Única Parte

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Al fin se daba la oportunidad, el sueño que ambos tenían de formar una familia estaba cada vez más cerca. Estaban completamente agradecidos con sus amigos porque sin su ayuda no hubiera sido posible que llegasen tan lejos con el proceso.

─ No puedo creer que ya hayan pasado tres meses,─ la voz de su pareja, aquel chico que solía llamarlo maestro haya en la época de secundaria cuando ambos eran mucho más jóvenes; mostraba la emoción suficiente para ambos. Una nueva etapa de su vida estaba comenzando, y él no podía ser mas feliz. Iba a tener una familia.

─ Seis meses más, y al fin podremos tener a nuestro pequeño o pequeña en brazos ¿Crees que todo saldrá bien, amor?─ Su voz sonó mucho más preocupada de lo que esperó, sin embargo, eso no pareció afectar en lo más mínimo al muchacho de cabellos morados.─ ¿Estoy siendo dramático?

Bonnie negó, y se acercó a su pareja posando sus brazos en sus hombros para luego atraer su cuerpo, y envolverlo con un abrazo. El corazón de Bon se aceleró golpeando con cada latido su pecho porque, aunque en algunos meses cumplirían 5 años juntos, el mayor aún podía ponerle nervioso.

─Claro que no, Bon. Es completamente normal que tengas nervios de un futuro, pero te aseguro que todo saldrá bien. El bebé nacerá, y aunque quizás no podamos dormir algunos días seremos una feliz familia.

Las palabras del mayor hicieron que los nervios huyeran, al menos por ahora. Sonrío aun envuelto por los brazos de Bonnie, aprovecho su ventaja de ser más alto para tomar el rostro pegado en su pecho, levantarlo y pegar un suave beso en esos labios dulces.

Una semana después de aquella charla su mundo lleno de colores se volvería gris, aunque ellos aún ni lo sospechaban.

─Creo que eso es todo para la semana, Bonnie. Aunque creo que estamos llenando mas gomitas esta semana.─ La voz del joven de ojos esmeraldas sonó acusadora y divertida, su rostro tenía una suave sonrisa que al no recibir respuesta del mayor desapareció.─ Amor ¿todo esta bien?

Pasaron unos segundos, el celular que el mayor parecía sostener cayó en el asfalto de la calle. Bon se apresuró a su pareja lo sostuvo por sus hombros , e iba a hablar, pero sus palabras se quedaron atoradas en su garganta. Bonnie estaba llorando ¿Por qué lo hacía? ¿Fue por lo que dijo de las gomitas? No, eso no podía ser la razón, algo más estaba sucediendo.

─¿Bonnie? ¿Qué ha pasado?

Más alguna respuesta por parte del contrario nunca llegó, su corazón se desesperaba al no saber que hacer. Sus ojos esmeraldas buscaban algún indicio en los ojos carmesí, alguna respuesta más los ojos que antes brillaban de emoción eran opacados por lágrimas, sus pupilas mostraban miedo y tristeza.

Bon supo entonces que no obtendría alguna respuesta por parte de él, soltó los hombros del mayor y se agachó a recoger el celular que vibraba ¿tan concentrado estaba en su pareja que no se dio cuenta que alguien parecía estar llamando al contrario?

Reconoció el nombre en la pantalla, y contesto.

─¿Ann?

─Yo lo siento... Me distraje unos momentos, solo fueron unos segundos Bon. Te lo juro, nunca me imagine que... Esto no puede estar pasando...

─ Ann por favor, no te estoy entendiendo nada. Tengo a Bonnie llorando aquí por algo que quizás le escribiste, y no me quiere decir nada. Ahora llamas sin explicarme nada, así que respira, piensa y por una maldita vez dime ¿Qué rayos ha pasado?

Se escuchó el suspiro agotado de la rubia al otro lado de la llamada, su corazón no paraba de golpear su pecho. Los oídos del joven zumbaban, y los llantos leves de Bonnie no ayudaban.

─Es Joy.─ Y con solo escuchar el nombre de su amiga, pensó sentir que su corazón se detenía.─ Fue atropellada por un... por un idiota ebrio que conducía como si su vida dependiera de ello... Llamamos a la ambulancia, pero cuando llegaron, ella... Ella y el bebé... Lo siento Bon, no debí...

Y lo que sucedió con Bonnie, le sucedió a é aquel celular que se apoyaba en su rostro resbaló de sus manos cayendo nuevamente al suelo. Sintió que su mundo daba vueltas con cada recuerdo desde que su mejor amiga había aceptado ser la madre subrogada de su hijo, sus ojos empezaban a arder y la voz de Ann se escuchaba alejarse; se estaba hundiendo sin que nadie lo rescatase. Sin embargo, no podía permitirse a esperar a que alguien lo rescate, limpió las lagrimas que deseaban salir de sus ojos debía ser fuerte, aunque le costase, aunque sintiese que sus ilusiones se hacían añicos, aunque ahora mismo quisiera estar hasta allá y matar al desgraciado que acabo con su mejor amiga, con la vida de su futuro bebé; pero debía ser fuerte, si él no lo era ¿Quién podría ser fuerte para Bonnie?

Ha pasado un año y medio desde aquel trágico episodio en la vida de ambos jóvenes. Muchos creerían que su relación se iba a acabar, más aún siguen juntos. Van cada mes a visitar la tumba de la mujer que iba a brindarles el mayor regalo de su vida, la mujer que apoyo desde el día uno la relación de ambos, la mujer que ya no estaba con ellos. Luego de saludar a su amiga, van al lugar que escogieron para enterrar a su hijo que no llegaron a conocer. Bonnie llora en los brazos de Bon, y Bon sostiene el cuerpo de su pareja mientras su corazón se parte en miles de pedazos por el llanto de su novio, y porque sabe que nunca podrá sentir el calor de ese bebé junto a él.

─ Ya les digo yo que es buena idea, y no suelo equivocarme.─ Sus cuerpos eran arrastrados por una chica alta, morena con cabello rojizo y unos bellos ojos celestes.─ Solo van, y hablan con ellos. No es que tienen que tomar una decisión ahí mismo además que el proceso puede ser un total desafío.

Los dejó en la puerta, y se devolvió a su auto arrancando de forma rápida para que la pareja no se llegue a arrepentir.

Toddy tenía toda la razón, su decisión no debía ser al instante. Sin embargo, eso no evitaba que estuvieran nerviosos, y si no le agradaban a ninguno de los niños ¿Eso era posible? Quizás los niños pensarían en lo raro que era que dos hombres querían adoptarlos, y que esos mismos adultos tenían los cabellos de colores para nada normales ¿Los niños podían pensar eso?

─Vamos, Bon. Todo estará bien,─ el apretón que Bonnie le dio a su mano, lo devolvió a la realidad. Respiró, y se dejó guiar.

Tocaron la puerta, y fueron recibidos por la encargada. Luego de explicarles el proceso de adopción, y de que los niños que se encontraban en aquella residencia tenían más de dos años, dejó que exploraran el lugar. Muchos niños estaban ya despierto corriendo por todo el lugar, algunos niños mayores ayudaban a los más chicos. El corazón de ambos adultos se emocionó, esta era la decisión correcta. Que un niño les de la oportunidad de formar parte de su familia, tener a un niño al cual podían brindar el amor que tenían guardado desde aquel incidente.

─ Hay muchos, no se como vamos a hacer esto, Bonnie.─ La voz de Bon era ahogado por la algarabía que los niños mostraban, algunos curiosos se acercaron a ambos y otros simplemente pasaban de ellos.

─Solo hablemos con ellos, lamentablemente no podemos llevarnos a todos.

Pasaron algunos minutos ahí, jugaron con muchos niños, y respondían algunas preguntas que curiosos adolescentes hacían.

Era curioso como podían sentir felicidad por hablar con cada personita en el lugar, pero también la tristeza de ver la cantidad de niños que no tenían un hogar.

─Bon...─la voz de Bonnie hizo que el nombrado girará, y supo la razón por la que el mayor lo llamó. Una melodía se escuchaba a lo lejos, caminaron a encontrar la fuente de este.

Pasearon por varios pasillos, y aquella melodía se hacía más fuerte. Definitivamente estaban cerca.

─Aquí es.─ Bonnie llegó primero, y abrió la puerta de lo que parecía ser un salón con varios instrumentos. Más la melodía se detuvo.─ ¿Hola?

Ahí en el centro del salón un niño de quizás cinco o seis años sostenía una pequeña guitara de juguete, y supieron lo que significaba.

Bon se acercó al niño que ahora parecía nervioso.─ Hola, me llamo Bon... ¿y tú?

El niño no respondió, y se alejó un poco del chico de ojos verdes. Bon no quería asustarlo así que no se acercó. Suspiro un poco, pero sus oídos captaron aquella canción tan conocida busco a Bonnie. El de cabellos morados estaba tan concentrado en la música que no se dio cuenta como dos pares de ojos lo veían.

─Mi nombre Bruno...

Con la melodía de fondo, Bon empezó a acercarse de forma cautelosa al niño. Bruno sonrió, le gustaba como aquel adulto de cabellos graciosos tocaba la guitarra.

─¿Te gustaría ser parte de nuestra familia, Bruno?

Esa pequeña criatura tomo su guitarrita de juguete, e imito a Bonnie que ahora lo veía enternecido. Definitivamente aquel hijo que no pudieron tener les estaba brindando una nueva oportunidad. Ellos siempre lo recordarían, y le contarían a Bruno sobre su hermano mayor. Lo harían cuando este sea mas grande, claro está. 

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