Capítulo XVII

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A pasos torpes y apresurados ingresaron a la habitación, todo continuaba en el mismo lugar que la última vez que Nakahara se encontró ahí, nada había cambiado incluso lo que le pertenecio estaba minuciosamente acomodado, era como volver a esa época con el castaño

Dejó de pensar cuando las manos de castaño a toda prisa se dedicaron a arrebatar cada una de las prendas que cubrían su cuerpo cayendo lejos sobre el suelo alfombrado, el frío de ese amanecer era reemplazado por el calor que ambos emitían producto de la lujuria y el deseo olvidando por completo todo lo que ocurría a su alrededor, en ese momento solamente eran ellos dos

- Dazai... - el pelirrojo lo llamo en un jadeo tras acomodarse en el amplio colchón que compartirían mientras sentía como su blanca piel ardia como el fuego por cada vez que sus labios descendía sobre su vientre delineando con su lengua la cicatriz de la cesárea y depositando delicados besos en esa zona

- no sabes cuanto espere por tenerte una vez más de esta manera mi Chuuya- se reincorporó observando esa perfecta figura delante suyo, era tan hermoso cuando estaba excitado, no quería ser gentil, quería lastimarlo y escucharlo rogar por más, quería encerrarlo para siempre hacerlo suyo cada día y cada noche solo así nadie lo veria, nadie lo desearía, pero al mismo tiempo sabía que todo eso solo provocaría que lo volviera a perder, a él y a su hija

Lentamente separó sus piernas bajando sus largas falanges por sus muslos hasta su estrecha entrada amenzando con introducirlas sin cuidado, le estaba siendo tan difícil contenerse teniéndolo servido en bandeja de plata, tan dispuesto a ser follado sin compasión

- Dazai... - con ayuda de sus brazos se empujó hacia delante acercandose hasta el rostro del mencionado buscando sus labios y volver a besarlo, no, a devorarlos con ansias hasta no poder respirar- no te contengas, solo hazlo... por favor

Su voz suplicante fue lo que último que faltaba para que ese mínimo ápice de cordura que le quedaba se esfumara por completo, desabrocho el ziper de su pantalón bajando ambas prendas inferiores y liberando su miembro erecto lo penetró de una sola embestida

El grito que hizo eco entre esas cuatro paredes no fue suficiente para detenerlo, las lágrimas que humedecian las mejillas del detective lo invitaban a continuar empujando su cadera con fuerza sobre su pequeña anatomía

- Dazai... ahhh duele - cada golpe a su interior le hacia sentir que podía romperse por la mitad y aún así ese dolor aumentabaa temperatura de su cuerpo, el placer sexual, no quería que se detuviera

- Chuuya mngh... Chuuya estas tan apretado - lo tomo por las muñecas para que dejara de rasguñar su espalda descubierta presionando estas hasta que quedaron rojizas - dime Chuuya ¿a quien le perteneces?

- a ti ahhh solo a ti - desvío la mirada tensando su cuerpo cuando la punta de su glande presionó aquel punto sensible de su interior liberando su orgasmo con un fuerte gemido de placer

El mafioso esboso una sonrisa maliciosa saliendo de su interior y darle la vuelta de forma brusca dejándolo boca abajo, no le importó el hecho de que había un ligero rastro de sangre sobre las sabanas blancas solamente volvió a penetrarlo tocando con más ímpetu su próstata

Amaba escuchar la erótica voz del pelirrojo rogando por más, gritando a todo pulmón que no se detuviera, podía jurar que quienes se encontraban afuera o en el resto de los cuartos podían escucharlo gemir su nombre,  quería que lo escucharan para que les quede en claro que era suyo.

No sabía cuanto tiempo había transcurrido, minutos u horas perdido entre esas piernas tan exquisitas y esa sinfonía de la que jamás se cansaría, había perdido la cuenta de la cantidad de veces en que Nakahara llegó a su límite corriendose entre ambos como prueba de que lo disfrutaba tanto como él.

Tiro de su cabellera rojiza obligándolo a alzar la mirada grabando en su mente su expresión pérdida en placer antes de morder sus hombros y nuca dejando grandes heridas que comenzaban a sangrar

- Chuuya te llenare tanto... que tendrás otro hijo mío-  con esa afirmación llegó a su límite liberandose en su interior permitiendo salir de su boca un bajo jadeo

Dejó caer su peso sobre el cuerpo contrario, podía percibir como este temblaba, sin evitar  pensar en las noches en que él también lo violó y al terminar de utilizarlo lo dejaba llorando y con el corazón destrozado, no lo merecía pero aún así ahí estaban los dos disfrutando del sexo

- Chuuya, te amo mi Chuuya - finalmente salió, su semilla blancuzca bajaba por sus muslos, la imagen que tenía era tan vulgar que solo podía pensar en continuar sin embargo no estaba seguro de cuanto más el menor sería capaz de soportar

-y yo a ti Dazai - con dificultad se dio la vuelta rodeandolo con sus brazos para esta vez besarlo de forma lenta y dulce - te amo, siempre te ame y siempre te espere

Ahí tenía su respuesta, ya lo había follado como fue el  deseo que ambos compartían tras asesinar al extranjero, los orbes azulinos antes oscurecidos ahora brillaban con cariño y amor sin un mínimo interés del daño hecho a su cuerpo y lo unico que buscaban era sentir un poco de afecto que le dejara en claro que no era un simple objeto que pertenecía en su cama.

Durante un largo tiempo se dedicó a acariciar su espalda y cadera para disminuir el malestar que tendria siendo así hasta que el pelirrojo cayó profundamente dormido sobre su pecho, solo permanecio observando el techo de la alcoba pensando en todo lo que había acontecido en tan solo un par de meses hasta que de la misma forma solo cerro sus ojos para descansar abrazando con firmeza al ex mafioso que tanto amaba.

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