Capítulo 5 - Un encuentro imprevisto

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    Eran las diez de la mañana, el cielo estaba de un color celeste pastel y unas nubes con forma de cordero, parecían perseguirse entre ellas. Stella se había levantado todos los días a la nueve de la mañana, ya que ella estaba acostumbrada a levantarse a esa hora, para poder recorrer una vuelta por el pueblo de nubes. Le gustaba saludar a los Ángeles de esa nube, porque a ellos no les importaba si ella tenía alas o no y eso la hacía sentir como en casa.

    Stella estaba sentada cerca del borde de la nube, pensando en su familia. No podía dejar de pensar en lo preocupados que estarían su mamá y su hermano, al notar su ausencia.

    "Stella tranquila, ellos no van a notar tu ausencia",  dijo Ra

    "¡A ver! ¡¿Cómo?!" dijo Stella enojada.

    "Pues...El tiempo es relativo, en la tierra sólo ha pasado un minuto y medio desde que te ausentaste, tú estás tratando de manejar la luz, ¿podría otro manejar el tiempo?..." Explicó y preguntó Ra

    "Okay quizás sí" .Contestó la chica y sonrió en parte aliviada.

    "...Y recuerda que yo te dije que siguieras tu corazón y vos decidiste explorar y aprender, no volver a tu casa." Terminó de explicar Ra

    —Stella... —Dijo Héctor (que por cierto, estaba detrás de su aprendiz) —¿Te gustaría hacer un mini viaje, hacia otra nube?—La chica lo miró de reojo y le contestó:

    —¡Sí! ¡Me encantaría!, pero... ¿Por qué?

  —  Resulta que hay un objeto, que me gustaría que busques, un brazalete.

    —Okay—respondió Stella

   — Bueno, préstame atención, deberás caminar hasta el extremo sur de la nube y tomar una barca aérea, para cruzar hacia "La nube de los mercados". Una vez en el pueblo, pregunta sobre "El taller de los elementales" y dirígete hacia ahí. Cuando llegues allí habla con Fórjuz (el guardián) y coméntale que vienes de mi parte, él te dará rápidamente el brazalete. Luego de que él te dé el brazalete, Sal del local, ve a la parte del sur o a la parte del norte, pide que te lleven a "La nube del pueblo blanco" y... ¡Listo! —terminó de explicar Héctor

   — Esta bien—contestó la chica y emprendió su camino.

    Stella caminó un largo rato hacía el sur como se lo indicó Héctor, hasta que se encontró con dos filas de ángeles que parecían esperar algo. De repente Stella recordó, cuando ella y sus amigos esperaban el micro para ir al colegio, la cara de su mejor amiga que mostraba lo aburrida que estaba de esperar y Fulvio que hacía algunas tonterías para que el tiempo pasara más rápido...

    Suspiró... los extrañaba y deseaba que ellos estuvieran para acompañarla en todo. Las filas eran para abordar la Aerobarca, Se quedó esperando para subir hasta que le tocó su turno de embarcar.

    Al llegar a "La nube de los mercados" se encontró con una gran cantidad de puestos y tiendas provistas de diferentes mercaderías.

    Stella eligió entre todos a un niño que parecía estar interesado en una tienda de música que aún no había abierto y le preguntó:

    —Hola, soy Stella ¿Sabes dónde queda el taller de elementales?

   — Hola, sí sé. Tienes que continuar por aquí hasta que veas una bandera lila en un mástil alto, y de ahí dobla a la izquierda hasta una cabaña adornada con una pequeña estatua de un guerrero. Allí es —explicó el niño.

    — Gracias por tu ayuda.

     —De nada, suerte.

    Stella continuó su camino, ansiosa por llegar y deslumbrada por ver tantas cosas a la vez. Al encontrar la cabaña, apresuró su paso y entró feliz por haber llegado a su destino. Al a penas cruzar la entrada se encontró con un montón de reliquias y con un hombre un poco somnoliento detrás de un mostrador.

    —Hola soy Stella me envía Héctor. ¿Usted es Fórjuz el guardián?

   — Buenas tardes Stella, yo no soy Fórjuz, él está en la zona baja de la tienda con un cliente en este momento, ahora le aviso, espera un momento.

    Al pasar un rato, se acercó a ella una persona de pelo negro y ojos verdes, que le habló:

   — Hola, ¿estás esperando a Fórjuz?

  —  Sí, ¿vos también necesitas verlo?

   — No, solo estoy esperando que mi maestra elemental termine de hablar con él.

   — ¡¿Ósea que eres un aprendiz?! , ¿Vienes de la tierra?— preguntó Stella emocionada por encontrar alguien en su misma situación.

    —Sí, así es, Por cierto, me llamo Florenz.

    —Yo me llamo Stella, también soy aprendiz y vine de la tierra.

    Se tendieron la mano saludándose y sonriendo. En ese momento se acercaron hacia ellos un hombre corpulento con una pequeña barba y dos "hadas" charlatanas.

    El hombre se presentó:

    —Mucho gusto Stella, Soy Fórjuz, sé que te envió Héctor a buscar el brazalete.

    —Así es, señor.

    —Veo que ya conociste a Florenz- afirmó Fórjuz.

    —Sí- Dijo Stella, y con curiosidad preguntó —¿Y ellas quiénes son?-.

    Las dos "hadas" se presentaron:

     —Yo soy Flor, la maestra de Florenz— dijo, el "hada" con pelo rosa.

    —Y yo soy Planta —agregó el "hada" de pelo verde.

    Stella se preguntaba millones de cosas, pero no se animó a seguir interrogando.

    Fórjuz, le dio a Stella un cofre dorado y le dijo:

    —Aquí tienes el brazalete, cuídalo mucho y trata de llegar lo antes posible al "Pueblo Blanco". Saluda de mi parte a Héctor.

    —Lo haré— respondió Stella .Se despidió y comenzó su regreso caminando rápido y sin distraerse, cuando percibió pasos detrás suyo y una mano que la frenó del hombro.

    Stella se sobresaltó, pero vio que era Florenz.

   — Espero verte otra vez— le dijo Florenz con los ojos brillantes.

    —Yo también —respondió Stella con una sonrisa de oreja a oreja.

    Stella continuó su vuelta y pensó en cuándo volvería a ver a Florenz. En él había encontrado un poco de sí misma.

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