Capitulo 12 Dente lupus, cornu taurus petit (Lo que nos Ata)

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Will: Es posible que Skynet no se "comunique" con sus... nuevos exterminadores. Eran humanos, pero ellos habían decidido verles como una amenaza. Se trataba de una medida de seguridad para todos. 

Will: Puede que tuviesen... digamos, "grabado de fábrica" el contenido de su misión... Matar a John Connor, el jefe de la resistencia. En cuyo caso, hemos malgastado el tiempo intentando dejarle un mensaje a través de ellos.

La voz de Will se interrumpió brevemente, mientras intentaba volver a coger el hilo de sus pensamientos.

Will: Pero me inclino a pensar que hay algún tipo de transmisión entre ellos y la fuente... Skynet. En cuyo caso, "S" puede mandarnos a toda su artillería aquí en cualquier momento. De hecho... Podría haberlo hecho ya, desde el mismo instante en que trajimos aquí a sus... exterminadores.

Lo cierto es que, desde que descubrieron que Skynet había manipulado a Ryan para matar a John, todos tuvieron claro que la base había dejado de ser segura y empezaron a preparar el traslado de todos. Mover a tanta gente no era fácil, pero no era la primera vez que tenían que hacerlo en esos años de guerra interminable, así que siempre estaban preparados para esa eventualidad.

John: De acuerdo. Yo... em... – Un ojeroso y cansado John tomó el relevo en cuanto Will se sentó. 

Sabía con certeza que lo que iba a decir a continuación, no sería bien acogido, pero ya había tomado la decisión, así que no pensaba arrepentirse. Sólo quería hacerlo oficial. A su lado, su mujer Kate miraba hacia el suelo con rostro ceñudo y cruzaba los brazos en una postura algo rígida. 

Después de que la tarde anterior le hubiese comunicado sus planes, habían estado discutido durante toda la noche, pero él había cortado cualquier intento de negociación por su parte. Así que ella no le había dirigido la palabra en toda la mañana. Dejó de pensar en eso, porque le estaba distrayendo y no se lo podía permitir. Si Kate quería comportarse como una niña, era su problema. Él tenía muchas cosas de las que ocuparse y a las que enfrentarse. 

John: Yo voy a quedarme aquí, en la base, con un pequeño destacamento de voluntarios y los... prisioneros de Skynet.

Todos alzaron los ojos dirigiéndole una mirada incrédula, excepto Kate, que pareció encogerse en el asiento como si quisiera desaparecer. John se obligó a continuar, antes de que le interrumpiesen.

John: En caso de que ataquen la base, os daré tiempo a alejaros de aquí con seguridad. Además, ¡ya estoy harto de huir! Es el momento de que esto acabe... Creo que Skynet va a venir aquí, de alguna manera, y... ¡Necesito hacerle frente de una vez por todas, para intentar que esta guerra acabe!

Su tono era fuerte y decidido. No admitía réplica.

Sven: No puedes hacer eso. – Murmuró  horrorizado. - Te matará...

John sonrió tranquilamente al hombre rubio: Sabía que lo que le preocupaba realmente, no es que él pudiera morir, sino lo que significaría que eso sucediese. Sin embargo, ya había pensado en eso. Se volvió a Ross:

John: Quiero que le quites a Sarah el explosivo que la conecta a mí. Ha demostrado con creces que es totalmente de fiar... - Le dirigió un gesto de reconocimiento a Sarah, mientras ella le miraba fijamente. La voz de la mujer fue suave al responderle.

Sarah: Gracias, John... Pero sabes que voy a quedarme contigo a pesar de eso, ¿verdad?

Él parpadeó. Vió como Sven y ella enlazaban las manos con fuerza sobre la mesa. Estaban unidos en esto, se apoyaban. Y John, ahora mismo, les envidiaba por eso. Sonrió levemente, al dirigirse a Sarah con tono agradecido

John: La verdad es que lo suponía... Pero mi destino y el tuyo no tienen por qué estar tan... "ligados" el uno al otro.

John Otra cosa aclarada, vamos a por la siguiente. - El se volvió hacia Kyle

John: Quiero que te vayas al norte y te unas al grupo que había fundado Seth allí... Ahora que él no está, necesitan un líder. Llévate a Liberty y a Will contigo... Y también a Robert. Necesitáis un médico. – Quería alejar a sus hijos de allí. Necesitaba saber que estaban a salvo. Lo más a salvo posible, al menos. Alzó la mano con gesto tajante, para detener la réplica airada de todos a los que había mencionado. 

John: Las órdenes, son órdenes. Se cumplen, no se discuten... Y se tienen que cumplir, porque es necesario...

Se volvió hacia su derecha, para dirigirse a un silencioso Ross. Ahora venía la parte delicada

John: Quiero que tú y Kate os marchéis también. Si esto sale mal, alguien tendrá que seguir con la Resistencia.

El hombre asintió derrotado, sin decidirse a decir nada. Pero Kate no estaba dispuesta a rendirse con tanta facilidad

Kate: Eso no va a ser así. Y lo sabes, John. – Ella habló sin apenas elevar la voz, pero no podía ser más alto y claro lo que quería transmitir. - Me da igual lo que digas, lo de las órdenes y todo lo demás... ¡Si tú te quedas aquí, yo también!

John intentó replicar, pero ella se mostró inflexible.

Kate:Tú ya has tomado tu decisión, y yo también. Me quedo... Además, - Le sonrió con ironía. - necesitáis un médico.

John(Pensamiento): Desarmado con mis propios argumentos, - reconoció John para sí mismo, - Típico de Kate.

Sabía que no iba a ceder. Debería haber previsto eso. Alejarla de allí, incluso para salvar su vida, era una batalla perdida. Conocía a su mujer demasiado bien, así que, en lugar de seguir enfrentándose a ella, terminó asintiendo.

John: De acuerdo. Los que os marcháis prepararos cuanto antes. Quiero que como mucho pasado mañana salgáis de la base. No sabemos si estamos a punto de ser atacados en cualquier momento. Y cuanta menos gente haya aquí para entonces, mejor será...

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John:No quiero seguir discutiendo, Kyle... –  suspiró sin volverse del todo, cuando le oyó entrar. 

Vió como su hijo apretaba las mandíbulas un instante antes de ir hacia él. Evidentemente, deseaba seguir peleando para quedarse en la base. Pero, para sorpresa de John, no lo hizo. Por el contrario, se sentó frente a él, en silencio.

John: Estaréis preparados para salir de aquí mañana. A primera hora... - No era una pregunta, era una afirmación. El siguió con los ojos fijos en la mesa mientas continuaba hablándole a su hijo con tono monocorde.

John:  Mandé esta mañana un par de pájaros mensajeros a la base de Seth. - Una vacilación en la voz, al mencionar a su amigo muerto. - Os estarán esperando.

Kyle: De acuerdo. - Fue toda la respuesta que dio. Sin embargo, permaneció todavía sentado, en silencio. John se llevó una mano a la cara, haciendo un gesto impaciente

John:¿Quieres decirme algo más, Kyle?

Fue un poco brusco, pero instantáneamente se sintió culpable. Su hijo se encogió de hombros, derrotado

Kyle: ¿Nos vamos a despedir así, papá?... ¿Con un breve intercambio de órdenes?

John: Hijo, yo... - no sabía qué decir. Kyle esperó un rato a que continuase hablando. Luego, sintiéndose frustrado por el silencio incómodo de su padre, se levantó para irse, mientras decía:

Kyle: Sólo quería comunicarte que Lib y yo hemos decidido casarnos... Nada más. Adiós.

John: ¡Espera, Kyle!... Por favor... - el se puso de pie, extendiendo las manos hacia él, desesperado. El joven se detuvo junto a la puerta, ya agarrando el pomo metálico para salir. Bajó los ojos y pareció coger aire antes de volverse hacia su progenitor.

Kyle: Sé que haces esto por mi bien, por el de todos... papá... Pero... ¡No es fácil!

John se acercó a él y le abrazó.

-Tampoco es fácil para mí, Kyle...

El joven le apretó con fuerza. Estaba temblando.

Kyle: No quiero perderos a ti y a mama... Tengo miedo de no volver a veros nunca.

John tragó saliva antes de responder.

John: A nosotros también nos duele despedirnos, Kyle. Tampoco queremos perderos a ti, ni a Robert, ni a Lib...¡Hemos tenido que decir adiós a demasiada gente que queríamos!

Parpadeó para intentar aclarar sus ojos. Sentía que estaba a punto de llorar. Continuó hablando, mientras se aferraba a su hijo con todas sus fuerzas.

John: Daría lo que fuese porque esta pesadilla acabase de una vez por todas, Kyle. Por despertarme un día y que no hubiese guerra. Por no tener que luchar cada día por sobrevivir. Por no tener que tomar decisiones difíciles que a veces implican que alguien muera o resulte herido. ¡Toda mi vida la he vivido con miedo al futuro, maldita sea! – Le falló la voz. Apretó los ojos con fuerza mientras intentaba recuperar la calma. - Sólo quiero algo de paz... ¡No es tanto pedir!

Kyle: Papá...

John: Kyle... Hijo, me gustaría poder asistir a tu boda... ¡Y a la de Robert algún día! Y veros a ambos formar una familia. Me gustaría conocer a mis nietos, jugar con ellos, cuidarles, verles crecer y poder morir tranquilamente en mi cama, sabiendo que todo está bien y que estoy en paz conmigo mismo...- Alzó la voz con furia. - Yo no pedí convertirme en líder de nadie. ¡No pedí tener que luchar por mi vida desde antes de nacer, joder!...

John Connor se sintió tan cansado, tan al límite de sus fuerzas, que las piernas dejaron de sostenerle. Su hijo le agarró con fuerza para que no cayese de rodillas. Le apretó contra sí, intentado que se tranquilizase. Era la primera vez que le veía así, tan débil, tan rendido... No parecía él mismo. Pero le entendía perfectamente. Sentía su dolor.

Kyle: Papá. No estás solo. - Dijo simplemente. John Connor le sonrió.

John: Lo sé, Kyle... Y, de verdad, ¡doy gracias por ello!

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Ross le tendió la carga explosiva desconectada a Sarah.

Ross: Pensé que querrías tenerla de... recuerdo.

Ella rechazó el pequeño aparato con un leve gesto de duda.

Sarah: Prefiero que no esté en mi cabeza... Y de hecho, prefiero que este lo más alejada posible de mí. Pero... - Sonrió. - ¡Gracias por todo, Ross!

Él también sonrió, mientras se metía el explosivo en un bolsillo. Desde que John había dado la reunión por finalizada el día anterior, Ross se había mostrado especialmente silencioso y taciturno. Iba a marcharse de la base al amanecer del día siguiente, acompañando a un contingente de soldados que partían hacia el sur, así que había decidido ir a despedirse de sus amigos... Antes de ir a intentar dormir algo, pasó por la estancia donde estaban John y su familia. Lib también estaba allí, Kyle y ella iban a casarse. Después de las alegres felicitaciones y las despedidas agridulces, se acercó también a ver a Sarah y Sven. Sentía que eran su "cabo suelto".

Ella siguió sonriéndole, mientras tendía la mano hacia él. Ross se la estrechó con calidez.

Ross: Me alegro de haberte conocido, Sarah... ¿Sabes? En cierta manera eres lo que Skynet debió ser. - Ella le miró con cierta sorpresa.

Después Ross estrechó la mano de Sven.

Ross: Cuida de ella... - Ambos hombres rieron. Seguramente, Sarah podía cuidarse sola a la perfección.

Sven: Tu también. Cuídate mucho, Ross.

El rubio aún sonreía con calidez, mientras pasaba el brazo por la cintura de Sarah. Ross les miró un instante, así enlazados. Formaban una extraña pareja... Un robot y un humano. Pero, sin duda, eran una buena pareja después de todo. Tras este pensamiento esperanzador, se volvió para marcharse.

Sarah: Ross, tu no tienes la culpa... ¿Lo sabes, verdad?

La voz de Sarah le hizo detenerse. A pesar de lo críptico del comentario, supo al instante a qué se refería.

Ross: En cierta manera... - Empezó a decir, pero se interrumpió mientras se le hacía un nudo en la garganta.

Sarah: No, Ross... Nadie tiene la culpa de la creación de Skynet. -Hizo una pausa antes de rectificar.-  O, más bien, todos la tenemos, "en cierta manera"...

El hombre se sintió de repente más viejo que nunca y dejó caer los hombros con cansancio. Ella tenía razón, pero compartir la culpa con el resto de la humanidad no le hacía sentirse mejor.

Ross: Skynet es una máquina... Nosotros le construimos.

Sarah: Y él decidió exterminaros... Fue su decisión, no la tuya.

Ross: Es una máquina... - Volvió a decir él.

Sarah se alejó de Sven para poner las manos sobre los hombros de Ross, en un gesto inequívoco de apoyo y ánimo.

Sarah: Yo también soy una máquina... Y decidí luchar al lado de los humanos, en lugar de destruirlos.

Ross suspiró. Se sintió muy viejo de repente.

Ross: Sí, supongo que eso es cierto... Gracias por decirlo, de todas maneras.

Palmeó las manos de Sarah con cariño y, luego, volviéndose hacia la puerta, salió de la habitación sin decir nada más.

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Durante los dos días siguientes, todo en la base fue actividad y ocasionales despedidas. El grupo de hombres y mujeres que habían escapado de Madrid hacía (lo que parecía) una eternidad, se reunió en un rincón del comedor, para compartir una última comida todos juntos. Sarah, Sven y Pierre se quedaban en la base. Frank, Jorge, Eva y la pequeña Luz iban a ser evacuados esa misma tarde.

Eva: Veréis como pronto nos reuniremos otra vez...- Dijo  sonriendo con confianza, mientras acunaba a la pequeña. Jorge también sonreía, aunque se le notaba algo menos convencido. Lo cierto es que nunca le habían gustado las despedidas y, desde que la guerra había comenzado, tenían siempre para él un tono fatalista y descorazonador. Pero intentó animarse por su mujer y su hija... Y por todos los amigos que dejarían atrás y que, de alguna manera, también formaban parte de su familia.

Pierre: Mientras tanto, deberíamos brindar... -Propuso jocoso, empezando a rellenar vasos para todos.

Jorge: Eh, amigo... Eva no puede beber de eso. Está dando de mamar a mi hija... ¡Y no quiero que la pequeña Luz se envenene! - Espetó , medio en serio, medio en broma.

Pierre alzó los ojos hacia él levantando las cejas.

Pierre: De acuerdo, súper papá... - Vació el contenido de unos de los vasos en los demás.- ¡A más tocamos!

Frank: ¿Por qué brindamos? - Preguntó  con su marcado acento, mientras aceptaba el vaso que le tendía el francés y olía su contenido, sin poder evitar arrugar la nariz.

Sven: ¿Por qué no perdamos el sentido del gusto después de beber esto? – Bromeó.

Pierre le dirigió una mirada gélida, antes de soltar una carcajada.

Sarah: ¿Qué tal... por el futuro? - Dijo  de pronto.

Todos la miraron, asintiendo convencidos.

Pierre: Perfecto... Buena idea, muñeca. ¡Empiezo yo! –  alzó la copa con gesto solemne. - Por que algún día no muy lejano... - Miró hacia Sven, rozando levemente la bolsa que colgaba de su cuello. - ...pueda fumarme de una vez por todas este condenado puro.

Todos sonrieron. Sabían la historia del puro de la suerte que guardaba tan celosamente Pierre.

Frank: Sigo yo. – dijo ahora el Aleman – Porque algún día no muy lejano, pueda reunirme con mi familia... -Entonces, hizo un gesto que les abarcaba a todos. - Con todos vosotros, mis queridos amigos, mi familia.

Jorge le tomó el relevo.

Jorge:  Por que algún día no muy lejano, mi hija... crezca libre sin tener que preocuparse de la guerra.

Eva no pudo evitar emocionarse con esas palabras y Jorge la estrechó entre sus brazos, mientras se le caían las lágrimas por la cara. Así que decidió que no quería despedirse así y cogiendo la copa de él, la alzo para hacer también su brindis:

Eva: Pues mi hija y yo deseamos brindar... por que algún día, espero que no muy lejano... - Miró directamente a Jorge. - ...¡este hombre decida casarse conmigo como dios manda!

Algunos en el comedor se volvieron para mirarles cuando todos estallaron en sonoras carcajadas. Era el turno de Sven. El rubio alzó la copa con gesto solemne:

Sven: Porque, a pesar de que no podemos cambiar el pasado, tenemos algo que decir sobre el futuro. Así que, brindo porque llegue por fin ese día, no muy lejano, en que todo cambie y sea para mejor...

Sarah asintió, porque sabía que Sven se lo había dedicado especialmente a ella. Todos guardaron silencio y Pierre decidió aligerar el ambiente como sólo él sabía, bromeando:

Pierre: Esto nos pasa por dejar que brinde con nosotros un filósofo... ¡Gracias por ser tan profundo, profesor Bretzel!

Tras la broma, todos se volvieron a Sarah, a la que habían dejado la última de manera deliberada.

Pierre: Lo mejor para el final, chérie...-  alzó su copa hacia ella. El resto hicieron lo mismo. Sarah les miró, mientras levantaba la suya.

Sarah: Porque un día no muy lejano, podamos reunirnos y brindar otra vez, todos juntos, por el final de la guerra.

Todos: ¡Por el futuro! - Dijeron todos a la vez, chocando los vasos. Luego, tras toser y atragantarse con su contenido (nuevamente, Pierre y Sarah parecieron inmunes), la voz temblorosa de Frank les hizo volver a reírse con todas sus ganas, al mascullar.

Frank: Dios, espero que la próxima vez que nos reunamos para brindar, no utilicemos alcohol de quemar para hacerlo...

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Antes de que se fuese con Kyle y los demás, Sarah se acercó a ver a Will. Le encontró concentrado, mirando a la pantalla del ordenador... Como siempre.

Sarah: Creí que lo habrías recogido todo ya...Kyle se pondrá como una fiera si se entera de que todavía no estás preparado. Salís en una hora. - Comentó acercándose, mientras sonreía. - ¿Qué te tiene tan abstraído?

Él se sobresaltó:

Will: Sarah... - Parpadeó mientras se volvía hacia ella con una sonrisa. - ¡Me vienes a las mil maravillas!

Sarah: ¿Qué es eso?... - Preguntó, acercando una silla para sentarse junto a él. Reconoció al instante la grabación misteriosa que habían recuperado con tanto riesgo de los archivos de Skynet.

Will: La verdad es que estas imágenes me han tenido obsesionado desde que las ví por primera vez. Gracias a algunos programas de mi cosecha, he conseguido mejorar los datos y aclarar la imagen...Y también aislar y aumentar algunos detalles. Mira... - el abrió una carpeta de su escritorio y se extendieron varias diapositivas en la pantalla. - ¿Ves esto?... Lo que se ve detrás de la cristalera. Es una cadena de montaje. ¿Y puedes ver qué están fabricando en ella?

Sarah estrechó los ojos. En un lateral de la imagen, apenas un destello que no llamaba la atención, sobre la cinta móvil, podían verse unos pequeños objetos, de apariencia esférica.

Sarah: Parecen... Espera, ¿eso es un núcleo antiguo de T-X?

Will: Pues sí... De los primeros que se diseñaron. Skynet los desechó, porque no eran estables y averiguamos como interferirlos con pulsos electromagnéticos. – Completó la información.

Sarah siguió mirando la pantalla.

Will: Skynet dejó de fabricarlos después de un año... - Concluyó.

Sarah: Así que... – ella miró de reojo a Will. - ¿Crees que podemos llegar a datar la imagen gracias a ese detalle?...

Will: Exacto. La grabación tendrá como... - El programador cerró los ojos, haciendo un rápido cálculo mental. - Entre trece y catorce años.

Sarah asintió, sin retirar los ojos del vídeo.

Sarah: Catorce años... - Dijo para sí. - ¿Y qué más has averiguado? ¿Algo del bebé?

Will sonrió, señalando otra diapositiva extraída del vídeo, aclarada y aumentada:

Will: Bueno, que sea quién sea este bebé... es un varón.

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Ella esperó un día, hasta que desalojaron la base, para hablar con John y Kate. Luego, acompañada por Sven, les enseñó a ambos las imágenes del vídeo, con las mejoras que había conseguido Will, y les argumentó sus conclusiones.

John: Y supongo que tienes alguna idea...- Comentó, apartando los ojos de la pantalla. Ella asintió

Sarah: Si, lo cierto es que tengo una idea bastante exacta de quién es el bebé del vídeo... Porque de lo contrario, todo sería demasiado casual. Y no creo que existan las casualidades, tratándose de algo así.

Cuando terminó de hablar con ellos, John y Kate se miraron.

John: ¿Crees que sería posible algo así? – Preguntó él dejando escapar el aire en un tembloroso jadeo. Sarah les contempló, inmóvil y en silencio, mientras Kate se mordía nerviosa el labio inferior, antes de responder:

Sarah: Si no hubiese visto lo de los nanobots y lo que les han hecho a esos prisioneros, te diría que no, que es imposible... Pero ahora...

John se tapó la boca con un puño, en un gesto preocupado, pensativo. No estaba seguro de cómo afrontar el siguiente paso, sí Sarah tenía razón en sus conclusiones.

Kate: ¿Por qué has esperado tanto para decirnos esto? – parecía indecisa. Sarah miró hacia ella.

Sarah: Quería que todos se se fueran de la base... Por si esto sale mal.

Guardaron todos silencio unos momentos, antes de que Sven se incorporara hacia delante.

Sven: Creo que primero debemos averiguar si tenemos razón. Y luego, ya veremos qué hacer... Hablemos con él.

Desde luego, era la conclusión más lógica. Y parecía ser el siguiente paso a dar.

Sarah: Yo lo haré. - Dijo la T-1000 poniéndose en pie.

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Sarah le miró de frente. Sus ojos azules no parecían en absoluto aterrados o sorprendidos, sólo mostraban un leve destello de diversión.

Sarah: ¿Quién eres, Noah? - Preguntó ella, sin querer dar más rodeos.

El chico de catorce años sonrió ampliamente, mientras hacía un gesto con las manos para señalarse a sí mismo. Luego habló, con un tono que podría definirse como despreocupado.

Noah: No me digas que no tienes alguna idea sobre la respuesta, Sarah... - Hizo una pausa antes de seguir hablando. - Veo que el vídeo te ha servido. ¡Y me alegro!... Lo dejé allí para ti.

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