[Suna]

Los Ninjas viajaban a toda velocidad mientras a su alrededor las miradas eran de conmoción y tristeza, llegando al lugar donde debían dejar el cuerpo los primeros ninjas pudieron notar como aquel Kage inhalaba profundo apretando los ojos apenas los notó entrar, los médicos avanzaron por el cuerpo mientras la alta comisión hacia presencia en el lugar, con una mirada preocupada Matsuri sostenía la temblorosa mano a su lado mientras el hombre suspiraba tratando de no mirar los estudios que hacían a la joven, apesar del mandato de la alta comisión los Ninjas que habían transportado el cuerpo se detuvieron de salir mirando con preocupación aquella escena, sin más muchas los dejaron permanecer ahí.

—Es Temari San... Esto podría ser algo fuerte de escuchar Kazekage ¿Puedo proseguir?

El azabache dudó, su estómago se sentía revuelto, su garganta dolida y sus ojos estaban cristalinos y mirando el techo en un intento de no caer frente a toda esa gente, Matsuri apenas sujetaba su hombro tratando de convencerlo de salir, pero el nego poniéndose firme y tragando saliva.

—Adelante.

—Hace... Al menos media hora que ella murió por desangramiento, parece que la trataron de mantener con vida el mayor tiempo posible mientras... Extraían órganos poco importantes... —Dudoso observa al azabache que con la mirada asiente —Luego prosiguieron sacando órganos más importantes empezando por el corazón, no tocaron nada más que sus órganos... Ni siquiera tiene más rasguños en su piel que el bisturí.

El hombre se encontraba cabizbajo en la sala mientras el alto mando se miraba comprendiendo el dolor de la pérdida y saliendo del lugar llevándose consigo a la mayoría de Ninjas, cayendo al suelo no pudo detenerse más, observó a través de aquel cristal el cuerpo de su esposa siendo arreglado, como trataban de coser su piel... y solo cayeron las primeras lágrimas, los sollozos vinieron después mientras Matsuri acaricia su espalda, él podía notar en aquellas mejillas ahora pálidas los rastros de lágrimas, cubriendo su boca y encorvandose en el suelo solo podía llorar destruido por todo aquello. Suspirando el Ninja sobrante se acercó sujetando el hombro del Kage.

—Gaara San llegó a la escena —las lágrimas pararon con sorpresa — El me pidió que le diera sus disculpas, que... No había podido llegar a tiempo... Que lo sentía mucho por no poder traerla... A salvó.

En un arranque de furia Shikamaru se irguió manteniendo una dura mirada sobre el hombre que bajó la mirada en señal de respeto, con enfado talló el dorso de su mano contra su mejilla limpiándose las lágrimas.

— ¿¡Y si era una trampa!? ¿¡Y si él la mató!? ¡No pensaste en esa opción! ¡Que no era una casualidad que él estuviera cerca justo al momento de encontrarla... Así!

El hombre abrió los ojos con sorpresa, pero negó con tranquilidad —No fue él...

— ¿¡Y como lo sabes, maldito!? —lo sujeta por el traje.

— ¡Shikamaru San! —trata de detenerlo sujetando su brazo.

El ninja observa a la joven en la sala y con decisión a su ahora Kage —Se que no fue él...

— ¿¡Porqué!?

—Por que estaba con Su compañera de equipo —suspirando se aleja del agarre —Jamas lo conocí demasiado, nadie lo hizo, pero todos sabíamos algo de ese chico... —sonrie dolido —Y era que amaba a sus hermanos, ellos eran todo para él... El pasado es el pasado, Gaara Sama ha Sido un excelente líder y mentor, un buen hermano para ellos... Y por primera vez lo pude mirar derrumbarse, la forma en que lloraba... —con la mirada perdida en la nada apretaba los labios —No será diferente a la forma en que usted lo hará apenas salgamos de aquí...

Recobrando la compostura el azabache vacila en sus ideas y da un asentimiento.

—Dejame... Déjame un momento, y mantén a tu equipo listo para asistir a mi oficina.

El hombre asiente con tranquilidad y se retira sin dudar, al salir se encuentra con un equipo lleno de confusión, una pelea entre creer o no al anterior Kazekage, pero al mirarlo salir todos se mantienen quietos.

Preocupada Matsuri traga saliva mirándolo derrumbarse por completo, entre un grito de furia el hombre golpea la pared detrás suya expulsando todo aquel llanto contenido, con los ojos empapados y la respiración agitada se esconde contra la pared para mirar de reojo a su mujer al otro lado del vidrio.

—Quiero verla una última vez, quiero estar cerca de ella y... Y quiero decirle tantas cosas...

Matsuri asiente y pide a los médicos que salgan de la sala, con un último suspiró ella se dirige a la puerta y al salir se encuentra con aquel grupo de Ninjas que comenzaban una disputa, el ninja a cargo la mira de reojo y con prisa golpea la pared haciéndolos callar.

—Gaara Sama guardó a ese monstruo en su interior desde pequeño ¿Quieren imaginarse por un segundo que sería tener que soportar vivir con una cosa sedienta de sangre en tu interior? ¿Cuántos de ustedes lo vieron hablar con alguien de pequeño? ¿Jugar si quiera con sus hermanos? Hay muchas cosas que todos desconocemos de él y su vida, pero nos protegió luego de convertirse en Kazekage, más de una vez dió su vida por nosotros, luchó en la guerra por nosotros y siguió avanzando por toda esta villa —suspira sujetando su nuca —No les voy a pedir que confíen en él, pero yo no pienso dudar de ese chico que nos encontramos afuera, ese chico lleno de miedo y angustia que no dudó en lastimar su garganta mientras lloraba por su hermana, no lo sé con seguridad, pero creo que está intentando encontrar al culpable...

Los susurros se hicieron y Matsuri solo podía mirar con sorpresa a aquel hombre.

—Si unimos piezas es normal que no sea el culpable —menciona un joven con seguridad.

—La arena de hierro ni siquiera está entre los papeles secretos de los Kages —añade otro muy seguro.

—Solo asumieron todo con prisa, no fue hasta que Shikamaru San llegó que pudieron encontrar la arena de Hierro que era tan visible.

El grupo en contra comenzaba a dudar cuestionando en sus cabezas la verdad, Matsuri sonrío a lo bajo.

—Me meteré en problemas por esto, pero... Gaara Sama está en busca del culpable con casi total confianza de Shikamaru San.

— ¿Porqué casi? —cuestiona un chico no muy seguro de todo.

—Solo piénsalo, tu mujer está muerta y no tienen a más culpable que su hermano menor al cual ella tanto amaba, tu familia... ¿Dudarias si te pasará? La mayoría solo se iría contra el chico al cual culpan, pero Shikamaru es un hombre de razonamiento y aún así... En una situación como está hasta él puede darse el lujo de vacilar con sus ideas.

Los hombres dudosos suspiraban y se cuestionaban entre ellos mientras la castaña les pedía desalojar el espacio. Dentro de la habitación silenciosa Shikamaru trataba de controlarse mientras avanzaba tembloroso hacia aquella cama de hierro donde su mujer yacía, con los labios y manos temblorosas se inclinaba hacia ella acomodando aquellos desastrosos cabellos.

—Faltaba poco para vernos —suspiraba con una sonrisa —Shikadai estaba impaciente por verte, él —rie acariciando aquella mejilla fría —Compro un lindo suéter para tí, dijo que quería pedirte pasar la navidad con nosotros —entre lágrimas se recarga sobre aquella piel pálida —Aunque yo —rie —Ya le había pedido a Lee que me dejará venir a Suna con ustedes, Gaara parecía tener muchas ganas de ver a Shikadai... Sabes... Lamento haber dudado de tu hermano un segundo —limpia sus lágrimas dolido —Pero es que... Están ocurriendo tantas cosas, estoy tan confundido, se que dirías "idiota" sin más al escucharme decir esto, que dirías que él no es para nada así, que lo quieres y te quiere... Por eso lo siento, y siento... No haber podido hacer nada por tí... Si tan solo yo hubiera venido ha vivir aquí... Pero... Soy un flojo cobarde —rie dolido acercándose a su frente con cariño —Lo siento, y te amo, descansa mi vida.

Inspirando acaricia por última vez aquella cara dejando un beso en su frente hasta que finalmente la cubre con cuidado para alejarse.

—Traere a Kankuro así sea lo último que haga.

Con el cerrar de la puerta el azabache suelta un suspiro dirigiéndose con firmeza hacia su oficina mientras todos lo miran apenados bajando la mirada con su paso.