🌻;; 𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟺

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𝚂𝚊𝚋𝚊𝚍𝚘

Mi corazón latía a la misma velocidad de la que corre Sonic. ¿Cómo fue posible que la invitara a salir de esa manera? Estoy a nada de desmayarme por hacer semejante idiotez.. pero, de cualquier forma, terminó gustando me la idea de ella y yo en una tarde solos.

Cómo sea, para distraerme de ese asunto, ese sábado me encontraba en una tienda comprando algunas cosas junto a mis hermanos. Tal parece que Amy si terminó agradando le Mephiles.

─ ¿Falta alguna otra cosa? ─ Cuestioné yo empujando el carrito de supermercado con las cosas que llevamos hasta ahora.

─ Ya tenemos los huevos, pan, vegetales, cereales, refrescos... ─ Respondió la eriza rosa a mi pregunta mientras leía la lista que tenía en su teléfono, moviendo sus dedos hasta ver que se detuvo. ─ Nos faltan el detergente y el jabón.

─ Y algunas revistas pornográficas. ─ Burló mi hermano gemelo mirando algunas revista de ese contenido en una repisa, conservando una mirada pícara y, si tuviera boca, estaría sonriendo como todo un pervertido.

─ Eh...

─ ¿Es en serio, Mephs? ─ Lo regañé diciéndole ese apodo que, desde niños, no se lo decía. Pero me molestó que sugiriera eso con Amy aquí.

─ ¿Qué? Necesito algo para entretenerme. ─ Habló sereno y tranquilo, volteando a verme con una expresión "inocente". ─ Me cansa un poco buscar esas páginas en tu computadora y ver que no se cargan.

─ ¡¿Que tú qué?! ─ Exploté con rabia saliendo de mis ojos y apretando las manos en el mango del carrito que empujaba. ─ ¡¿Cómo mierda descubriste mi contraseña?!

─ Por favor. Tu contraseña es: "Que el Faker se pudra". ─ Mis ojos se abrieron hasta el límite por escúchalo decir mi contraseña, recibiendo de Amy una expresión enojada. ─ ¿Qué? No eres tan sutil.

─ ¿Y si sabes que Sonic, ese Faker, es mi novio? ─ Interrogó molesta la eriza de ojos jade, cruzando sus brazos mientras me veía con desaprobación.

─ Eh... ─ Desvié mi mirada hacia el interior del carrito tratando de buscar alguna excusa, sin éxito. ─ Maldición.

─ Iré a buscar el jabón y el detergente, si no les molesta. ─ Comandó ella empezando a caminar con enojo, hasta desaparecer de nuestras vistas.

Mis iris rojos habían notado que Amy se fue a buscar las últimas cosas que nos faltaban, por lo que había regresado mi acosadora mirada hacia mi hermano que tenía ya en manos unas cinco revistas.

─ ¿En serio, Mephiles? Vamos. ─ Me quejé al ver que si hablaba en serio y tenía la intención de introducir esas revistas al carrito.

─ ¿Qué? No puedes culparme. ─ Defendió mi gemelo dejando las cinco revistas en el carrito, apoyando uno de sus brazos en los estantes mientras me miraba burlón. ─ Es parte de la vida.

─ Agh... No me hagas arrepentir de enmendar nuestra relación. ─ Al parecer esa queja lo había hecho reaccionar, haciendo que bajara levemente sus orejas. ─ ¿Qué sucede?

─ Am... ─ Desvió su mirada de mí, empuñando sus manos con impotencia y fuerza. ─ ¿Sabes qué? Iré a buscar a Amy.

─ Me extrañó mucho ese comentario suyo, notando que estaba angustiado. Me hizo arquear una ceja y caminar a su lado empujando el carrito. ─ ¿Te encuentras bien, Mephs?

─ ¡De maravilla! ─ Exclamó con una mirada risueña, pero pude ver en sus ojos un brillo que no veía hace años... Lágrimas.

Me dijo que iría a buscar a Amy y que regresaría con ella a mi ubicación. Se despidió con una palmada en la espalda y se fue corriendo hasta irse por el lado derecho del pasillo. Eso me había dejado algo preocupado. Él nunca de comporta de esa manera. Será que... ¿Lo lastimé?

Ese pensamiento en realidad me haría darme cuenta de que es la verdad. Ese tema lo tiene angustiado y realmente quiere que las cosas resulten. Agh, soy un idiota.

⋰✨╞═╛🌻╘═╡✨⋱

Estabamos ahora en casa guardando las compras entre los tres, hasta que Amy había dicho que buscaría algo en su habitación, dejándonos solos a mi hermano y a mí.

"La tensión se puede cortar con un cuchillo" es lo que dicen algunas personas, puesto a que el ambiente se puso demasiado pesado. Tras acomodar los huevos en su lugar mis ojos pararon en mi desanimado gemelo, quien se encontraba mirando las fotos enmarcadas en la pared de la sala.

Un suspiro se había escapado de mis labios y decidí acercarme a él, deteniendo mi andar justo a su lado.

─ ¿Estás bien? ─ Inicié por preguntar, esperando que me responda sin enojo.

─ Sus ojos brillaban intensamente mirando una foto de Amy y de mí junto a mamá y el padre de la eriza rosa. ─ Se ven muy felices.

─ Mephs, no quería herirte, sólo lo dije de esa manera. ─ Traté de defenderme, pero él había volteado a verme enojado.

─ Claro. Eso no fue lo que pareció. ─ Regañó el mayor cruzando sus brazos. Ahora puedo ver nuestro parecido en la actitud.

─ Mephiles, yo...

─ ¡La encontré! ─ La voz de Amy nos había hecho verla, dándonos cuenta de que tenía una camara en las manos.

─ Nos habíamos volteado a ver entre sí, confundidos, hasta ser yo el que tomó la palabra. ─ Eh... ¿Qué piensas hacer con esa cámara?

─ ¿No es obvio? ¡Tomarnos una foto! ─ Corrió hacia nosotros hasta quedar en el centro, estando mi hermano y yo a cada lado de ella. ─ Se me ocurrió que ahora que somos tres hermanos, tomarnos una foto de recuerdo.

─ Tú... ¿Quieres una foto, conmigo? ─ Preguntó incrédulo el erizo de vetas turquesas, dejando que sus orejas se alzaran y que el brillo natural de sus ojos volviera.

─ ¡Por supuesto! ─ Respondió totalmente alegre, dándole un abrazo al contrario. ─ Somos hermanos después de todo, ¿No?

Tal parece que esa linda acción de Amy lo había hecho relajarse y corresponder ese abrazo con cariño, viéndose un ligero rubor en sus mejillas y el hecho de que movía su cola con entusiasmo. Esa escena por mi parte me había hecho sonreír discretamente.

Amy me había visto y me sujetó de la manga de mi chaqueta, uniendo me de esa forma al abrazo y que ella tomara la foto rápidamente. Ella saltó de alegría separándose de Mephiles y de mi, mostrándonos como salió la fotografía.

─ ¡Genial! Quedó perfecta. ─ Dijo ella conservando esa hermosa sonrisa en su rostro. Me encantaba verla feliz.

─ Si, es verdad. ¿Tú qué dices, Mephs? ─ Le pregunté a mi hermano que miraba la foto con atención.

─ Veía la foto en dónde estábamos abrazados con cariño y alegría, viéndonos cómo una verdadera familia. Sus ojos brillaban y su cola no paraba de moverse, estaba contento. ─ ¡Está genial! ¡Gracias, Amy!

Él la había abrazado con fuerza, sacando de ella una carcajada que me había hecho reír brevemente. Se veían tan ridículos que da ternura.

El momento se vió interrumpido por escuchar una notificación en mi teléfono, por lo que lo saqué de mi bolsillo y ví la hora. Las 3 con 50 minutos. Me faltaban diez minutos para ir al parque donde le dije a María que nos veríamos.

─ ¡Carajo! ─ Exclamé por lo que busqué mis cosas loss rápido que me permitía.

─ Lenguaje, Shadow, lenguaje. ─ Dijo fingiendo sonar firme, lo que me hizo rodar los ojos.

─ ¿Qué pasa, Shadow? ─ Cuestiona mi hermana de ojos jade, por lo que la volteo a ver con las llaves del departamento y de mi moto en mis manos.

─ Me tengo que ir. Invité a María a una cita y llego tarde. ─ "¿María? ¿Es la eriza amarilla con la que casi te encontré besándola?" Burló mi gemelo haciendo que un ligero rubor apareciera en mis mejillas y mi enojo surgiera.

Decidí no responder a eso, mirándolo fijamente con mi enojo notoriamente plantado en mi rostro, recibiendo de él una expresión acosadora que le daba mi respuesta a su pregunta antes formulada. Agh... Lo odio por conocerme tan bien.

Me despedí lo más rápido que pude y decidí correr hacia el ascensor que, para mí suerte, estaba vacío.

Mi tiempo no podía estarse acabando tan rápido conforme miraba el reloj de mi celular, por la angustia subía por mi cuerpos hasta tomar hospedaje cada nervios de mi ser. No quería causarle mala impresión a María tras lo que pueda suceder está misma tarde.

⋰✨╞═╛🌻╘═╡✨⋱

Había llegado a mi destino, estacionando mi moto y observando el parque central de la ciudad con un cielo de bellos timos anaranjados y amarillos. Un atardecer era lo que había tomado dominio en el cielo.

Avanzaba conforme buscaba a aquella eriza de ojos brillantes y azules como el océano. Eso fue hasta encontrarla sentada en una banca disfrutando del suave y sutil viento que le susurraba en sus oídos y que hacía volar su cabello. Su sonrisa destella y su risa me cautiva. Simplemente... Hermosa.

Me había acercado más a ella con nervios internos de por medio, los cuales ahora tienen la tendencia de acompañarme a donde sea que vaya si se encuentra María involucrada. Cómo sea, al estar frente a ella sus ojos me habían notado, y dejó escapar un chillido de alegría para a continuación saltar a mis brazos y rodearme en un abrazo.

─ ¡Al fin llegas! ¡Tenía tantas ganas de abrazarte! ─ Expresaba ella emocionada, escondiendo su rostro en el pelaje albino que sobresalía de mi chaqueta. Siempre que ella hacia eso yo siempre perdía la cabeza.

─ Con un pequeño rubor en mis mejillas había correspondido esa muestra de afecto, desviando mi mirada nervioso pero con una pequeña sonrisa en mis labios. ─ Me da gusto.

Ella son previo aviso había tomado mi mano y empezamos a caminar por el parque con el brillante sol que poco a poco se ocultaba acompañando nuestro andar. Los pájaros eran testigos de este encuentro que teníamos, una cita.

─ En serio adoro venir al parque en la tarde. ─ Comentó ella como inicio de conversación, captando mi atención. ─ Es... Simplemente bello el atardecer y el como los árboles se mueven por la suave y sutil brisa. ¡Me encanta!

─ Si, ya lo creo. ─ Contesté a esa afirmación que ella me daba, sonriendo ligeramente por verla tan emocionada. ─ ¿Sabes una cosa? Nunca había estado contigo en la tarde.

─ ¿Por qué lo dices? ─ Preguntaba ella confundida al no comprender mi comen.

─ Lo digo porque es verdad. Te he visto en el día y en la noche. Jamás en la tarde, y déjame decirte, te ves horrible. ─ Bromeaba amigable, sacándole una carcajada por lo estúpido que sonaba.

─ ¿Sabes?... ─ Escucharla pensativa me haría verla fijamente, sujetando su mano con fuerza. ─ Llevar mucho tiempo de conocerte me hizo preguntarme: ¿Por qué no te conocí antes? Eres alguien agradable.

─ Me sorprendí por ese comentario. Nunca nadie, que no fuera Amy o mis amigos más cercanos, me decía que era agradable. Ese comentario de la eriza amarilla me hizo detener mi caminar enfrente suyo y verla con burla. ─ Pues si estuvieras conmigo todos los días, te darías cuenta de que soy muy aburrido.

─ Ella se ruborizó por lo que había dicho. Pues claro, verme sonreír burlón no era algo que se viera a menudo. ─ B-Bueno... Te tengo noticias. ¡Se requiere menos de un día!

─ Oye, eso me dolió. ─ Mofé fingiendo dolor, haciendo un movimiento de colocar mi mano en mi pecho fingiendo sufrimiento. ─ Ahora por decirme eso vas a pagar, y caro.

─ ¿Si? ─ Estaba ella colocando sus manos en su cintura, emocionada por mi siguiente movimiento.

Lo que hice a continuación fue asustarla de manera sorpresiva y apreciar el hecho de verla correr lejos de mi, lo que haría que yo también corriera detrás de ella.

Parecíamos dos adolescentes bromeando o haciendo mariconadas, pero ¿Qué me importa? Si es lo que debo hacer para pasar un rato junto a ella, me fascina.

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