Yī: math homework

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18 de Agosto de 1962

Sus pies marchaban el apresurado ritmo de sus pasos y el aire vestía la arena que al correr levantaba para después dejarla caer lentamente tal cual cortina de tela fina.

Su aliento se entrecortaba, pero no es como si fuese su prioridad en este punto, lo único que importaba en esa instancia era dar su presencia a tiempo antes de que tenga que ser castigado y ligado por llegar tarde.

Meneo todo obstrucción de demora en su cabeza y se enfoco en priorizar el solo llegar a la hora, su mirada reposo sobre un cuerpo adelante de él quien lucía tranquilo como si el tiempo estuviese a su disposición, fue entonces que más adelante pudo ver a otro estudiante quien en sus manos poseía un grueso libro y leía con absoluta presencia mientras a la par acomodaba aquellos ovalados lentes de ligero alambre que hacían vueltas en el lóbulo su oreja.

Su mente cayó sobre la tabla, reviso de nuevo el reloj en su muñeca y chocó sus dientes entre sí con fuerza haciendo un ligero sonido de molestia desde lo fondo de su garganta.

Suspiró, su aliento mezclándose con el tuene viento que esparcía sus negros mechones entrelazándolos en el camino haciendo de su cabeza una pequeña maraña, aunque seguía sintiendo que se olvidaba de algo y estaba careciendo de tiempo.

Con el silencioso aleteo de las hojas desprendiéndose de sus ramas se tranquilizó y continuo con su caminar discreto, como si sus pies no estuviesen adoloridos por correr con zapatos escolares cuando estos están hechos de gruesa piel y solo apresuraban el dolor desde la punta de su dedo gordo hasta la planta de su calzado.

Una vez en la entrada de su instituto saludo a su superior con una reverencia, quien reviso cada pequeño detalle de su uniforme y cabello, para después dejarlo entrar, fue directo a su clase entrando en el edificio número dos, mientras subía las escaleras, recapacito un poco sus tareas por hacer hoy, y según recordaba no hay nada de que preocuparse, ya había terminado todas sus tareas de la mañana e incluso adelantado las de la tarde, por lo que no debía tener algo porque preocuparse.

( ☆*: .。. 。.:*☆ )

Salvo por la tarea de matemáticas, el profesor estaba pasando lista para recibir las tareas por lo que apresuradamente empezó a contestar al azar todos aquellos problemas matemáticos que carecían de sentido para él, su alma estaba que se la llevaba el diablo, su sangre rugía con brevedad calentándose a la par tornándolo carmesí en un parpadeo.

Sus dedos manejaban su lápiz con una brusquedad enorme que en poco haría que el débil material de su lápiz de madera tenga como consecuencia su ruptura, su mente era una mezcla de todo tipo de pensamientos que no podía distinguir con claridad.

Cada vez el profesor se acercaba más a su nombre y no fue hasta cuando otro profesor vecino vino a interrumpir la clase, el alma y el color le regreso a Hyunjin en un tirón, al parecer esa mañana Dios estaba de su lado, por lo que con rapidez tomo el crucifijo de plata que colgaba sobre su cuello con una cadena del mismo material.

Hizo una pequeña oración y agradecimiento hacía Dios junto a un rápido padre nuestro y regreso a su tarea, al menos esa era la idea hasta que unos delgados y largos manos se extiende y toma su hombro.

Con curiosidad voltea a verle y  el chico que se sentaba detrás suyo le extiende su cuaderno color morado oscuro junto a una sonrisa, con duda toma el material entre sus manos y estaba por preguntar hasta que este responde por él con un;—Estas usando la formula mal desde el inicio, toma aquí, anota el mío rápido.

Pudo haber dudado e incluso rechitado pero aquí lo importante era no ser regañado, por lo que con una sonrisa tomó su libreta y trazó todos aquellos signos y números sobre la suya, una vez termino volteo en seguida a donde el anterior chico quien se lo presto, pero al hacerlo se sintió a desvanecer.

Al hacer contacto visual de forma inmediata, los ojos contrarios se achicaron haciendo dos líneas horizontales, sus pequeños labios se curvearon y le ofrecieron la sonrisa más preciosa, sus mejillas rosadas hacían constante junto con sus rojizas orejas y su flequillo desordenado.

Santos cielos, era la persona más linda que sus ojos habían visto.

—Muchísimas Gracias.

—No hay de que, Hwang.

Mierda, yo no tengo idea de su maldito nombre.

( ☆*: .。. 。.:*☆ )

N/A: Al ser el capítulo inicial decidí no sobre pasarme de las 1000 palabras, pero de aquí en adelante todos estarán entre las 1000 a 2000 palabras.

Aclaro que los institutos en los años 60 eran comúnmente que cada ciudad tuviera una escuela para hombres y otra para mujeres, el camino para llegar a ambas estaban juntos pero aún así no preferían el mixteo de aulas, tanto los alumnos como los profesores eran o todas mujeres o todos hombres, y por lo mismo los castigos y sanciones en ambos son distintos.

Mientras que a las mujeres se les hacía este típico regañito de poner las manos arriba y sentarse de rodillas afuera del aula o llamarlas a la dirección para charlar con ellas, solo en casos "extremos" usaban la violencia.

En cambio en los hombres, desde llegar tarde a las escuelas o faltar con una tarea tenía como castigo que se aplicará la violencia en su cuerpo, desde reglas de madera o tubos de fierro hasta incluso bates de beisbol, mayormente la sanción se daba en el trasero y el número de golpes era dependiendo de lo que hacías o de el turno en que llegabas (digamos que 9 personas llegaron tarde y tu eres la 10, a ti te tocarían 10 golpes) aunque aparte de el trasero solían hacerlo con barras en las manos, cabeza, espalda o piernas, todas excepto la de la cabeza no eran tan comunes, pero eso sí o la cabeza o el trasero y aunque este tuviera efecto secundarios nunca se sancionaban ya que era tu deber como estudiante seguir la orden y aceptar tus errores.

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