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Observo el reloj de su muñeca por decima vez, apenas habían transcurrido dos minutos de la última en que revisó la hora, demostrando sin duda alguna que estaba más que nervioso.

Saco su móvil del pantalón leyendo nuevamente los mensajes de esa mañana, a Dazai mencionandole que no lo esperará despierto pues llegaría tarde, y Fyodor con la dirección del bar donde se encontrarían aunque al parecer lo había dejado plantado pues iba más de una hora tarde.

Pago su bebida, se puso de pie y tomó sus cosas para marcharse, decepcionado dio un largo suspiro y camino fuera del local hasta su auto

-¿te vas tan pronto dulzura? - unas manos rodearon la cadera del pelirrojo al mismo tiempo que aspiraban el aroma de su cabello

- crei que no vendrás ¿te dije que te esperaba a las ocho con treinta, son casi las diez - se dio media vuelta quedando entre el ruso y el automóvil alejandolo lentamente y recuperar su espacio personal

- tuve unas cosas que hacer antes de venir por ti, además debía asegurarme que no me estuvieras tendiendo una trampa - una sonrisa maliciosa decoro su pálido rostro a la par que con su mirada revisaba el lugar, solo eran ellos dos dentro del estacionamiento

- te dije que quería hablar contigo no entregarte a la Port Mafia- no subió al auto, volvió a cerrarlo caminando a la salida, sabía que estar solos por mucho tiempo tendría sus desventajas - vamos, hay que caminar un rato

El ruso sin objetar lo siguió, no podía retirar la mirada de su cuerpo tan delgado y perfecto, su cadera meneandose de forma sensual, sus piernas firmes y tonificadas, le era inevitable no pensar en esas noches que lo tuvo en su cama.

Llegaron a un parque donde apenas habían un par de parejas cerca de la fuente, las luces de las lámparas lo iluminaban a la perfección haciendo un lugar agradable para los enamorados.

No había ni un solo niño cerca, los juegos estaban vacíos y al ver un columpio camino a este para sentarse ignorando por completo las bancas vacías a su alrededor

- recuerdas... esa vez en Francia - sonrió con nostalgia alzando la mirada al cielo donde la luna creciente apenas brillaba - nuestra cita en el parque

- claro que la recuerdo - se colocó detrás suyo meciendolo de forma lenta - habiendo tantos lugares agradables escogíste un parque lleno de niños

- todo tenía un objetivo Fyodor, no iba a dejar que me conocieras ebrio no sin antes saber que tipo de hombre eras - respondió de inmediato sintiendo el frío aire sobre su rostro

- ¿al igual que esto? - se detuvo sentándose a su lado - ¿que es lo que quieres de mi?

- quiero que te vayas... - sus ojos se encontraron, celeste y violeta, ambos mostraban determinación en sus acciones, ninguno cedería a las complacencias del otro

- no lo haré, sabes mejor que nadie que hago aquí, además si me regreso a Rusia ten por seguro que te llevaré conmigo- su diestra viajó hasta la mejilla sonrojada del menor - no volveré a irme sin ti Chuuya

El mencionado se puso de pie de inmediato rompiendo ese tacto - no, no me iré contigo, lo nuestro término aquel día... - aun le dolía, fue el mismo sentimiento que cuando Dazai lo abandono, las dos veces que se enamoró le rompieron el corazón pero nunca espero que fueran los dos quienes volverían por él - amo a Dazai lo escogí a él por eso tu y yo jamás...

Silencio

Sus labios se vieron aprisionados por otros, si, el ruso lo besaba para que dejara de negar lo que en realidad sentía y aunque al principio intento alejarlo al final solo se dejó llevar

- ahora vuelveme a decir que no me amas- susurro el azabache sobre sus labios

- yo... yo amo a Dazai - lo empujó con fuerza presionando sus puños para controlar ese latir de su corazón - te ame, pero tardaste en volver, amo a Dazai me casare con él y no dejaré que tu ni nadie arruine nuestra felicidad así que vete de Yokohama

- ¿y si no me voy? - el tono de su voz estaba lleno de burla ¿que haría el mafioso si lo veía como una amenaza? solo una cosa...

- te mataré... si Mori san lo ordena yo mismo te mataré - dicho esto dio media vuelta y partió, no había marcha atrás, su mente y corazón estaban decididos, si una guerra iba a iniciar el estaría ahí para terminarla.

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