Cap. 4: No te atrevas, maldita

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo dedicado a: saray0616

«Nadie es tan valiente que no sea perturbado por algo inesperado»

Julio César.

Osito

Últ. Vez hoy a las 7:07am

¿Am?

[Visto 8:06pm ✔✔ ]

¿Bonita?

[Visto 8:06pm ✔✔ ]

Por favor, perdóname. Se me fue el tiempo y olvidé de nuestra cita.

[Visto 8:10pm ✔✔ ]

Preciosa, lo siento, no quería.

[Visto 8:11pm ✔✔ ]

No me ignores...

[Visto 8:15pm ✔✔ ]

Am, por favor...

[Visto 8:22pm ✔✔ ]

—Si quieres mi opinión, aún no se arrepiente lo suficiente —Sonríe maliciosa, entregándome el teléfono con una mirada de orgullo.

—Sin dudas eres malvada —Contengo una risa, sonriendo con tristeza.

—Oh, vamos, Ama, ya es la tercera vez que te deja así plantada, mínimo no le dirijas la palabra hoy.

—Sabes que él siempre vive ocupado... —Quise defenderlo, apoyando mi cabeza sobre una mano con el codo puesto sobre mi muslo, expuesto por la falda de mi vestido—. Y de igual manera busca tiempo para estar conmigo...

—Amanda —Ceci chista, regañándome con sus ojos.

—No es lo que me preocupa —Remarco—. Lo que me preocupa es su actitud, siento que se está esforzando mucho para estar conmigo, como si tuviera que forzarse para verme. Está distante, aunque siempre hablamos me doy cuenta que no está pendiente de lo que nos contamos, tiene la mente en otra parte. Ya no es como antes y eso no me gusta, no sé que le pasa, ayer quería hablar conmigo de algo, no sé que pensar.

Respiro hondo, analizando todo lo que acabo de decir. Estoy molesta, triste, desorientada; quiero creer que no es nada, pero esa presión que siento en mi estomago me está matando, estoy inquieta, tengo un pésimo presentimiento de todo esto.

Ceci me mira con seriedad, aplanando sus labios entre si y juntando sus cejas en el centro. La llamé la noche anterior después de la cena para contarle lo que pasó y estuvo a punto de coger camino hasta mi casa para planear venganza, pero le dije que no; ahora puedo jurar que tiene, al menos, diez ideas de cómo descuartizar a mi novio si esto no se resuelve pronto.

Es la hora del almuerzo, como no quiero ver a Jerry nos escapamos hasta la azotea del edificio este, donde hay una bonita vista y podíamos comer tranquilas sin la probabilidad de que nos encontraran.

O al menos eso pensé cuando siento la puerta abrirse. Contengo el aire volteándome, soltándolo con alivio en eso que doy con la cabellera rubia de Albert, cerrando la puerta detrás de sí.

—Aquí están, las he buscado por todas partes y —Me señala—, querida, Jerry preguntó por ti como diez veces.

—Que siga preguntando, al ver si recuerda que tiene una novia —Ruedo los ojos, dirigiéndolos hacia mi almuerzo—. Y tú también, si vienes con esas noticias, puedes perderte —respondo de mal humor, mordiendo mi sándwich con bronca.

—Uy, ¿me he perdido de algo?

—El delegaducho ese la ha plantado, de nuevo, y no avisó —explica mi amiga masticando una galleta.

—Ofenderé a mi raza, pero algunos hombres son una cagada.

—Y con "algunos" te refieres a todos, menos tú —Lo apunta con una galleta.

—Exacto, princesa —Nos guiña un ojo y se sienta con nosotras.

—Soy una diosa, más respeto —Le lanza una bolsita con galletas—. Procuré usar avena molida y no hojuelas.

—Gracias, mi deidad —Las recibe con una sonrisa y tras abrir la bolsa se come una sin esperar.

Los veo con la boca semi abierta tras tragar. No los entiendo, de verdad, la tensión que vuela mientras hablan es más ardiente que el sol de verano, mínimo se desean y ninguno da el paso. Son estresantes, pero ¿quién soy yo para decirlo? Ya harán el delicioso si quieren.

Albert Dabney y Cecilia Alvey, ¿qué puedo decir de ellos? Él es de ese tipo de chicos que nacieron dotados en belleza e inteligencia, carisma y razonamiento; pero como bien sabe lo que tiene no se molesta en disimularlo, es orgulloso y un tanto —demasiado— egocéntrico, le gusta que todo esté en orden y si algo no le parece su opinión siempre debe ser la más acertada.

Por otro lado, ella es un disparate, una chica descarada y sin vergüenza, muy confiada de sí misma y que no se deja doblegar por nadie, ni siquiera la autoridad, por eso siempre está metida en problemas y temo porque eso la lleve al peligro algún día, cosa que afortunadamente no creo que pase, aunque no lo parezca es juiciosa, calculadora y sabe lo que hace.

Viéndolo de este modo Ceci es el tipo de chica que Albert necesita y por ello se complementan tan bien, hasta el punto que es la única capaz de hacer que alguien tan vanidoso como él considere una opinión que no sea suya, al mismo tiempo él le pone un poco de orden al ritmo de vida que lleva ella. De cierta manera, ambos confabulan para colocarle los pies en la tierra al otro.

Mastico en silencio mientras los escucho coquetearse descaradamente, hasta que me arto y decido revisar mis mensajes, ignorando los de él para no molestarme más de lo que estoy. En eso, encuentro en el chat de una de mis compañeras un video muy interesante.

Una sonrisa se extiende por mi rostro al mismo tiempo que el rojo en mis mejillas, admirando con gran gracia como dos chicos bailan con trajes hawaianos un ula electro. Mi mente solo puede pensar en una posible persona y me atrevo a buscarlos para confirmar mis teorías, como creía, no soy la única persona que lo piensa, pero al parecer nada está confirmado y eso me decepciona un poco.

—¿Qué pasa, querida? —Escucho preguntar a Albert y los miro. Ceci rueda los ojos tras solo ver mi sonrisa.

—¿No la conoces? Apuesto mis tangas que son de nuevo esos lunáticos —Río con fuerza.

—No dice que son ellos, es un video que me mandó Adele —Pongo el reproductor y se los enseño. Ceci se contiene, pero quiere reír y Albert solo puede abrir la boca sin saber que decir.

—De acuerdo —Comienza él liberando una risa—. No sé de reírme o admirarlos, si que saben moverse.

—¿Cuándo fue eso? —pregunta Ceci, resignada a carcajearse.

—Ayer en la noche, en un club nocturno, y tal como tú y yo muchos creen que fueron los inmortales.

—Es que no podría ser de otra forma, mira lo roja que estás —Me río, pasándome un mechón del cabello hacia atrás.

—No puedo evitarlo, los amo —declaro y mi amiga vuelve a girar los ojos.

—¿Por qué? Cualquiera puede ponerse una falda de paja y bailar ula —pregunta Albert. Ceci casi que lo asesina con los ojos.

—¡No! ¿Qué hiciste?

—No es por lo que usan o lo que hacen, sino sus propósitos, su creatividad, ¡su pasión! Ellos son... Especiales y...

Y aquí comienza mi modo Fangirl al máximo, relatando el discurso que ya me sé de memoria. Es que no tengo dudas, no me resisto, los idolatro, son más que todo, ellos son inmortales.

¿Por qué los amo? Porque son lo que muchos quisieran ser: libres.

Mediante voy hablando la hora se va pasando, de nuevo debemos regresar a clases. Por fortuna para mí no comparto clases con Jerry hoy así que puedo seguir evitándolo hasta que el día acabe. Sí, de ninguna manera lo quiero ver hoy.

El tiempo transcurre con normalidad, en la siguiente hora tanto Ceci como Albert se separan de mi lado y cuando llega la hora de salida me quedo un rato hablando con Queen del video que nos envió Adele; de algo estamos de acuerdo, sean o no los inmortales fue un baile asombroso.

—Ama —Me llama Queen mientras cierro mi taquilla.

—¿Sí?

—Olvidé decirte —La miro, ya con mi bolso al hombro—. Jerry te estuvo buscando temprano.

—Lo sé —Hago una mueca y procedo a caminar con ella.

—¿Se han peleado? Eso es extraño.

—No quiero hablar de eso, Queen... —susurro, algo dolida, sin quitar la vista de al frente.

—Lo siento, solo quería decírtelo.

—Gracias —Trato de sonreírle.

Para este punto, solo hay una persona que me gustaría escuchar. Ceci, aunque la adoro, es un tanto agresiva, cuando tengo este tipo de problemas sabe darme las mejores soluciones violentas, pero yo no funciono así. En estos casos solo conozco a alguien capaz de darme un buen consejo y, para mi suerte, siempre se queda en la misma aula todos los días tras terminar sus clases, para prepararse para sus cursos de cocina de la tarde.

Con el fin de encontrar a Verónica me despido de Queen y me dirijo al salón de economía domestica. Me asomo por la ventanilla y arrugo mi centro al no encontrarla. Tal vez ya se fue, no soy tan suertuda como creí. Desilusionada doy la vuelta y tomo camino por el pasillo más rápido a la salida.

Gran error...

Al principio me pregunto que pasa, sin embargo, después todo encaja. Cruzando por una esquina me doy cuenta de lo que siempre estuvo frente a mis ojos, pero nunca quise aceptar. Hablando pegados a los casilleros, mirándose de reojo mientras que sonríen ante los chistes que se echan el uno al otro. Ni mis ojos mis oídos me engañan, están felices.

Cuando el tiempo parece ser un problema, él ve su reloj con bronca y luego con tristeza hacia ella, ella sonríe y le pregunta que pasa. Sus ojos conectados parecen no tener intenciones de separarse y cuando pestañeo ellos se acercan, dándose un beso tan fuerte y demandante que me hace preguntar: ¿desde cuándo él besa así? ¿Desde cuándo tiene emociones tan intensas? Porque yo nunca las vi.

Una lágrima recorre mi rostro mientras mi garganta se cierra, ordenándome a pasar saliva y soltar un gemido seco, dar dos pasos hacia atrás y pegarme de la pared sosteniéndome con fuerza la tela que cubre mi pecho, como si así pudiera evitar que mi corazón se quebrara.

Escucho unos pasos y por un momento me asusto, pero cuando veo a Verónica en vez de a Jerry la rabia se apodera de mis manos, formándolos en puños. Ella está tan pálida e inmóvil como si hubiera visto un muerto levantarse, pero la verdad, creo que a eso le tendría menos miedo.

—Aman... —Sin ni siquiera tratar de reaccionar le silencio con una cachetada.

Siento el agua salada desbordarse de mis ojo, mi mano ha quedado marcada, no obstante, aún siento que no fue suficiente. Siento la necesidad de gritar, de decirle mil cosas, pero no lo soporto y solo la miro, resguardando mis dedos en un puño de nuevo.

—No te atrevas... —Me sale en un hilo de voz—. No te atrevas... —Quiero llorar—. Vete a la mierda, maldita...

Bajo la mirada y me doy vuelta para irme.

_______________

¡Holiwis, my loffes!

UYYYYYYYYYYYYYY :'V

CORTO e INTENSO :'v

¿Qué piensan de Jerry?

¿Qué hay de Verónica?

Manita arriba si todos queremos unirnos a Ceci >:'3

Manita arriba si creen que Amu debio darle más fuerte >:'c

Las cosas están CALIENTES y solo vamos a cuatro capítulos del comienzo.

Qué fuerte todo esto, nos levantamos bravas XD

¡En el próximo capítulos comeremos gomitas!

A mi no me engañas, tú también las amas 7w7r

Hasta el siguiente lunes!!!!!!!!

Att: Keni

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro