Capitulo 13 Morituri te salutant (El Principio del Fin)

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La base se había quedado con el mínimo de personal, así que las patrullas se redujeron drásticamente. De todas maneras, ya tampoco había tantos humanos a los que proteger, porque la mayoría habían sido trasladados.

Peter Smith, Pete para los amigos, se había presentado voluntario para quedarse en la base. Le pareció que era lo que debía hacer. Esa mañana, él y Dawson, se alejaron en un pequeño Jeep, para hacer la ronda de vigilancia. Iban bromeando sobre la pasión de Dawson por la cetrería y sobre su obsesión por Duff, un "halcón mensajero" al que había estado entrenando durante todo el año anterior. De hecho, llevaban la jaula tapada del ave en el jeep, porque Dawson había insistido en cargar con ella, para hacer unos cuantos vuelos de entrenamiento con el halcón.

Pete: De verdad, Daw... Había oído que los halcones cazaban palomas, no que hacían su trabajo.

Dawson: Cuando este pequeñín empiece con sus misiones, jubilará a todas las palomas mensajeras de la base... ¡Ya verás!

Pete: Seguro... ¡Porque las cazará y se las comerá a todas! - Se carcajeó , echando un breve vistazo a su compañero de ronda.

Salieron del coche y se alejaron, subiendo a un pequeño montículo para mirar con los prismáticos. Todo parecía despejado, hasta que los vieron a través de las lentes.

Había muchos. Les parecieron cientos... Un nutrido destacamento de T-X detenidos a varios kilómetros de distancia de dónde estaban ellos. Parecían estar a la espera de algo. Pete los observó con aprensión durante lo que le pareció una eternidad, antes de coger una pequeña cámara, grabar unas cuantas imágenes de lo que tenían ante ellos y volverse al otro, tendiéndole la tarjeta de memoria de esta.

Pete: Coge a Duff y mándale con esto a la base para que se vayan preparando...Luego empieza a andar hacia allí, por dónde hemos venido, e infórmales en persona. Yo me quedaré aquí con el jeep, para vigilar cuándo se ponen en marcha... Si eso ocurre antes de que llegues, te alcanzaré con el jeep, camino a la base.

Las palabras le salieron raspando por la garganta, seca de terror. El otro, pálido como un muerto, asintió sin decir nada y se volvió rápidamente hacia el todoterreno. Poniéndose un grueso guante, sacó con cuidado el halcón de la jaula tapada donde le transportaban y le enganchó la tarjeta con la grabación en una pequeña bolsa que tenía en la pata. Seguidamente, le sacó la máscara y alzó el brazo hacia arriba, para instarle a volar. El pájaro agitó las alas y pronto desapareció de la vista. Después, quitándose el guante y colgando un arma de su brazo, Dawson se volvió apenas para despedirse de Pete y se alejó lo más rápidamente que podía, siguiendo la estela de Duff, en dirección a la base.

Pete volvió a llevarse los prismáticos a la cara, intentando que no le temblase el pulso. Esas condenadas chatarras estaban totalmente inmóviles, allí de pie, colocadas en filas ordenadas, como si fuesen una especie de fichas de ajedrez, esperando a que alguien decidiese hacer el siguiente movimiento con ellas.

Pete intentó tragar saliva, pero un apretado nudo en su garganta se lo impidió.

Pete: Bien, Pete... Parece que ha llegado el momento de pagar las cuentas pendientes... por lo que quisiste hacerle a Sarah - Se dijo a sí mismo, sin poder evitar un escalofrío.

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Skynet. La más avanzada creación cibernética de los humanos, aquél que los había exterminado a lo largo de más de 30 años... Y ahora, era uno de ellos.

Sarah: ¿Cómo? - Preguntó , mirando fijamente el chico humano que estaba ante ella.

Noah/Skynet: Ya lo has deducido. Por eso estás aquí... Gracias a la genética y la nanotecnología, diseñé expresamente este cuerpo humano para "habitarlo".

Sarah: ¿Por qué? - La siguiente pregunta lógica. La que más le reconcomía...

Noah/Skynet:  Quiero hablar con John Connor. - Fue la tajante respuesta de la IA ahora "Humana" - Conocerle en persona...

Ella se mantuvo inmóvil unos momentos, con el rostro inexpresivo. Estaba ante "La Entidad"... Ese chico, de alguna manera, era su creador. Y también el que la había "convertido en esclava" y asesina. Hizo un movimiento reflejo, como si sintiese un escalofrío.

Sarah: Quieres matarle... - El tono quedó a medias entre la pregunta y la afirmación, como si no llegase a ser ninguna de las dos cosas.

El muchacho negó con la cabeza.

Noah/Skynet: No. Si quisiera matarle, no me presentaría aquí como su... prisionero. ¿No crees?... No sería lógico. - Movió la cabeza hacia un lado y siguió contemplando a Sarah en silencio.

Ella parpadeó, como si quisiera despertase de un sueño (más bien, una pesadilla).

Noah/Skynet: También quería conocerte a ti, Sarah... Había oído hablar sobre tu existencia.

La T-1000 frunció el ceño.

Sarah: ¿A quién? - Sentía curiosidad, a su pesar.

Noah/Skynet: Se hacía llamar Ray. Le atrapé en Inglaterra. Fue reciclado.

Ella tragó saliva. Su mano tembló, en un movimiento involuntario.

Sarah:¿Ray... ha muerto? - Las palabras salieron en un hilo de voz.

Noah estrechó los ojos y frunció el ceño, como si no la comprendiese:

Noah/Skynet: Era un T-1000, una máquina. Las máquinas no mueren... Simplemente, dejan de funcionar.

Ella se mantuvo completamente inmóvil, mirándole durante unos segundos. Finalmente le habló, con un tono monocorde y vacío de toda emoción.

Sarah: Bien. Le trasmitiré tu petición a Connor. - Con un movimiento algo rígido, se dirigió a la puerta de la celda, donde había metido al chico antes de interrogarle, y salió fuera.

Sarah: Si intenta algo, matadle de inmediato. – Ordenó a los T-800 modificados que guardaban la entrada. Ellos asintieron, con los duros rostros inexpresivos. Un breve pensamiento cruzó por la mente de Sarah: Esos exterminadores también habían sido creados por Skynet, sin sospechar que, algún día, custodiarían la celda en la estaba preso su avatar humano.

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Kate: Es una trampa. –Sentenció taciturna, cuando Sarah se reunió con ellos momentos después. Lo habían visto y oído todo. La celda donde estaba el chico (¡Skynet!), contaba con un circuito cerrado de cámaras.

Sarah y John intercambiaron una breve mirada.

Sarah: Podría...disfrazarme. - Dijo ella, mientras su rostro cambiaba. De pronto había dos John Connor en la habitación. Uno a cada lado de la mesa. - Yo podría ser tú.

Kate no pudo evitar un escalofrío, cuando habló el doble de su marido. ¡Ni ella podría distinguirlos!

Sven se pasó la lengua por los labios. Sentía la boca seca. Nunca había visto a Sarah con el aspecto de otra persona... Y no le gustó nada la sensación que le provocó.

John parpadeó brevemente. Luego negó tajante.

John: No. Quiero ir a verle a esa celda yo mismo... - Golpeó la mesa con los puños, para dar más énfasis a sus palabras. - ¡Necesito conocer a ese bastardo en persona!

Un parpadeo y Sarah estaba ante ellos de nuevo.

Sarah: Creo que no es buena idea. – Murmuró.

John: Es posible... - Respondió, suspirando con fuerza.

Kate: Por favor, John... No... - ella le agarró con fuerza el brazo. Estaba temblando.

Sven: No tienes porqué ceder. Tal vez es un pretexto para matarte... Skynet siempre ha querido borrar tu existencia. - decia pareciendo la viva imagen de la razón. No sirvió de nada. Seguramente estaba en lo cierto, pero John había tomado su decisión.

John: Llegados a este punto, aunque acabase conmigo, no ganaría nada... La Resistencia está organizada. Por cada líder que cae, como Seth, surgen otros nuevos para retomar su lucha. 

Miró a Karen. Ella sabía que se estaba refiriendo al hijo de ambos, a Kyle Connor. Y también a Liberty, y a Robert, y a Will o a Ross...A todos los hombres y mujeres que seguían luchando cada día, por el bien de ellos mismos y del futuro de toda la humanidad. 

John: Aunque muriese hoy, yo ya he cumplido mi parte...

Kate: Maldita sea, John, ¡no conmigo! - Le espetó Kate a la cara, antes de darle la espalda y alejarse de él.

John apretó los dientes con fuerza, mientras los sollozos de su mujer resonaban suavemente en la habitación. Sarah y Sven se levantaron y salieron en silencio. No era el momento de seguir hablando, John y Kate necesitaba intimidad.

El líder de la Resistencia tomó aire profundamente y se tranquilizó un momento, mientras reunía valor. No le daba miedo enfrentarse cara a cara con Skynet, en absoluto. Pero no estaba seguro de cómo afrontar este otro encuentro. Y Kate no estaba dispuesta a ponerle las cosas fáciles.

John caminó hasta su mujer y extendió la mano para posarla con firmeza en su hombro. Ella se retorció en un gesto brusco, indicándole que se apartase. Pero él no lo hizo. Por el contrario, le agarró con delicadeza por el brazo y la hizo volverse hacia él.

Ella siguió llorando mientras bajaba obstinadamente la cara para no mirarle.

John: Cuando nos conocimos... - Empezó a hablar él, con tono suave. - estuvieron a punto de matarte, por mi culpa...

Kate: Eso no es del todo cierto. - Le interrumpió ella, hipando. - En realidad... era a mí a quién quería matar esa puta chatarra. Tú solo... te cruzaste en nuestro camino por casualidad.

John no pudo evitar soltar una carcajada. Eso pareció aliviar en parte la tensión.

John: Dios, Kate... ¡Me encanta esa memoria tuya! ¿Qué sería de mí sin ella?

Kate no pudo evitar sonreír

Kate: Seguramente, saldrías siempre de casa sin tu arma...

John: Sí, ¡y me habrían despachado hace años! - Cogió a su esposa por la barbilla y la besó apasionadamente.

John: Te amo, Kate Connor. No lo dudes, nunca...

Limpió con delicadeza las lágrimas de su cara. Ella sonrió con cierta tristeza.

Kate: Yo también estoy completa e irremediablemente enamorada de ti, John... Y por eso, no quiero perderte.

Abrazó a su esposo con todas sus fuerzas. Tenía más miedo que nunca en su vida, pero sabía que era inútil apartar a John Connor de su destino... Fuese cuál fuese.

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Cuando salieron al pasillo, Sven agarró la mano de Sarah. Ella le miró con rostro tenso:

Sven: ¿Quieres hablar de Ray? - Preguntó el rubio con duda.

Sarah parpadeó, antes de negar con la cabeza. Él apretó su mano antes de soltarla.

Sven: Creo que deberías hacerlo...Más pronto o más tarde...

Sarah: Ahora no. - Le interrumpió ella, empezando a andar por el pasillo. Sven la siguió en silencio hasta el comedor. La mayoría de los rebeldes que se habían quedado en la base estaban allí. Se sentían mejor estando todos juntos, les daba sensación de seguridad. Pierre alzó los ojos hacia ellos, desde el fondo de la sala. Estaba montando algo, parecía una bomba o un aparato similar... Al francés le gustaba tener las manos ocupadas. Le saludaron con un gesto de cabeza y se sentaron en un rincón. Ninguno de los dos dijo nada durante un rato, hasta que Sarah empezó a hablar.

Sarah: Ray era mi amigo... Él me abrió los ojos. Y ahora, ha dejado de existir. Me da igual que Skynet piense que las máquinas no podemos morir. Él ha muerto. Era único, tenía una forma de ser definida y unas creencias, unos sueños... Hasta tenía aficiones, ¿sabes? Le gustaba mucho el arte... ¡Perdí la cuenta de las veces que me arrastró al Louvre para ver esos cuadros! Le encantaban... - Miró sonriendo hacia Sven. Él no dijo nada, solo asintió para pedirle que continuara. - Ray tenía sentimientos, como yo. Tomaba sus decisiones como yo y luchaba por una causa que él consideraba justa...Por eso no ha sido desconectado, ni borrado, ni reciclado... ¡Él ha muerto!

Inspiró aire profundamente y lo soltó con lentitud. Sven apretó los labios, mientras alargaba las manos hacia ella. Sarah las apretó suavemente.

Sarah: Gracias. - Dijo simplemente, mirándole a los ojos. El hombre sonrió.

Sven: Seguro que Ray me habría gustado...

Ella rió con desgana, mientras asentía. Parecía algo distraída y seguía teniendo el rostro tenso, como si algo la estuviese torturando por dentro.

Sven: Sarah, da igual lo que piensen algunos, incluso Skynet. Tú no eres una simple máquina. No eres un ser mecánico, programado para sentir... Tú eres una persona con sentimientos. - Apretó sus manos con calidez mientras le hablaba, mirándola directamente a los ojos. - Y además, la mujer de la que me he enamorado...Y con la que quiero vivir el resto de mi existencia, dure lo que dure...

Sarah asintió nuevamente, aún pensativa. Pero sus iris se oscurecieron antes de comentar, como de forma casual:

Sarah: Pero, ¿te das cuenta, Sven, de que yo no voy a envejecer, ni a morir por causas naturales? Nunca voy a estar enferma, no podré dormir, ni soñar... – Le miró a los ojos con intensidad, antes de sentenciar. - Nunca podré ser madre.

Él intentó no mostrar sorpresa, pero no esperaba que ella le dijese todo eso. La mujer siguió hablando, mientras apartaba sus manos lentamente de las de Sven.

Sarah: Antes te vi... Vi lo que sentías cuando cambié de forma... - Explicó con lentitud. - Eso te dolió, Sven.

Él carraspeó intentado desesperadamente componer una respuesta, una justificación, pero ella alzó las manos para detenerle. Antes quería terminar de hablar.

Sarah: Pero hacer eso, también forma parte de mí. Me miras y ves a una mujer determinada... Pero esta imagen no es del todo real. De hecho, mi aspecto podría ser totalmente distinto... -Cambió su rostro. Ahora parecía una mujer china, al momento siguiente una niña pelirroja, luego era un hombre moreno de rasgos hawaianos, finalmente, Sven se miró a sí mismo, frente a él.

Las conversaciones a su alrededor se habían ido apagando gradualmente y todos les miraban con estupor. Sven, el verdadero, se pasó lentamente la lengua por los labios, mientras buscaba las palabras para responder.

Sven: Sarah...

Ella volvía a estar frente a él. Había cambiado tan rápido, que apenas lo había visto. Levantó la mano y pareció surgir de la nada una pequeña gota metálica, brillante y temblorosa, como de mercurio. La sostuvo en su palma y se la enseñó a Sven antes de terminar de hablar:

Sarah: Esto... es lo que soy, Sven. Te has enamorado de un metal que puede tomar cualquier forma.

Sven: No, Sarah... - Él fue categórico. - Me he enamorado de lo que decidiste ser a partir de eso. - Señaló la gota. Ahora le tocaba el turno a él. - No sé porqué decidiste ser Sarah, pero doy las gracias por ello, todos los días. Igual que agradezco el haberte conocido. La vida es eso, azar y casualidad...Una serie de circunstancias especiales que se van dando, para llevarnos hacia un determinado destino. – Levantó los brazos señalando a los que les rodeaban. Todos le escuchaban en un silencio asombrado y algo temeroso, sin dejar de mirarles. - Ahora mismo, tal como están las cosas, lo más seguro es que ninguno de los que estamos aquí podamos llegar a envejecer algún día... Igual que tú. Y seguramente no muramos de causas naturales, igual que tú. Y también es posible que pocos podamos tener hijos... ¡Pero eso no nos hace menos humanos! ¡Y a ti, tampoco!

Sarah miró a los hombres y mujeres que les observaban anonadados. Y luego se concentró en Sven.

Sarah: Eres un gran filósofo. - Sentenció tristemente. Luego se levantó y caminó hacia el exterior en silencio. Cuando salió del comedor, las conversaciones se fueron reanudando poco a poco. Sven se quedó allí sentado, con la mirada baja, pensativo. Un leve carraspeo le hizo alzar los ojos. El francés fruncía el ceño teatralmente, mientras le indicaba con un gesto la silla que había ocupado Sarah momentos antes. El rubio asintió.

Pierre: Mujeres... - Comentó  tomando asiento frente a él. – Da igual que sean de una nacionalidad o de otra... ¡Siempre terminan diciendo la última palabra!

Sven sonrió, a su pesar. Hasta que el otro continuó hablando:

Pierre: Nunca había visto a la muñeca así... ¿Qué está pasado, Sven? - le miró fijamente. De repente, se había puesto muy serio. Y el rubio supo que intentar negar que había pasado algo, era inútil: El francés tenía un sexto sentido para esas cosas.

Sven: Uno de los prisioneros que rescatamos...es Skynet.

Pierre parpadeó sorprendido, mientras fruncía el ceño y apretaba los labios. Por lo demás, guardó silencio mientras Sven le contaba todo. Le habló sobre el vídeo que habían encontrado y las conclusiones que habían sacado gracias a él. Y de cómo estas, les habían llevado directamente a Noah/Skynet.

Sven: Ahora quiere hablar con John Connor en persona. –Finalizó su historia.

El francés seguía callado y con una expresión inescrutable. Parecía que no se había estado enterando de nada, hasta que habló:

Pierre: ¿Crees que esa maldita bestia está aquí para firmar una tregua o algo así?

Sven se encogió de hombros sin saber qué responderle.

En ese momento entraron en la sala John y Kate, seguidos de Sarah. La T-1000 traía algo en la mano.

John: Creo que todos tenéis que ver esto. - Dijo  en voz alta.

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La pantalla mostró las imágenes de los exterminadores inmóviles que habían recibido hace un momento por "correo aéreo". Estaban todos los rebeldes de la base reunidos en el comedor. Apenas habían quedado cincuenta personas, sin contar los prisioneros... Y a Skynet. Sarah permaneció inmóvil junto a la puerta, apoyada en la pared, lejos de todos.

Pierre: Dios, ¡nunca había visto tantos Tex juntos!... – Comentó  mirando a Sven, de pie a su lado. El rubio asintió, encogiendo los hombros levemente.

???: ¿Por qué han dejado de avanzar hacia aquí? ¿Por qué se han detenido? - Preguntó la voz temblorosa de alguien, expresando la duda que les corroía a todos por dentro.

John aspiró aire profundamente, mientras intentaba pensar qué responder. Sin duda Noah/Skynet tenía algo que ver, tal vez era parte de su trampa. Todos los ojos se volvieron hacia él, como siempre... Tragó saliva, intentando tranquilizarse. La verdad es que no sabía qué decir. Se sentía tan cansado...Cuando parecía que ya había llegado al límite de sus fuerzas, surgía una nueva carga que llevar sobre los hombros.

Pierre: Sólo hay dos opciones... - Se adelantó Pierre, señalando la pantalla. –Nos quedamos aquí y nos hacemos fuertes. O vamos allí a atacarles.

John: No. Debemos evacuar la base... Son demasiados, nos destrozarán. - Finalizó.

Pierre se volvió hacia él.

Pierre: ¿Y qué pasa con Skynet, John Connor? - Ya era hora de que todos supieran lo que Sven le había contado. – Te quedaste aquí para poder hablar con él, ¿no?... ¡Puede que sea la única vez que podamos tener entre las cuerdas a ese condenado bastardo! Quiero decir... en persona.

Todos le miraron como si se hubiese vuelto loco. Por supuesto, habían sido informados sobre cómo los humanos que tenía capturados en la Zona Roja habían sido manipulados. Pero enterarse que Skynet estaba entre ellos, era algo nuevo para la mayoría. Así que miraron hacia John, pidiéndole respuestas. Y él se las dio. Les resumió todo, con pocas palabras: el vídeo, la conversación de Sarah con él...

John: Pero no hay tiempo... -Empezó a decir  señalando a la pantalla.

Pierre: Sí que lo hay. – insistió . -Votemos. - Propuso el francés, mirándoles a todos.

Y todos votaron por quedarse. Fue una decisión unánime: Querían darle una oportunidad a John Connor, para hablar con Skynet en persona, para lograr el fin de la guerra.

John: De acuerdo. Entonces preparemos la base para el ataque. Pueda que se pongan en marcha en cualquier momento... Tendremos más oportunidades contra ellos aquí, que en terreno abierto. Pierre, Sven...¡Organizadlo todo! Estaréis al mando aquí fuera...Mientras, yo voy abajo, con Sarah. – Ella asintió.

Su mujer alargó la mano hacia su brazo y se lo apretó con suavidad, intentando transmitirle fuerza y apoyo. Él asintió, respirando profundamente. Había llegado el momento de enfrentarse cara a cara con Skynet.

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Noah había permanecido inmóvil, mirando hacia la puerta de su celda todo el rato.

Finalmente, esta se abrió y entraron tres personas: John Connor, Kate Connor Y Sarah. Kate sostenía un arma, preparada para disparar. John tenía una pistola en su cinturón. Sarah era un arma en sí misma.

Noah/Skynet: John Connor, el salvador de la Humanidad. Al fin te conozco. – Dijo  simplemente, sin hacer ningún movimiento.

El líder de la Resistencia, al que Skynet había intentado eliminar sin éxito más veces, se mantuvo frente a él sin vacilar.

John:¿Para qué querías verme, Skynet?

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Dawson jadeaba y sentía que le iban a estallar los pulmones de tanto resollar. Pero habría deseado poder correr más rápido cuando oyó que se le acercaba un coche, derrapando a toda velocidad. Se apartó hacia un lado y el jeep detuvo su agitada marcha, levantando grandes nubes de polvo que le hicieron toser con violencia.

Pete: ¡Sube!...- La aterrada voz llegó a sus oídos, instándole a obedecer lo más deprisa que pudiera. Cuando estuvo sentado, cerró la puerta de golpe mientras Pete arrancaba bruscamente.

Dawson: ¿Se han... puesto en marcha? - Consiguió articular , mientras sus nudillos palidecían, al agarrarse con fuerza a los laterales del asiento.

Pete asintió sin dejar de mirar al frente, conduciendo como un poseso:

Pete: ¡Esas chatarras vienen hacia aquí! Nos pisan los talones... ¡Tenemos que llegar a la base antes que ellos!

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