CRISIS

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Una crisis es una situación difícil que puede tener una persona, en medicina es un término muy usado, crisis de ansiedad, crisis hipovolemica, crisis hipertensiva... crisis convulsiva.

Desperté por la voz de mi amigo tratando de calmarme, un dolor y cansancio en todo mi cuerpo y esa dificultad para respirar.

—Ya está Jack, ya está —dijo frente a mi acariciando mi hombro.

Empecé a toser un poco para sacar la saliva que sentía en la garganta.

Por la tenue luz del baño encendido podía verle nervioso y esa tristeza en su rostro.

Busque su mano hasta encontrarla, el chico la oprimió ligeramente.

—¿Necesitas medicina? —me preguntó.

Negué, apenas podía entender lo que decía.

—Ba... ño —dije con un nudo en la garganta.

Mi amigo apenas y lo pensó ayudándome a parar, a tropezones llegue al baño cayendo en el suelo justo a tiempo para alcanzar el inodoro y vomitar.

Eli se quedó a mi lado sobando mi espalda hasta que saqué todo, era culpa de todo lo que había tragado hoy.

Cuando termine Eli me tendió el enjuague de dientes, tres enjuagues y una cepillada y estaba listo.

Me acosté en la cama mientras Eli me tendió una de mis pastillas para las náuseas, eran cerca de las cuatro veinte.

—Iré a despertar a Meredith de acuerdo —dijo dando unas palmaditas en mi pierna.

—No, estoy bien —mencioné agotado.

—Jack tuviste una fuerte, vomitaste —regaño— tengo que hacerlo.

—Eli por favor no, si la despiertas llamara a mi papá y vendrá por mí —rogué.

—Jack esto es serio —estableció mirándome a los ojos.

—Por favor, por favor Eli no quiero, solo quiero estar aquí y olvidarme de mi enfermedad por una puta vez de acuerdo —mencioné con impotencia— por favor no me hagas esto.

—Jack —llamó cansado.

—Por favor Eli, te prometo que le diré pero por favor, por favor no me hagas esto —una lágrima rodó por mi mejilla.

Eliot suspiró para asentir y subirse a la cama conmigo, seco mi mejilla para poner su cabeza en mi hombro.

—Tranquilo —me calmó mientras acariciaba mi cabello.

No sé en que momento me dormí pues estaba realmente cansado.

Desperté por el golpe de las chicas caer en la cama, riéndose a más no poder.

—Buenos días flojos —dijo Hanna acostándose sobre Eliot.

—Cinco minutos más —se quejó el chico.

Abrí los ojos para ver el reloj apenas eran las nueve de la mañana.

—Vamos chicos tenemos un gran día —animo la morena.

Le mire para sonreírle.

—Feliz cumpleaños Raven —sonreí.

Me levanté para abrazarla con fuerza a lo que me devolvió el abrazo.

Estaba agotado, me dolía el cuerpo aún y sentía que necesitaba dormir más.

—¿Todo bien? —me preguntó insegura— Te ves un poco pálido y cansado.

—Solo soy yo por las mañanas —bromeé— estoy bien solo me quedé con sueño.

—Tal vez deberías dormir —menciono Eliot preocupado.

Negué para levantarme de la cama e ir a mi mochila, saqué el regalo que me había costado conseguir.

—Feliz cumpleaños —dije entregándoselo.

La morena miró a su amiga feliz para abrirlo, no se alegro mucho al verlo.

—Winter Jones —sonrió fingiendo— gracias Jack es un... lindo detalle.

—Ábrelo —negué divertido.

La chica lo hizo, miró la primera página para gritar de emoción.

—Está autografiado para mi, Jack esto es genial pero como...

—Su tío es el escritor —intervino Eliot quien seguía con Hannah sobre él.

Avente la almohada para darle justo a los dos por robarme méritos.

—Bueno no importa, es mi libro favorito y significa mucho el detalle —señaló abrazándome.

—Hay más —señale abrazándola.

La chica rebuscó en la bolsa sacando una USB color azul.

—Wow ahora podrás guardar tus documentos para computación —se burló Hannah.

Ahora fue Raven quien le lanzó otra almohada a los dos.

—Este si me costó rogarle casi tres días a mi tío, es el primer capítulo del siguiente libre —conté feliz— es súper confidencial así que por favor no lo compartas.

Ella se lanzó a mi en un abrazo tan fuerte que nos tiro a los dos en la cama, beso mis labios para luego separarse.

—Esto es... gracias ten por seguro que no lo compartiré —dijo sincera.

—¡Hey y yo que! —exclamó Hannah.

—Es mío —le gruño.

El grito de su mamá llamándonos nos despejó, las chicas bajaron mientras nos arreglábamos un poco.

Me quedé un momento sentado pues me había mareado.

—Seguro que...

—Estoy bien Eli cálmate —gruñí— anda vamos.

Bajamos a desayunar, nos sirvieron aunque sólo comí la mitad no les sorprendió pues ya estaban informados que era normal.

Subimos para arreglarnos para la fiesta, tome mi cóctel de medicamentos esperándome sentir mejor.

Después de la ducha y arreglarnos estaba listo, la fiesta estaba por iniciar.

—Te ves... hermosa —mire a la chica, traía un vestido color lila hermoso, su cabello con media trenza y un sutil maquillaje.

—Gracias —dijo dándome la mano.

—No me dirás que me veo bonita —reprochó Hannah a Eliot.

—Eso ya lo sabes hermosa —guiño.

La chica puso los ojos en blanco estrechando su mano en la cara de Eli.

Era hora de la fiesta, poco a poco fueron llegando los invitados, varios chicos de la escuela entre ellos el idiota de Trevor.

Un rato después llegó mi padre a traer a mi hermana, papá siempre fue claro en las invitaciones, usualmente cuando eran para mi hermana o para mi solían invitar al otro por el hecho de ser "gemelos" a lo que papá siempre les decía que no era necesario incluso si no queríamos ir no nos obligaba.

Pero invitaron a mi hermana y ella encantada de comer pastel gratis.

—Cariño —dijo abrazándome— ¿Cómo te fue?

—Papá me avergüenzas —gruñi.

Él se separó para asentir, me miró un poco extraño notando que no me veía muy bien.

—Jack...

—Hola John —saludó Mer salvándome— te quedas un rato, los padres estamos tomando algo.

—Yo... —mi padre me miró sin saber qué hacer.

—Solo no me avergüences —pedí asintiendo.

Me fui de nuevo con las chicas viendo como mi papá se iba con Meredith.

Las fiestas a esta edad son algo raras, invitas a mucha gente pero al final terminas hablando con la mismas personas de siempre, todos separados por grupitos.

Estaba sentado junto con Eli y Raven mientras Hannah contaba una de sus historias.

—Creo que seremos primos —mencionó Raven mirando tras de mi.

Me giré para ver a mi papá, quien hablaba con Meredith mientras reía, verle feliz con una mujer me alegraba.

Todo iba bien hasta que vi como Trevor se acercaba a él.

—¿Y ese estupido que hace? —murmure molesto.

No pasó más de tres minutos cuando mi padre me miró con cierta molestia, Meredith le dijo algo que claramente ignoro porque llegó hasta mi con humo saliendo de su cabeza.

—Papá...

—¿Es verdad que has estado teniendo convulsiones que no me has dicho? —preguntó molesto.

—¿Qué? No... lo que te haya dicho ese imbecil...

—¡Jack no me mientas! —me gritó.

De un minuto a otro todas las miradas estaban sobre mi, solo mire a mi padre sin saber que decir.

—Es verdad —aclaró Eliot— tuvo una de ausencia el otro día y en la noche... tuvo una crisis fuerte.

Me giré molesto para empujarlo.

—¡Te odio! —exclamé molesto.

—Hey —me llamó papá molesto— ¿Algo más que quieras decirme?

Negué cruzándome molesto.

—También tuvo una focal después del baile —agregó mi hermana mirándome.

Papá suspiró molesto sobándose la sien molesto.

—Nos vamos —dijo frustrado.

—No papá por favor...

—¡Nos vamos dije! —me gritó.

Todos nos miraban, me giré para despedirme de Raven.

—Gracias por invitarlo Raven y perdón —agregó papá.

—Lo siento —susurre para irme tras papá.

Camino a la salida Meredith lo interceptó.

—John no le hagas esto si, deja que se quede lo qué pasó ya paso —insistió.

—Lo siento Meredith pero no es asunto tuyo —mencionó empujándome ligeramente a la salida— gracias por cuidar de mi hijo, al parecer no tan bien puesto que tuvo una crisis y ustedes ni enterados.

—¡Papá! —lo llamé molesto— no es su culpa.

Papá asintió para sacarme de una vez con mi hermana, nos subimos al auto.

Mi hermana me tomó de la mano la cual quite enseguida.

—Pensé que éramos hermanos —gruñi.

—No, deja de culpar a los demás y acepta que lo que hiciste está mal —regañó.

—No hice nada malo porque es mi cuerpo y al que le pasa es a mi —le recordé molesto— avergonzarme así si fue malo, eres muy injusto conmigo.

Me miró por el retro visor, joder había dicho algo que me iba costar.

Como padre es la labor de uno preocuparse, cuando mi primer hijo nació era un manojo de preocupaciones, que si hacía frío para él, si la leche no estaba muy caliente, si no lloraba estaba enfermo, miles de dudas de padre primerizo.

Cuando nacieron mis gemelos las dudas eran menos pero criar a dos bebes al mismo tiempo era demasiado, ambos nenes tan diferentes uno del otro, aún recuerdo aquella época donde no podía separarlos o lloraban a más no poder.

Conforme fueron creciendo mis preocupaciónes fueron cambiando, que Jack no se hiciera daño en sus partidos, que Jude no mordiera a las otras niñas y que James no se sintiera desplazado por sus hermanitos.

Y de un momento a otro con el diagnóstico de Jack todo mi mundo se enfocó en él, que no se lastimara al tener una convulsión, que tomara medicamentos a sus horas, que no se ahogara con su saliva en medio de una crisis, idas y venidas del hospital que de un momento a otro me convertí en un padre sobre protector para él.

Un padre con tanto miedo y preocupación que ni siquiera me di cuenta que mi hijo ya no tenía la confianza para decirme lo que le pasaba.

Podría ser la edad o la sobreprotección que le di que ahora que veía a mi hijo creciendo me daba cuenta que no le estaba dando la libertad necesaria, esa misma sobreprotección me llevo a avergonzarle frente a sus amigos.

Pero en ese momento no lo entendía, estaba molesto... molesto por no entenderle.

—No te atrevas a decir eso porque tu enfermedad la vivimos todos —regañé— entiendes la gravedad de esto Jack no es algo que puedas ocultar.

Mi hijo me miró, podía verle molesto y a la vez dolido.

—¡Lamento ser una carga para ti! —me gritó.

—Jack no es mi culpa que tengas Epilepsia —le recordé— ni tuya pero así es, te toco a ti y lo siento, sé que no te gusta que este sobre ti todo el tiempo pero eres mi hijo y lo voy hacer con tal de que estés bien.

—¡Pues no quiero! —gritó frustrado— solo quería tener un día normal sin preocuparme, quería estar con mis amigos, con la chica que me gusta y lo arruinaste.

Tenía razón, debí haberlo dejado, debí calmarme y permitirme que me lo dijera él mismo.

—Es que ya no eres un niño pequeño Jack, debes estar consciente de tu situación—regañe— entiéndelo de una vez esto no es un juego carajo es tu salud.

—Pues lo odio —confesó con sus ojitos llorosos— y también a ti.

Mi hija trató de abrazarle para calmarlo pero solo se separó de ella apartándola.

—Yo también lo odio Jack —murmuré, sabía que estaba molesto, a pesar de eso sus palabras me dolieron.

—Lo odio —repitió— ojalá me muera de una vez para que me dejes en paz y puedas ser feliz...

—¡No te atrevas a decir eso! —exclamé molesto.

Mi hijo pateo mi asiento molesto.

—¡Jack! —le grité un poco más fuerte.

Entonces mi hijo se quebró al llanto, era cuestión que dejara salir toda su frustración.

Odiaba verle así...

No pasó más de un par de segundos cuando mi hija me alertó.

—Tranquilo te tengo —mencionó Jud— papá Jack está teniendo una crisis.

Mire por el espejo para ver a mi hija sosteniendo a su hermano.

Me orille en el primer espacio que encontré para ver a mi hijo, odiaba verle convulsionar más aún cuando era en el coche.

Lo recosté sobre su costado colocando su cabeza sobre las piernas de su hermana junto con una toalla bajo su boca, su saliva empezaba a salir.

Sus ojos iban de arriba abajo a tal punto de ponerse blancos, su cuerpo se tensaba para relajarse continuamente, la dificultad para respirar se hacía notoria escuchando la saliva chocar en su garganta, golpee un poco su espalda para tratar de expulsar esa saliva pero sus labios empezaban a ponerse morados.

—Vamos cariño respira, respira —dije mientras sobaba su espalda— respira.

Una voz me llamó regresándome un poco a la realidad.

—Señor no puede estacionarse aquí —dijo un oficial, me había quedado en la entrada de una empresa.

—Lo siento pero mi hijo tiene una convulsión —expliqué.

El hombre miró a Jack para asentir.

—¿Necesita que llame a emergencias o haga algo por usted? —se ofreció amable.

Negué para sonreírle, aún había gente buena pues me había tocado personas a las que poco les importaba y me obligaban a marcharme aún con mi hijo en media crisis.

—Estamos bien gracias —señale para volver a Jack.

Seis minutos treinta fue lo que duró, tiempo que sentí eterno pero ahora sin duda alguna tenía que llevarlo al hospital.

Cuando por fin se detuvo empezó a toser para sacar la saliva.

—Tranquilo Jack ya pasó —lo calmé.

Mi hijo me miró aturdido para llorar un poco.

Bese su frente para demostrarle que aún molesto estaba con él, mi hija le abrazó y acarició su cabello para tranquilizarle, unos segundos después por fin se calmó para quedar inconsciente por lo cansado que estaba.

—Gracias —le dije al oficial cuando nos íbamos.

—Espero se mejore —me sonrió amable.

Llegamos al hospital tan rápido como pudimos.

—Se pondrá bien verdad papá —dijo mi hija con la visible tristeza en su rostro.

—Eso espero —le sonreí.

Cargue a mi hijo en brazos para entrar al hospital, en cuanto entre una de las enfermeras me reconoció.

—John —sonrió para verme— oh pobre de mi niño, ¿Fue mala?

Asentí para mirarle, ella acarició el cabello de mi hijo diciendo algo en su idioma, probablemente una oración.

—Lo ingresaremos y llamaré a su doctor —me calmó.

—Gracias Rosa —agradecí tranquilo.

Entramos a urgencias donde le colocaron los cables para monitorerle, su doctor no tardo en llegar.

—John ¿Cómo estamos? —me preguntó.

Mire a mi hijo que seguía inconsciente.

—Tuvo una mala que duró casi siente minutos —mencioné.

—Bueno le haremos un chequeo y de acuerdo a como se encuentre veremos si lo dejamos ir en la noche —me calmó, sabía que Jack odiaba las noches en el hospital.

Negué cansado para verle.

—Al parecer a estado teniendo crisis de otros tipos —comenté— apenas me enteré hoy.

Su doctor suspiró para verle.

—Iniciaremos con exámenes entonces —explicó.

Asentí, sería una semana difícil.

Dejó esto por aquí y me voy ✌🏼

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