Capítulo 36

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En el mundo espiritual, Meliodas se encontraba en el suelo escuchando las palabras de su padre. Conocía a su progenitor y sabía que era capaz de acabar con su propia sangre con tal de salir victorioso, pronto la idea de solo dejarse llevar a la otra vida con tal de ver a sus preciados camaradas y al hada que le robo el corazon no parecieron mala idea, sus ojos se sentían pesados, no los quería volver a abrir.

—Meliodas —esa voz hizo que abriera los ojos con sorpresa. —Te dije que siempre estaría ahí para ti, y esta vez traigo compañía —dijo la castaña cuando el rubio se incorporó, este volteo hacia atrás para encontrarse con sus amigos.

—¿Eres real, King? —dijo el rubio al ver a aquella hada frente a él, para que este tomara su mano y la colocara en una de sus mejillas para probar que no se encontraba soñando, dirigió su mirada detrás de ella para encontrarse con sus colegas que se encontraban con lágrimas en sus ojos, o al menos las personas más sentimentales, por otra parte, algunos de sus otros amigos se encontraban brindando una agradable sonrisas.

—Es solo la manera de nuestro espíritu —habló Merlin ante la anterior respuesta de su capitán.

—Estoy muy feliz, dime que también eres el capitán —habló el pecado del orgullo mientras se limpiaba las lágrimas. 

—Es el capitán, es el capitán de siempre —repetía la gigante con alegría por lo que estaba presenciando, sacudiendo sus manos con emoción.

—Falta Ban, aún pelea en el mundo actual —le dijo el hada separando su mano de aquel tacto, y el muñeco asintió ante las palabras de su colega.

—Meliodas —se acercó la platinada a la pareja, con lágrimas en los ojos y la sonrisa más dulce del mundo. —No te rindas, todos te apoyaremos. —Estaremos esperándote. 

—Gowther —una voz grave y autoritaria interrumpió aquel dulce reencuentro. —Esto es obra tuya.

—Este es el mundo espiritual del capitán, Meliodas, por lo tanto no podemos intervenir aquí directamente, es por eso que para saber nuestros sentimientos —sonrió ante la tierna escena que estaba ocurriendo.

—Tienes que volver —dijo el hada, abrazando al rubio. —Ya no soy solo yo el que te está esperando.

—¿De qué habla-?

—Son mellizos y ambos tienen tus ojos.

El rubio sonrió ante aquellas palabras, aunque tenía preguntas pues pensaba que era demasiado pronto para eso, pero eso, en ese momento no le importaba, porque una nueva meta apareció en su cabeza, tenía que conocer a sus hijos. El monarca del inframundo se desesperó ante la escena ocurrida en sus narices, por lo que levantó su arma y poder acabar con ese ridículo teatro, pero unas especies de pelotas hechas con materia oscura atravesaron su armadura y por consecuencia su cuerpo, hiriendolo en las zonas del ataque, logrando tumbarlo al suelo y dejando a todos los presentes sorprendidos por tal hazaña concretada.

—Eso es...

—¡¿Cómo te atreves?! —reprocho el Rey Demonio mientras con dificultades se comenzaba a recargar en sus rodillas. —¿De dónde viene ese poder?

—Con su simple presencia, con sus sentimientos me han dado este poder —habló el rubio para después dirigir su mirada a su progenitor. —¡Esta vez no podrás ganarme!

Aquellas palabras que fueron dichas en el mundo espiritual tuvieron efecto también en el mundo terrenal, donde el Rey Demonio en el cuerpo de su hijo se encontraba luchando contra el zorro de la orden de guerreros, teniendo una cara de frustración al tener la posibilidad de no ganar esa guerra. Viendo al pequeño grupo de personas que se encontraba siendo rodeada de una luz de color purpura, fue cuando se le ocurrio una idea, si no podia derrotar a aquellos en el mundo espiritual lo haria en el terrenal, asi su hijo tomaria la opcion de rendirse y ese cuerpo seria suyo en su totalidad. Sin embargo, los arcángeles se colocaron frente al grupo dispuestos a defenderlos sin importar que.

El rey demonio, harto de todo ese asunto invoca un poder que lleva por nombre "Sabio Susurrante", el cual era una especie de máscara en color gris y se encontraba suspendida en el aire. Fue cuando el albino se puso de pie, declarando la guerra contra el rey demonio, afirmando que su raza le desafiara, levantando la mano hacia aquel objeto suspendido en el aire para bajarlo al suelo con su poder de *Arrebato*, pero recibiendo un derechazo por parte del monarca volviendo a hacer que aquel objeto vuelva a flotar.

Abriendo la boca, aquel ser arrojó una bola de oscuridad a la tierra y el ambiente pronto se volvió mortal para todo ser vivo que estuviera cerca pues era estar en el mismo inframundo, pero el arcángel Ludociel fue más rápido, resguardando en su interior de escudo a los seres que estaban dando su apoyo para que el monarca fracasara, usando toda la reserva de su poder para resistir aquella tormenta infernal.

—No estoy dispuesto a perderlos a todos una vez más, ni a mis amigos, ni a mi hermano —afirmó el arcangel dejando a los platinados que protegía sorprendidos.

El monarca, confiado de que la victoria ya era suya, sonreía con superioridad al notar que no iba a sobrevivir ni cinco minutos, fue cuando el oji-carmín le volvió desafiar que ambos retomaron esa batalla, en la que solo importaba una cosa para los dos, la cual era el tiempo. Fue cuando una silueta entre el polvo de la tormenta se levantaba y dejando a todos sorprendidos pues se trataba del peli-negro que habia atravesado a aquel ser que su padre habia creado, atravesandolo con su espada y con esto el arcangel pudo descansar. Sorprendiendo a todos por el repentino cambio de bando, y esto no era ni una sorpresa, pues su hermano sabía el paradero de su amada, por lo que le interesaba tener una plática con su hermano y su padre no podría intervenir. El rey demonio comenzó a explicarle que el mandamiento que le otorgó a su hijo menor fue solo una manera de poder espiar sus movimientos y al ver que este ya no le obedecerá no tenía ni un problema de luchar contra él.

 ...

En el mundo espiritual, el monarca se encontraba siendo rodeados por miles de esferas de oscuridad y por más que intentara combatir contra estas las mencionadas siempre atravesaban su armadura y piel como si de un cuchillo cortando mantequilla se tratara. El rubio mandaba estos proyectiles en dirección a su padre sin dejar que este pudiera contraatacar. Las almas de sus amigos le decían que creían en él y le daban todo su apoyo para que no se rindiera.

El muñeco se sorprendió por ese poder, nunca lo había visto a lo que el hada explicó que la idea surgió de un ataque que él tiene, que la primera vez que el rubio lo vio fue en el entrenamiento que tuvieron con los Druidas, tuvo un pequeño sonrojo al recordar aquello, pues sus palabras fueron "Quiero recuperarte, Harlequin", y no cabe mencionar que esto lo logró.

—Esto es muy curioso, el saber que todos ustedes están aquí me da energía —dijo el rubio con una sonrisa. —Merlin, Gowther, Diane, Elizabeth, Escanor y tu King, volví a ser el mismo, vamos a rescatar a nuestro amigo Ban.

El rey demonio volvió a alzar su espada con intención de atacar pero las esferas rodearon al rubio haciendo un escudo que evitaba que la espada lo tocara, haciendo añicos al arma, pero no por eso contuvo sus ataques aunque el rubio tampoco bajó la guardia, esquivando sus ataques.

—Capitán —alzó la voz Escanor. —Soy un fuerte guerrero de día y un debilucho cuando cae la noche, pero por usted me siento orgulloso de dar mi vida en esta situación, porque usted es... ¡Mi guardián, mi mejor amigo y lo quiero mucho!

—También te quiero.

—Oye, capitán —esta vez habló la hechicera. —Si renuncias a nosotros tan siquiera por un momento, te aseguro que no volverás a vernos.

—¿Y quien me amenazaría así en un momento como este?

—Capitán, quiero que sepas que al fin pude recuperar mi corazón y fue gracias a mis amigos, Los Siete Pecados Capitales, por eso debes regresar con nosotros y mantenernos unidos —está vez hablo Gowther. — Tú eres el que une al grupo.

—Gracias, hermano.

—Meliodas, el dragón, capitán de los Siete Pecados Capitales. ¡El más fuerte de todos! —exclamó la gigante.

—Tengo que agradecerte por no dejar de lado nuestra promesa a pesar de los años, que siempre luchaste por mi y a pesar de que nuestro amor ya no está presente el cariño que nos tenemos siempre existirá —habló la princesa.

—Festejaremos toda la noche cuando regrese, estaremos todos juntos.

—Cuando estábamos en la cueva de entrenamiento tu dijiste unas palabras que en ese entonces no entendí, y cumpliste lo que en ellas dijiste, asi que mas te vale regresar y no nos vuelvas a abandonar.

Con esas palabras de aliento el rubio dio su ataque final dándole el adiós a su padre de su cuerpo. En el mundo terrenal Ban se encontraba peleando a puño limpio con el Rey Demonio mientras Zeldris peleaba contra de un ser que su padre había hecho, siendo más poderoso del que anteriormente había derrotado. Teniendo una pequeña divagación acerca de la historia vivida con su hermano, que a pesar de aún no perdonar sus actos pasados debía aceptar que envidiaba su decisión y el hecho de que siempre tuvo esa determinación en proteger a sus enemigos con tal de que las personas que eran importantes estuvieran juntos. Terminando con su oponente, terminó cansado pero eso no le impidió alentar al guerrero para que acabara con su padre pero su progenitor lanzó un ataque a su propia sangre dejando a todos sorprendidos.

—Hijo de perra —le insulto Ban al ver el cuerpo del peli-negro estrellarse contra el suelo para brindarle un golpe, pues este se encontraba con la guardia baja. —¡Maldito bastardo! ¡Solo eres una basura! ¡Es de tu propia sangre! ¡¿Quién mierda crees que eres?!

—Yo soy el Rey Demonio y los débiles no son permitidos en mi linaje —devolvió los golpes y los insultos.

—¡Me importa un carajo! —golpeó al guerrero de vuelta.

Dando un golpe certero tanto en el mundo terrenal como en el mundo espiritual para el Rey Demonio, pues en el cuerpo ya se encontraba en su límite y por otro lado, en el mundo espiritual estaba débil, sabía que si en alguno de los dos planos perdía eso seria todo, pero si el perdia se llevaría a alguien mas. El rubio exige el destierro de su padre de su cuerpo usando la oscuridad que tanto le rodeaba.

El cuerpo del rubio pronto comenzó a rechazar al rubio al mismo tiempo que los pecados regresaban al plano terrenal para ver como aquel padre no quería rendirse, pues al momento de ser rodeado por oscuridad comenzó a hacer que aquel cuerpo a rebotar por todos lados como si de una pelota se tratara, fue cuando la maga cayó en cuenta de que el Rey Demonio pensaba llevarse al rubio con él, por lo que debían detener aquello.

Fue cuando el platinado se acercó con enojo al rey tratando de frenarlo con su propio cuerpo para darle una patada en dirección al cielo dando así la posibilidad de que la princesa activará su poder conocido como *Arca*, la maga uso su característico ataque de *Cubo Perfecto* y por último, el hada, con la poca magia que le quedaba uso su lanza con el poder de *Jardín de Polen*, usando este combo y titulando como *Combo Grupal; Prisión Triple*, como su nombre lo dice, encerraron el cuerpo del rubio dentro de aquel ataque para que no lastimara el cuerpo de su capitán. 

Pero, a pesar de eso el rubio rompió aquella cárcel estrellándose contra el piso, pensando que las ideas se habían terminado pero de manera inesperada el cerdo le cubrió los ojos pero esta distracción la aprovechó la gigante usando su ataque de *Torre Diamante* haciendo que el cuerpo del rubio volviera al cielo para que el zorro subiera a la cima de la torre para darle un golpe a su capitán para con ello hacer que regresara.

El polvo se levantaba y con ello impedía que se viera su derrota o su victoria, pero este se comenzó a dispersar para dejar ver a su capitán como lo conocían.

—Ay, yay, yay, mi hermoso cuerpo quedó todo arruinado —se quejó el rubio por el dolor con el que fue recibido al volver a su cuerpo.

—Faltó poco para que salieras volando en pedazos —dijo el albino para seguirle el juego a su amigo.

—Siempre cumples tus promesas —dijo el hada con una sonrisa. —Bienvenido de vuelta.

Y así, fue como aquella batalla se la llevaron los Pecados Capitales, terminando esa guerra interminable de una vez por todas. Aunque la euforia duró solo unos segundos pues el arcángel de cabello oscuro y mirada cerrada se encontraba en sus últimos momentos, pero se fue satisfecho de saber y ver a su hermano con vida y no solo eso, pues ganó una amistad a la que prematuramente le debía decir adiós.

—Nuestro capitán y Ban han regresando a salvo, no podemos pedir más —habló el hombre de cabello castaño claro con el bigote en el rostro, y en dicho se veía una sonrisa, pero al ver las caras de sus camaradas esta se borro. —¿Qué está pasando? ¿Por qué esas caras?

—Claro que estoy contenta de que el capitán se encuentre de vuelta —le informo la gigante. —Pero... —inevitablemente su mirada se posó en la platinada que había avanzado a la pareja para poder brindar un abrazo al rubio por aquel reencuentro.

—Es verdad —dijo la maga. —La maldición de Elizabeth se cumple en un día pero perdimos la única manera de poder detenerla. El capitán absorbió los diez mandamientos para poder detener la maldición pero así derrotó al Rey Demonio.

—Si seguimos así, Elizabeth morira... —habló la chica evitando llorar.

—Diane, recuerda que ya tomamos una decisión. Lo más importante de todo era Meliodas, recuperar su esencia, si Meliodas se convertía en el Rey Demonio nunca nos hubiéramos vuelto a ver y aunque yo vuelva a morir y reencarnar se que los volveré a encontrar, por eso, mantén tu promesa.

—Sé que ha sido tu deseo desde que comenzó todo esto, pero, ¿de verdad estás segura?

—Lamento interrumpir esta conversación tan importante pero —habló el rubio quien se había mantenido tácito en las palabras de sus amigos. —Ya sé cómo romper la maldición.

Aquel comentario hizo que todos los presentes abrieron los ojos como platos y fueran incapaces de pronunciar la palabra "que" a manera de pregunta por ser la primera impresión que se llevaron ante tal información. El rubio explicó, a manera de broma, que al momento de escapar se había "tropezado" con aquel poder, a lo que el muñeco le sugirió que no era el momento de bromear o sus camaradas se podian enojar, en especial señalo a un hada que había cruzado los brazos por la actitud que el rubio se encontraba tomado.

A lo que el platinado le dijo que le hiciera caso a Gowther, pero antes de seguir con aquel consejo recordó las palabras del Rey Demonio, por lo que encontró el sentido en las palabras dichas por el rubio. El blondo se acercó a la platinada que estaba con los demás miembros de la orden, este les dijo que se hiciera para atrás porque necesitan espacio para lo que iba a hacer a continuación.

—Pero, ¿para qué necesitan espacio? —preguntó la gigante dando unos pasos para atrás al mismo tiempo que el hada flotaba a su lado.

—Merlin, te importaría.

—Claro —la maga alzó sus manos para conjurar un hechizo el cual liberó la forma corpórea del rubio y la platinada, dejando a todos sorprendidos por la manera monstruosa en la que estaban representadas sus respectivas maldiciones. —Vida perpetua y eterna reencarnación —dijo la hechicera.

La maldición de la princesa era una cadena infinita de cabezas que sacaban por la boca otra cabeza hasta formar un círculo y por otra parte, la maldición del capitán era un corazón que se encontraba un ojo en medio de este con múltiples iris en color rojo. La princesa vio perpleja aquellas maldiciones pero el rubio salió a relucir aquel nuevo poder haciéndolo adquirir un nuevo atuendo y nivel de poder.

—Elizabeth, perdón por hacerte esperar tres mil años. Finalmente puedo cumplir lo que te prometi.

—Siempre cumples tus promesas —dijo la chica con lágrimas en los ojos acercándose a el. —Gracias —el rubio le sonrió con amabilidad por las palabras de la chica, aquel viaje por fin había acabado y haciendo eso su destino quedaría separado pero junto, pues todo aquel gran viaje llevó a una amistad y encontrar el amor para cada uno.

—Ha llegado tu fin —dijo el demonio con voz demandante, lanzando una pequeño proyectil en medio de ambas maldiciones las cuales se comenzaron a desintegrar una vez este llegó a su destino y se expandió y una vez hecho estas destellos a forma de estrellas dejando una agradable vista y el rubio volvió a su manera normal.

La princesa corrió a abrazar al rubio, pues era la despedida de aquella aventura en la cual ambos se habían obligados a participar. Los chicos se separaron con una sonrisa y la princesa comenzó a caminar a dirección de la gigante, brindándole una sonrisa al hada como señal de que podía ir con el rubio, a lo que el hada descendió en dirección al rubio.

—Hola —dijo el rubio con una sonrisa, pero fue recibido por una bofetada por parte del castaño dejando a todos los presentes sorprendidos, pues esperaban una reunión más emotiva.

—Se supone que estabas preocupado por mi por la pelea venidera en Colanb, pero al final acabe yo preocupado por ti —dijo cruzando los brazos, el rubio se llevó una de sus manos al área afectada, no le dolía para nada pero sabía que la intención del hada era esa. El chico sonrió levemente al recordar la última conversación íntima que tuvo con su pareja.

Ambos chicos se encontraban en su habitación de la taberna preparándose para su destino.

—Merlín dijo que había hecho algunas mejoras a mi armadura, para evitar cualquier tipo de daño en mi vientre ¿Qué te parece?

—Creo que sería mejor que en esta misión quedarás en la taberna, no quiero que les pase nada.

—Lo siento —dijo el chico para después ser abrazado por el hada, quien se encontraba sollozando y por inercia llevo una de sus manos detrás de la cabeza del hada para tratar de darle un consuelo. —Lamento haberte hecho esperar.

—Es hora de volver a Lyoness —dijo la platinada al ver la dulce escena. —Todo el mundo nos espera.

Los pecados capitales comenzaron a regresar para encontrarse con sus tropas, la princesa se encontraba sentada en el hombro de la gigante y por otro lado el hada flotaba al lado del rubio. Existió otro emotivo reencuentro entre la princesa hada y el pecado del zorro, pues la joven se encontraba muy preocupada por su amado pero este regresaba a su lado. La princesa informó el fin de la guerra y con ello la partida al Reino de Lyoness fue inevitable.

El rubio dijo que había una parada que debían hacer antes de ir para aquel reino, pues algo aún inundaba su conciencia y era el hecho de cierta vampiresa escondida por algún lugar de aquel reino. Meliodas informó que era algo que debía hacer solo, a lo que el castaño asintió pero luego le agarró su mano.

—Si piensas que te dejare solo de nuevo, estas loco

El rubio rió levemente antes de corresponder el apretón de manos de su pareja a lo que ambos descendieron juntos a ese lugar, dejando a sus compañeros detrás. Llegaron al fondo para encontrar una masa de energía oscura, el hada tenía preguntas pero prefirió guardar silencio, ya sería el momento de preguntar. Meliodas rompió aquel sello dejando ver a una mujer rubia de piel lechosa y buenos atributos.

—Que gusto, Gelda, dinos como has estado —habló el rubio.

—Meliodas —dijo aquella mujer. —Hace tiempo hice una apuesta conmigo misma; Si la próxima vez que despertara fuera mi amado Zeldris quien estuviera frente a mi nunca me alejaría de su lado sin importar nada pero perdí mi apuesta, debo rendirme ya. El y yo nunca podremos estar...

—¡No pasó ningún momento en el que Zeldris haya dejado de pensar en ti! —le interrumpió el rubio. —Tú eras lo único que hacía que él tuviera esperanza.

—Lo amo y quiero que él me ame, pero lo que él quiere... Lo que realmente quiere es convertirse en el Rey Demonio y tomar su trono.

—Eso es cierto —dijo el oji-esmeralda con una sonrisa. —Zeldris lo planeo todo, convertirse en el Rey Demonio para hacer un infierno pacifico para poder estar contigo y que nadie se atreviera a juzgarlos jamás.

—¿Por qué estás hablando en pasado? ¿Donde esta Zel, ahora?

—Desapareció después de mi pelea con el Rey Demonio —informó el rubio con pesar. —Daría todo mi poder por mi hermano menor, fracase como hermano mayor —la vampireza comenzó a levitar en dirección a la salida. —Zeldris ya no está en este mundo —soltó el rubio de repente.

—Eso no importa —miró la mujer hacia aquella dirección. — Iré con él a donde sea que esté incluso si ya no pertenece a este mundo terrenal —y con esto dicho la dama se fue.

...

La guerra siempre deja muertes a su paso y un gran reto a los supervivientes pues ellos deben de seguir con su vida. Todos se encontraban festejando aquella enorme victoria, el hada ayudo en todo lo que pudo mientras que el rubio y el platinado se encontraban descansando un rato, pero hubo un momento en el que ya no soporto saber nada de sus pequeños por lo que, al ver cómo el ambiente laboral se encontraba más bajo decidió ir por sus bebés e ir al cuarto donde se encontraba su cuna, ya extrañaba a esos nenes.

—¿Puedo pasar? —se escuchó la voz del rubio del otro lado de la puerta a lo que el hada respondió de manera afirmativa, el rubio pasó al cuarto con dos copas y una botella de vino en las manos, su mirada inevitablemente se dirigió a la cuna que estaba en esa habitación y dejó aquellos objetos en una mesa cercana. —¿Puedo?

—Claro —dijo el hada para hacerle un espacio, este se acercó a la cuna al lado del hada para ver a dos pequeños que se encontraban agarrados de la mano y estaban profundamente dormidos. —No tienen nombre —informó el hada. —No quería ponerles nombre contigo lejos.

—¿Has pensado en un nombre para alguno?

—Si —dijo el hada. —Para ella me gusta el nombre de Áine

—Es un lindo nombre —dijo el rubio con una sonrisa de ver a la pequeña. —Supongo que me toca el nombre del niño, tendré que pensar.

El hada sonrió y se fue a sentar a la orilla de la cama siendo seguido por el rubio quien sirvió la bebida que había llevado para darle una copa y brindaron por la victoria que habían obtenido, al momento en que dio el primer sorbo, el cuerpo del hada regreso a su forma masculina, lo que lo dejó sorprendido pues no pasaban las 24 horas aun.

—Hace rato que no estamos solos y juntos —dijo el rubio acortando un poco de espacio.

—Tienes razón —dijo el castaño.

Ambos juntaron sus labios por inercia, el rubio se colocó sobre el castaño mientras lo seguía besando y el hada se dejaba hacer lo que el rubio tanto ansiaba hacer con él. Esa noche, sin duda será especial.

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Gracias por leer y su paciencia, los veo en el siguiente capítulo.  En el siguiente capítulo les daré lo que tanto han estado esperando.

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