FÍSICA

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Física... la física es el ciencia que estudia las propiedades de la materia y la energía, también es la clase que imparte el profesor Black.

La clase donde el idiota de Trevor decidió interesarse en Raven.

Pase a su lado confundido.

—Hola Jack —saludó Raven.

—Hola —saludé.

—Hola Jack, ¿Cómo estás? —preguntó Trevor amable.

—Delirando al parecer —contesté confundido.

Él sonrió y soltó una pequeña risa.

—Que gracioso eres amigo —dijo con media sonrisa.

Eliot a mi lado estaba más confundido que yo.

—Te veré después Rae —se despidió para irse a su lugar.

Nosotros nos miramos confundidos.

—¿Ocurre algo? —preguntó Raven.

—Si al parecer los extraterrestres abducieron a Trevor y dejaron una versión más aterradora —se burló Eliot.

Me reí por que era verdad, Trevor era más aterradora cuando era amable.

La clase comenzó y como dijo Eliot se durmió en segundos.

En mi cabeza no podía dejar de pensar en lo sucedido.

Cuando la clase terminó me fui con Eliot, el día fue algo extraño pues Trevor fue amable conmigo lo cual me fastidiaba, además de eso Hanna la amiga de Raven trato de acercarse a Eliot pero mi amigo le es fiel a mi hermana.

—¿Tu y Trevor tienen algún problema? —preguntó Raven confundida.

—No, solo lo lleva molestando desde que lo conoció pero nada más —se adelantó Eliot.

—Puedo contestar yo gracias —le dije a Eliot quien venía a mi lado.

—Lo sé pero es más divertido si lo hago yo —sonrió.

Puse los ojos en blanco.

—Desde que se enteró de mí enfermedad a sido algo...

—Un completo idiota —completo Eliot.

—No tienes que ir a calentar la comida de mi hermana —le recordé.

Él se paró de golpe recordando sus obligaciones, si... me avergüenza decirlo pero mi hermana solía ser nefasta con Eli.

—Ella me va a odiar —dijo saliendo corriendo con Hannah tras de él.

—Si, está perdido —sonreí.

Raven sonrió y me dió una pequeña risa.

—Sobre Trev...

Que asco ya hasta lo llamaba Trev.

—Ah si —continúe— no a sido precisamente amable conmigo, digo no quiero un trato preferencial ni nada solo si no se burlara de mi todo el tiempo sería mejor.

En ese momento no sabía que me estaba pasando, ¿Por qué le estaba diciendo todo?

—Se burla de tu enfermedad —concluyó.

Asentí un poco avergonzado.

—Nunca creí que fuera así, él se portó muy lindo conmigo —contó segura— incluso cuando nos dio la bienvenida.

—¿Te dió la bienvenida? —pregunté confundido.

—Si, es mi vecino —contestó.

Estaba perdido, Trevor no solo la estaba convenciendo de que era bueno si no que tenía ventaja con ella.

Empezaba a creer que mi encanto y carisma no serían suficiente.

—Oh —dije sorprendido.

—¿Te molesta si me junto con él? —preguntó nerviosa.

—No claro que no —mentí— puedes ser amiga de quien tú quieras.

Aceptarlo era de las peores cosas que podía hacer.

—Gracias Jack —sonrió.

Ella se paró y me dió un abrazo, algo que me hizo sentir algo extraño en mi estomago.

La miré, jamás había visto una persona tan hermosa.

¿Qué me está pasando?

La luz la reflejaba perfectamente, y otra vez al mirarla sentí algo... un terrible dolor de cabeza.

Antes de que pudiera decir algo todo se puso negro.

Estaba teniendo otra crisis.

Desperté algo confundido y adolorido, más confundido cuando vi a las personas a mi alrededor, Raven, Sam un chico mayor y Trevor, ¿Trevor?

—Jack —escuche la voz medió distorsionada— Jack vas a estar bien.

Creo era la voz de Raven, cerré los ojos pues me sentía algo mareado.

—Vayan por Eliot o su hermana —ordenó Trevor.

Era la primera vez que tenía una crisis en la escuela y no estaban ellos.

No tardaron mucho en llegar, lo supe porque escuché la voz de mi hermana gritándole a todos que se quitaran de su camino.

—Jack —me llamó Eliot.

—Otra vez no —murmuré.

No estaba puesto de costado si no boca arriba lo que quería decir que nadie había puesto atención a las clases obligatorias que les hacían tomar cada año.

—Yo lo alcancé agarrar... pero creo que se golpeó fuerte —dijo Raven llorando.

Sabía que no había visto mi crisis anterior más que unos segundos por lo que comprendía que se sintiera mal.

El profesor Black llegó, cuando tenía crisis él era el encargado de cuidar de mí, lo que me alegraba pues le daba razones para estar con la enfermera.

El profesor mando a todos a sus salones incluida Raven.

Mi padre llegó enseguida, nunca era lindo que viniera por mi.

De camino a casa venimos los tres pues no quisieron quedarse.

Eliot venía callado lo cual era imposible que pasara, la última vez qué pasó fue cuando teníamos seis y se había quedado sin voz, eso no lo detuvo pues aún sin hablar podía ser algo molesto.

Llegamos a casa y lo único que quería era llegar a mi cama.

—Nos vemos mañana —se despidió sin mirarme.

—¿Qué tienes? —pregunté confundido.

Mi padre y mi hermana entraron a la casa para dejarnos a solas.

—Nada...

—Eliot mírame —pedí cansado.

El castaño me miró y una lágrima brotó de sus ojos que enseguida seco, porque claro Eliot Miller no llora.

—Es que... no debí dejarte solo —contestó con la voz cortada.

—No puedes estar todo el tiempo a mi lado —le dije.

—Claro que si —exclamó— me gusta estar a tu lado y en definitiva no me gusta que hayas tenido una crisis y que no pudiera estar contigo para ayudarte.

—Eli estoy bien —le recordé— no quiero que te sientas mal por cosas así de acuerdo.

Él me miró y asintió, le di un abrazo para calmarle, la verdad es que era muy sentimental aunque no lo aceptara.

—No volverá a pasar —susurró.

—No es tu trabajo cuidarme todo el tiempo —le recordé.

—Es lo que hacen los amigos —sonrió— además eres mi cuñado, que pensará Jud de mi si no te cuido —exclamó— pensara que no puedo con nuestros futuros cinco hijos y perro.

—Un hijo y cinco perros —aclaró mi hermana.

—Subimos a dos —pidió.

—Mejor ninguno —terminó con su ilusión— vamos papá quiere que entres —dijo tomándome de la mano— tu igual tonto.

Eliot se quedó un rato hasta que vinieron por él.

Quisiera decir que esta fue mi última crisis pero no fue así, había tenido dos más lo que había restado de mí semana escolar.

Para el sábado me sentía fatal, parte era por la medicación.

Estaba en el sillón sin ganas de moverme, tenía sueño pero al cerrar los ojos simplemente no conciliaba dormir, poco ayudo cuando mi tío llegó con su pequeño demonio.

La puerta de la casa se abrió con fuerza.

—Calvin —le gritó su padre.

Mi primo como siempre no hizo caso, lo único que escuché fue la puerta de mi cuarto azotarse, si azotar puertas era su actividad favorita.

Mi tío entró a la casa algo abrumado.

—Problemas —asumió mi padre.

—Si... No quieres cambiar de hijos, te quedas a Calvin y yo me llevo a Jack —ofreció algo apenado.

—Ya oíste Jack sube por tus cosas que te vas con tu tío —accedió riendo.

Mi padre y mi tío se abrazaron como si no se hubieran visto en mucho tiempo, pero no, veíamos a mi tío cada sábado desde que tengo memoria.

Mi tío Jensen y mi padre tenían una gran relación, tanto que mi tío siguió sus pasos y se embarazó joven, apenas tenía veintisiete y ya tenía un hijo de diez.

Calvin al igual que nosotros no tenia mamá pues había muerto en el parto.

—¿Cómo estás campeón? —preguntó sentándose en el borde del sillón, poniendo mis pies sobre su regazo— me han dicho que no has tenido buena semana.

—Podría estar mejor —contesté para no preocuparle.

En ese momento mi hermana bajo con su uniforme de soccer.

—Princesa —saludó mi tío.

Cabe aclarar que solo a él se lo permitía, si cualquiera de nosotros se lo hubiéramos dicho seguro ya tendríamos un ojo morado.

Mi hermana saludó a mi tío feliz, una actitud poco común.

—Bien ¿Cuáles son los planes hoy? —preguntó.

—Bueno llevaré a Jack con el doctor así que tú lleva a Judi a su partido —organizo mi padre— nosotros los alcanzamos.

—De acuerdo —aceptó mi tío— te llevas a Calvin —pidió más como una súplica.

Mi padre sonrió y fue por mi primo, diez minutos después ya íbamos camino al hospital.

Cuando me diagnosticaron odiaba los hospitales pero después de años empiezas a entender lo importantes que son.

Cuando llegamos mi padre hablo con la enfermera dejándome a solas con Cal.

—¿Tardaremos mucho? —preguntó algo molesto.

—Una o dos horas a lo mucho —contesté mirándole— y se harán eternas si sigues de ese humor.

—Hablas como mi padre —exclamó molesto.

Me reí porque tenía algo de razón.

—¿Por qué te molestaste con él? —pregunté intrigado.

—Quiere que conozca a su estupido novio —contestó molesto.

—¿Qué tiene eso de malo? —pregunté confundido— sabes lo que yo daría por que mi padre se juntara con alguien.

Él bajo la mirada y se quedó callado, entendía el porque.

—Él no remplazará a tu madre —le calme— nadie podrá Cal, tu papá aún es joven y necesita sentirse amado, pero el amor que tuvo con tu madre será único.

Él sonrió y me abrazó.

Cuando mi tío Jensen procreó a mi primo dejó dos cosas en claro, las mujeres no eran lo suyo y jamás dejaría a su hijo.

Sarah era la mejor amiga de Jensen y aunque lo suyo no funcionaba tenían un amor único, cuando se enteraron mi tío prometió que se haría cargo y así fue.

Mi padre llegó junto con el doctor para empezar con mi revisión.

Después de mis exámenes de rutina terminamos en el consultorio del doctor.

—Había estado bien los últimos meses pero desde que empezó la escuela comenzaron las crisis con frecuencia —explicó mi padre— tal vez sea adecuado cambiar la medicación.

Odiaba cuando hacían eso pues solía descontrolarme y tener más crisis, además de los efectos secundarios.

—No creo que sea adecuado cambiar la medicación señor King —aclaró mi doctor— su hijo está entrando a la pubertad y era de esperarse que esto sucediera.

—Bueno le gusta una chica —soltó mi padre.

—Papá —exclamé apenado.

El doctor sonrió animado.

—Está bien Jack —contestó— son cosas qué pasan y a las que tendrás que acostumbrarte, solo trata de relajarte de acuerdo.

—Entonces... ¿Puedo estar con ella? —pregunté nervioso.

—Claro que si —sonrió.

Una vez sabiendo que médicamente podía estar con ella solo faltaba lo difícil, gustarle.

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