Capitulo 8 Alea jacta est(La suerte esta echada)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Sven dormía con placidez a su lado. Sarah le observó en silencio antes de levantarse de la cama y caminar hacia sus ropas. No necesitó agacharse para recogerlas, tan solo acercó el pié a ellas. Se convirtieron en algo parecido al mercurio y las absorbió. Entonces aparecieron sobre su cuerpo desnudo. 

Sarah: ¡Magia! - Ella sonrió brevemente. 

Sven siempre le preguntaba por qué se desnudaba "a la manera humana", si era más fácil hacer desaparecer la ropa sin más, pero ella le dedicaba una pícara sonrisa antes de dejar caer el sujetador al suelo. No hacía falta explicar nada más...

Salió de su habitación común. No podía quitarse de la cabeza las imágenes que consiguieron extraer de la red de Skynet, con ese bebé humano, rodeado de máquinas. Lamentablemente, no habían conseguido averiguar gran cosa de ellas, ni siquiera la fecha en que fue hecha la grabación: Podían ser de la semana pasada o de hace años, cuando Skynet había comenzado su producción en masa de exterminadores... Pasado el estupor inicial que les provocaron a todos, Connor las había desechado a un segundo plano.

Connor: Debemos centrarnos en los problemas más acuciantes... Estudiad los esquemas que habéis encontrado para averiguar qué demonios es eso. Si es un arma biológica quiero saber para qué sirve, a qué nos vamos a enfrentar y si podemos pararla de algún modo...

Por supuesto, Sarah le daba la razón y reconocía el sentido práctico de esta decisión. Connor no había llegado a ser uno de los mayores líderes de la Resistencia humana por nada... Pero para Sarah, esas imágenes ocultaban una misteriosa advertencia. Si hubiese sido humana, habría pensado que se lo decía su instinto...

Sus pasos le llevaron hasta la enfermería. Allí dormitaban algunos pacientes que apenas fueron conscientes de su presencia. El enfermero de guardia la saludó desde lejos. No era la primera vez que Sarah se acercaba hasta allí. Para su amiga Eva, embarazada ya de 8 meses, era su hogar. Habían separado su cama en un extremo de la enfermería y la habían rodeado de cortinas para darle algo de intimidad. Pronto, se la llevarían al nido, para que diera a luz a su hijo. Ni Jorge ni ella habían querido saber si lo que esperaban era niño o niña... Les daba igual, mientras naciera sano.

Tan cerca de dar a luz, con el abultado vientre, Eva dormía muy mal. Pasaba la mayor parte de la noche en vela, abrazando a su próximo bebé con ternura y delicadeza. Sarah lo sabía y, como ella no dormía, se acercaba habitualmente a la enfermería para acompañar a Eva en sus vigilias. Cuando atravesó la cortina en silencio, Eva le dirigió una sonrisa algo cansada. Sarah se acercó a ella y le cogió la mano para comprobar el pulso.

Sarah: Deberías intentar dormir, Eva. Pronto necesitarás todas tus fuerzas... cuando tengas que dar a luz.

La embarazada asintió brevemente con una sonrisa enternecida. Pero luego bajó los ojos, antes de replicar:

Eva: No puedo dormir, Sarah... Tengo tanto miedo. Cuando cierro los ojos, vienen las pesadillas...

No era la primera vez que se lo contaba. Para Sarah tener pesadillas no era posible, ya que no dormía. Pero sí que entendía lo que era tener miedo. Hacía tiempo que había empezado a sentir lo que se podría definir así. Cuando empezó a convivir con humanos, con Sven... No tenía miedo por ella, sino por él, por perderle... Los humanos eran tan frágiles, tan "mortales", tan fugaces... Y al mismo tiempo, capaces de tantas cosas increíbles y valiosas. Creía poder entender, aunque no fuese en su totalidad, el miedo que embargaba a Eva de poder perder a su hijo.

Eva: Mira, ¡se ha movido!... - Susurró la embarazada con emoción.

Sarah pudo ver unos bultos en la barriga, como si fuese un pequeño puño que presionase desde dentro. Le fascinaba ese pequeño ser que había ido creciendo dentro del vientre de Eva, que había ido adquiriendo corporeidad, entidad... Pronto sería un ser independiente, fuera de su madre. Los humanos eran tan fascinantes...

Eva: ¿Quieres tocarlo?- Preguntó de pronto, mirándola con intensidad. Sarah abrió los ojos con sorpresa. La embarazada sonrió - Venga, Sarah...

Sarah le tendió la mano lentamente y Eva la puso sobre su barriga. De repente, Sarah pudo sentir como un leve temblor, los latidos de un pequeño corazón, el ligero rumor de la sangre que pasaba por venas nuevas y, nuevamente, una pequeña mano que se apoyaba sobre la barriga de su madre, presionando hacia fuera, justo debajo de su palma. Sarah dio un respingo de sorpresa y luego sonrió abiertamente, sintiéndose feliz por su amiga...

Sarah: Es... increíble. Tienes suerte, Eva...

Ella sonrió con los ojos brillantes y extendió los brazos hacia Sarah para abrazarla. Sarah se dejó estrechar. Todavía no sabía bien como controlar sus sentimientos. Su chip era inexperto en la gestión de estos, aún estaba aprendiendo, pero lo hacía muy rápido...

Eva: Sarah, Jorge y yo queríamos pedirte un favor... - dijo de pront. La miró fijamente, mientras se acariciaba la barriga - Queremos que Sven y tú seáis los padrinos de nuestro bebé, cuando nazca.

Sarah volvió a sorprenderse por segunda vez en esa noche:

Sarah: ¡YO!

Eva asintió sonriendo.

Eva:  Y te advierto que no aceptaremos un "no" por respuesta... Ya sabes lo que dicen, que no es bueno llevarle la contraria una mujer embarazada.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Ross y Kate completaron su informe sobre los datos robados a Skynet. John y algunos otros se reunieron con ellos, en el pequeño laboratorio de Ross, para escuchar las conclusiones.

Ross: Se trata de algo que no había visto hace años...- dijo el científico, sin poder evitar fascinarse ante lo que Skynet había desarrollado en esos esquemas - Antes de la guerra esta ciencia experimental se conocía como Nanotecnología y estaba en ciernes... La mayoría de sus avances eran meras especulaciones y apenas se habían desarrollado algunos experimentos en laboratorios para probar sus posibilidades, pero esto...

John miró a su mujer, esperando una aclaración más práctica de lo que habían descubierto.

Kate: Los esquemas que hemos robado son en realidad pequeños robots, del tamaño de átomos... Eso es lo que indica el prefijo "nano", se podría traducir como muy pequeño... Por tanto, la nanotecnología estudiaba la posibilidad de crear máquinas y estructuras de tamaños extremadamente pequeños. Como dice Ross, antes de la guerra, era una ciencia que estaba empezando... Me temo que Skynet la ha desarrollado demasiado...

Kyle: ¡¿Quieres decir que "eso"... son robots? -  miró con aprensión hacia los esquemas de la pantalla.

Ross: Si, del tamaño de virus... No se podrían ver a simple vista...- aclaró con algo de pesadumbre

John: ¿Y qué se supone que hacen? - Preguntó  frunciendo el ceño.

Ross: No lo sabemos... No es tan fácil interpretar los esquemas...

Kate: Podemos especular para qué podrían servir, por algunas de sus características, pero lo cierto es que no tenemos ni idea de su fin real... - aclaró la mujer de John al verle hacer una mueca de disgusto.

Sarah: Están diseñados para viajar por el interior de un cuerpo vivo- dijo de pronto Sarah. 

Ross y Kate la miraron asintiendo. Sarah se acercó a la pantalla y señaló una especie de estructura alargada que sobresalía del cuerpo principal del nanorobot.

Sarah: El interior de un organismo vivo no es como el exterior... - Empezó a explicar volviéndose hacia John - Dentro de un ser vivo, humano o animal, incluso de los vegetales... todo se rige con otro tipo de reglas... La Sangre y otros fluidos, son muy viscosos, nada que ver con el aire o el agua... Si quisiéramos diseñar un robot para introducirlo en el interior de un organismo, tendría que hacerse siguiendo esos condicionantes, para que funcionara correctamente en ese medio...

John: Cuando era joven- dijo de pronto el lider de la Resistencia - vi una película... ¿Cómo se llamaba?... Algo sobre un viaje... no lo recuerdo. Encogían a unos científicos y a su nave para meterlos dentro de un tipo, para que le operaran desde dentro o algo así...

Ross: Esa película era incorrecta tecnológicamente. Los científicos viajaban en un submarino que sería perfecto para operar en el mar, pero dentro del torrente sanguíneo no podrían desplazarse... Sin embargo, este robot está diseñado con un... "flagelo", podríamos llamarlo. Como los espermatozoides, por ejemplo. Esa "cola" le ayuda a moverse dentro de la sangre.

Kate: Exacto, eso es algo que más o menos, podemos tener claro... - Continuó - pero poco más podemos averiguar... Creo que Skynet ocultó deliberadamente los esquemas de este nanorobot en distintos lugares y que nosotros sólo hemos recuperado una parte del diseño...

John: ¡Mierda! - golpeó la mesa con el puño haciendo rodar un par de vasos y derramando su contenido. Nadie dijo nada. Se sentían derrotados. Se habían jugado la vida, para nada...

Sarah: No. Hay otra forma de saber qué es eso....

Kyle: Sí, claro, poder verlo en persona... - dijo con fastidio. Pero de pronto guardó silencio y todos se quedaron mirándole.

Ross: ¡Eso es! - gritó - Sea lo que sea, lo que hagan estos "bichos", Skynet los ha probado... ¡En los prisioneros de la Zona roja!

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

De repente, rescatar a los prisioneros de la Zona Roja se había convertido en una prioridad.

Kyle: Debemos confiar en que Skynet no cambie sus planes, a pesar de que se haya dado cuenta de que nos metimos en su red... -  Comentó.

Seth se había puesto en contacto con su base, para solicitar refuerzos. Iban a atacar una vez más, uniendo fuerzas. Ross y Kate se ocuparían de prepararlo todo para su llegada a la base, con los prisioneros liberados. No sabían lo que se iban a encontrar después de los experimentos de Skynet, pero al contrastar con la información de los nanorobots que habían conseguido descifrar, llegaron a la conclusión de que había que aislar a los rescatados por el bien de la base. 

Al menos, hasta que pudieran estudiarlos y descartasen por completo la posibilidad de que Skynet los hubiese convertido en una especie de bombas biológicas...

Esta vez John Connor participaría en la misión. Él y Pierre, junto a dos rebeldes más de la base de Seth, se iban a ocupar de los transportes. El resto, Sarah incluida, irían con armas al enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Contaban también con un par de helicópteros, armados hasta los dientes, para apoyar a los transportes y el ataque por tierra. Era un plan sólido, pero siempre podía fallar...

La noche antes de partir, Sven y Sarah fueron a visitar a Eva y Jorge en la enfermería. Kate había decidido llevarse a la embarazada al nido antes de que llegase la misión con los rebeldes rescatados en la Zona Roja: No querían arriesgarse a que algo saliese mal y poner en peligro al bebé. A Jorge le dieron a elegir entre ir al nido con Eva o a la misión. El joven español era un mar de dudas. 

Sabía que se sentiría mal apartándose de la acción, pero odiaba dejar a Eva sola. Sven, que se había convertido casi en un padre para él, le puso la mano sobre el hombro y le dijo que ahora debía ir junto a ella, que era lo mejor para todos. Partirían de la base hacia el nido oculto, al mismo tiempo que la misión para rescatar a los prisioneros de la Zona Roja.

Sven: Es un honor que nos hayáis pedido que seamos los padrinos de vuestro hijo...- dijo  cogiendo la mano de Eva, mientras esta sonreía radiante.

Jorge y Eva: ¿Aceptáis? - DIjeron y miraron hacia ellos, expectantes.

Sarah les sonrió:

Sarah: Ya sabes que no es bueno llevarle la contraria a una embarazada - sentenció. Eva alzó las cejas y asintió con gravedad. Luego sonrió, abrazando a Sarah con todas sus fuerzas.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

John agarró con fuerza el volante del transporte y aspiró el aire lentamente. Después de tantos años de emprender misiones suicidas, cualquiera podría pensar que te llegabas a acostumbrar. Pero no era así, en absoluto...

Kate: No olvides el camino de vuelta, soldado... - Murmuraron junto a él. Le miraba desde la ventanilla con una media sonrisa - Te estaré esperando.

Connor le devolvió la sonrisa y bajó la ventanilla del todo, inclinándose hacia ella.

John: Tranquila... Ya sabes que siempre vuelvo. ¡No es nada fácil librarse de John Connor!

Kate(Pensamiento): Sí..., ¡Que se lo digan a Skynet!

Se besaron largamente. Después Kate suspiró y tragó con dificultad a pesar del nudo de la garganta. Una vez más, se separaba de su marido sin saber si volvería a verle. A pesar de los años de lucha, era un doloroso sentimiento al que Kate Connor no estaba segura de querer acostumbrarse. Necesitaba el miedo para permanecer alerta. Además, era un modo de prepararse para lo peor...

Kate: Te quiero, John...

Él sonrió y le guiñó el ojo:

John: Yo también te quiero a ti, Kate...

Seth abrió la puerta del acompañante lo más ruidosamente posible y entró en el transporte junto a John. Miró a Kate con una sonrisa y apoyando la mano sobre el hombro de su marido le prometió por lo más sagrado que iba a cuidar a John mejor que de él mismo y que antes de que se diera cuenta, estarían otra vez de vuelta.

Kate: Lo tendremos todo preparado. - Finalizó  apretando la mano de John antes de alejarse del transporte. Él la miró por última vez antes de volver lo ojos hacia el frente y arrancar al camión.

John: ¡Allá vamos otra vez, amigo! -Gritó Junto a él Seth, golpeando la trampilla que había por detrás de su espalda.

???: ¡Todo correcto! - Les llegó un grito amortiguado desde la parte de atrás.

John metió la marcha y encabezó la fila de los cuatro transportes de tierra, mientras los dos helicópteros que les escoltarían se elevaban desde el suelo.

Kate sintió un escalofrío, como siempre que se despedían.

Kate(Pensamiento): ¿Alguna vez será la última?... 

Su cabeza no paraba de zumbar. Pero ella desechó esos malos pensamientos al fondo de su estómago con un gesto de fastidio, y se dio la vuelta hacia la base. Ahora había tiempo suficiente para asegurarse de que todo estuviese preparado, pasase lo que pasase en las próximas horas. No podía malgastar ni un minuto en dudas y miedos que escapaban a su control. Además, en esos momentos, para Kate, mantenerse ocupada era una prioridad.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Sven tenía los nervios a flor de piel. Nunca se había considerado un hombre de acción, antes de la guerra... Claro, que tampoco se habría imaginado a sí mismo como un líder, y eso es lo que había acabado siendo en Madrid.

Agarró con fuerza la mano de Sarah, que estaba a su lado completamente inmóvil. Ella le miró, con una leve sonrisa curvándole los labios. Encontrarla había sido una suerte, cuando ya se resignaba a pensar que había agotado su cupo para varias vidas. El rubio pensó en John Connor, al volante en la cabina del transporte dónde ellos viajaban. Se hallaba un poco dividido en esos momentos: Por una parte se sentía privilegiado por compartir esta misión con él, que se había convertido para todo humano vivo de la tierra en una leyenda. Pero por otra, sentía que la presencia de John comprometía personalmente su felicidad. 

El destino de Sarah, la T-1000 a la que amaba, la mujer a la que amaba, estaba directamente relacionado con el de John. Si él moría, ella moriría... Así eran los tratos que habían de firmarse en tiempos de guerra. Tratos de sangre, con el diablo... En los que ganabas todo o perdías todo...

Fue Sarah la que apretó entonces su mano con fuerza. Sven le miró a los ojos y ella le sonrió con ternura.

Sarah: Ayer estábamos en Madrid. Hoy estamos en California... Mañana... ¡Quién sabe!

Él sintió que se le inundaban los ojos y la abrazó con toda la fuerza de que fue capaz. Al menos le quedaba la tranquilidad de que, por muy fuerte que la estrechase entre los brazos, nunca podría hacerle daño. El abrazo de ella, fue mucho más suave. Cuando Sven, suspirando, volvió a apoyar la espalda contra el frío metal de la furgoneta, ella aún le sostuvo la mano, apretándola con calidez.

Sven(Pensamiento): La suerte, amigo... -se dijo a sí mismo, cerrando los ojos con fuerza - ...es de quién tiene valor para luchar por ella

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

El asalto a la caravana de traslado de prisioneros de Skynet, duró más o menos dos horas. Fue un enfrentamiento corto e intenso, en el que no faltaron momentos de caos y miedo en el bando humano. Pero el entrenamiento de los de la Resistencia y el buen hacer de aquellos que le dirigían (John, Seth e, incluso, Sven) les dieron una pequeña ventaja final que se tradujo en victoria. Murieron asaltantes y prisioneros y muchas máquinas fueron definitivamente exterminadas o inutilizadas.

Si alguien preguntase por la valoración del asalto, Sarah, desde la perspectiva de una fría máquina, hubiese dicho que, estadísticamente, había sido un claro éxito humano: Habían logrado su objetivo (liberar con vida a la mayoría de los prisioneros) con un bajo coste de vidas (apenas diez muertos y unos cincuenta heridos, algunos muy graves, de un total de casi cien hombres que habían tomado parte en el asalto). 

Y además, sólo habían perdido un transporte terrestre. Pero en el caso de la Resistencia, la guerra no la hacían frías máquinas. Los humanos no eran meros repuestos, fáciles de sustituir. Cada uno de esos caídos era único, irrepetible, querido y esperado. Eran padres, hermanos, hijos, amigos, compañeros... Sarah fijó en su memoria sus nombres y sus rostros, asociados a la fecha en que habían dejado de existir. Paradójicamente, para ella no eran sólo esos datos. Así que, a pesar de que Sarah no era humana, si alguien le preguntase por el resultado de esa misión habría dicho que era una clara victoria.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Durante su vuelta a la base, con los prisioneros rescatados aislados en uno de los transportes, John dejó el puesto de conductor a otro.

Él viajó atrás, junto a un malherido Seth.

John: Aguanta Reverendo - Le decía apretando con fuerza contra el pecho el vendaje empapado en sangre. La herida estaba justo sobre su corazón - Has tenido heridas peores que este rasguño.

Seth Green sonrió y levantó una mano temblorosa para apoyarla en la de su amigo. Tragó saliva y aire para hablar en un dolorido susurro.

Seth: Estas casado con una de las mejores médicas que tiene la Resistencia, John... Y yo soy más viejo y sabio que tú. Ambos sabemos que voy a morirme, querido amigo... Dejemos las mentiras, aunque sean piadosas. - Hizo una pausa, inhaló aire lentamente y se estremeció de dolor. Luego, cuando los ojos nublados volvieron a recuperar el brillo, miró a su amigo de frente - No tengo miedo de irme, John. He vivido como creía que debía hacerlo y no me arrepiento de nada. Ha llegado el momento de abandonar esta lucha y dejársela a otros. No quiero que malgastes vendas ni medicamentos en mí. No quiero transfusiones, ni operaciones... Sólo quiero descansar de una vez. Creo que me lo he ganado, maldita sea...

John y él se miraron intensamente. El mayor líder vivo de la Resistencia asintió. Apretó con fuerza la mano de su amigo y mentor. Luego se quedó con él, hasta el final. Sarah suspiró en silencio cuando dejó de oír sus latidos irregulares: Otro nombre más para su lista maldita. En esos momentos odió más que nunca a Skynet, que era su creador. La razón parecía una tontería cuando había tantas causas para odiarle. En el instante, en que el reverendo Seth Green murió en los brazos de su amigo John Connor, Sarah deseó, más que nunca, poder llorar junto a él por todas las vidas pérdidas en esa cruel victoria.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Durante el enfrentamiento entre las máquinas de Skynet y los soldados de la Resistencia, los prisioneros permanecieron hacinados como ganado en el transporte blindado, sin poder ver nada y apenas oyendo más que un barullo indeterminado que parecía provenir de todas partes. Tan sólo tenían la certeza de que alguien había hecho detenerse bruscamente al camión blindado que los transportaba. Y eso podía significar que alguien había venido allí para rescatarles. 

Un soplo de rabiosa esperanza se inflamó en sus estómagos, mientras se removían inquietos en la oscuridad de su celda móvil. Ninguno de los hombres y mujeres prisioneros dijo nada. Incluso contuvieron la respiración, intentado oír desesperadamente algo que les diese pistas de cómo transcurría el enfrentamiento en el exterior. Pero lo único que podían saber con seguridad es que los gritos procedían de humanos, porque las condenadas máquinas peleaban siempre en silencio... No tenían forma alguna de saber cuánto tiempo estaba durando la lucha, ni hacia que bando se inclinaba la balanza. Tan sólo podían esperar y rezar...

El blindado se bamboleó de forma alarmante y luego se puso en marcha. Tal vez las condenadas máquinas habían conseguido abrir un hueco en las líneas rebeldes para poder huir con su carga de humanos. Incluso puede que hubieran ganado y ahora simplemente estaban alejándoles de la masacre hacia su nueva cárcel, dios sabía dónde...

Algunos prisioneros dejaron escapar gemidos ahogados.

Pero, de forma tan repentina como se había puesto en marcha, el blindado se detuvo, al tiempo que una tremenda explosión retumbaba en la cabeza de los prisioneros. Todos fueron arrojados contra el suelo y las paredes, como si el mundo se hubiese puesto a girar de manera demencial. 

Ryan sintió como si estuviese dentro del sonajero de un bebé furioso. Tan sólo fue capaz de protegerse como pudo la cabeza y encogerse sobre sí mismo para minimizar el área expuesta a los dolorosos golpes contra las paredes o con el resto de los prisioneros que gritaban a su alrededor. Por un momento, sólo fue capaz de sentir dolor. Eso desplazó al miedo y a todo lo demás. Luego sintió una punzada en la sien, al golpearse contra algo. Y después, nada...

Cuando volvió a abrir los ojos, ya no estaba en la oscuridad. Dentro del vehículo donde les llevaban, entraba algo de luz. Estrechó los ojos, intentando fijar la vista, y giró levemente el cuello para mirar a su alrededor. Descubrió entonces que tenía un horrible dolor de cabeza, que le iba llenando a pulsaciones, haciéndole sentir cada latido como si le retumbase el corazón en las sienes.

Ryan(Pensamiento): Me voy a desmayar otra vez, - el pensamiento llegó apenas a su cabeza entre los pliegues de dolor y por un instante eterno, casi deseó seguir inconsciente. 

Se quedó totalmente inmóvil, esperando temeroso, hasta que remitió la agonía y sólo quedaron unas inquietas nauseas que le revolvieron el estómago. Entonces el transporte dejó de moverse y él intentó volver a mover la cabeza, con mucho más cuidado esta vez, para atisbar hacia las puertas. Cuando se encontró con los ojos azules y la piel bronceada de Liberty, se sintió el tipo más afortunado del mundo. Casi dejaron de importarle el dolor y las nauseas. Tan sólo lloró de alegría, sin poder evitarlo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro