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Tras una larga discusión entre la Port Mafia y la Agencia de Detectives Armados decidieron  dejar ir a Nakahara, se temia que debido a su amnesia llegará a ser un peligro para ambas organizaciones y su miedo no estaba lejos de ser verdad pues aquel pelirrojo de baja estatura  señalo a quienes tenía órdenes de asesinar.

La situación era complicada, ambos buscaban su custodia para mantenerlo encerrado o asesinarlo si era necesario para evitar la caída de ambos grupos cuando inicie la guerra, pero sacrificar a un Ejecutivo era demostrar que  la misma ya estaba pérdida.

La única solución factible era que Dazai hiciera a su prometido recordar lo que alguna vez fue.

En el transcurso del día le mostro fotos que consideraba eran su mayor tesoro pues con solo verlas se podía percibir la felicidad asi como el amor sinceró que se profesaban, eran diferentes a las que Dostoievski le entregó,  permitiéndole al mafioso diferenciar una fotografía verídica a una que fue alterada por otros medios.

También el detective le compró diversos postres y dulces que sabía eran los favoritos de su pareja, no podía explicar el sentimiento que inundaba su pecho al verlo sonreír, parecía un niño probando una golosina por primera vez, más eso no era lo único que tenía en mente, pues el preciado Petrus que guardaban para el día de su boda se lo daría al final de su cita, en una cena especial.

Pero aun así nada parecía estar funcionando.

Juntos visitaron varios lugares que podían tener un alto impacto emocional sobre él, zonas donde podía decirse que habían escrito su historia, donde pelearon, lloraron y volvieron a enamorarse, donde se conocieron la primera vez, donde se convirtieron en amigos y compañeros, dónde fue su primer beso y en el mismo lugar en el que se dieron una segunda oportunidad, pero no había un cambio visible que le dijera que lo estaba recuperando.

- ven Chuuya- tomó la mano del mencionado ayudándolo a bajar del auto pero que al instante fue rechazada por el mencionado como todas las muestras de afecto que había intentado.

- ¿la playa? se ve diferente con el atardecer- no tenía mucho interés en ese lugar aunque debía admitir que era una vista realmente hermosa - ¿que es eso?

- algo que quizás recuerdes- a pocos metros de la orilla había una mesa para lo que sería una cena romántica, el sol comenzaba a ocultarse y con la noche las velas y las luces que habían colocado serían lo único que los iluminaria

- esto... es muy lindo - el malestar en su sien había vuelto pero en esta ocasión era diferente, sin la medicina no parecía que fuese a perder el conocimiento por ese dolor

Se sentaron uno al lado del otro, comieron de los platillos que encargo, pero la reacción del de iris celestes al probar el vino le demostró que su Chuuya seguía ahí dentro deseando salir y volver a su vida.

- aquí te pedí matrimonio - el castaño volvio a sacar los anillos, le mostro el grabado dentro de estos, sus iniciales y la fecha en que se conocieron la primera vez - intenta recordar por favor - de forma delicada retiro su guante para colocar aquella joya en su anular

- no puedo... pero ¿porque...? ¿porque mi pecho duele? siento que te conozco de toda la vida pero Fyodor... el también yo... - estaba tan confundido, amaba a dos hombres pero uno era un sentimiento verdadero y el otro condicionado

- te prometo que haré que recuerdes - tomó su rostro con ambas manos acariciando sus niveas mejillas con su pulgar antes de unir sus labios en un beso lento incluso temeroso por ser rechazado una vez más.

No ocurrió.

Su beso fue correspondido, aun con las dudas sus labios encajaban como si hubieran sido hechos el uno para el otro, su cuerpo lo reconocía y su corazón latía diferente a cuando se trataba del ruso.

Quería recordar y encontrar aquellas memorias que se convertirían en su tesoro más preciado.

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