Capítulo 7 - Una buena dupla

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    Stella estaba en su cuarto, leyendo un libro que había sacado de la biblioteca de Héctor. El libro se trataba de un perrito que se había perdido en la ciudad de Londres y trataba de buscar a su dueño. Este libro hizo que la chica se pusiera melancólica y Héctor pudo darse cuenta que la chica se había visto reflejada en ese perrito porque ella también estaba lejos de su casa.

    Héctor pensaba que Stella se sentía bastante sola a veces y ésto interfería en su concentración en los entrenamientos, por lo tanto buscó una forma para que ella esté más a gusto. Sabía que ella, se llevaba bien con Florenz y decidió entrenarlos juntos.

    Una vez tomada la decisión se lo comunicó a Stella que saltaba de alegría por la idea.

    -¡Siiiii! – gritó ella emocionada.

                                                                                       ...

    La Argentina, era un país muy grande para recorrerlo en una sola semana. Planta sabía que allí se encontraba alguien que podría ser su discípulo, Ella presentía que así era, pero había preferido ayudar a Flor a buscar su elegido en vez de seguir su presentimiento y ahora quería terminar su búsqueda. No se arrepentía de haber ayudado a Flor, pero eso le había retrasado su labor.

                                                                                       ...

    Héctor y Flor entrenaron a los aprendices con las espadas y otros elementos de ataque y defensa. Los chicos respondieron muy bien y se llevaban de maravilla.

    En el descanso los aprendices se pusieron a charlar muy entretenidos:

    —¿Te gusta ir a la escuela?-Preguntó Florenz.

   — Mm... Mas o menos-Respondió Stella— ¿Y a ti?

    —Me encanta ir a la escuela.

    —¿Y cuál es tu materia favorita?

    —Química.

     —¿Y por qué?

    —En mi escuela tienen un laboratorio hermoso y yo en mi casa empecé a hacerme uno, hasta ya tengo un microscopio y varios elementos más.

    —Pero... ¿Por qué te gusta la química?

    —Resulta, que cuando era pequeño, mi mamá tenia un problema en la piel. Un día nosotros habíamos ido a pasear al campo y ella no dejaba de rascarse y al mismo tiempo lastimarse. Así que pensé que con el poder de las flores, la iba a poder curar, aplaste unos Jazmines, unas Margaritas y unos Lirios con un palo y luego se los puse en el brazo a mi mamá. Lo que pasó fue... ¡Que funcionó! Entonces desde ese día decidí estudiar las propiedades de las plantas y flores. Eso me llevó a la química.

    —¡Que linda historia! A mi me gusta mucho leer y divertirme con mis amigos, que por cierto, los súper extraño.

   — ¿Y cómo se llaman?

   — Maia y Fulvio.

    —¿Van juntos a la escuela?

    —Sí, y hacemos todo juntos, pero cuando nos peleamos somos terribles.

    —¡Ja! ¡Los imagino!

    Stella y Florenz cada vez se conocían más, se llevaban mejor y se hacían más amigos.

                                                                                     ...

    Flor estaba agradecida con Planta por haberla ayudado con Florenz y quería devolverle el favor de alguna manera, solo que también debía cumplir con los entrenamientos de su estudiante. Pero se le ocurrió una idea para poder hacer ambas cosas, y entonces les ofreció a Florenz y a Stella que ayudaran a buscar un nuevo aprendiz y aceparon contentísimos. Era una nueva experiencia y Héctor accedió a ello, porque mientras Flor se encargaba de los chicos, él se tomaba un descanso.

    Los chicos pensaban en cómo sería el viaje, pero no se imaginaron que en un segundo podían pasar de un lugar a otro sólo con una palabra de Planta y un poco de neblina que cuando se dispersaba dejaba ver un sitio distinto cada vez que se repetía esa palabra, que no podían llegar a escuchar porque Planta solo susurraba y se concentraba. Era como viajar en nube.

    De a ratos Planta y Flor observaban distintas personas mientras ellos practicaban sus ejercicios de espada y concentración.

    Planta no estaba equivocada en su percepción y muy rápido, sólo después de observar tres personas supo que había encontrado la indicada y puso mas empeño en analizar sus cualidades y capacidades.

    La chica tenia ojos verdes esmeralda, cabello negro y una mecha roja en él. También llevaba puesta una campera bordó y un pañuelo azul y caminaba tranquila, posiblemente hacia su casa. Planta la siguió teletransportándose y los otros se quedaron esperándola.

    La chica se preocupaba por cuanto animal se cruzaba y se detenía a ver los árboles.

    La nueva elegida con sólo tener 17 años, se la notaba con una gran sabiduría por la forma en que se manejaba. Al entrar en su casa, se percató que había unas galletas y una nota arriba de la mesa de su cocina. La nota decía lo siguiente: "Hija, perdóname pero tengo que trabajar doble turno porque sucedió algo de urgencia en la escuela, aquí te dejo unas galletas que hice para que meriendes. Un beso. Papá ".

    Su padre era portero de la escuela y la mayoría de veces tenia que quedarse doble turno. Ella detestaba eso, pero no podía hacer nada, ya que su familia tenía una mala situación económica y eran de origen Japonés, por lo tanto no tenían muchos parientes que pudieran ayudarlos ¿Y qué pasaba con su mamá? Ella había tenido que viajar a Japón para cuidar a su abuela que estaba enferma.

    La chica de pelo negro, fue a su cuarto y cerró fuertemente la puerta, Planta la observaba y la comprendía, no era lindo estar sola.

    En su cuarto, la chica tenía una plantita pequeña arriba de su mesita de luz, la cual estaba al lado de su cama que se encontraba al lado de un pequeño armario.

    —Flowi (Así llamaba la chica a su plantita) ¿Acaso sabes cómo puede ser, que casi siempre papá tenga que quedarse doble turno? Es que en serio ¡Es muy molesto!—exclamó la elegida de Planta, mientras miraba su plantita melancólicamente.

    Planta observaba la gran sensibilidad y delicadeza de la chica y estaba tan perdida en observar su personalidad, que no se dio cuenta que se iba cayendo del lugar desde donde la estaba contemplando (una rama de un árbol, que se encontraba junto a la ventana del cuarto de la sensible joven.)

    ¡PUM! Se escuchó y planta se levantó rápidamente del suelo al ver que su elegida la estaba viendo con una ceja levantada y cara de curiosidad.

    —Emmm... ¿Quién eres?—Preguntó la joven del mechón rojo.

    —Planta, mucho gusto— Dijo planta un poco nerviosa.

    —¿Planta? Nunca conocí a alguien con ese nombre.

   — Pero así me llamo- Dijo planta, haciendo un gesto con los hombros como diciendo: ¿Qué se le va a hacer?

    — Y... ¿Qué... hacías en mi ventana?

    —Sólo me gustó el árbol y me trepé.

    —¡Claro! ¿Lo dice la chica que se llama planta, tiene pelo verde y una hoja en el trasero? ¿En serio?

    Las dos comenzaron a reír a carcajadas, hasta que planta le preguntó el nombre a la joven.

     —Me llamo Aoki —contestó la chica de ojos verde esmeralda.

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