrador Omnisciente

En Ciudad Ninjago, la situación era tensa y complicada. Lord Garmadon, el malvado señor de las sombras, había logrado robar las cuatro armas doradas, elementos esenciales para la victoria. Además, la Gran Devoradora, una temida Diosa Serpiente, estaba causando estragos y sembrando el caos en cada rincón.

En medio de la desesperación, Lloyd sonrió con determinación. "Tengo una invocación que puede ayudarnos", declaró con confianza, captando la atención de sus compañeros.

Kai miró a Lloyd con incredulidad y no pudo evitar preguntar: "Pero, ¿por qué no la usaste antes?". Su confusión era palpable, ya que parecía lógico recurrir a su arma secreta desde el principio.

Lloyd, sin apartar la mirada de Kai, explicó con seriedad: "Esta invocación solo se preocupa por mi seguridad. No podía arriesgarme a poner en peligro la vida de muchas personas si algo salía mal. Pero ahora, no tenemos otra opción".

Zane asintió con solemnidad, comprendiendo la difícil decisión que Lloyd había tomado. "Invócala", instó, confiando plenamente en el plan del Ninja Verde.

Jay rió nerviosamente, intentando aliviar la tensión. "¿Es necesario que nos alejemos?". Su pregunta estaba cargada de ironía, pero la preocupación se asomaba en sus ojos.

Lloyd negó con la cabeza, transmitiendo calma y seguridad a sus compañeros. "Si se mantienen cerca de mí, estarán protegidos. Confíen en mí", respondió con seriedad, revelando la profunda conexión que existía entre ellos.

Lloyd extendió sus puños hacia adelante, sus ojos brillaban con determinación mientras pronunciaba las palabras de invocación. "Tesoro Divino... la muerte llega a todos", susurró con solemnidad, sintiendo la energía mágica fluir a través de sus venas.

El lugar se sumió en una oscuridad profunda, solo iluminada por tenues luces que parpadeaban en el horizonte. El ambiente se cargó de una energía misteriosa, y la tensión era palpable en el aire. Kurogami, el Rey de los Shikigami, comenzó a materializarse detrás de Lloyd, emergiendo de las sombras como una figura imponente y sobrenatural.

Con cada palabra pronunciada, Kurogami se hacía más tangible, su esencia oscura y poderosa llenando el espacio. "Espada exterminadora de vida... Rey Divino... Kurogami", declaró Lloyd con voz firme, completando la invocación con éxito. El Rey de los Shikigami se manifestó por completo, mostrando su forma imponente y aterradora.

Kurogami era un Shikigami hecho de sombras, con una altura de cuatro metros que lo convertía en una presencia imponente. Sobre su cabeza flotaba una rueda, mientras que dos ruedas más se encontraban suspendidas sobre cada uno de sus hombros. Una cuarta rueda se ubicaba detrás de su espalda, emanando una energía oscura y misteriosa.

El aspecto de Kurogami era impactante. Carecía de ojos, lo que le otorgaba un aura aún más enigmática. Su mera presencia era suficiente para inducir miedo en cualquier ser vivo que se atreviera a enfrentarlo. Era una criatura sobrenatural, llena de poder y misterio, capaz de desatar un caos devastador.

Cole, al presenciar la aparición de Kurogami, retrocedió instintivamente. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, y su boca se entreabrió en asombro. "Eso es... grande", balbuceó, incapaz de contener su sorpresa ante la magnitud y el poder que emanaba el Rey Shikigami.

Lloyd asintió con determinación, su confianza irradiando en cada palabra que salía de su boca. "Ahora, con este Rey Shikigami a nuestro lado, aseguraremos la victoria", afirmó. Sus ojos brillaban con determinación mientras miraba a Kurogami, su fiel compañero Shikigami.

Kurogami, con su mirada vacía pero llena de propósito, fijó sus ojos inhumanos en La Gran Devoradora, que amenazaba con destruir todo a su paso. Sin titubear, Kurogami comenzó a avanzar lentamente hacia su objetivo, cada paso lleno de una determinación feroz.

La Gran Devoradora, al percatarse de la presencia de Kurogami, volvió su atención hacia él. Sus ojos llenos de malicia y poder se encontraron con los ojos vacíos del Rey Shikigami. Un aura de tensión llenaba el aire mientras ambos seres divinos se enfrentaban en un duelo de voluntades.

Zane, observando atentamente la escena, analizaba meticulosamente las posibilidades de éxito. Reconoció de inmediato la invocación de Kurogami y su título de Rey Shikigami. Recordó haber oído hablar de su fama y poderío en el mundo. Su confianza se fortaleció al darse cuenta de que tenían a uno de los seres más poderosos a su lado.

"Muy bien", pensó Zane para sí mismo. "Ahora entiendo de dónde había oído ese nombre y ese título. Si Kurogami muestra todo su potencial, nuestras posibilidades de ganar aumentarán significativamente". Zane confiaba plenamente en las habilidades del Rey Shikigami, sabiendo que su dominio sobre las expansiones de dominio, adaptación, evolución y su destreza en el combate eran incomparables.

En la majestuosa Ciudad Ninjago, la metrópolis más grande del mundo, se desató una feroz batalla entre dos poderosos seres: La Gran Devoradora, la temible Diosa Serpiente, y Kurogami, el imponente Rey Shikigami. Ambos se enfrentaban en un duelo épico, donde la confianza de La Gran Devoradora no dejaba lugar a dudas, pero su oponente no era un adversario común y corriente. Kurogami era un ser formidable, capaz de resistir y contraatacar cada uno de los ataques sin ceder un solo paso.

La intensidad de la lucha era tal que cada movimiento de los contendientes provocaba una destrucción sin precedentes en Ciudad Ninjago. Edificios se derrumbaban, calles se resquebrajaban y el caos se apoderaba de la ciudad. Los habitantes, aterrados, buscaban refugio mientras la batalla se desarrollaba.

En medio del combate, las ruedas de Kurogami, que flotaban sobre su cabeza, junto con otras dos en cada uno de sus hombros y en su espalda, comenzaron a girar lentamente. La Gran Devoradora no era consciente de lo que esto significaba, pero aquel sutil movimiento de las ruedas de Kurogami indicaba algo mucho más profundo: el inicio de su proceso de adaptación.

La destrucción se extiende por toda la ciudad mientras ambos seres divinos se enfrentan sin piedad.

Sin importar cuántas veces La Gran Devoradora intentara acabar con Kurogami, el Rey Shikigami siempre regresaba. Su resistencia y determinación demostraban que era un rival sin igual. Kurogami poseía la increíble habilidad de visualizar cada uno de los ataques de La Gran Devoradora, anticipando cada movimiento y contrarrestándolo con precisión.

A medida que las ruedas de Kurogami giraban, su proceso de adaptación y evolución se ponía en marcha. No importaba qué tipo de ataque lanzara La Gran Devoradora, Kurogami siempre encontraba la forma de adaptarse y resistir. Esta capacidad de adaptación era la clave para enfrentarse a su enemigo divino.

En un momento crítico de la batalla, Kurogami junta sus manos en un poderoso gesto. "Expansión de Dominio - Relicario Demoniaco". Su poder se expande instantáneamente, generando una gran cantidad de cortes en un área de 200 metros a su alrededor. La tierra se agrieta, los edificios se derrumban y el aire se llena de caos.

Kurogami no tenía límites como los demás seres. Todo a su alrededor se redujo a cenizas, mostrando su inigualable poder. Esta era la única forma en la que podía derrotar a La Gran Devoradora y dejarla debilitada, incapaz de seguir causando estragos en la ciudad de Ninjago.

Kurogami, con su determinación palpable en cada músculo de su cuerpo, se encuentra frente a La Gran Devoradora. La Diosa Serpiente, una vez poderosa, ahora está indefensa y a merced del Rey Shikigami. Su existencia misma pende de un hilo.

Con un rápido movimiento, Kurogami concentra toda su fuerza en un golpe preciso hacia el punto débil de La Gran Devoradora. El impacto es tan potente que genera un estallido de luz deslumbrante, iluminando el oscuro panorama que rodea la batalla.

En ese momento crucial, cuando parece que todo está perdido, aparecen Lloyd, Zane, Kai, Jay y Cole. Los valientes ninjas se unen a la escena.

Lloyd, con una sonrisa de triunfo en su rostro, se acerca a Kurogami y, con orgullo en su voz, declara: "Les dije que Kurogami iba a derrotarla". Su confianza en su invocación se refleja en cada palabra pronunciada.

Kurogami avanza hacia Lloyd. Su tarea de derrotar a la Diosa Serpiente ha terminado, y ahora es momento de desaparecer por completo.

Kai, con una sonrisa de orgullo se acerca a Lloyd. "Bien hecho, Lloyd", dice con orgullo en su voz.

Sin embargo, cuando el brillo de la luz se desvanece lentamente, se revela un giro inesperado. La Gran Devoradora, sorprendentemente, logra regenerarse y escapar de la muerte segura. Su poder es tan grande que incluso la derrota más aparente se convierte en un desafío aún mayor.

La Gran Devoradora se desliza silenciosamente hacia Kai, Zane, Cole, Jay y Lloyd. Sus poderosos músculos se contornean bajo su piel, revelando su fuerza y dominio.

Kai, sorprendido y escéptico, clava sus ojos en la figura imponente de La Gran Devoradora. "No puedo creer que esa serpiente siga viva", murmura en un tono incrédulo. Sus manos se tensan, preparadas para el combate.

La serpiente se acerca lentamente a Lloyd, su cuerpo majestuoso enroscado alrededor del joven ninja. Con su lengua bífida, serpentea hacia la mejilla de Lloyd, dejando un rastro de frío y humedad a su paso. Lloyd, a pesar del contacto inesperado, sonríe con confianza y aceptación. "Supongo que ya era hora de que una serpiente no quisiera traicionarme", comenta con humor, revelando su habilidad para encontrar la luz incluso en las situaciones más inusuales.

Jay, incapaz de contener su asombro, observa la escena con una mezcla de incredulidad e ironía. "La Diosa Serpiente que una vez amenazó el mundo ahora es dócil y cariñosa", dice con un tono sarcástico. Sus ojos se entrecierran ligeramente, incapaz de confiar completamente en la aparente transformación de La Gran Devoradora.

Cole no puede evitar sentir una profunda desconfianza hacia la serpiente. Sus ojos se estrechan y su postura se vuelve tensa. "No confío en ella", declara con determinación, poniendo de manifiesto su intuición y cautela ante la situación.

Los ojos los 5 Ninjas se posaron en una figura solitaria acercándose a ellos. No podían creer lo que veían, era Wu, su amado Sensei, a quien creían haber perdido para siempre.

Sin pensarlo dos veces, los ninjas se precipitaron hacia él, dejando de lado momentáneamente la tensión los rodeaba. "¡Sensei Wu! ¡Está vivo!" exclamaron los cinco ninjas al unísono, llenos de asombro y alegría.

Wu, con una sonrisa en su rostro, observó a sus valientes discípulos. Sin embargo, su mirada se desvió hacia algo inesperado. La Gran Devoradora, la temible serpiente que había sido su enemiga durante tanto tiempo, estaba enroscada alrededor del cuerpo de Lloyd, su discípulo más prometedor.

El anciano maestro no pudo evitar sorprenderse al presenciar la escena. "Veo que estás aplicando mi enseñanza de 'la mejor forma de vencer a un enemigo es hacerlo tu amigo'", dijo Wu, asombrado por la aparente transformación de la poderosa Diosa Serpiente.

Lloyd, con una sonrisa nerviosa, respondió: "Sí, Sensei Wu, es algo extraño. No sé exactamente qué está sucediendo". El joven ninja se sentía desconcertado y no sabía cómo explicar el repentino cambio de comportamiento de La Gran Devoradora.

...

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