━ 𝐕𝐈𝐈𝐈: Despierta

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N. de la A.: os aconsejo escuchar la música de multimedia mientras leéis el capítulo. De este modo lograréis una mayor inmersión y gozaréis de una mejor experiencia.

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── CAPÍTULO VIII ────

DESPIERTA

───────⪻•⪼───────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

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        SU MUNDO SE HABÍA SUMIDO en una oscuridad perpetua. No había luz, no había color; ni siquiera podía percibir sonidos u olores. Estaba perdida en la nada, como si se encontrara flotando en la inmensidad de Ginnungagap¹, el vasto abismo que había existido entre Niflheim y Muspelheim antes de la creación del resto de mundos. Sus ojos habían dejado de ver, sus oídos de escuchar y su mente de hilar pensamientos coherentes. Pero, curiosamente, el dolor continuaba ahí, aguijoneando cada centímetro de un cuerpo que no podía mover por más que lo intentara, y haciendo que cada instante en aquel lugar dejado de la mano de los dioses fuese una auténtica tortura.

Quería llorar. Quería gritar hasta quedarse sin voz y desgarrarse las cuerdas vocales. Quería que alguien la escuchara y la ayudase a salir de aquella negrura impenetrable en la que estaba atrapada.

El tiempo había dejado de existir para ella. Los segundos, los minutos, las horas, los días... Todo se había alargado hasta convertirse en algo indefinido y carente de valor, oscurecido por el insufrible dolor que recorría cada fibra de su ser y que abrasaba cada pensamiento y emoción como un fuego implacable. Ni siquiera conceptos tan simples como el día y la noche tenían sentido en aquel agujero lóbrego e insondable.

¿Estaba muerta, acaso? ¿O puede que aquello se tratara de algún castigo divino? Pero, de ser así, ¿por qué? ¿Qué había hecho para merecer tal condena?

No entendía nada. No sabía nada. Cada vez que intentaba ver más allá de aquel inquietante manto de oscuridad un terror indescriptible la embargaba de pies a cabeza, paralizándola por completo y haciendo que perdiera todo tipo de noción. Y, entonces, como si de una burda represalia se tratase, llegaban de nuevo los dolores, el calor, la quemazón, el malestar... Y la cruel sensación de ser prisionera de un cascarón podrido e inservible.

¿Quién era?

¿Qué era?

¿Por qué todo se había vuelto tan confuso para ella, hasta el punto de no ser capaz de recordar nada?

Y aquel desquiciante círculo vicioso se repetía una y otra vez, sin descanso. Intentaba comprender qué estaba haciendo allí y por qué. Rebuscaba en su mente atolondrada y febril una explicación lo suficientemente razonable y, cuando parecía estar a punto de dar con las respuestas que tanto ansiaba, el dolor y las molestias volvían a apresarla entre sus afiladas garras, provocando que las ideas se escurrieran entre sus dedos como el agua de un manantial. Y aquel fino hilo del que había estado tirando con tanto fervor y ahínco se desvanecía sin dejar rastro, dejándola nuevamente sola y desamparada.

¿Quién era?

¿Qué era?

¿Por qué la habían abandonado en aquella prisión de sombras y humo?

Cuando aquel fuego abrasador que parecía querer consumirla le daba un respiro, en ocasiones oía voces. Voces extremadamente familiares para ella. Voces que, de una manera inexplicable, lograban reconfortarla. Y entre aquella cacofonía que se sobreponía al silencio ensordecedor que imperaba en aquel reino de soledad y penumbra había una en específico que siempre se hacía notar más que las demás.

Se trataba de una voz ajada y marchita, pero a la vez dulce y melodiosa. Algunas veces le cantaba o tarareaba nanas que la ayudaban a sentirse segura y protegida, a no dejarse llevar por el miedo y la desesperación. Otras, en cambio, le contaba historias, susurrándoselas al oído para que solo ella pudiera escucharlas.

«—El árbol es todo y todo es el árbol. El Gran Fresno Yggdrasil mantiene unidas las distintas partes del universo. Los Nueve Mundos crecen entre sus ramas, alrededor del tronco y en sus vetustas raíces. Y, sin embargo, hubo algo antes que Yggdrasil. En el principio de los tiempos el fuego y el hielo chocaron y formaron todo lo conocido —le relataba aquella voz en tono confidencial, como si estuviera compartiendo con ella un secreto inconfesable—. Está escrito que uno y otro, el fuego devastador y el hielo eterno, regresarán para destruir la creación... Será el Ragnarök, el fin de los tiempos²».

Ragnarök.

El Ocaso de los Dioses y los Hombres, de todo ser viviente.

¿Y si su calvario no era más que una consecuencia del Ragnarök? ¿Y si finalmente Sköll, hijo del temible Fenrir, había cumplido su cometido, devorando al astro rey y sumiendo Midgard en la más absoluta oscuridad?

«—Entonces Surtr³ quemará el universo entero con fuego —volvía a citar aquella voz que tanta nostalgia le generaba—. El sol se apagará y las estrellas se desvanecerán. Surgirán vapores tóxicos y las llamas estallarán abrasando el cielo».

Era ahí, mientras aquel coro de voces la hacía escarbar en su memoria, que un pequeño rayo de luz iluminaba su mente, como cuando abres una ventana en una habitación oscura y llena de polvo. Y aquella repentina claridad, casi milagrosa, la hacía recordar quién era y qué era.

Era una mujer. Una vikinga.

Era una skjaldmö. Una guerrera.

Había perecido en batalla, pero, muy a su pesar, las valquirias de Freyja no la habían conducido a los Altos Salones de los Æsir y los Vanir. Aunque, si no estaba en el Valhalla ni tampoco en el Fólkvangr, ¿significaba entonces que se encontraba en Helheim, el lúgubre reino de la diosa Hela? ¿O tal vez estaba atrapada en una especie de punto intermedio?

La oscuridad que la rodeaba ya no parecía tan profunda, sino que se había convertido en una escala de grises a través de la cual se podían intuir formas y siluetas. Sus fosas nasales lograron reconocer el inconfundible hedor de la sangre y la muerte, de la enfermedad y la podredumbre. Y sus oídos... A sus oídos llegaba el eco lejano del graznar de los cuervos y el aullido de los lobos.

¿Un mal augurio o un buen presagio?

«—Oscuras son las nubes que se ciernen sobre el campo. Allí aguardan los cuervos. —El eco de una segunda voz dentro de su cabeza le desgarraba el corazón. La letra de aquella canción que ella misma había entonado en múltiples ocasiones reverberó en sus huesos como un himno prohibido—. Es nuestra voluntad la que caerá. Nuestra canción se escuchará muy lejos. Las doncellas escuderas tenemos el poder».

A medida que aquella letra calaba más y más hondo en ella, la escala de grises fue variando de tonalidades, desde los más oscuros hasta lo más claros. Parecía un heraldo de sus frustraciones; un fiel reflejo de su confusión e incertidumbre, de su sueño afiebrado. El aroma a sangre y muerte se introdujo en sus fosas nasales con mayor intensidad, revolviéndole el estómago, y los cuervos y los lobos ya no sonaban tan lejanos, sino que ahora parecían estar piándole y gruñéndole a escasos centímetros de su oreja.

Quiso taparse los oídos, dado que aquellos incansables clamores martilleaban sus sienes y amenazaban con reventarle los tímpanos, pero no podía moverse. Sentía su cuerpo, sus extremidades, pero estas no obedecían ninguna de sus órdenes. Eran como rocas macizas, como gigantes de piedra imposibles de doblegar.

Pero entonces la oyó.

Una tercera voz.

Aquel eco fantasmal se coló en sus oídos como una suave caricia, espantando a los cuervos y a los lobos y aliviando las arcadas que contraían las paredes de su garganta. Nuevamente dejó de ver, de pensar... Y hasta incluso de sentir.

Pero no de escuchar.

«—Despierta. Tienes que despertar —pronunció aquella tercera voz. Una que hizo que el corazón se le encogiera dentro del pecho por lo mucho que llevaba sin oírla—. No puedes rendirte ahora, mi dulce regalo. Los dioses aún te tienen reservadas muchas cosas. Cosas grandes e inimaginables. Despierta».

¿Quién era?

¿Qué era?

¿Por qué no podía ver al dueño de aquella voz que tantas veces había fantaseado con volver a escuchar? ¿Por qué no podía hacer otra cosa que no fuera permanecer inmóvil y a la espera?

Una vez más aquel velo negro volvió a cernirse sobre ella, opacando la escala de grises y acallando cualquier tipo de sonido. El dolor la subyugó de nuevo, al igual que el calor, la quemazón y la sensación de malestar. Pero lo que no pudo hacer esta vez fue sofocar aquel diminuto rayo de luz que continuaba titilando en lo más profundo de su mente y su corazón. En aquella ocasión no pudo hacerla olvidar.

Un sinfín de imágenes, de recuerdos, comenzó a desfilar de manera caótica ante sus ojos. Pequeños fragmentos de la guerra civil contra Vestfold, de su participación en todas y cada una de las contiendas que habían tenido lugar en los últimos meses, de su duelo a muerte con aquel úlfheðinn... Y de la mirada llorosa y suplicante de Drasil antes de que Ubbe la cargara sobre su hombro y la sacase del campo de batalla para poder ponerla a salvo.

Porque ella era Eivør Hrólfrsdóttir.

Había resultado herida en el último enfrentamiento contra Harald, Ivar y Hvitserk.

Y debía despertar.

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· INFORMACIÓN ·

— ೖ୭ Fecha de publicación: 24/08/2024

— ೖ୭ Número de palabras: 1483

— ೖ୭ ² Fragmento de Mitos nórdicos, de RBA Coleccionables.

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· GLOSARIO ·

— ೖ୭ ¹ En la mitología nórdica, Ginnungagap era el vacío primordial. Un abismo tan vasto y profundo que ningún ojo mortal alcanzaba a ver el fondo.​

Al norte de Ginnungagap yacía el intenso frío de Niflheim. Al sur, el insufrible calor de Muspelheim. Al principio de los tiempos, los dos se encontraban en el Ginnungagap. Y donde el calor tocaba la escarcha, esta se derretía y sus gotas formaban la sustancia eitr, que es el origen de todos los seres vivos y de donde surgió el gigante Ymir, el padre de todos los jötnar.

— ೖ୭ ³ Surtr (también conocido como Surt o Surtur) es el líder de los gigantes de fuego y, por tanto, el soberano de Muspelheim. Durante el Ragnarök, que es el fin del mundo según la cosmología escandinava, sus hordas se apresurarán hacia el norte como un viento austral para acabar con todos los dioses.

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· NOTA DE LA AUTORA ·

¡Hola, vikingos y valquirias!

Uy, ¿y esto? Es un capítulo algo extraño, ¿verdad? Lo cierto es que hasta yo misma me sorprendí cuando lo escribí, porque me obligó a salir totalmente de mi zona de confort ^^' Sin embargo, quería meter una especie de interludio (antes de ponerme manos a la obra con lo que se viene, jeje) para darle a la trama un punto extra de fluidez. Porque sí, querubines míos, los próximos caps. van a ser un auténtico no parar. Y no exagero, eh. Vamos a tener drama y salseo a montones, y también vamos a conocer a dos personajes nuevos que van a tener un gran protagonismo en este segundo libro. ¿Estáis preparados? (͡° ͜ʖ ͡°)

Es bastante probable que este tipo de capítulos no os agraden tanto (o que hasta incluso os resulten aburridos), pero el de hoy está lleno de simbolismos y pequeñas pistas sobre lo que se avecina u.u Por ejemplo, ¿de quiénes creéis que son esas tres voces que se han ido mencionando a lo largo del texto? ¿Los cuervos y los lobos tendrán algún significado oculto? ¿Y qué me decís de todas esas referencias al Ragnarök? Opinad sin vergüenza ni miedo, que estoy deseando leer vuestras teorías ;)

Y lo más importante de todo...

¿OS HA GUSTADO VOLVER A LEER SOBRE NUESTRA BIENAMADA EIVØR?

¿QUÉ DESTINO LE TENDRÁN PREPARADO LOS DIOSES?

Que levante la manita quien la haya echado de menos :'3

Por cierto, quiero darles las gracias a las personitas que se molestaron en dejar sus comentarios en la nota que publiqué el otro día =') Lamentablemente, dicho aviso no ha hecho reaccionar a los lectores a los que iba dirigido. Pero qué se le va a hacer. Aunque me sigue entristeciendo que hayamos llegado a este punto, en el que los caps. no alcanzan ni los diez votos xd No me malinterpretéis: estoy disfrutando muchísimo del proceso de escritura de Fimbulvetr (porque tengo escrito hasta el capítulo 28), pero ya no me llena compartirlo. Cada vez me da más pereza publicar en Wattpad, porque siento que todo mi esfuerzo no sirve para nada y que, por mucho que alce la voz e intente hacerme respetar, la gran mayoría de mis lectores no me hace ni caso. Pero supongo que es lo que hay. Me limitaré a actualizar una vez al mes, o simplemente cuando quiera y me apetezca. Y, si veo que la situación cambia y que el apoyo aumenta, pues lo mismo me animo a publicar caps. con más frecuencia. Aunque, viendo el panorama actual, dudo mucho que las cosas vayan a mejorar :S

Y poco más tengo que decir, la verdad. Espero que os haya gustado el capítulo y que hayáis disfrutado la lectura, ¡y feliz día del lector a todos!

Besos ^3^

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