El violinista: Vínculos.

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El violinista había partido, la mirada fría se había vuelto brillante. Irradiaba una pasión extraña, cómo un fuego abrasador. El chico era feliz, sus sentimientos habían sido aceptados, de extraña manera, pero él lo había reconocido.

Pronto sus orbes acumularon lágrimas, lágrimas que viajaron libremente a través de sus mejillas, una felicidad tan grata, era tan sublime que parecía un sueño, dichosa maravilla de haber encontrado alguien a quién pudiera querer de nuevo.

Las cristalinas y saladas lágrimas, siguieron fluyendo, recordando primero a sus padres y hermanita. Los había perdido en aquella revuelta que organizó DonQuixote Doflamingo por diversión.

Aquel desalmado hombre había arrebatado a su familia en una sola noche, sin pensar y por entretenimiento prendió una gran hoguera todo el clan D. Water parloteando que aquellos que tuvieran una D en su apellido eran indignos de vivir junto a él. Y lamentablemente nada se podía hacer.

Recordó que encerró a su hermanita en un armario, mientras iba en busca de ayuda. Ayuda que le fue negada por parte de la sociedad al tener conocimiento de los clanes que estaban involucrados. Haciéndose oídos sordos a la suplica del pequeño muchacho de mirada gris.

Regresó en busca de la niña y lo que encontró, fue el lugar envuelto en llamas. No lo soporto, no pudo y comenzó a llorar desconsoladamente, cuando de pronto un hombre rubio y alto; le tapo el rostro haciendo señas de que no hablará.

Le dijo que su nombre era Corazon, a lo que después de haber convivido un tiempo le llamo Cora—san. Él fue una persona importante en cuanto su crecimiento y figura paterna. Cora—san era demasiado torpe, pero él le había enseñando a tocar el piano, sus modales, también le enseño algo de lucha cuerpo a cuerpo. Justamente cuando estaba encariñándose con él. El mayor tuvo que partir, dejando una carta le explico que debía resolver unos asuntos.

El silencioso gimoteó se convierto en un desgarrador llanto en cuanto piso el suelo de madera de la pequeña posada.

Después de un tiempo de que Cora-san se fuera, leyó en un periódico que el hombre fue encontrado muerto a causa de unos ladrones. Pero, no era cierto. Lo había matado su hermano mayor.

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Para: Law

Lamento tener que irme ahora, pero es mejor para ambos no estar en contacto. No es nada malo, no hay de qué preocuparse, pero debo cumplir con un encargo de mi hermano mayor. En un tiempo te dejaré otra carta con el casero, para que podamos vernos de nuevo. No te preocupes, he comprado la casa.

Espero algún día me perdones por no ser honesto contigo, mi verdadero nombre es DonQuixote Rosinante. No creas que ha sido por lástima que te he salvado. No soy tan malvado como mi hermano mayor, pero lo quiero; pronto estaremos juntos.

Sigue siendo sólo Trafalgar Law, nadie debe saber que eres el único sobreviviente del clan D Water, no sé lo que es capaz de hacer Doffy.

Te quiero, Law.

Con cariño, Cora-san.

Y junto a la carta, estaba un precioso violín en color caoba. Fue un 06 de Octubre de 1935, para el cumpleaños número 16 de Trafalgar Law.

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¡Rosinante es imperdonable lo que has hecho!

— Te he mentido... lo siento... pero tú... —y el sonido seco dejo en claro que la vida del hermano menor había llegado a su final. Detrás de un arbusto, un chico azabache de grisácea mirada, apretaba los puños, tratando de contener el grito horrorizado por presenciar tal acto violento.

Juro que lo vengaría. Juro que algún día acabaría con DonQuixote Doflamingo. Él era el único culpable por el cual toda su felicidad había sido arrebata.

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— No dejaré que una vez más arrebates mi felicidad Doflamingo. Lo juro.

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CONTINUARÁ... 

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