Capítulo 3

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Despertar


"—Te digo que sucede algo, Gaara —insiste avanzando a su lado —sigo sintiendo está constante mirada sobre nosotros.

—Solo estás un poco paranoico hermano —se burla la rubia —yo no siento nada, ninguna mirada.

—Quiza sea porqué pasas todo el día con la nariz entre los papeles —replica enfadado —con la foto del Nara al final de ellos.

— ¿¡Qué!? —sus mejillas se tiñen — ¿¡Que foto!? idiota —comienza a golpearlo, avergonzada — ¡Estás loco!

Riendo lo observa —Chicos, solo... Deberíamos tener cuidado, sea lo que sea, traten de mantener su guardia en alto.

—Eso podría ser un poco difícil —observa sus papeles —las nuevas instalaciones que haremos en toda la villa...

—Lo se —dirige la mirada a su hermano —Kankuro, por favor hazte cargo de nuestra seguridad.

—Llamare a los mejores ninjas.

—Muy bien —sujeta al pelirrojo por el hombro —pero ahora tenemos una junta Gaara, y es hora de hacerlo —estira el cuerpo mirando de reojo a su otro hermano —cuando termines ve a la sala de juntas Kankuro.

—Estara el viejo ¿No? —menciona algo harto.

—Claro —obvia la rubia —es parte del alto mando, debe estar ahí.

—Entonces vamos, terminada la reunión avisaré a la élite."

Seguido de unas pacíficas risas el ruido de una explosión fue lo que lo hizo despertar exaltado, en su desconcierto entrecerraba los ojos tratando de analizar el lugar desconocido en el cuál se encontraba, habían muchos árboles y flores, y una luz lunar directa sobre su cabeza que traspasaba las hojas de un hermoso árbol, en su sorpresa bajo las piernas del diván analizando el lugar a oscuras hasta ser consciente de la mano cálida que le aferraba la muñeca.

— ¿Naruto?... —musitaba algo dudoso.

Aquel llamado lleno los oídos del rubio quién abria los ojos con prisa y se incorporaba en su asiento mirando con ánimos al pelirrojo frente a él, una enorme sonrisa se formó en sus labios.

— ¡Gaara! —lo abrazaba con ánimos —Amigo, por fin despiertas, estaba realmente preocupado —se separa sin soltar sus brazos —dormiste por dos días enteros ¿Cómo te sientes?

—Algo... Cansado. —se recuesta entre un suspiro —Y tengo algo de hambre.

—Oh, si —se levanta a prisa —avisare a Lee que ya despertaste —avanza a la salida — ¡Y también traeré comida!

La sonrisa del pálido rostro en cama poco a poco se desvanece y con tristeza cubre sus ojos sintiendo las lágrimas fluir. En la oficina del Hokage, Naruto se presentó con prisa tocando desesperadamente la puerta  mientras en el interior un adormilado y exhausto Kage se levanta para dejarlo pasar, al abrir la puerta lo puede ver sonreír de gran manera, Naruto sujeta los brazos del azabache con entusiasmo.

— ¡Ya despertó! —lo empuja fuera — ¡Anda! —lo empuja por los pasillos —Ire por un poco de comida, así que ve a verlo ahora mismo.

Recibe un último empujón por parte del rubio y permanece un segundo quieto analizando sus palabras antes de volver la mirada al pasillo para mirar la espalda de su amigo alejándose.

— ¿De...? —frunce el ceño — ¿¡Despertó!?

Una sonrisa de pronto ilumina su rostro y sin más corre por los pasillos subiendo hasta la terraza donde con la respiración agitada observa ese gran domo de cristal negro al cual avanzaba casi a zancadas, pero al llegar su mano duda sobre la combinación mecánica, sonríe y tan solo niega comenzando a marcar el código hasta adentrarse; bajo la luz de la luna obtiene la mirada del joven de ojos cian.

—Lee... —menciona con una sonrisa.

Su voz habia sido alegre al principio pero un segundo después había inhalado de forma entrecortada y sus ojos se cristalizaron en llanto, jadeando Lee avanzó con prisa dejando que la puerta se cerrará por si sola, lo tomó entre sus brazos dejándolo sollozar sobre su hombro y simplemente se fundió cariñosamente contra su cuerpo, los sollozos del pelirrojo fueron inevitables, de pronto el chico había caído de rodillas al suelo y sollozaba contra el pecho del Kage mojando su ropa, Lee suspiraba acercándolo con dulzura y fuerza tratando de darle calma.

—Temaria, ella... Y Kankuro —su voz se rompe —él... Ellos...

Su llanto incrementa mientras se aferra al cuerpo ajeno que se mantiene firme en darle aliento, el tiempo pasa y para cuando Naruto llega junto a Sakura, ambos hombres están sentados al lado del otro en silencio, Gaara se levanta del hombro de Lee siguiendo las indicaciones de Sakura que le hace un chequeo rápido mientras Naruto y Lee se miran tristes ante el demacrado rostro de su amigo.

— ¿Han llamado a Shikamaru? —cuestiona por lo bajo mirandolos de reojo.

—Si —asiente el azabache —ellos llamaron luego de dar el aviso de tú búsqueda.

—Gaara —intenta hablar el rubio.

— ¿Y Shikadai? —cuestiona con la mirada al suelo.

—Bueno... —duda de su hablar —Shikamaru ya ha hablado con él —confiesa el azabache —ambos confían en que no lo hiciste... Igual que nosotros.

Los ojos jade del pelirojo suben al Hokage quien con sinceridad lo mira sin flaquear, y entonces una sonrisa se extiende por su pálida cara en agradecimiento a su sinceridad.

—Pero bueno... te encuentras mejor Gaara —lo abraza con cariño —que bueno —se aleja arreglando su rosado cabello —logre sacar esa arena de ti a tempo.

—Arena... —menciona con sorpresa —la arena de hierro —se gira al Kage — ¿No te hirió?

El Hokage niega a prisa causando un tremendo alivio en el pelirrojo, Sakura se detiene un segundo para observarlos y dirige la mirada hacia el rubio que se mantenía en silencio observando la escena con tranquilidad.

—Naruto ¿Podrías acompañarme?

—A... —expresa al levantarse del diván —me quedaré con él por hoy —sonrie tranquilo —deberias ir a ver a Hinata —sujeta el hombro del rubio —debe ser difícil para ella con lo del embarazo.

Con cierta vergüenza el rubio busca la mirada de su amiga que lo fulmina con la mirada sin darle más explicación que la dureza de sus ojos, él abre la comprendiendo parte de la situación y asiente con tranquilidad.

—Gracias Lee, —sujeta a la pelirosa por el brazo —vamos Sakura, y... —regresa la mirada al pelirojo —espero que te mejores mucho más.

El pelirojo asiente con una sonrisa, y apenas ambos jounin salen de la habitación Lee toma asiento al lado del triste pelirojo que se deja caer sobre su hombro aferrándose a su brazo.

— ¿Realmente confías en mí?

— ¿Porqué no debería hacerlo? —observa sus finos rasgos —te conozco, Gaara.

—No creo... —se acurruca más en aquel cuerpo —que nos conozcamos tanto.

—Te conozco lo suficiente —acaricia los dedos sobre su brazo —se sobre lo mucho que quieres a tus hermanos, yo lo sé...

El pelirojo suspira afligido y solo asiente limpiando sus lágrimas, separandose con levedad Lee sube su pierna sobre el diván mirando de frente al pelirojo que sigue sus movimientos para mirarlo de frente por igual.

— ¿Que paso? —cuestiona preocupado.

—Estabamos en... Una junta —menciona por lo bajo —sobre un tema que no dejaban pasar —lo mira de frente con una leve sonrisa —queria hacer lo mismo que hizo Kakashi con Konoha, había conseguido un buen trato con unos científicos para iniciar con la remodelación de Suna —su sonrisa se desvanece —pero sabes que allá lo tratamos aún más con los viejos antes de tomar una decisión —se abraza a si mismo —durante la reunión todos los ancianos se negaron rotundamente a pesar de mis buenos argumentos —suspira —entonces me enoje —lo mira directo — ¡Pero yo no utilice mi arena!

—Lo se —sujeta sus manos con calma —dime...

—La arena me evitó por completo en el primer ataque, no nos dió tiempo de casi nada... Era veloz... Pero Kankuro sentía que alguien nos seguía desde antes —frunciendo el ceño trata de recordar con profundidad —gracias a sus dudas pudo dar un poco de batalla a mi lado, ambos retrocedimos y la arena de hierro entro directo a la boca de los ancianos, oídos, nariz, ojos... Lo siguiente que ví fue una lluvia de sangre y la marioneta de Kankuro resguardandome en su interior para alejarme del centro de ese caos, al salir de la marioneta mire a mis hermanos delante mío, aún estaban de pie y solo tenían heridas menores... Él atacó a prisa mientras Temari sacó su abanico, me levanté —lo mira directo —pero esa arena... A traveso la mía por completo, rompió el abanico y destrozó la marioneta... A mí me lanzó contra la pared, y entró en ellos haciéndolos colapsar... Solo pude —sus ojos se cristalizaban —mirar las lágrimas de mis hermanos, no podía hacer nada, entonces la noté con vida entre los cuerpos... Una de las secretarias se levantaba adolorida mirando la escena y comenzaba a gritar, la arena avanzó... Pero logré mover la marioneta de Kankuro a tiempo lanzandola fuera de la habitación, no había más que hacer y la arena se retiraba... Me acerque al boquete de la pared por dónde entro en busca del culpable u otro ataque, pero nada... No volvieron a atacar y no había ningún ninja cerca, solo... Escuché la puerta de entrada y los mire con el pánico pintado en sus caras al verme, las armas, las marionetas, todo estaba dirigido a mí... Ni siquiera podía hablar y solo... Salí... Comencé a correr —sujeta el brazo del azabache —se que fue una mala decisión, eso debio hacerlos dudar por completo de mí, pero... Al ver sus cuerpos —una lágrima cae por su mejilla —yo... —su voz se desvanece —No pude... Lee, no pude quedarme ahí sin hacer nada...

Con un nudo en la garganta el azabache asiente con calma y dirije su mano a la mejilla del pelirojo acariciandolo con suavidad.

—Nadie es tan fuerte como para soportar una escena así —sonrie con levedad acariciando sus nudillos —Lo hiciste bien, lo hiciste bien...

Con dolor el pelirojo comenzaba a llorar sin más acercándose al cuerpo de aquel chico para llorar nuevamente en su pecho mientras éste le daba consuelo acariciando su espalda y sujetandolo con fuerza.

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