Capítulo único: Al fin juntos

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Mira al horizonte desde la comodidad de su balcón en su casa en Nueva York, siente el viento golpear su cara con suavidad y mecer su cabello largo al compás de un ritmo pacífico. Se acomoda los lentes y mira su mano en la cual reposa un anillo de oro, un anillo que desde hace más de medio año porta. No es que le desagrade, pero al verlo siente una profunda tristeza que el acusa de injustificada.

En los últimos 15 años la vida ha sido entre una mezcla de monotonía y diversión. Recuerda como su existencia había sido un tanto amarga años atrás, antes de que decidiera exponer por primera vez una foto de Ash en su galería. Después de ese suceso Eiji luchó por ser feliz y olvidar aquel gran amor, sin olvidar al sujeto en cuestión. Buscó olvidar aquel sentimiento profundo, encarnado en lo más profundo de su ser.

- Eiji-san hemos terminado los preparativos. Sólo te esperamos - Akira desde la puerta de la habitación menciona alegre para después irse y dejar a Eiji sólo. Sabe lo que su amigo piensa cuando mira al horizonte de esa forma y prefiere no interrumpirlo.

Akira ahora es una muchacha muy guapa como ella había advertido hace años atrás cuando fue a visitar a Eiji quien apenas hacía su nombre conocer cómo fotógrafo. Ella había cambiado y aunque no era la imagen viva de la feminidad, nadie podía poner en duda su género. Su cabello, si bien no era largo, tenía un corte sencillo y moderno que se acoplaba bien a su figura esbelta. Vestía unos jeans ajustados y una blusa holgada de color violeta.

Realmente había crecido. Sing no se lo podía creer cuando llegó a una semana de celebrar su boda. Eiji recuerda muy bien como los dos se pusieron a discutir animadamente y a pelearse por él. Tal vez, solo por ese momento, por esos dos, Eiji no corrió lejos al terminar de colocarse su traje de bodas.

Vuelve su vista al horizonte de nuevo como una despedida rutinaria. Durante años hace lo mismo, se sienta a ver el horizonte como si en el puediera ver a aquel que tanto amó, plática un poco con la nada y se va dándole un último vistazo.

- Eiji, la cena está servida - Escucha esta vez a Sing desde el cuarto. Se acerca lentamente hacia el balcón.

El japonés recuerda ese momento de pánico y tristeza cada vez que mira el anillo. Recuerda también como soñaba que sus bodas fueran con otra persona, sin embargo, el destino no deseo eso.

- Vamos - Desde su espalda sintió como el chino lo abraza y deposita un cálido beso en su cabeza, para después girarlo y tomarlo de la mano haciendo que sus anillos chocasen

Sonríe y lo sigue hacia el comedor en la planta de abajo. Todos los esperan con una sonrisa. Su matrimonio había sido sorpresa para todos, pero saben que es bueno para ellos; no los hace sentir enamorados, pero si cómodos en su totalidad.

- ¡¡Vamos a celebrar!! - exclamó Akira levantando ambos brazos con alegría notable - El día de hoy Eiji-san inaugura su primera exposición en París

- La ciudad del amor - ríe Michael al destapar la botella de champagne

Todos rien y toman lugar en la mesa. Eiji se sienta al lado de Sing y sirve algo de alimento para el y su pareja. Acaricia a Buddy y lo mira con cariño, su amado perro es el único que parece saber qué es lo que piensa y se acuesta a sus pies.

Los invitados y los residentes de aquella tranquila casa en Nueva York comen animadamente entre risas y chistes. Es un ambiente amigable que los hace sentir felices. Ese día en especial, Eiji siente que le hace falta, porque, por alguna extraña razón, algo le dice que nada será igual. Y eso lo pone inquieto. Describe su sentir como si... algo le faltase, un sentimiento igual al que sintió cuando se enteró que Ash había fallecido. Eso lo pone tenso y pensativo.

Michael y Akira habían organizado esa pequeña reunión, y aunque Michael invitó a sus padres, estos no pudieron asistir gracias a cuestiones laborales. Así que en la mesa solo los 4 ocupaban lugar

- ¿Qué día llega Ibe-san, Akira? - pregunta Eiji comiendo un trozo de pollo

- Hummmm... según su carta, dice que en 3 días. Pero no te preocupes, ya me dijo que se quedará conmigo - responde con una sonrisa tomando un poco más de puré de papa

La historia era un tanto curiosa. Akira había llegado una semana antes de su boda 9 años atrás, en esa visita no solo ayudó a los preparativos, si no, había investigado universidades y edificios residenciales. Regreso a su país con la idea de realizar la maestría ahí una vez acabará la carrera; actualmente lleva ya 3 años rentando un pequeño cuarto en un edificio cerca del hogar del japonés. Había decidido realizar sus estudios en América, pues consideraba que le sería más fácil estudiar y generar ingresos al mismo tiempo ahí que en su ciudad natal.

- ¿Y qué tal va todo en la empresa Sing? He escuchado que llegó un extranjero queriendo comprarla - pregunta Michael curioso.

Desde hace algunos años, Michael es aprendiz de Sing en el arte de hacer negocios. No es el mejor alumno, pero es un chico trabajador que Sing estima mucho.

- No es nada importante, lo he dejado a cargo una semana. Se dará cuenta que más que una empresa, controlar Chinatown es un dolor de cabeza. Estoy convencido que dimitirá de la idea en 3 días - El chino sonaba seguro y Eiji se dió la libertad de reír por lo bajo al imaginar al pobre hombre corriendo por las calles siendo perseguido por la banda de los Chinos.

Era claro que Sing ya no tenía el liderazgo de la banda de los chinos, pero si tenía influencia en sus movimientos. La existencia de Sing, así como la de Yut-Lung una vez lo fue, trae paz y control en Chinatown y eso Eiji de primera mano lo sabe.

El pelinegro para de reír cuando un recuerdo viene a su mente junto a la risa del comentario. Ese recuerdo en el que en las alcantarillas después de recuperar a Ash de las manos de Dino, Eiji empujó a Ash y lo dejo en manos de Caín para que escapara. Ash era el símbolo de los barrios bajos, su presencia en ese momento era fundamental para mantener el control y Caín varias veces lo dejo en claro... su vida era muy importante para todos... sobre todo para él.

De nuevo ese sentimiento de vacío invade su pecho de manera inexplicable. Desde hace 9 años había dejado ir el recuerdo de Ash y aceptó la propuesta de matrimonio de Sing. Desde hace 9 inviernos había dejado de sufrir por su recuerdo y sus memorias... ¿Por qué ahora volvía ese sentimiento de abandono a instalarse en su pecho? No lo entendía.

Se queda mirando su vaso de refresco unos minutos hasta que siente la mano de Sing en su hombro. Toma la mano y la besa para después tomar un poco de pan y meterlo en la boca del chino mientras ríe de nueva cuenta.

Sus miradas se encuentran y ambos sonríen.

Eiji ya no es un joven de 19 años, y eso de cierto modo le pesa. Está a punto de cumplir 42 y eso no le preocupa. Se siente feliz con lo que ha logrado, está conforme con la "familia" que ha construido al lado de Sing, Akira, Michael, Jessica, Max, Charlie, Nadia, Jenkins, y por supuesto, su inseparable amigo Buddy quien ya está demasiado viejo y cansado, pero aún tiene espíritu, cosa que reconforta a Eiji.

Es feliz con el éxito como fotógrafo que tiene, está feliz de sus fotografías... Aún así algo le falta y se desespera al no saber que es, ¿Qué necesitaba para estar completo? Aunque... si bien se pregunta esto mientras lava los platos, en el fondo de su corazón sabe cuál es la pieza que necesita para armar por completo el rompecabezas de su vida, pero se niega a aceptarlo.

La cena terminó en risas, al igual que su comienzo. Michael se ofreció a llevar a Akira a su departamento y Sing quiso pasar la aspiradora por el suelo antes de irse a acostar. Por su parte Eiji lava los platos mientras el mundo se mueve a su alrededor; talla los vasos con delicadeza y con la cabeza en otro lado; hasta que otro abrazo, idéntico a aquel que recibió en el balcón, lo envuelve.

- ¿En qué piensas? - pregunta el chino mientras coloca su cabeza sobre la contraria

- En que soy feliz, Sing - responde enjuagándose las manos para secarlas en su delantal y girarse - soy muy feliz - sonríe de manera sincera y tras un suave beso en los labios se dirigen a la alcoba

Una de las cosas en la que Eiji pensó durante su viaje astral mientras lavaba los platos era en el sexo. Si alguien le pregunta a él nunca le había interesado eso, aunque, nuevamente, el en el fondo, sabía que no era cierto. Más que llamarlo sexo el le nombra " hacer el amor" un término demasiado cursi, pero verdadero al parecer. Pensó en la única ocasión que deseó sentir el cuerpo de un contrario tocarse con el suyo fundiéndose en una unión casi celestial y eterna.

Aquella primera vez y única ocasión, hace mucho tiempo, no se imaginó compartiendolo con su marido. Si no, fue con aquel rubio de ojos verdes dueño de su corazón y lágrimas. Pensaba en su cuerpo fusionándose con el del rubio. No de manera obscena ni carnal, al contrario, de manera tierna y comprensiva, tal y como el rubio siempre lo mereció

El japonés no sabe porque recordó eso de repente al tocar el agua y el jabón, sin embargo, se le hace curioso, pues, a pesar de los besos y muestras de cariño hacia su cónyuge ellos nunca habían llegado a ello. Y la verdad no se ven interesados.

Llegan a la alcoba y se colocan sus pijamas para dormir. Se acuestan uno al lado del otro y se dan la espalda; eso no era extraño ni ofensivo. Había ocasiones en las que dormian abrazados, pero normalmente dormian de esa manera. Cada quien abrazando su almohada de espaldas al otro.

Eiji vuelve a sentir esa inquietud, y no puede evitar llamar a su marido antes de que este se quede dormido

- Sing...

- ¿Qué pasa? - pregunta girandose hacia donde el contrario

- Nunca te lo había dicho... - Eiji de igual manera se voltea de manera que ambos quedan de frente - Gracias... Por todo, Sing. Gracias - susurra mientras coloca su mano en la mejilla contraria y la acaricia con suavidad - Gracias por cuidarme desde que nos conocimos. Gracias por apoyarme cuando más te necesité. Gracias por casarte conmigo a pesar de la fuerte atracción que sentías por Akira... Gracias por estar aquí, siempre

No puede evitar llorar mientras una sonrisa pinta su rostro y sigue acariciando con ternura la mejilla del chino quién lo mira sorprendido y a la vez aliviado. El mencionado le sonríe de vuelta y toma su mano acariciándola con amor. Para después tomarla y depositar un beso en el torso de esta

- Te quiero, Sing - dice mientras besa su frente y el otro lo abraza para quedarse dormidos en un abrazo, que para Sing es momentáneo, pero para Eiji se vuelve eterno.

••••••

Cuando Eiji abre los ojos ya no está en su casa de Nueva York, está en un cuarto desgastado y viejo que al principio lo hace sentirse atontado, pero después lo hace sentirse aliviado de cierto modo al reconocer el lugar.

Recuerda vividamente la ocasión en la que Ash, después de rescatarlo de la mansión de Golzine, aquella vez en la que le juró que lo esperaría siempre de ser necesario. Cosa que cumple, incluso en se momento de sueño que lo abraza como una mana cálida.

Era curioso, tenía que admitir; nunca en su vida había soñado con ese lugar, recurrentemente suele soñar con recuerdos fragmentados sobre sus días con Aslan, y ninguno de aquellos sueños se sentía tan vivido como el que ahora tiene. Se levanta de aquella cama vieja y explora el lugar recordando a su vez el sabor de la comida japonesa que los chicos le habían servido en esa ocasión a orden de el de ojos verdes. Recuerda la penosa platica sobre calabazas y vellos rubios. Se ríe ante el recuerdo y sigue caminando hasta escuchar el sonido de una tetera proveniente de la pequeña y siempre cocina. Al escuchar el ruido se dirige hacia aquel lugar y al verlo se queda sin habla.

- Tardaste mucho, Onii-chan - dice con una taza en la mano

El lince se ve exactamente como lo recuerda. Cabello rubio brillante, ojos verdes cristalinos, piel pálida, pestañas rubias, >>al igual que los de abajo<<, piensa Eiji. Piernas largas y una sonrisa radiante

- Aunque, me hubiera gustado mucho que hubieras tardado mucho más - completa - tal vez unos 60 años más

Eiji llora en silencio acercándose lentamente con una mano extendida, sorprendido y aliviado al entender su situación. A pesar de ello no siente miedo, en cambio una gran felicidad lo alberga y lo hace sonreír

- ¿No sabes que para una cita si tardas mucho te haces el interesante? - bromea - Eres malo seduciéndome torpe japones

Los dos ríen y Eiji seca sus lagrimas con el torso de su pijama mientras se acerca y pone su cabello detrás de su oreja, el cual sorprendentemente ya no está tan largo como acostumbraba a llevarlo en los últimos años. También nota que su vista está más que mejor, lo que le hace saber que ya no necesitará lentes, ahora ni nunca.

- Tenía miedo que el delicado americano se hartara y se fuera - aunque ha limpiado las gotas saladas de su rostro estas siguen saliendo sin cesar gracias a la felicidad que siente - costumbres de los japoneses, ya sabes, llegar horas antes a una reunión

Después de tanto tiempo pueden volver a abrazarse y a sentirse. Se funden en un abrazo y cada uno aspira el aroma del contrario reconociendo el suave olor de sus cabellos, una sensación que creyeron olvidada, alejada. Por fin pueden besarse por segunda vez en su existencia, es un beso tierno poco parecido a aquel que se dieron en la cárcel. Era suave aunque con el mismo sabor dulce. Aquel beso fue lo que ambos necesitaban para reencontrarse por completo. Al separarse juntaron sus frentes y se miraron a los ojos sabiendo que ya no se separarían jamás

- ¿Y a dónde me llevarás en nuestra primera cita? - pregunta el japones acariciando los labios del contrario recibiendo suaves besos alrededor de su rostro

- No lo había pensado - se separa y pone sus dedos sobre su barbilla pensativo

- ¿Tuviste muchos años para planearlo y no sabes? - se burla cruzando los brazos

- Lo siento, amor - menciona mientras toma su mano y camina junto a el hacia la salida llena de luz

- Te perdono - responde con orgullo y se abraza a el. Caminando hacia la libertad

••••••

Cuando se supo la noticia de que el joven fotógrafo japones Eiji Okumura había fallecido por muerte súbita* en una cálida noche de Abril. Al parecer las paredes de sus venas coronarias eran demasiado gruesas. A este padecimiento se le llama Cardiomiopatía Hipertrófica*, un padecimiento genético que no suele presentar síntomas y quien lo padece puede vivir normalmente, sin embargo hay casos en las que la sangre no corre correctamente y el paciente muere.

Su esposo le dice a la prensa que su cónyuge murió en paz durante un placentero sueño. Cosa que no es mentira. También junto a Akira y Michael decidieron mostrar las fotografías que Eiji nunca mostró a la luz, pero que eran, en esencia, todo lo que el japones siempre mencionó en sus entrevistas: la luz y la oscuridad de Nueva York, la gentileza en sus calles llenas de gamberros y pandilleros.

Las fotos de un amable japones y un pandillero rubio fueron muy controversiales para la prensa, pues los informes policiales tachaban al lince de asesino y alborotador. Les sorprende ver qué una persona tan amable como Okumura pudo haber estado relacionado con alguien tan horrible.

Aunque una cosa es segura, tanto críticos positivos como negativos notaron la energía en cada una de las fotos, ¿En verdad un chico que sonríe así es capaz de matar a mano armada? Se preguntan sin realmente entender a aquellos ojos verdes capturados en la lente de aquella cámara. ¿Cómo es que un joven de 17 años llegó a tanto? Esas son preguntas que no pueden responder y mucho menos saben responder ¿Por qué Okumura lo amaba tanto?

Ellos no comprenden y lamentablemente tal vez nunca llegarán a comprender; incluso si Max se ha decidido a revelar el pasado del lince en un escandaloso artículo de mafia y prostitución, incluso si Sing y Yut Lung contribuyen a su historia. Nunca llegarán a entender que cuando Eiji dijo que lo esperaría por siempre, no mentía, no mintió, y ya nunca mentira.

~~~~~~€€€€€€~~~~

Hoha~

Les traigo este one-shot escrito por una fan herida desde hace meses pero apenas lo terminó :p

Esta línea es para que lloren junto a mi la muerte de nuestro hermoso lince :')

Como acostumbro dejar cositas al final de cada cosa que escribo les dejo esta bonita frase:

"Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida"

- Pablo Neruda

Bye~~

Muerte súbita*: La muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado. ... Si no recibe atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de unos minutos.

Cardiomiopatía hipertrófica*: La cardiomiopatía hipertrófica es una enfermedad en la que el músculo del corazón (miocardio) tiene un engrosamiento anormal (hipertrofia). El engrosamiento del músculo del corazón puede dificultar que este último bombee sangre.

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