Día 25 - Huesos

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Habilitando sus karatecas movimientos, se abstenía de ser dañino en su zona de práctica privada. Él siempre fue molestado desde su infancia por el de cresta verde que le provocaba su pánico continuo mientras se abalanza al pavor de no salir vivo alguna vez.

Se aferró a la asesina cotidianidad de aprender técnicas para defenderse de ese burlesco joven arrestado por su propio hogar... Harold se imaginaba que ese era un futuro digno de merecer, ¿No? Después de todo; esa era su culpa y de nadie más.

Ver a Leshawna caer abruptamente de una cascada en una lancha compartida con Heather era de esperarse debido a la aversión que se apreciaba de la una a la otra. Cómo Harold con Duncan; pero ella si se agredía de los ataques injustificados de la azabache. Era su modelo a seguir.

Ella si tenía agallas para responder sus comentarios ofensivos habituales que expresaba de todos siempre y afrontar su chantaje inerte en general hacia la rubia ingenua que solía susurrar con ella.

Quizá ya había alcanzado el punto dónde ya no subsistía el retorno entre todas esas ruinas de su torre. Él fue empujado de ella, arrebatado su puesto mientras Duncan se reía de él.

Suspira rememorando profundamente su conversación entablada con Leshawna unos minutos atrás de su ingenio. Este era extenso mientras su sueño era pisotear al agobiado estado que lo azotaba.

"Pastelito, ¿Estás seguro que ese tonto no te va a molestar?" Anhelaba demostrarle a la fémina su energía así ella se hipnotiza de embelecos entre sus encantos inefables. Esa era su actitud regular; su refugio eran los ninjas que a la vez les temía.

Su mayor fobia era que esa mujer que domina a los demás con sus halagos indirectos no estime de atención a él; optando por escudriñar a otro que sea más hábil en rasgos.

Su proceso era doloroso pero pese a no ser politeista; sus creencias de que Leshawna le brindaría veneración eran tangibles y firmes a su criterio. Ella no se fijaría en alguien más que él, ¿No?

Por algo siempre frenaba al malhechor de Duncan cuando fastidiaba sus sentidos ya irritados por su palpable desprecio a Duncan. Era su constante tormento con diversos 'trucos' que angustian su existencia con un solo toque exclusivo, ya que con ello ya se le erizaban sus poros mientras la lastima denigra a Leshawna.

Ella le tendía su palma por afección, ¿No? Su reputación ya era infame y la de él pendía de un hilo, no coexiste otra lógica para él que no fuera esa. Su nefelibata nube en la que se proponía su transcurso en el que prometía a su superior siempre idolatrar sus costumbres pese a que no sea sano.

Entrometido en sus asuntos; se devuelve a ese breve diálogo que fomentó con una curvatura embobada debido a andar vigilando las cualidades opuestas.

"Claro, puedo protegerme yo solo... Lo juro." Se rascó su nuca, aunque la realidad era que su seguridad era cuestión de esfumarse. Su libertad era robada con un escaso escándalo que lo ahuyentaba, construyendo sus terrores que se denotan con antaño.

Debutando internamente si podrá derrotar a ese farsante con todo lo que resguardaba trás esa capa de nerd idiota. Era de la peor calaña ser amistad de Duncan, sin duda.

No se percató por estar inmerso en su fantasía dónde masacraba a Duncan cuando algo irrumpe en la madera sobre la que su terreno se involucra hasta el crujir que le engendra el bloqueo.

Su confidencia se extermina mientras el tronco se destruye estando al borde de su cordura. Exterminando su naturaleza, yaciendo sobre el suelo con la miseria viajando por su columna espinal que trona al estrellarse por una superficie tosca que lo asfixia, sofocando su oxígeno entre el carmín que se desparrama de su cavidad bucal.

Ahí es cuando despiadadamente sus entrañas se desgarran; entre sollozos que no son oídos mientras reclama para alguien acudir a su auxilio. Requiere de urgencia una ambulancia con el abatimiento infinito. Sus huesos se sobresalen con esas vértebras blanquecinas mostrándose fuera de su tez nívea.

Sus gafas corruptas repletas de vidrios eran su decadencia; su latente corazón se desvanece mientras su esencia se opaca. Los tejidos se exponen durante su óbito en el que sus alaridos hallan la escapatoria de su garganta, arrancando sus cuerdas vocales.

Los chillidos eran cómo ecos resonantes que eran para nada sonoros. Aquellos en la cueva desolada que retumban con potencia conforme suceden las súbitas desgracias. Sincronizado se aparentaba estar, pese a que ya deseaba que ocurriera el sepulcro de sus cenizas. Era terrible; pronto iría girando a un espectro sin oponerse a su fatídico anochecer.

Exhibido al astro se retuerce entre las hormigas que inician su sendero por su complexión y textura densa, ahogado en las hondonadas que lo impactan.

Con la tensión expandiendo su ruta y aquella plaga bermeja tal cual sus mechones esparcida por su soporte trás chocar contra una roca; él achina sus párpados mientras se permite el acurrucarse en Morfeo, sin reconocer que esa visión sería la última.

Sus mareos se volvieron prominentes cuando las notas merodean, de a gajos se despedaza su pierna mientras esa piedra afilada la perfora. Ahí es cuando se sumerge en el ensueño. Enmudece su pecho, adormeciendo su información que registraba con sus suministros restantes con el ardor que se multiplica.

Clausura sus órbitas cuando ya carente de lozanía, se ventila su excursión con magnitud riesgosa.

"Oigan, ¿Dónde está mi caramelito?" Genuinamente Leshawna perpleja y con su visibilidad periférica se agacha, así mientras patea a Heather. "Estoy hablando."

"No nos importa ese loquito." Inmaculado en su espíritu, su asco se impregna bruscamente además de su caso omiso a la furiosa 'bestia' (según ella) mientras el esmalte se repulsa en sus uñas.

"Oh, ¿Realmente no les importa?" Ese fue el propulsor de los puños de la dama, mientras arrastraba consigo a la de tintes azulados hasta su desdén. "Vámonos, chica. Ellos no saben nada..."

"¡Tiempo fuera!" Aquella que se cataloga como la ente más sabia la recrimina, con una protesta. "Mejor... vamos todos, ¿Si? Aunque no seamos bagres, dudo que vayan a buscarlo." Explica con más trepidación cuando unas yemas sujetan a su hombro.

"Si, la linda chica del Codymaster tiene razón." Asiente con decision el castaño antes de que Gwen se asemejara a distanciarse, mientras se demostraba achicopalado. "Oh, ¡Vamos!"

Ah, quién diría que tan prístino ser se desmoronaría con el honorario esfuerzo de Harold por aguantar.

Heather solo atesora el placer que se le obsequia al capturar las lágrimas que se trazan por los mofletes de Leshawna por la putrefacta fragancia atrayente. Nadie recibe más que escupitajos de la manipuladora, provenientes de su perfil falsamente pueril. Su tradicional función no era socorrer si no sucumbir a la destrucción. En ella florecían esos sentimientos de detestar, aquella que se agradece por herir mientras solo se compromete a sí misma.

Ahí fue donde sus fanales con requisitos de reinar el universo se apagaron, detonando la bomba que se ocultaba mientras levantaba a aquel que se le desplomaron sus despojos. Así su aplomo se erradica junto a su altanería por no haber podido valorarlo lo suficiente.

Jiji desde siempre tuve esta idea x la intro de la temp 1 (le tengo demasiado aprecio)

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