Jamás

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Otra noche sin dormir para agregar a su interminable lista.

Miró el techo durante largo rato, intentando dejar de pensar en que había arruinado la tarde con sus amigos en su casa; se sentía culpable porque cuando todo parecía ir bien, de alguna manera su mente se encargaba de hacerlo sentir miserable, tanto física como emocionalmente.

La verdad, no culpaba del todo a su mente, sino a quién habitaba en ella.

"¿Cuándo aceptarás mi propuesta?"

—Jamás— murmuró en respuesta, mirando la hora en el reloj en su pared; las tres y veinte de la mañana. Al día siguiente tendría clases y práctica, pero como en los últimos días, no podía descansar.

"Si yo te ayudara sería increíble" Fred no quería demostrarlo pero le emocionaba la idea de cantar.

Pero a Freddy no le daba nada de gracia.

—Claro— exclamó con sarcasmo se volteó, dándole la espalda al reloj.

"¿Por qué no me dejas salir? ¿Por qué me tienes tanto miedo?" su tono cambió de manera drástica, filtrando en sus palabras más y más rabia.

—¿En serio quieres saber por qué?— gritó en un susurro-— ¿No será por todos los problemas que me causas?

"Joder, supéralo" Fred rió con amargura, proyectando su voz hasta que esta hizo eco en la mente de Freddy.

—No puedo superarlo si sigues arruinando todo— sentándose y abrazando sus rodillas cubiertas por las cobijas, Freddy se sintió impotente por estar en otra discusión eterna que, aún si estaba seguro de que él tenía la razón porque era su cuerpo, Fred nunca reconocería su victoria y seguirían discutiendo como cada día.

"Dios, eres tan poca cosa que definitivamente me necesitas para resaltar, para ser alguien"

—No quiero resaltar, solo quiero hacer música con mis amigos.

"¿Esos? Ya lo entiendo, casi todos son tan mediocres como tú. Yo no querría ser su amigo" su risa fue fuerte, molesta y despectiva, como había sido en muchas ocasiones cuando se enfrentaban, si así podía decirse.

—Bien, igual no es como si tuvieras la oportunidad de serlo. Si me encerraras de nuevo y solo quedaras tú, sé que nadie disfrutaría estar contigo.

El dolor de cabeza que había disminuido con el paso de las horas volvió de repente, como si múltiples agujas se clavaran en la parte de atrás de sus ojos, haciéndole gemir de dolor y llevarse las manos a la parte trasera de su cabeza.

Sabía que Fred era el causante, pero no se imaginaba que su objetivo era devolverle el dolor que habían provocado sus palabras. Al fin y al cabo, siendo esto un golpe bajo a su parecer, decidió responder de la misma manera, sin admitir lo mal que se sintió, porque Freddy no lo tomaría en cuenta.

Era una guerra constante entre ambos y ninguno estaba dispuesto a ceder.

No lo admitían, de alguna manera evitaban que ese pensamiento se formara en la mente que debían compartir, pero ambos estaban seguros de que no siempre fue así, que alguna vez lograron convivir y turnarse para vivir dentro del mismo cuerpo, pero habían pasado años de aquello.

"Me equivoqué una maldita vez y me condenaste"

—No fue un error, siempre lo haces a propósito. Me metes en problemas, lastimas gente que quiere acercarse a mí, eres violento y molesto para todos, ¿no lo entiendes?

"¡Tú eres el que no entiende por qué lo hago! Dejas que todos te pisen una y otra vez, ¡es obvio que tengo que intervenir!"

—¡Yo no dejo que nadie me pise! ¿De dónde sacas eso?

"Oh veamos, tienes la oportunidad de ser el cantante principal en tu banda y se lo dejas todo al niño de oro que, seamos honestos, canta como si un tenedor estuviera rayando un plato"

—En primero lugar no es mi banda sino de los cinco, y en segundo lugar, ¿Golden? ¿Todo esto es porque estás celoso?

"Maldita sea, Freddy. A veces me pregunto si en serio eres tan idiota como para no darte cuenta o si lo sabes, te das cuenta pero finges tan bien no saberlo que ahora tú mismo crees tu sucia y jodida mentira"

Freddy se quedó en silencio tras aquellas palabras, sintiéndose confundido y extraño a la vez; como si faltara una pieza del rompecabezas de su existencia pero no supiera cuál era o dónde estaba.

O dónde la había escondido.

Fred siempre había estado en su cabeza desde que era un niño. Apenas lo podía recordar, a veces escuchaba que su madre se refería a él como una clase de amigo imaginario que se iría algún día.

Sin embargo, no pasó.

Los niños siempre se alejaban de él como si fuese una extraña e incurable enfermedad, reaccionaban a algo que no comprendían. Era raro, no entendía el porqué, pero todos notaban el hecho de que era diferente; todos menos el mismo Freddy.

Nadie entendía nada de lo que hacía, ni siquiera su mamá, que era la persona más cercana a él, mucho más porque solo eran ellos dos en ese entonces.

Por momentos parecía que Freddy cambiaba sus gustos, su manera de actuar, hasta su manera de hablar. De repente, la comida que no le gustaba era su favorita, se fascinaba con cualquier cosa y dejó de ser el niño tranquilo de siempre, si algo le enojaba no se quedaba callado, causándole problemas muy leves con algunos adultos.

Todo eso fue hasta que llamaron a su madre de la escuela en primer grado porque su hijo había golpeado a otro niño de forma bastante violenta. Cuando lo llevaron a dirección y le preguntaron la razón, el niño simplemente respondió:

Tenía que proteger a Freddy.

Poco después de eso, cuando intentaron hablar con el niño de nuevo, actuaba como si no supiera de qué le hablaban, confundido y asustado al entender que había lastimado a alguien. Desde allí, la situación se repitió repetidas veces y fue necesario buscar una explicación, una manera de detener ese comportamiento.

Ninguno puede decir con seguridad que tienen recuerdos compartidos al cien por ciento, pero tanto Freddy como Fred tenían en su memoria el sonido de su madre llorando en la sala, diciéndose a sí misma que no sabía qué hacer.

Lo manejó como pudo, por eso Freddy nunca quería preocuparla, había hecho lo que consideraba mejor para él. Trabajaba demasiado y compraba todas las pastillas que necesitaba, las consultas con el doctor y las sesiones con su psiquiatra, la cuales había dejado por un tiempo, desde que había comenzado la escuela, todo parecía estar mejorando.

Pero seguía metiéndose en problemas, solo que su madre no lo sabría. Ni siquiera mencionaban los incidentes que había tenido cada vez que Fred tomaba el control del todo, por lo que Freddy ni tenía idea de las razones, así que se sentía harto, no podía entender nada y no estaba dispuesto a comprender.

"No tienes ni una maldita idea de lo que he hecho por ti".

—¿Lo que has hecho? ¿Hay alguna cosa buena que hayas hecho por mí alguna vez?

Fred se mantuvo en silencio un largo rato, evitando decir cualquier cosa para no evidenciar su ego y su orgullo lastimado. Él sabía lo que decía, tenía sus propios recuerdos guardados con mucho recelo en algún lugar de su mente compartida; recuerdos que no podía mostrarle a Freddy, y que si pudiera, estaba seguro que no le creería.

Eran parte de uno mismo y aún así, no confiaba en él, y para este punto, parecía que jamás lo haría.

—¿Ves? Todo lo malo que me pasa es por tu culpa.

"En realidad, siempre es tu culpa por tener tanto miedo. Por no defenderte por tu cuenta, por ser un inútil y un egoísta".

—Te odio— susurró, mirando a la pared—. Ojalá te fueras de mi cabeza.

"¡Pues no me voy a ir! No voy a darte el gusto, en algún momento tomaré el control y tú te vas a arrepentir" Fred habló con fuerza, riéndose falsamente, haciendo su mayor de esfuerzo para que el dolor de cabeza y el ardor se mantuviera tanto tiempo como fuera posible. No lo dejaría dormir, si para Freddy él era una pesadilla, cumpliría con ello.

Abrazando sus piernas y esforzándose por no sollozar de forma audible para que su mamá no lo escuchara, Freddy se mantuvo despierto durante casi toda la madrugada, llenándose de miedo porque Fred no lo había amenazado de esa manera en mucho tiempo, no con esa violencia, ninguna vez sonó tan real.

Hasta ese momento.











Vengo tarde pero vamos a fingir que son las cuatro de la tarde, buenas. 

Lo que menos me gustaba de la versión anterior era ese flashback extraño donde metí a Toddy solo porque me salió de bueno, ni siquiera lo sé ahora. Aquí seremos más sutiles, lo manejaré como un pequeño hmm ¿misterio? Iremos lento con eso, pero tendremos más recuerdos en los próximos capítulos.

Me tomé un par de libertades aquí porque se supone que las personalidades y la personalidad centrar no pueden interactuar tan así, pero era necesario para efectos de la historia. Cuando esto pase, les avisaré o al final, o al inicio del capítulo. 

Espero les guste, cuídense y que estén bien.

-Gnne.

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