𐄹 ˒ ꒰ 006 . .

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chapter :⠀ ✿. six
♥︎ 𓂃 new friends ⊹ . ♡ ۫ .

La puerta del compartimento se abrió pero Alhena se había sumergido en sus pensamientos mirando a través de la ventana que ni siquiera lo notó. Debía mentalizarse constantemente que debía ser más cuidadosa y no provocar accidentes a los demás sólo porque la han hecho enfadar o algo por el estilo.

—Perdón —Alhena miró a quien habló— ¿te molesta?— dijo señalando el asiento frente a ella con la cabeza.

Alhena negó y aquel chico se sentó frente a ella. Ambos se notaron incómodos, no sabían qué decir o cómo iniciar una conversación. Para su buena suerte, el tren comenzó a avanzar. Aún seguía siendo algo incómodo que ninguno dijera nada.

—Tu eres la chica que vi el otro día en el callejón Diagon —habló con suavidad al recordar— me sorprendí cuando vi tus ojos cambiar de color.

La chica lo miró fijamente y entonces lo recordó, era el niño que salía de Ollivanders cuando ella estaba por entrar junto a su padre.

—Es verdad, salías de Ollivanders y yo iba a entrar.

El niño sonrió e iba a hablar cuando la puerta se abrió de nuevo. Esta vez una cabellera pelirroja fue la que se asomó.

—¿Les molesta? El tren va lleno.

—Adelante —dijo el niño de cabellos oscuros.

A Alhena no le molestaba, aunque prefería permanecer sola pero sabía que eso ya no ocurriría más. El pelirrojo tomó asiento junto a la chica y notó lo tenso del ambiente.

—Mi nombre es Ron, Ron Weasley— se presentó el pelirrojo con una sonrisa.

—Yo soy Harry, Harry Potter— se presentó el primer niño.

Tanto Ron como Alhena miraron con impacto al azabache frente a ellos. Ron comenzó a balbucear algunas cosas mientras señalaba su frente. Alhena no pudo más que mirar a Harry con el ceño fruncido y con muchísimo interés. Kilgarah le había hablado de él y de su cicatriz. Ese niño era realmente famoso.

—¿Y... ti... tienes la... cicatriz?— dijo la última palabra en un susurro.

Harry sonrió y levantó el cabello que cubría su frente. Al parecer, para él no era la gran cosa pero los otros dos miraron con sorpresa la cicatriz en forma de rayo.

—Genial —murmuró Ron mientras admiraba aquella marca.

—¿Tu cómo te llamas?— preguntó Harry, bastante interesado en por fin saber el nombre de la chica.

—Alhena, Alhena Pendragon.

Ron abrió los ojos muy sorprendido y con algo de temor se acomodó en su asiento.

—¿Eres una Pendragon de verdad?

Alhena lo miró sin comprender.

—Por supuesto. ¿Por qué?

Ron frunció el ceño, no estaba seguro de cómo explicar lo siguiente.

—Es que... los Pendragon son más que una familia de sangre pura... su apellido marca la historia. Y... dan miedo... por el poder que poseen.

—Por supuesto que sé la historia de mi familia, Ron. Es sólo que no comprendo la sorpresa.

Alhena lo miró expectante, esperando alguna explicación.

—Mis hermanos, Fred y George, me contaron que Thaddeus, supongo que es tu hermano, es bastante selectivo con las personas a las que le habla. Además es algo... bravucón, por decirlo de alguna manera.

Alhena lo miró fijamente, un poco sorprendida por aquella revelación ya que Thaddeus había sido bastante amable cuando lo conoció e incluso había sido bastante tímido. Pero también es cierto que las personas cambian de acuerdo al lugar donde se encuentran 

—Entonces escuchar tu apellido... —prosiguió el pelirrojo— me sorprendió que no fueras igual. Sobretodo por lo que dicen de mi familia.

Las mejillas de Ron ardían pero sin duda había sido muy valiente al decir todo eso en voz alta.

—No soy como él —dijo Alhena un tanto molesta.

Ron forzó una sonrisa mientras Harry seguía sin comprender del todo la situación.

🗡️

Alhena miró con impacto la gran cantidad de dulces que había en el compartimento. Nunca en su vida había estado tan cerca de tantos. Harry había comprado un poco de todo del carrito de dulces y ambos asientos estaban repletos de puras golosinas.

—Anda, Alhena. Come algunos— le dijo Harry mientras él abría el empaque de algo.

—Kilgarah me mataría si ve que como algo como esto.

—¿Quién? —Ron frunció el ceño.

—Mi tutor —explicó.

—Pues yo no lo veo por aquí, así que anda, come antes de que se acaben.

La chica sonrió y tomó el primer dulce que vio.

—¿A todos les pasa lo mismo?— preguntó Harry a la chica luego de unos minutos.

—¿El qué?

—Eso de los ojos— dijo mientras hacía unas señas cerca de sus ojos.

Alhena no estaba muy segura de cómo explicar aquello nadie se lo había explicado claramente a ella así que era algo complicado.

—No que yo sepa. En realidad, no sé a qué se deba.

—¿Qué cosa?— preguntó Ron sin comprender de qué hablaban. Él también quería estar al tanto de lo que ocurría.

—Cuando vi a Alhena en el callejón Diagon, sus ojos cambiaron de color un momento.

Ron levantó los hombros sin tomarle mucha importancia y siguió disfrutando de los deliciosos dulces a su alrededor. Comenzaron abrir cromos, Ron le explicaba a Harry, mientras que Alhena se mantenía al margen disfrutando de una barra de chocolate.

—Oh, de nuevo me ha salido Morgana. Ya la tengo seis veces, ¿no la quieres tu para que comiences tu propia colección? —Ron le extendió el cromo a Harry.

Harry la tomó pero enseguida pasó a manos de Alhena quien miró fijamente a la mujer. La sangre de Morgana corría por sus venas, de una extraña forma. Su árbol genealógico era una completa locura y ella misma no lo terminaba de comprender pese a que Kilgarah le hizo leer un libro entero sobre su historia familiar.

Dejó el cromo a un lado y tomó un pastel de calabaza, mientras, Harry explicaba que en el mundo muggle las fotos no se movían y Ron parecía impactado con esa información.

La niña miró con desagrado la rata que estaba metida en un bote de grageas al igual que Harry, ambos la miraban fijamente.

—Es Scabbers, ¿patético, no?— dijo mirando alternadamente a Harry y Alhena.

—Sólo un poco— contestó Harry.

—Fred me ha enseñado a cambiarla de color, ¿quieren ver?

—Claro— Harry se notaba muy interesado con todo lo que veía y escuchaba. Todo ese asunto de la magia le emocionaba bastante.

Ron se aclaró la garganta y sacó su varita pero antes de que pudiera decir nada, la puerta se abrió, dejando ver a una niña de abundante cabello castaño y que ya portaba su túnica del colegio.

—¿Han visto un sapo?— preguntó con voz mandona— a un niño llamado Neville se le perdió.

Los tres negaron y la recién llegada miró a Ron, que seguía con la varita en alto.

—Oh, harás un hechizo— dijo con una sonrisa ladina— adelante.

Ron volvió a aclarar su garganta y comenzó.

—Rayo de sol dorado, color de la mantequilla, quiero que esta rata, se vuelva amarilla.

Todos esperaron a que algo pasara, pero en realidad, nada ocurrió. Ron se sintió avergonzado, pues al parecer había sido víctima de otra broma de su hermano.

—¿Estás seguro de que es el hechizo apropiado? Bueno, no es muy efectivo, ¿no?

La voz de aquella chica rompió el silencio incómodo.

—Yo practiqué algunos muy sencillos, pero efectivos— continuó y se sentó frente a Harry mientras le apuntaba con la varita que había sacado de su túnica— oculus reparo.

Y las gafas de Harry quedaron como nuevas, el niño se las quitó para observarlas y se sintió extrañamente impresionado.

—Gracias— dijo en un susurro.

—Por las barbas de Merlín, eres Harry Potter— dijo la castaña, aunque aquella expresión no le salió muy natural— Soy Hermione Granger— se presentó y luego miró a los otros dos—Y ustedes son...—

—Alhena Pendragon.

—Ron Weasley.

—Bueno— se puso de pie—deben cambiarse, el tren está por llegar— salió pero regresó— por cierto, tienes una mancha allí, limpiate— dijo señalando su nariz y saliendo de nuevo.

Ron la miró con fastidio y talló su nariz para intentar quitar la suciedad que antes su madre había intentado limpiar.


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