Cap. 2: Exprésate, intuición

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo dedicado a: 24Winchester

«Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho»

Isaac Asimov.

Suspiro mirando el reloj, luego el salón y de nuevo mi dibujo. El profesor resopla y se acerca sin siquiera molestarse en apartarme un segundo de mi trabajo y firmar la hoja, guardando su lapicero sobre su oreja y saliendo del aula. Lo despido con una mirada imponente y un puchero de frustración, devolviendo mi atención a lo que mis manos intentaron hacer y salió todo al revés.

Se supone que debería ser un rostro de perfil, ¿qué es esto? ¿Un hipopótamo subiendo un troco para comer papaya?

Artes, ¿qué es el arte? ¿Para mí? Un sistema de expresión, aunque si lo pienso "sistema" no sería la palabra correcta, su término me restringe, a mi parecer, así que solo diré expresar para no usarla y no cambiar completamente la frase.

El arte es expresar, y yo, por lo que veo, no soy capaz de expresar nada bien en la vida. No sé dónde está mi fuerte exactamente, soy una estudiante promedio, no una vaga sin oficio que fuma hiervas y se va de fiesta todos los fines de semana, no una cerebrito que se aloja en las ciencias que estudian hasta porque el cielo es azul, ¡promedio! Común, alguien más del montón, alguien normal; aunque si, verdad, ¿porqué es azul? ¿Por qué no, que sé, un naranja neón? Bueno, ahí está el atardecer.

Bueno, eso.

¿En qué estaba? Ah, sí, una chica promedio que de niña no supieron explicarle que debía evolucionar de los muñequitos de palitos o podría reprobar artes. Suspiro de nuevo mirando con desaliento mi dibujo, ¡no quiero suspender!

—No quedó mal... —susurran a mi lado, recibiendo una pequeña sonrisa de mi parte, queriendo creer en sus palabras

Miro por encima a Nicholas, mi compañero del asiento continuo y, también, mi primer amigo en esta institución. Un chico tranquilo y amable que de alguna manera siempre encuentra como sacarme una sonrisa.

—¿De verdad? Yo pienso que se parece más a un hipopótamo subiendo un tronco de papaya —Hago una mueca, recorriendo una vez más mi dibujo.

Escucho su risa, es suave y risueña, igual que los pájaros en primavera. Se inclina hacia a mí y toma mi block de dibujo, inspeccionando de cerca con media sonrisa la vergüenza de mi "arte".

—Solo necesitas practicar, Amu.

Amu. Inclino mis cejas hacia un lado mientras me acomodo en mi puesto y veo a Nico evaluando mi trabajo. Me gusta mucho ese apodo, y no solo porque sea un nombre en japonés, sino el cariño con el que lo dice, es diferente, es agradable, lo hace muy curioso y eso me encanta.

Tomo algo de aire, soltando un bufido de cansancio. Hago una mueca sintiendo como el moño que sostiene mi cabello empieza a soltarse. Bajo la mirada a mi regazo y me inclino a buscar mi teléfono, tomando apoyo de mi mesa para levantarme y desamarrarme el pelo, peinándome con los dedos mientras me veo en el reflejo de la pantalla apagada, puesto a que estaba segura que dejé mi cepillo en casa, otra vez, y no andaría con los cabellos parados por el resto del día.

Primero muerta que despeinada.

—¿¡Am!? —Me llaman desde atrás.

Sonrío, no necesito voltear para saber quién es. Sostengo mi teléfono y me encamino a abrazar a mi chico, mi osito, Jerry, con mucho cariño y un beso. Después de esta clase suele venir a buscarme para pasar, aunque sea unos minutos, juntos, antes de la hora del almuerzo.

Cuando me separo siento algo tocándome el hombro y al mirar es Nico entregándome mi block con una extraña mirada. Parte de mi felicidad se va, parece algo incómodo, tal vez al final aceptó que mi dibujo es un asco y no sabe cómo decírmelo ahora. Eso me duele y solo puedo intentar sonreírle para despedirlo con mi mano al aire, cuya se queda suspendida y en visto, cuando ni siquiera voltea a verla y ya se está yendo del aula con sus audífonos puestos.

Hago un mohín con mis labios, pretendiendo comentarle lo raro que me pareció su actitud a Jerry, cuando me percato que él continúa mirando por donde se fue mi compañero. Alzo una ceja, mirándolo con curiosidad, al parecer Nico no es el único actuando inusual hoy.

—¿Qué piensas? —Le pregunto desplazando una mano por su brazo. Jerry voltea reaccionando con una sonrisa.

—Nada —Vuelve a mirar la puerta del aula—. Nico volvió, menos mal.

—¿Estabas preocupado por él? —Ahogo una sonrisa—. ¿Debo preocuparme yo por eso?

—¿Eh? —Alza una ceja y se ríe entendiendo. Procediendo a pasar uno de sus brazos sobre mis hombros—. Nada que ver. Ambos estudiamos con él, sabemos que estuvo ausente la última semana.

—¿Y? —Sonreí, esperando el resto del discurso.

—Y... ¿Vamos por un helado al salir de clases?

—¿Qué tienes en mente? —Sonrío a la expectativa.

—Me gustaría hablar contigo de algo —Junto mis cejas hacia el centro, borrando mi sonrisa.

—¿Hablar de qué cosa? —Jerry sonríe de lado y pone su dedo índice sobre mi frente, haciendo que deje enarcarlas.

—No arrugues tu carita —susurra con dulzura, quitándome todo rastro de duda de la cabeza—, todo está bien, lo prometo.

—Vale... —Sonrío, inclinándome a darle un beso en la mejilla, y él, al separarme, uno en mi mano.

—Vamos a clases —Sonríe y tras yo asentir caminamos fuera del aula.

Me encanta, ¿ya lo dije? Seguro que sí. Jerry es sin duda un novio de ensueño: poco celoso, atento, comprensivo, sabe entenderme y me apoya en todo lo que decida. Sin mencionar lo guapo, amable e inteligente que es, el paquete perfecto.

¡Más hombres así, gracias!

—¿Vagando, Caulfield? —preguntan detrás de nosotros.

Volteo sobre mi hombro y damos cara a la intrusa. Sonrío y me suelto de mi chico para abrazar a mi prima, Verónica Richards, la cual últimamente no veía muy seguido por alguna razón que desconocía, pero que sobreentendía que era por su siempre apretada agenda. Además de ocupar un puesto de delegada, como mi novio, era adicta a tomar cursos de cocina; la admiraba, a mí siempre se me terminaba por quemar algo.

—Nos dirigíamos a clases, querida Vero —Ambos se ríen delicadamente de su juego de cortesía mientras me corresponde el abrazo y luego nos separamos.

No entiendo como los modales pueden ser un juego, pero, bueno, eso, ellos dos lo tienen. Son buenos amigos, ella fue quien nos presentó y desde entonces estamos juntos, la adoro aun más por ello.

—No los detendré por mucho entonces —Sonríe de lado—. ¿Iremos con Timmy este viernes?

—De hecho... —interrumpe inseguro Jerry, atrayendo nuestra atención—. Unos alumnos de italiano quieren que nos reunamos para repasar después de clases, quería que ustedes me ayudaran, ¿a que hora es lo de Timmy?

—A las siete en su casa, nos da tiempo —aclaro y mi prima sonríe.

—Será una tarde interesante, cuenten conmigo —Nos guiña un ojo y con un ademán sigue su camino en dirección opuesta a nosotros.

—No me habías comentado nada de italiano... —Me detengo, Jerry ve el pasillo por el donde se acaba de ir Verónica. Alzo una ceja y toco su hombro para llamar su atención—. ¿Hola? Si no es molestia, me gustaría que al menos me miraras cuando hablo.

—Perdona... —Mira de reojo y regresa a verme directamente—. Te escucho.

—¿Qué te pasa hoy? Parece que miras a todo aquel que dejas ir.

—Estoy algo distraído, lo siento —Baja la mirada, arrepentido. Niego tomando su rostro con una mano.

—¿Estás bien? Tú no eres tan despistado.

Sus ojos se entrecierran, dándome una sonrisa cerrada mientras toma mi mano y la acaricia antes de darme un beso en ella. Por alguna razón eso esta vez me da mala espina y lo miro preocupada, esperando que me conteste, pero no lo hace y tomando mi mano caminamos hasta la siguiente clases.

El resto de la mañana transcurre sin ningún problema, cuando llega la hora del almuerzo cojo rápido mis cosas y voy en busca de Ceci, la chica de mis tormentos, mi mejor amiga, en otras palabras.

—¡Mueve ese culo, Ama, tengo hambre! —grita desde la entrada de los vestidores cuando me ve llegar.

Encantadora, ¿no es cierto?

—¿Cuál dices? —digo en respuesta, sacándole una sonrisa.

Importándole un carajo que estamos en mitad del pasillo, se da media vuelta e inclinando su cabeza hacia adelante, se mira el trasero y se lo palmea dos veces, sonándolo deliciosamente.

—Este —Sube y baja sus cejas, haciéndome reír mientras me termino por acercar.

Está loca, ¿ya lo mencioné? Seguro que sí.

Caminamos hacia la cafetería. Ceci de forma altanera e irónica me cuenta como hasta ahora ha sido su día: Un profesor la mandó a callar en la segunda hora, mandó a casi todos a la mierda en la clase de matemáticas y, ahorita, formó un alboroto en gimnasia durante el set de voleibol.

—Oye, ¿estás bien? —pregunta de pronto cuando nos sentamos en la misma mesa.

No puedo esconderle nada.

—Lo estaré —Apoyo mi rostro del dorso de mi mano y mi codo de la mesa.

—¿Qué pasó? —pregunta mirando disimuladamente sobre su hombro, por el que veo entrar a mi novio hablando con Verónica y algunos amigos.

—Creo que Jerry me esconde algo —susurro, desviando la mirada a los de ella, que me imita y devuelve lo suyos a los míos.

—¿Qué cosa?

—No lo sé, pero últimamente lo siento distante y hoy... —Veo por encima como este se despide de sus amigos. Ceci me observa expectante— dijo que quería hablar conmigo más tardes, ¿seré muy paranoica si te digo que tengo un mal presentimiento?

—No lo sé —Resopla, inclinándose sobre la mesa para tomar impulso y agarrar sus cosas—. Tu octavo sentido nunca lo cuestiono, pero si sucede algo malo y me necesitas, ya sabes dónde encontrarme.

Sonrío y asiento, dándole un beso en la mejilla cuando se despide de mí y deja que Jerry llegue a la mesa, saludándolo de paso mientras se dirige a otra mesa con Albert y Nico, el cual, por algún motivo al verme desvía la mirada y recibe a Ceci con una sonrisa torcida. Alzo una ceja, ¿será que me lo imaginé? Nico es extraño.

—Hola, bonita —dice Jerry sentándose conmigo. Lo miro y sonrío.

—Hola, cariño.

"No es momento de pensar en otros". Me digo y me centro en él, recibiendo esa dulce sonrisa que tanto me encanta mientras ambos tomamos de nuestros almuerzos y empezamos a hablar.

Aunque todo parece regresar a su linea natural sigo pensando en su actitud de la mañana, detallando sus gestos, expresiones, su forma y tono al hablar, buscando la manera de hallar entre líneas lo que me hace dudar; pero no encuentro nada y me hace sentir terrible, ¿qué estoy haciendo? Parezco una estúpida.

"No hay nada, Amanda, nada. Es Jerry, él es perfecto". Pienso cuando ya acaba la jornada de clases y es hora de mi tercer encuentro con él. "Comeremos helados, charlaremos como siempre y todo seguirá bien". Agrego, mirándome en el reflejo de mi teléfono que todo esté en su lugar, sentándome a esperar en las escaleras de la entrada mientras veo a todos irse.

Treinta minutos después, vuelvo a hacer lo mismo, ahora prendiendo la pantalla para ver la hora.

Una hora más tarde, me impaciento y reviso el buzón: Cero mensajes. Trago saliva, esto no puede estar pasando.

Intento llamarlo, pero al caer en cuenta que me siento desconfiar de él de nuevo, corto de inmediato, alegando que se le pudo hacer tarde.

"Si, seguro". Me froto la piel con mis brazos, así traiga mi abrigo, empieza a hacer frío. Reviso la hora y compruebo que ya se ha hecho tarde.

Aprieto mis labios y ojos entre sí, abriéndolos con un suspiro de decepción. Guardo mi teléfono y recojo mis cosas, aceptando con gran dolor la realidad: él no vendrá.

___________

¡Holiwis, my loffes!

No me alargaré mucho, de broma no actualizo hoy :'v

¿Qué es? ¿Qué pasó?

Wou, wou, wou

Lo sé, yo tampoco me entiendo XD

Pero EN FIN

¿Qué les pareció Amu bonita? Ella no lo parece, pero está loquilla.

Aunque en comparación con Nico hasta yo estoy cuerda.

¿Y qué carajos con Jerry? Mmmm

Arriba esa manita si todos ya amamos a Ceci 7w7r

 Bueno, bueno, mucho, mucho.

Nos vemos pronto.

¡La próxima semana iremos a bailar! Prohibido olvidar.

Att: Keni

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro