Capítulo XIV: Orígenes de una disputa

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[Este capítulo va a tratar sobre cómo se conocieron Dimitri, Luccio y Marciano en los tiempos en que integraron las filas de "La Central"].

La actividad bullicioso de "La Central" era el pan de cada día, en donde podían verse a los involucrados yendo de aquí para allá con sus libros e investigaciones, otros que trabajaban en las áreas de campo asignadas o en las calles, llevando a cabo sus trabajos hasta que dieran con los resultados concretos de aquellas interrogantes. Para los recién llegados, los novatos debían ser instruidos por aquellos "Veteranos" que los guiaban en cómo llevar a cabo sus labores, pero para un muchacho de largos cabellos negros y no sabía hacia dónde dirigirse. 

Miraba para un lado y todos estaban ocupados, lo mismo para el otro, nadie podía darle una mano y lo único que podía hacer era esperar o hacerlo por su cuenta, hasta que sintió una mano que lo tocó por los hombros, llevando a que se volteara y le dirigiera una mirada de asombro.

- Hola, tú debes ser el nuevo, ¿no?.- Preguntó y al alzar la mirada, se topó con un muchacho castaño y de ojos verde-esmeralda, vestido completamente de negro.

- Sí...Sí, mi nombre es Luccio Johannes.- Se presentó, tímido y éste vio que el castaño le sonreía tranquilamente.

- No temas, no te pasará nada. Ven, sígueme, te llevaré a tu puesto, parece que seremos "vecinos" y compañeros.- Dijo esa persona y le siguió el paso hasta que arribaron a la oficina que compartirían.

Ingresaron a una extensa sala de reuniones y al fondo tenían las oficinas, en donde el joven Agente llevó a aquel novato para que tomara asiento y conociera a todos los presentes allí. Acto seguido, éste se sentó, agarrando una silla y se le quedó mirando un buen rato.

- ¿Eres italiano?.- Preguntó, refiriéndose a aquel nombre que tenía y él asintió.

- Mi padre era de allí, mi madre nació en EEUU.- Respondió Luccio, mientras que se ajustaba sus cabellos.

- ¿Y en dónde están?.- Quiso saber el castaño, pero el nuevo bajó la mirada.- Ohhh, discúlpame, no...no sabía.- Ofreció disculpas pero éste alzó una mano en el aire.

- No hace falta, tranquilo, entiendo bien que no lo sabías.- Le tranquilizó y de ahí volvió la mirada hacia él, quien le tendió su mano.- Por cierto, ¿en dónde han quedado mis modales?. Mi nombre es Dimitri Sasha Ginovaef-Yoshikage, es un gusto conocerte, amigo.- Saludó y Luccio no podía creer que ya estaba teniendo una amistad con él.

A lo largo de los meses en los que el joven castaño fue enseñándole cómo tenía que combatir al enemigo y liberarse de cualquier control que éste le impusiera, Luccio había demostrado una gran poder en el manejo de rayos, además de hacerse amigo de Marciano, quien podía destruir la Magia enemiga, así que conformaron un "Triunvirato", los cuales juntos iban a ser imparables, nadie podría detenerlos. 

- "Sin embargo, algo que ni yo mismo creí que pasaría. Unos años después, algo hizo que Luccio cambiara por completo".- Relató Dimitri a Luna, viéndose una imagen de ellos dos volviendo a Royal Woods y de ahí volvían al Pasado.

Dicen que el tiempo nos ayuda a cambiar, a ser mejores personas, de que aprendemos de nuestros errores para no volver a tropezar y así tener un buen Futuro, sin embargo, Luccio había pasado a ser una persona expresiva a una reservada y callada, que después terminaría por meterlo en graves problemas cuando llegara la hora. Se mantenía alejado de Dimitri, era como si lo estuviera haciendo a un lado, igual que a un leproso en la Roma Imperial. Los ojos del castaño se enfocaron y tornaron en aquel muchacho que se había distanciado de la noche a la mañana, además de que no parecía estar interesado en las investigaciones ni tampoco en las labores de combatir a los enemigos del "Plano Sobrenatural" y un día, justo cuando Dimitri terminaba su turno, éste fue interceptado por Luccio en el estacionamiento.

- ¿Podemos hablar?.- Preguntó el peli negro y el castaño observó como éste había cambiado, sintiendo aquella transformación en su alma.


- Sí....Sí, adelante, ¿qué pasa, amigo?.- Respondió y aceptó aquellos momentos para conversar, pero Luccio le puso la mano en la boca, haciéndole un gesto de que no elevara el tono de voz. Miró hacia ambos lados y lo llevó hasta un sector apartado de las cámaras de Seguridad, en el subsuelo, justo donde nadie podría verlos.

Para Dimitri, aquello era algo extraño, ¿qué estaba tramando su amigo? ¿Qué era lo que lo estaba motivando para ir a una reunión alejada de todos los demás?. Fue entonces que, separándose del brazo de éste, lo miró para saber lo que necesitaba.

- Bueno, aquí podremos hablar en calma.- Respondió Luccio con tranquilidad y acomodándose su corbata roja.


- ¿Qué querías hablar?.- Pidió su amigo con dudas y parecía ser que un mal presentimiento se estaba gestando en ese lugar. Luccio miró hacia afuera y le pidió que se acercara un poco más para hablar.


- Dimitri, eres alguien digno y bueno que podría unirse a mi causa.- Aquello fue una señal y más para cuando el castaño alzó una ceja al ver una extraña sonrisa en el peli negro.- Mira, me he dado cuenta de que este Mundo es una prisión, vivimos encerrados por aquellos que nos tendrían que dar la libertad para hacer lo que queramos.-

¿De qué estaba hablando?. Tenía tantas preguntas en su cabeza, en lugar de respuestas. Le aterraba saber lo que Luccio tuviera preparado y más si quería involucrarlo en su "Operativo". Así que lo vio cargar con un cartucho de micro-film y éstos revelaron lo que tenía en su interior.

- Espera...¿Estos son...?. Oh, no, no, ¿qué piensas hacer, Luccio?.- Preguntó el castaño, lanzando una interrogante al peli negro, ya que pudo ver como una muy tétrica sonrisa se dibujaba en el rostro de su amigo.

En aquellos microfilms, Dimitri se los llevó, acompañado por Luccio hasta su oficina, la cual estaba vacía y al encender la máquina para aquel material, el muchacho tomó asiento y comenzó a buscar lo que tanto le interesaba a su amigo. Éste apoyó sus manos contra el respaldo del asiento, impaciente para que el castaño viera esa "sorpresa", sin embargo, al ir avanzando, al principio, no encontró nada, hasta que señaló el final: En ello podía verse una representación del Mundo y los "Planos", cosa que no había nada "peligroso" pero cuando comenzó a ver más de cerca, los ojos casi se le salían de sus cuencas al contemplar lo que tanto tenía animado a Luccio: Allí, en el "Plano Sobrenatural", yacían los "Siete Pilares", aquellos que formaban la "Barrera" que separaba al Mundo de los vivos y al de los Espíritus, Youkais y demás seres de las Mitologías y Folclore. No...No podía estar tramando algo tan peligroso y suicida como eso. 

Fue entonces que, dirigiéndole la mirada a Luccio, éste se mostraba tranquilo y sonriente, feliz, su plan estaba a la vista y no podía decirle que "No" Dimitri a él. Juntó sus manos, el castaño lo miró a los ojos, había cambiado, ese ya no era su amigo, la persona a la que había entrenado y ayudado a cómo trabajar en "La Central", así que se levantó, apagando la máquina y de ahí tomó los microfilms, dirigiéndole una severa mirada a aquella persona que ya no era su amigo.

- ¿Y? ¿Qué te parece?.- Preguntó, pero, por un momento, el castaño parecía que iba a explotar de la furia ante semejante acto de locura que tenía el peli negro. Volvió a tomar asiento, masajeando sus sienes hasta que regresó en sí.

- Estás loco, Luccio. Loco de remate.- Respondió seca y cortamente, cosa que no le cayó para nada bien esa afirmación.

- ¿Loco?.- Quiso saber y apoyó con fuerza su mano contra la mesa.- ¡¿Loco?! ¡Este Mundo es una puta prisión, Dimitri, nosotros trabajamos para unos malditos "Carceleros", siendo nosotros los mismos "Celadores"! ¡¿Acaso ese es nuestro sentido de la vida?! ¡¿No era que teníamos que revelarle la verdad al Mundo?!.- Exclamó y pudo ver en sus ojos como destilaba el odio y la maldad, pero también tenía algo más en mente.

Dimitri se levantó, ambos rostros quedaron cara a cara, a pocos centímetros que significaría algo más aterrador, desde una posible pelea hasta una renuncia, así que el primero fue con un poco de "Artillería Suave".

- Nuestro deber es revelar la verdad a la gente, pero no podemos hacerlo ahora. ¿Qué? ¿Quieres que le digamos a las familias que siguen buscando a sus seres queridos, como los McPherson que ellos fueron raptados por los aliens? ¿Quieres que les expliquemos a los científicos que existe el "Monstruo del Lago Ness", de las conspiraciones que hay? ¿De que el Presidente John F. Kennedy murió porque iba a revelar la verdad sobre el "Poder Oculto"? ¡¿Es eso lo que quieres?!.- Señaló el joven de Rusia y Japón hacia el rostro de su amigo y apoyó sus manos en los hombros de éste.- Abre los ojos, entiende que ellos no están preparados y tú no puedes ir y decirles todo. 

- Ese no es solo mi plan, Dimitri. Tú eres el que no está preparado aún.- Le espetó Luccio con frialdad y dejó sin palabras al castaño.

https://youtu.be/ykNtCc24aZA

Lo vio caminar hasta una de las ventanas de aquel piso, donde tenían una vista hacia toda la Ciudad. Su rostro se reflejaba en el cristal, apoyó una mano y tanteó con las yemas de los dedos el cristal, bajándolo con suavidad, lentamente, respirando profundo y de ahí lo escuchaba hablar.

- ¿No lo entiendes?. Estamos inmersos en una gran mentira, vivimos en una sociedad de engaños, nos promete "La Central"  que daremos toda la verdad, pero nos viven diciendo que ellos no están preparados, pero también tenemos la puta censura de parte de las Agencias de EEUU, las cuales no nos dejan expresar la realidad de las cosas y hasta amenazan a nuestros Camaradas. Por eso mismo, esta "Prisión" debe ser destruida y para ello, la liberación de todas estas criaturas del "Plano Sobrenatural" tiene que completarse. Será un Alba, Dimitri, el "Alba de la Mitología", debes entenderlo, únete a mí y seremos imparables. Tienes un gran poder también y encima portas la Espada Sagrada y bendecida por Amaterasu.- Le explicó con lujo de detalle su plan, el objetivo que tenía en mente, destruir los "Siete Pilares" y de ahí abrir aquellas "Fronteras" para todas las criaturas mitológicas, extendiendo su mano con la oferta que Dimitri no podría rechazar.

El joven titubeó, no podía aceptarla, pero aquellas palabras tan empalagosas, tan sinceras, llevaron a que su mente quedara "ofuscada", cubierta de una feroz neblina y de ahí podía verse así mismo, avanzando hasta él, hacia Luccio, listo para tenderle su mano y aceptar la oferta, el trato, sin embargo, una voz llamó su atención, desde aquella niebla y vio como una Luz Dorada iba creciendo, difuminando y alejando aquel manto tan denso y que le impedía ver su camino.

- Dimitri.- Escuchó aquella voz y al ver mejor, allí se encontraba avanzando una figura de sombra hasta que fue cobrando forma y color, quedándose asombrado y sin palabras. Sin perder tiempo, ni lento ni perezoso, el muchacho se arrodilló ante esa persona de gran poder y respeto, haciendo una reverencia y allí la vio.

Se encontraba ante él una hermosa chica de largos cabellos negros, lucía un precioso kimono de varios colores y parecía ceñir una "Corona", la cual representaba al Sol, el Astro Rey, iluminando por completo la zona y ésta se inclinó para abrazarlo y hablar con él.

- Amaterasu Ö-Mikami...Öhiru-menomuchi-no-kami ("Diosa Gloriosa que brilla en el Cielo").- Habló en japonés, dirigiéndose con respeto hacia aquella figura de gran poder.

Las manos de aquella Deidad lo protegieron y sacaron las dudas. Su Luz era reconfortante, cálida, llena de amor. Alzó la mirada y ésta tomó una postura en su voz.


- No dejes que el miedo te venza. Eres un Guerrero que lucha por lo que es correcto y tu misión ha sido esa. A lo largo del camino, muchos caen en la trampa de que serán recompensados, pero el plan de tu amigo no es más que desatar el caos sobre el Mundo. Si lo hace, todos pagarán un precio muy alto por tener ese "Edén". Debes detenerlo, decirle que no. Confío en ti.- Le dio ella su sabiduría y desapareció, dejando al joven con aquella "tarea" entre manos.

Una vez que todo el camino se aclaró, las sombras desaparecieron y surgió la calma, Dimitri contempló a aquella persona, a su antiguo amigo del Pasado, de lo que ahora era, en el Presente, no era más que un recuerdo y siendo usurpado por alguien mucho aterrador y peligroso. Aún tenía la mano extendida hacia él, pero el castaño se la negó, no se la estrecharía, llevando a que, lentamente, la retirara de allí y mirándolo con frialdad.


- Lo siento, Luccio, pero mi respuesta es no.- Respondió con sinceridad.- No pienso destruir "Los Siete Pilares", así como tampoco ser catalogado como traidor y tú ya sabes las reglas.- Advirtió y se fue retirando del lugar, dejando a aquel sujeto sin palabras.- 

El peli negro no dijo nada, éste se le quedó mirando un rato y de ahí contempló como Dimitri se iba del lugar, yéndose hacia su coche y de ahí partiendo para descansar. Era el comienzo de una enemistad, un profundo odio que le tenía reservado por haberse negado a participar en su "Revolución Mística".

- "Desde aquel día, Luccio se alejó de mí y comenzó a influenciar a muchos otros, en especial a los cadetes, a los novatos, éstos apenas podían disparar un arma pero él les estaba prometiendo todo tipo de regalos: Dinero, poder, incluso de convertirse en sus Tenientes, el primero de ellos en unirse fue Marciano y luego fueron otros más. Sin embargo, un día de 2009, como te conté, intentaron destruir "Los Siete Pilares" bajo el nombre de "Operación Alba". Fue todo un desastre, Luccio se escapó pero dejó una herida en aquella estructura, por lo que ahora y con el "Culto del Alba" que fundó, está decidido en terminar su trabajo".- Relató Dimitri, mostrándose imágenes de la batalla y de como esa persona escapó de la Justicia para volver a aparecer.

Fin del Flashbacks:

Luna estaba helada al escuchar esa historia, le costaba comprender todo lo que su novio había atravesado, pero ahora no tenía más por qué preguntar: Había visto las atrocidades que Luccio pensaba hacer, de cumplir con su promesa pero aún quedaba un detalle muy importante ese relato, uno que marcaba la "frontera" entre esos dos rivales. Dimitri desenvainó su Katana bendecida por Amaterasu y ésta brillaba como el Sol y la Luna, siendo observado por la chica castaña.

- Esta Katana cuenta con la bendición de Amaterasu y Tsukuyomi, por ambos, pero Luccio cuenta con su propia Katana, una cuyo nombre está prohibido mencionar, una que él mismo forjó y obtuvo los poderes de la Diosa de la Creación y la Muerte, Izanami...- Dijo el ruso-japonés, quien no pudo mencionar aquel nombre prohibido.

- ¿Qué pasa? ¿Es peligroso?.- Preguntó Luna y Dimitri asintió con la cabeza.

- Es un nombre que proviene de un "Poema Maldito": "Tomino".- Le dijo y casi parecía un susurro aquella respuesta que dio.

Pronto, un viento un tanto fuerte se levantó dentro de las lindes del bosque y con ello, sobre Royal Woods, el semblante de una futura batalla entre el Bien y el Mal iba a comenzar. Las piezas estaban puestas sobre el "Tablero de Ajedrez del Destino", éstos estaban en sus posiciones y solo quedaba saber quién daría la primera jugada, cuándo y en qué lugar de la Ciudad.

Era cuestión de tiempo, mientras que, desde el Cuartel General que tenía el "Culto del Alba", Luccio sonrió de forma malvada al enterarse de aquella "maravillosa" noticia, tensando su rostro, expresando una sonrisa de pura "alegría" y desde su "Sitio de Seguridad", una Katana con mango negro y en su Hoja tenía grabado unos kaijus en bronce, comenzó a fulgurar y a centellar igual que una tormenta eléctrica. Acto seguido, su Portador, el dueño de aquella arma, caminó hasta el pedestal y apoyó su mano sobre el cristal.

- Dimitri...Mi Querido Amigo...- Habló Luccio con "emoción" y luego se tornó serio.- Por fin nos volvemos a ver.- Alegó y fue entonces que, removiendo la tapa de cristal, tomó su Katana y ésta brilló más que nunca en su vida, llevándola hacia él y viendo su reflejo en el metal.- Marciano.- Llamó a aquel amigo fiel y "Teniente", quien dio un paso adelante.

- ¿Sí, Mi Señor?.- Preguntó éste al mismo instante de haber sido llamado.

- Dile a todos los miembros y "Hermanos" que se preparen.- Pidió el peli negro, tranzando una serie de círculos con su Katana.- Ha llegado la "Hora del Alba".- Fue la orden que impartió, Marciano partió para convocar y lanzar el asalto definitivo y Luccio sonrió.

Su venganza estaba cerca.

[La calma antes de la tormenta, en donde el Bien y el Mal se enfrentarán. A partir del capítulo 15 (XV en Número Romano), entramos en la etapa final de este fic, así que a prepararse.

Nos estamos viendo, amigos. Cuídense, mando saludos y agradecimientos para Raginhard, LeoneEpsilon, LucasAbad0, Sitx20, AnonimousReader98, FreedomGundam96, lady-saintiasailor, Caballero del Viento, El Caballero de las Antorchas, eltíorob95, Plagahood y los demás.

Cuídense y buen Viernes de mi parte. Nos vemos en el capítulo que viene.

P.S: La Katana de Luccio está basado en aquel "Poema Maldito" llamado "El Infierno de Tomino", uno que ha estado en Internet y que es objeto de debates. 

Ahora sí, nos vemos, amigos. Hasta el próximo capítulo.].

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