࣪ ໒꒱ dieciocho 𓈒

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LA GIRA DE LA VICTORIA resultó bastante mejor de lo anticipado. A excepción por el incidente del distrito once, todo había transcurrido bien. Tan bien como podría. Pero tanto Katniss como Peeta se habían dado cuenta de la horrible realidad. No todo era tan bueno una vez que habían ganado y para su mala suerte debían simplemente aceptar que así era y así sería para siempre.

Elarian se miró en el espejo de cuerpo completo el bonito vestido que Cinna le había diseñado. No era tan llamativo o impresionante como el de Katniss pero a ella le pareció perfecto. Era color azul marino con detalles en plateado que combinaba perfectamente con un arreglo en forma de flores que le habían puesto en la cabeza que también era plateada. Se ceñía a su cuerpo de la parte superior y la falda se extendía ligeramente en el suelo. Su maquillaje coincidía con el vestido, colores azules y plateados con algunas piedritas en sus pómulos y alrededor de sus ojos.

Recordó que al principio odiaba todas las cosas que le ponían en la cara pero ahora, incluso ella daba algunas ideas sobre lo que se vería mejor.

Con un suspiro y sin ganas de estar entre un montón de personas, salió de la habitación. Pero tan pronto como abrió la puerta, se encontró con un sorprendido Peeta. Parecía casi avergonzado por haber sido atrapado haciendo alguna clase de travesura. Aunque Elarian también se sorprendió por su repentina aparición.

—Hey —saludó el rubio con una pequeña sonrisa, aunque parecía algo incómodo— yo... iba a ver si estabas lista. Haymitch se desmayó en su habitación, así que no estará presente. Intenté despertarlo pero ni siquiera un balde de agua fue suficiente. Le cambié la ropa y lo acosté en su cama.

A Elarian le dolió el estómago. Esperaba al menos tener a Haymitch cerca para ahuyentar a los demás invitados que parecían evitarlo como la plaga. Sin embargo, le mostró una amable sonrisa a su contrario, bastante resignada por la situación.

—Estoy lista. ¿Y Katniss?

—Están terminando de peinarla y maquillarla. Aunque parece que tardarán bastante con todo lo que le han puesto. Parece que tienen problemas con una parte de su falda y se cae cuando camina.

Ambos se quedaron en un incómodo silencio, Peeta aparecía querer decir algo más pero parecía muy indesciso con sus propios pensamientos. Elarian se aclaró la garganta dispuesta a continuar con su camino pero apenas dio un par de pasos cuando Peeta la tomó del brazo con suavidad. La chica lo miró expectante.

—Yo... sé que lo he dicho muchas veces pero quiero que recuierdes que no estás sola. Nunca. 

Elarian le dirigió una corta sonrsa junto con un asentimiento auqnue parecía ajena a sí misma y la sonrisa no llegó a sus ojos.

—Lo sé, Peeta. Gracias —dijo simplemente. Aunque apreciaba mucho a Peeta, ni siquiera tenía ganas de tener una conversación con él. No en ese momento que tenía un fuerte dolor de cabeza y estaba apresurada por tomar una decisión que podría cambiar su vida para siempre.

Pero Peeta no la soltó y en su lugar apretó un poco más el agarre pero sin llegar a lastimarla. De nuevo hubo un extraño e incómodo silencio en el que ambos se miraron tratando de descubrir los pensamientos del otro.

—Sé que algo está ocurriendo —continuó, nunca lo había escuhado hablar tan serio— y también sé que nos intentas proteger pero no es necesario. No quiero ni necesito que me protejas. Quiero ayudarte con lo que sea que te está ocurriendo justo como tú lo hiciste con nosotros. No tienes que vivir con esto por tu cuenta. Haymitch... ni si quiera él que tiene una boca suelta fue capaz dde decir nada sobre ti. Por favvor, Elarian. Cuéntame qué esta ocurriendo.

Elarian bajó la mirada sintiendo unas fuertes náuseas. Ya no podía mantener más tiempo sus secretos pero no estaba segura de querer decìrselo a Peeta. Sin embargo, también se sentía entre la espada y la pared y en cuanto se encontrara con Kane o Snow debía darles alguna respuesta sobre su decisión. Decisión que no había tomado.

Elarian se liberó del agarre de su contrario en silencio y Peeta estaba por resignarse de nuevo pero en cuanto la chicia sacó algo de una bolsa aculta en su vestido, recuperó sus esperanzas. Tomó el papel que ya estaba bastante arrugado y al que se le marcaban las lineas por donde estaba doblado. Elarian seguía con la mirada baja mientras Peeta leía el contenido.

Fueron eternos minutos en silencio. Peeta leyó la carta almenos cinco veces tratando de que su cerebro procesara las palabras escritas. Peeta dobló la carta de nuevo y se la entregó en silencio.

—¿Ya has tomado un descisión? —preguntó con cierta precaución. No tenía ni idea de que las cosas fueran tan tensas y casi se sintió culpable por haber presionado a su mentora.

Elarian negó.

—No, pero hay más —lo miró a los ojos. Lista para decirle su cruda verdad y ver la decepción en sus ojos al descubrir que no era quien él imaginaba.

Peeta sintió que se le revolvía el estómago, sin embargo, se mantuvo firme y volvió a tomar la mano de Elarian para demostrarle que estaría allí con ella sin importar nada. Con un tembloroso suspiro, Elarian comenzó con su historia de la manera más resumida posible desde la parte en que ganó los juegos y todo lo que Snow y el Capitolio le habían obligado a hacer si quería que la vida de Aviel siguiera intacta. Peeta escuchó en silencio y con mucha atención en cada palabra. Se sintió asqueado e incluso alarmado pero se mantuvo firme hasta que la chica terminó de hablar. La culpa por haberla presionado a hablar lo volvió a invadir pero entendió mucho más de ella y supo que la admiraba incluso más que hace un minuto por su valentía.

El chico ni siquiera lo pensó cuando la envolvió entre sus brazos con fuerza. Al principio se sorprendió pero enseguida le regresó el abrazo con mucho gusto. Hacía tiempo que no sentía esa agradable calidez y se sintió bien. Casi le recordó a Finnick por un instante pero no pensó mucho en ello. Simplemente se concentró en no derramar sus lágrimas para no arruinar el bonito maquillaje que le habían hecho.

—No lo aceptes —susurró Peeta sin soltarla— no dejes que ellos te sigan controlando. No dejes que el capitolio decida qué es mejor para ti. Juntos podemos superarlo.

Elarian decidió creer en él y en sus palabras.

🌊🗡️

Elarian permaneció dentrás de Katniss, Peeta y Effie mientras se adentraban a la fiesta en la recidencia de Snow. Mantuvo su distancia, prefieriendo evitar el foco de atención por un momento y mirando desde lejos la forma en que todos parecían realmente fascinados por los recientes vencedores que además llevaban el título de los "amantes trágicos". Poco a poco, los tres se adentraron más a la casa y Elarian aprovechó para irse a una esquina y tener un poco de paz.

Claro que esa paz no duró lo suficiente cuando sintió que alguien se paraba a su lado. Ni siquiera tuvo que voltear para saber que era Kane. Había pasado tanto tiempo con él que practicamente reconocía su aroma y de todas formas, era obvio que la estaría buscando para escuchar su respuesta.

—Te estuve buscando durante un buen rato —dijo Kane con bastante tranquilidad, dándole un pequeño sorbo a la bebida que tenía en la mano.

Elarian se mantuvo con la vista al frente, incapaz de verlo a los ojos sabiendo que iba a recharzarlo defeinitivamente. Confiaba en Kane pero no estaba realmente segura de cómo podría reaccionar, sobretodo porque Kane había ahorrado tanto sólo para ella y su "libertad". No era realmente una libertad si al final de cuentas le pertenecería a Kane.

—Lo siento. Tardamos un poco con el perinado de Katniss —se excusó y aunque era una mentira, Kane no pareció darse cuetna.

El hombre suspiró y se acercó más a ella.

—Honestamente no puedo más con la espera. ¿Cuál es tu descisión? —le mostró una sonrisa esperanzada.

Elarian lo miró por primera vez a los ojos y en ese intante Kane supo que obtendría una respuesta que no le gustaría para nada.

—Lo siento, Kane —comenzó Elarian— agradezco mucho lo que has hecho por mi desde siempre pero no hay manera de que pueda dejar a Aviel solo. No cuando podría ser elegido para los juegos en algún momento. Es la única familia que me queda.

Kane se quedó en silencio, parecía tener problemas para precesar la informacón o para decir algo. Pero se recuperó pronto y la copa en su mano terminó en el suelo haciendose trizas aunque nadie pareció notarlo debido a las conversaciones y música que se externdía por todas partes. Kane la tomó con fuerza del brazo, acercando su rostro al de ella. Elarian nunca lo había visto de esa manera y por primera vez se sintió aterrada de estar en su presencia.

—No puedes hacerme esto —su voz se contrariaba con su expresión. Su voz sonó suave y suplicante mientras que su ceño estaba fruncido y el agarre en su brazo se hacía cada vez más fuerte— ¿Es por Odair?, ¿es eso? Lo prefieres a él sobre mi, ¿verdad?

Elarian se apresuró a negar tratando de alejarse de él sin llamar tanto la atención. No necesitaba armar un escándalo, mucho menos en casa de Snow.

—Para nada. Ya te dije que es mi hermano, no puedo simplemente dejarlo.

Lo miró con ojos llenos de terror pero él parecía cegado por su furia ante el rechazo. Como si nunca antes le hubieran negado nada y está fuera la primera vez.

—Pero yo te amo —acercó más su rostro al de ella— ¿tu no me amas a mi? ¿No significo nada para ti? Después de todo lo que he hecho por ti.

Elarian lo miró fijamente a los ojos. Era cada vez más intenso el dolor pero se contuvo a gritar y pedir ayuda. Sabía que de todas maneras nadie haría nada al respecto. A nadie le importaba lo suficiente alguien como ella.

—Kane, me estas lastimando —trató de mantener la calma.

La soltó del brazo pero en su lugar la tomó de la parte posterior de la cabeza, agarando un puñado de su cabello. Una dolorosa picazón se extendió por toda su cabeza.

—Eso te gusta, ¿no es cierto? Eres una maldita prostituta. Por eso me rechazas, ¿cierto? Para seguir revolcándote con todos esos hombros.

Las lágrimas comenzaron a derramarse de los ojos de la chica, no sólo por el dolor sino por tan crueles palabras que nunca imaginó que escucharía de él. Lo habría imaginado de cualquier otra persona menos de Kane y eso dolía más. Él sabía perfectamente que no era de esa manera.

Fue capaz de negar, tratando de alejar la mano de Kane pero tenía mucha más fuerza que ella y recién lo notaba. Jamás la había golpeado o lastimado de ninguna manera.

Kane notó por primera vez las lágrimas de la chica y sus ojos llenos de terror. Fue como si hubiera regresado a la realidad y se apresuró a soltarla pero en su lugar la tomó con suavidad de las mejillas.

—Perdón, cariño. Lo siento, no quise decir eso, no es así. Sólo... no esperaba que dijeras que no pero entiendo que tu hermano es más importante. Es tu única familia.

Elarian se llenó de terror y confusión sin estar muy segura de qué estaba ocurriendo pero sabía que quería salir de allí cuanto antes. Kane la envolvió con extraña suavidad entre sus brazos en un incódo abarazo que Elarian no quiso corresponder pero se obligó a hacerlo.

—Dame un poco más de tiempo y traeré a tu hermano también. Los tres podemos ser una familia.

Elarian siguió negándose a llorar pero las lágrimas seguían saliendo sin parar. No podía hacer nada más que darle la razón pues no quería volver a ver a Kane tan molesto. Simplemente asintió en su hombro y él la presionó aún más contra su cuerpo.

Cuando se separaron, Kane la volvió a tomar de las mejillas y dejó un suave beso en sus labios. Elarian se sintió asqueada y con el estómago revuelto pero se esforzó en corresponder.

Para su buena suerte, Snow comenzó a dar su discurso y Elarian pudo disculparse para arreglar su maquillaje. Aunque lo único que deseaba era irse lo más lejos posible.


La verdad es que este capítulo iba a ser un poco más fuerte pero no pude hacerlo. Mi bebecita Elarian ya está sufriendo mucho para parte traumarla más ):

: ‹𝟹 todos los votos y
comentarios son muy
apreciados. me animan
a seguir actualizando!

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