Capítulo 6 - La tormenta engañosa

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    Stella había sido frenada, por una inmensa fila de personas, que esperaban el transporte aéreo para regresar a sus nubes, por esa razón, regresó con mucho retraso y eso hizo que Héctor estuviera bastante intranquilo y preocupado esperándola.

   — ¡Por fin llegaste! —exclamó Héctor al verla cruzar la puerta de entrada.

   — ¡Sí, no veía la hora de llegar!, Aquí está el brazalete—  le dijo Stella dándole el cofre dorado que contenía la joya. Y acotó— Fórjuz te envía saludos.

   — ¿Cómo te fue en el viaje?- Preguntó Héctor.

    Stella, bostezando y desperezándose le respondió-Muy bien, aunque estoy bastante cansada. ¡Ah! me encontré con otro aprendiz, en "La tiena de los elementales". ¿Podré volver a verlo?-

    —Seguramente—contestó Héctor sonriendo —, ahora ve a descansar que nos espera un largo entrenamiento y gracias por haber ido hasta "La nube de los mercados" por mí.

   — ¡No es nada! Me encantó haber ido— le contestó Stella, saludando con la mano, mientras se dirigía a su cuarto para descansar. Al llegar al cuarto, la chica aprendiz, se desplomó sobre su cama y se durmió profundamente.

    El pueblo de las casas blancas, se encontraba tranquilo hasta que se oyó el grito de un pequeño ángel asustado que alertaba sobre la presencia de un espíritu. Al principio unos pocos se preocuparon y consolaron al ángel asustado que le temblaban las alas por el miedo, pero al pasar un rato, hasta el propio ángel temeroso empezó a dudar de lo que había visto, porque no pasó nada más y quizás todo había sido un error.

    Héctor comenzó a imaginarse la situación como verdadera, estaba prevenido y alerta. Stella, mientras tanto, no se había dado cuenta de nada y seguía completamente dormida.

    ...Y mientras la quietud volvía al pueblo, un resplandor iluminó el cielo, seguido de un trueno que parecía rajar las paredes. Se esperaba una tormenta pero no se esperaba que fuera tan fuerte.

    —¡Vayan a sus casas! —gritaba un ángel de piel morena.

    —¡Refúgiense rápido!— gritaba una angelita de pelo rubio.

   — Mamá tengo miedo...— Susurraba un pequeño ángel de ojos verdes.

    La tormenta, era terrorífica y ruidosa, el viento hacía ruido de fantasmas, la lluvia caía con fuerza y los truenos eran feroces.

    Héctor miraba sorprendido la tormenta, mientras pensaba en suspender el entrenamiento que tenía previsto con Stella, en él le enseñaría a usar el Brazalete de la luz, la joya que Stella fue a buscar sin saber para qué era. Mientras tanto, Stella soñaba con algo muy raro:

    Stella estaba vestida con su campera favorita, también estaba sentada en una silla amarilla pastel y a su alrededor había un salón repleto de luces flotantes. Pero, lo raro del sueño era, que lo único que se escuchaba era, la voz de Ra diciéndole:

    —Ha llegado el día Stella—

   — ¿Día de qué? —Preguntó la chica

    —Ha llegado el día.

   — ¿Me explicarías?

     —Ha llegado el día.

     —¡No entiendo Ra!

     —De demostrar tu valentía.

    Stella se despertó y al apenas hacerlo escuchó un trueno, por eso, se levantó para ver la ventana.

    Cuando la chica salió del cuarto, Héctor la tomó del brazo—asumo que te despertaste por la tormenta.

    —Supongo que sí—contestó la chica aprendiz.

    La muchacha se aproximó, hacía un ventanal para poder observar el tempestuoso clima. El cielo se pintaba de diversos colores, iluminado por los rayos y nubarrones, que parecían tomar formas monstruosas, No había ningún ángel a la vista y sÍ que se notaba el porqué.

    Stella notó algo un poco más raro que lo otro, parecía asomarse la cara de un perro bizarro, hecho de relámpagos y niebla.

   — Héctor ¿qué es eso? —preguntó la joven desorientada.

    —No lo sé, pero espero que no sea lo que creo.

    —¿Qué crees?- interrogó Stella, pero antes que su maestro respondiera, se contestó su propia pregunta —.¡Espíritus!-

    —Posiblemente —contestó Héctor mientras observaba aquellas formas raras en el cielo.

    Sólo pasaron unos minutos hasta que les llegó la noticia de un ataque.

    Los espíritus habían tomado una de las nubes a la que llamaban "Nubosa Sur", allí no había habitantes pero era un lugar estratégico que unía un conglomerado de nubes y facilitaba la llegada a ellas.

    Stella, al apenas enterarse de la noticia, fue a su cuarto a buscar su espada. Al salir del cuarto se aproximó a la puerta de salida y dijo:

    —Héctor iré a atacar a los espíritus.

    —Pero... aun no estas preparada...

    —Ya sé, pero tuve un sueño, en donde Ra me decía: "ha llegado el día" y qué tenía que demostrar mi valentía, quiero ir.

    —¿Estás segura Stella?

    —Sí lo estoy- contestó decidida la aprendiz.

    —Por si acaso lleva esto —le dijo el maestro mientras le daba el brazalete que ella había ido a buscar anteriormente,—No he podido explicarte como usarlo, pero creo que sabrás como hacerlo. Confío en tus habilidades y en tu intuición, si tienes alguna duda trata de preguntarle a Ra, creo que él sabrá orientarte.

    —De acuerdo—le respondió Stella mientras colocaba el brazalete en su brazo derecho.

    Salió por la puerta, siguiendo su instinto y se perdió entre la niebla.

    Casi mágicamente y como si no hubiera ni siquiera pensado a donde ir,  Stella se encontraba en la nube invadida observando con sus sentidos alertas.

    Muchos ángeles y aprendices se encontraban allí, pensando estrategias para combatir a los espíritus y que estos abandonaran aquella nube que era de suma importancia. Pero las siluetas negras y blancas no se dejaban dañar fácilmente, éstas esquivaban y atacaban a los Ángeles.

    Stella recordó todo lo que le enseñó Héctor, entonces lo puso en práctica.

    Pero no era suficiente, por lo que pensó en utilizar el brazalete, algo que no entendía muy bien.

   — Mm... ¿Cómo uso esto? —Dijo la chica— ¿Y si le apretó acá? Por ahí funciona —Stella apretó una pequeña gema del brazalete, pensando que iba a pasar algo extraordinario; como una explosión o un rayo de luz, pero no paso nada.

    "Stella, para activarlo, usa tu poder" Dijo Ra

    "¿Pero qué uso? ¿Acaso podría usar las chispitas?"

    "¡Exacto usa las chispitas!"

    "Entendido"

    Stella dibujó un arco con sus manos, ella esperaba poder usar todo su poder y eso es justo lo que logró hacer. Una de las manos de Stella empezó a brillar y ella la movió en dirección a uno de los espíritus, pero de repente su mano dejó de brillar y empezó a brillar el brazalete fuertemente. Stella confundida acomodó su antebrazo derecho en dirección a algún espectro (Con tal de ver qué hacía el brazalete de luz).Sorprendentemente éste, tiró un lazo de luz, el cual, causó que un espíritu desapareciera y que la chica se desmayara del cansancio.

    Casi todos peleaban contra los espectros, mientras Stella estaba desvanecida en el suelo.

    Unos tres Ángeles que parecían de 60-70 años, atacaban enojados. También se veían angelitos tirando objetos a los espectros. Florenz también estaba luchando y al ver a Stella, fue a ayudarla. El joven le colocó a Stella delante de la nariz, un ungüento, (que él mismo había preparado con mezclas de distintas hierbas) para que se despertara. Éste funcionó rápidamente, Stella abrió los ojos y sorprendida exclamó:

     —¡Florenz! Sabía que te volvería a ver.

    —Yo también—Respondió Florenz—,pero bueno, levántate.

    Stella se levantó lentamente y miró a Florenz mientras le decía—tengo que seguir luchando ¿Vos también?

    —Pues... sí.

    —Entonces ¡Hora de atacar!

    La chica alzó su espada y durante un buen rato pelearon a la par, cuidándose la espalda.

    La fuerza en unión, que todos habían desarrollado, hizo que los espíritus se fueran.

    Las nubes estaban otra vez en paz.

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