4

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Despierto como de costumbre a las diez, obligada un día más a permanecer bajo las garras de Bellamy.

Ese día no fue igual a los anteriores Raúl no se nos unió a las once como cada día para humillarnos mientras desayunaba.

–Deberíamos poner veneno en su comida y salir de él de una vez por toda –dejó escapar por primera vez la idea que lleva hace tiempo rondando mi mente.

–No seas estupida, que haríamos después desaparecer el cadaver –responde Esmeralda.

–Y si nos pillan iríamos presas por homicidio –agrega Ruby.

–No tienen porque pillarnos –fueron mis únicas palabras.

En la noche Bellamy vino por nosotras junto a un desconocido, su nuevo socio de negocios. Gustavo Méndez.

Ambos nos llevaron a cenar a las chicas y a mi a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, fuimos obligadas a comer mientras nos manoseaban.

Luego eligieron a dos de nosotros, Ambar y Ruby, las demás fuimos enviadas a las calles a trabajar.

Yo regrese a la casa en la madrugada mucho antes que Perla y Esmeralda, había tenido sólo dos clientes pero me pagaron lo suficientemente bien para regresar a casa tranquila a descansar.

Al abrir la puerta los gemidos de una de las chicas golpearon mis oídos, venían de la oficina de Raúl, no me asombró. Continué mi camino hasta él dormitorio, donde me recibieron unos sollozos.

Era Ámbar, lloraba en una esquina, y había sangre, mucha, era común regresar golpeada después de una horas a sola con Bellamy, pero tanta sangre como la que cubría a Ámbar, no, nunca había visto nada así antes.

Me acerco preocupada a mi compañera. Sus piernas y brazos estaban cortados, todo obra de Gustavo.

La ira me inundó.

Corrí fuera de la habitación hasta donde se encontraba Raul penetrando sin control a Ruby, para enfrentarlo, y lo hice.

Escupí hacia èl todo lo qué pasó por mi mente antes de darle tiempo al arrepentimiento.

Luego vinieron los golpes.

Luego todo se volvió negro.

Me había desmayado mientras recibía los impactos de los puños de mí proxeneta.

Cuando abrí los ojos todo dolía, pero ya me había acostumbrado.

En la cena Bellamy no me dirigió la palabra y Ámbar no pudo asistir debido a su mal estado, aún así en la noche Bellamy la obligó a salir a trabajar, mientras que a mí me pidió que me quedara para conversar algunos asuntos que habíamos dejado pendiente la noche anterior

Esa noche me golpeó más que otras, al punto de que llegue a tener por mi vida, pero para mi suerte todo termino cuando llamaron a la puerta principal.

Bellamy me ordenó atender al timbre, al abrir me encontré con Osmel y otros dos hombres los socios habituales de Raúl.

Entraron en casa acusándolo de ábrelos traicionado aliándose con Gustavo, no pude escuchar más debido a que después de eso me ordenaron abandonar la casa, dejando bien claro Raúl que mañana terminaríamos la conversación que habíamos dejado a media.

Huí corriendo lo más rápido que pude de aquel lugar, dejándolos a los cuatros encerados en la oficina.

No mire atrás, no sentí curiosidad por saber que sucedía o como se llevaba a cabo el encuentro solo corrí.

Primero a la habitación donde cambié mi ropa y luego lejos de la casa.

Llegue caminamos a esa carretera habitual donde me prostituia con mis compañeras de habitación Perla me recibió con un abrazo y antes de irse me dejó la mitad de sus ganancias para que no tuviera que trabajar en mi condición, luego llego un cliente por ella.

Estuve sola por horas, entre otras chicas que ejercían la misma labor, viendo cómo iban y venían, cómo retocaban sus pintalabios después de regresar de dar una mamada por la cual le pagaban minucias, pero eran feliz porque esos pocos dólares harían que no fueran golpeadas al regresar a casa o les daría de comer en el mejor de los casos.

Así observando en silencio se me escapó una sonrisa amarga, en estos meses no había tenido tiempo para pensar, las madrugadas cuando regresaba a casa eran mi único tiempo libre y prefería dormir, dormir era mejor que pensar.

Si pensaba recordaba a Susan, a Carlos, a mis padres, a Agatar, a todo lo que podía a ver sido pero no fui por culpa de Bellamy.

Pero ahora estaba pensado y solo me pasaba una cosa por la mente.

Ya no siento hedor a podrido de mis poros.

Ámbar llegó sacándome de mi mente. Regresamos juntas a la casa y ahí fue cuando encontramos el lugar rodeado de patrullas.

Dejó escapar un suspiro dando por culminada la historia de como conocí a Raúl Bellamy.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro